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El elevado precio del cobre en<br />

los últimos años ha brindado<br />

a Chile enormes holguras<br />

en el frente externo y ha permitido<br />

generar una extraordinaria solidez en<br />

las finanzas soberanas, marcando un<br />

abismo con la realidad que enfrenta<br />

gran parte del mundo avanzado. Desde<br />

que se inició la fase ascendente del precio<br />

del metal rojo en 2003, el país ha<br />

alcanzado superávits entre exportaciones<br />

e importaciones que han fluctuado<br />

entre US$ 10 mil millones y US$ 20 mil<br />

millones al año, los que sumados para<br />

los últimos siete años ascienden a nada<br />

menos que US$ 95 mil millones.<br />

Sin embargo, los antecedentes muestran<br />

que estas holguras están reduciéndose<br />

gradualmente, lo que debe encender<br />

la alarma en el frente externo. La<br />

balanza de bienes y servicios (la diferencia<br />

entre todo lo que se exporta y lo<br />

que se importa) bajará, según nuestras<br />

estimaciones preliminares, a alrededor<br />

de US$ 3.500 millones en 2012, desde<br />

los US$ 8.400 millones de 2011 y<br />

los abultados US$ 22.800 millones de<br />

2007. Peor aún, existe una alta probabilidad<br />

de que en 2013 seamos testigos<br />

del primer déficit en la cuenta de bienes<br />

y servicios de los últimos quince años.<br />

Una diferencia negativa entre exportaciones<br />

e importaciones significa que se<br />

gasta por sobre los ingresos en moneda<br />

extranjera. La forma de barajar ese déficit<br />

es con recursos que el resto del mundo<br />

nos proporciona, ya sea en la forma<br />

de créditos, o de capital, ambos con un<br />

costo para el país. La brecha entre ex-<br />

Editorial<br />

Frente Externo, Foco de Alerta<br />

portaciones e importaciones representa<br />

una amenaza de desestabilización cuando<br />

produce un sostenido aumento en el<br />

grado de endeudamiento del país para<br />

solventar el exceso de gasto en moneda<br />

extranjera. En el extremo de esta situación,<br />

es lo que le ha pasado a Grecia, España<br />

y Portugal, entre otros.<br />

En las últimas décadas, Chile ha presentado<br />

prolongados superávit provenientes<br />

de la agresiva política de<br />

apertura y profundización comercial<br />

llevada a cabo en los años ´80 y ´90<br />

y, últimamente, gracias a los elevados<br />

precios del cobre. La apertura comercial<br />

se tradujo en un aumento significativo<br />

en las cantidades de bienes y servicios<br />

exportados. El elevado precio del<br />

cobre, en tanto, ha permitido aumentar<br />

el valor en dólares de las exportaciones.<br />

Ambas fuentes de aumento de exportaciones<br />

están ahora mismo bastante<br />

debilitadas por lo que la holgura tiende<br />

a esfumarse. Los quantum exportados<br />

tienen un ritmo de crecimiento inferior<br />

al del PIB y resulta muy improbable<br />

que el precio del cobre pueda continuar<br />

la trayectoria ascendente de los<br />

últimos años.<br />

En el caso de la cuenta corriente (que<br />

además de exportaciones e importaciones<br />

considera también los flujos de<br />

rentas con el exterior), la situación se<br />

aprecia aún más compleja: el déficit<br />

observado en 2011 (equivalente a 1,3%<br />

del PIB), empeorará en 2012 a niveles<br />

de -3% del PIB. A diferencia de la estimación<br />

promedio del mercado que<br />

Revista Comercio 3<br />

espera un déficit de -3% para 2013, la<br />

CCS proyecta un déficit de -4,4%, producto<br />

de la pérdida de impulso exportador,<br />

tanto en lo cuantitativo, como en<br />

lo cualitativo.<br />

Revertir esta tendencia requiere como<br />

aspecto central mejorar la balanza comercial,<br />

específicamente las exportaciones.<br />

Hasta ahora la holgura dejada<br />

por las exportaciones de cobre atenuó<br />

la urgencia de fortalecer esa capacidad,<br />

pero -a estas alturas- reforzar la competitividad<br />

no es solamente un aspecto<br />

fundamental para acelerar el crecimiento,<br />

sino que es condición necesaria para<br />

elevar los quantum exportados no cobre<br />

y evitar que el frente externo se transforme,<br />

por esa vía, en una restricción al<br />

crecimiento interno. La Agenda para la<br />

Competitividad cobra plena relevancia<br />

en este nuevo escenario que se perfila<br />

para la economía chilena.<br />

Paradojalmente, mientras nuestras<br />

cuentas externas se deterioran en forma<br />

acelerada, el peso chileno se sigue<br />

fortaleciendo ante el dólar, lo que impide<br />

el ajuste natural de las exportaciones<br />

vía mayor competitividad cambiaria.<br />

Las circunstancias externas, dentro<br />

de las cuales Chile es percibido como<br />

un destino atractivo (y seguro) para los<br />

capitales internacionales, junto con tasas<br />

de interés que, comparativamente,<br />

resultan altas, han hecho que el tipo de<br />

cambio se encuentre a la baja. Estimamos<br />

necesario llamar la atención de los<br />

mercados sobre la verdadera magnitud<br />

y consecuencias de los nuevos desequilibrios<br />

externos.

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