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Ahorro y Crédito en unidades domésticas mexicanas - Bansefi

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La obt<strong>en</strong>ción inicial del crédito –<strong>en</strong> mueblerías pequeñas o con aboneros—es algo<br />

complicado porque requier<strong>en</strong> un aval y esta función la ejerc<strong>en</strong> regularm<strong>en</strong>te miembros de las<br />

redes sociales de las familias pobres. Por ejemplo, <strong>en</strong> el caso antes referido de Yolanda y<br />

Francisco, la madre de Yolanda había comprado algunos artículos al abonero que les v<strong>en</strong>dió la<br />

vajilla. La recom<strong>en</strong>dación de ella fue sufici<strong>en</strong>te y como terminaron de pagar la vajilla, el<br />

v<strong>en</strong>dedor no dudó <strong>en</strong> dejarles un segundo producto a crédito.<br />

Sin embargo, cuando hay atraso <strong>en</strong> el pago de algún artículo, los v<strong>en</strong>dedores sancionan a<br />

los cli<strong>en</strong>tes morosos de dos formas: una es recoger el artículo sin devolver el dinero abonado –<br />

con lo cual se pierde no sólo el objeto sino el dinero—y la otra es obligar al aval que cubra la<br />

deuda p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te. En ambos casos se pierde la posibilidad de obt<strong>en</strong>er otro artículo a crédito.<br />

Una de las informantes (Esther, Guadalajara, Jalisco) ti<strong>en</strong>e una larga historia crediticia <strong>en</strong><br />

una mueblería, pero también ti<strong>en</strong>e una familia grande y muy frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te sus hijos y las<br />

familias de sus hijos le solicitan que sea el aval <strong>en</strong> cualquier compra. Ni sus hijos ni los otros<br />

pari<strong>en</strong>tes que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> su casa dispon<strong>en</strong> de ingresos estables. Esther ha tratado de no negarles el<br />

apoyo <strong>en</strong> la compra de algún mueble a crédito, pero como ella sabe que pone <strong>en</strong> riesgo su casa al<br />

depositar <strong>en</strong> pr<strong>en</strong>da el título de propiedad, ti<strong>en</strong>e su propia estrategia: Esther respalda a sus<br />

familiares, pero solicita el artículo a nombre propio y, <strong>en</strong> caso de que el responsable del pago no<br />

pueda cubrir la deuda, ella reconoce ante la ti<strong>en</strong>da que no puede pagar el artículo y pide que lo<br />

retir<strong>en</strong> de su casa. Esther dice que de esa forma no arriesga su propiedad y presiona a sus hijos y<br />

demás familiares a pagar, pues sab<strong>en</strong> que ella no lo hará.<br />

Animales<br />

Aunque la posesión de animales se asocia regularm<strong>en</strong>te a las áreas rurales, <strong>en</strong> muchas de las<br />

vivi<strong>en</strong>das urbanas visitadas durante el trabajo de campo, se <strong>en</strong>contraron también animales que<br />

sirv<strong>en</strong> como ahorro <strong>en</strong> especie o como mercancía. Lo que debe contrastarse con <strong>unidades</strong><br />

domésticas que no viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> una situación de pobreza extrema es que <strong>en</strong> la mayoría de las familias<br />

más pobres, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> muy pocos animales, les sirv<strong>en</strong> para el consumo cotidiano o los v<strong>en</strong>d<strong>en</strong><br />

cuando <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan alguna necesidad de dinero.<br />

Al igual que <strong>en</strong> la posesión del m<strong>en</strong>aje, aún <strong>en</strong>tre las familias más pobres hay<br />

heterog<strong>en</strong>eidad respecto de la cantidad de animales disponibles. Recu<strong>en</strong>tos hechos <strong>en</strong> campo<br />

sobre la exist<strong>en</strong>cia de animales como activos no financieros confirman que <strong>en</strong> las <strong>unidades</strong><br />

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