02.11.2014 Views

Cinco semanas en globo

Cinco semanas en globo

Cinco semanas en globo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Así es que <strong>en</strong> los mercados reina una agitación perpetua, una algarabía indescriptible<br />

donde se mezclan gritos de v<strong>en</strong>dedores ambulantes mestizos, ruido de tambores y<br />

cornetas, relinchos de mulos, rebuznos de asnos, cantos de mujeres, chillidos de<br />

chiquillos y golpes de vara del imadar, que <strong>en</strong> aquella sinfonía pastoral es qui<strong>en</strong> marca el<br />

compás.<br />

Allí se exhib<strong>en</strong> desord<strong>en</strong>adam<strong>en</strong>te, o, por mejor decir, con un desord<strong>en</strong> <strong>en</strong>cantador,<br />

telas vistosas, sartas de abalorios, objetos de marfil, di<strong>en</strong>tes de rinoceronte y de tiburón,<br />

algodón, miel, tabaco; allí se llevan a cabo las más extravagantes transacciones<br />

mercantiles, <strong>en</strong> las que cada objeto sólo ti<strong>en</strong>e valor <strong>en</strong> función de los deseos que excita.<br />

De rep<strong>en</strong>te, aquella agitación, aquel movimi<strong>en</strong>to, aquel ruido cesaron como por<br />

<strong>en</strong>canto. El Victoria acababa de aparecer <strong>en</strong> el aire; planeaba majestuosam<strong>en</strong>te y<br />

desc<strong>en</strong>día poco a poco, sin desviarse de la vertical. Hombres, mujeres, niños, esclavos,<br />

mercaderes, árabes y negros, todos desaparecieron, agazapándose más que deprisa <strong>en</strong> los<br />

tembés y las chozas.<br />

-Amigo Samuel -dijo K<strong>en</strong>nedy-, si seguimos causando el mismo efecto <strong>en</strong> todas partes,<br />

trabajo nos ha de costar establecer con estas g<strong>en</strong>tes relaciones mercantiles.<br />

-Sin embargo -dijo Joe-, podríamos realizar una operación comercial muy s<strong>en</strong>cilla.<br />

Consistiría <strong>en</strong> bajar tranquilam<strong>en</strong>te y cargar con las mercancías de más valor, sin<br />

cuidarnos de <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> tratos con los v<strong>en</strong>dedores. Nos haríamos ricos.<br />

-¡Sí! -replicó el doctor-. Pero esos indíg<strong>en</strong>as, pasado el primer sobresalto, no tardarán<br />

<strong>en</strong> volver, movidos por su superstición o su curiosidad.<br />

-¿Usted cree, señor?<br />

-Pronto lo veremos. Por si acaso, será una medida prud<strong>en</strong>te no acercarse demasiado a<br />

ellos. El Victoria no es un <strong>globo</strong> blindado ni acorazado; por lo tanto, no está a salvo de<br />

balas y flechas.<br />

-¿Pi<strong>en</strong>sas, amigo Samuel, <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> tratos con esos africanos?<br />

~¿Por qué no, si se puede? -respondió el doctor-. En Kazeh debe de haber mercaderes<br />

árabes más instruidos y m<strong>en</strong>os salvajes. Recuerdo que Burton y Speke no t<strong>en</strong>ían bastante<br />

boca para alabar la hospitalidad de los habitantes de este pueblo. Podemos, pues,<br />

int<strong>en</strong>tarlo.<br />

El Victoria, tras haberse acercado poco a poco a tierra, <strong>en</strong>ganchó una de sus anclas <strong>en</strong><br />

la copa de un árbol, cerca de la plaza del mercado.<br />

En aquel mom<strong>en</strong>to toda la población salía de sus madrigueras, asomando la cabeza con<br />

circunspeccion. Varios waganga, a qui<strong>en</strong>es se reconocia por sus insignias de conchas<br />

conicas, se acercaron resueltam<strong>en</strong>te a los viajeros. Eran los magos del lugar. Llevaban<br />

colgando de la cintura calabacitas negras untadas con grasa y varios objetos de magia de<br />

una suciedad verdaderam<strong>en</strong>te doctoral.<br />

Poco a poco, la muchedumbre siguió su ejemplo; salieron de todas partes niños y<br />

mujeres, y hubo ruido de tambores, y palmoteos, y millares de manos levantadas hacia el<br />

cielo.<br />

-Ésa es su manera de orar -dijo el doctor Fergusson-. Si no me equivoco, estamos<br />

llamados a repres<strong>en</strong>tar un importante papel.<br />

-Pues bi<strong>en</strong>, señor, represéntelo.<br />

-Tal vez tú, mi bu<strong>en</strong> Joe, te conviertas <strong>en</strong> un dios.<br />

-No lo s<strong>en</strong>tiría, señor; no me disgusta el olor del inci<strong>en</strong>so.<br />

En aquel mismo mom<strong>en</strong>to, uno de los magos, un myanga, hizo un ademán, y el clamor<br />

se transformó <strong>en</strong> un profundo sil<strong>en</strong>cio. El hombre les dirigió algunas palabras a los<br />

viajeros, pero <strong>en</strong> una l<strong>en</strong>gua desconocida.<br />

Este docum<strong>en</strong>to ha sido descargado de<br />

http://www.escolar.com

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!