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32<br />

INTERNACIONAL<br />

Pablo tiene 20 años y hace un mes le diagnosticaron<br />

insuficiencia renal crónica. “Tuve que dejar mi<br />

trabajo de agricultor por la enfermedad. Me paso<br />

todo el día sin hacer nada”. Pablo es uno de los<br />

miles de agricultores que se han visto afectados<br />

por el calor, la falta de agua y el contacto con los<br />

pesticidas.<br />

pacientes que se les hace la diàlisis<br />

peritoneal ambulatoria es diferente.<br />

Estas personas vienen cada ocho<br />

días. Entran en el hospital a la ocho<br />

de la mañana y se tiene que quedar<br />

hasta las siete del día siguiente. Si<br />

es con la cicladora se les programa<br />

para que esté 24 horas. Mientras<br />

que los otros se tienen que estar<br />

cambiando las bolsas cada hora<br />

hasta cumplir un día entero”.<br />

Falta de materiales<br />

Hace tres meses que el doctor<br />

Ivanoff Méndez está trabajando en<br />

la unidad de nefrología del Hospital<br />

San Juan de Dios. Para él, ésta es una<br />

de las áreas más difíciles. Entre los<br />

pacientes se diferencian los que tienen<br />

la fistula, los de catéter blando y<br />

los del catéter rígido: “Depende de<br />

cada paciente. Los que tienen que<br />

ponerse el catéter en el peritoneo<br />

debería de ser blando. Pero la cirugía<br />

cuesta 200 $ (143 euros) y la mayoría<br />

de los pacientes son muy pobres. Así<br />

que la única posibilidad es ponerles<br />

cada vez que vienen un catéter rígido.<br />

Y eso significa hacerles una incisión<br />

y a la larga puede provocar<br />

infecciones o peritonitis”.<br />

Felipe G. de la Fuente<br />

Pero a las causas económicas también<br />

se suma la falta de materiales.<br />

El Doctor Salinas afirma que “aunque<br />

el enfermo tenga dinero para<br />

pagarse la cirugía, desde hace año y<br />

medio la empresa Kendall ha dejado<br />

de suministrarnos catéteres<br />

blandos. Los motivos no los sabemos”.<br />

Como suele ocurrir en un país como<br />

El Salvador en donde 25,3% de la<br />

población vive con dos dólares por<br />

día y en el que el Estado está empobrecido<br />

y endeudado, la sanidad<br />

pública es la primera en verse afectada.<br />

Esta epidemia que el<br />

Ministerio de Sanidad oculta debido<br />

a los altos costos, provoca<br />

muchas dificultades a la hora de<br />

atender a los pacientes. El doctor<br />

Salinas confiesa que “la mayoría de<br />

los enfermos que sobreviven es por<br />

milagros de Dios. A veces no tenemos<br />

líquidos, o nos faltan material<br />

médico como gasas o medicamentos,<br />

los cuales tienen que ser comprados<br />

por los pacientes. Sólo nos<br />

podemos limitar a hacerles la terapia.<br />

De ahí que tenga muchos<br />

enfermos con falta de hierro y calcio,<br />

debido a que no tenemos estas<br />

vitaminas. Y ellos tampoco tienen<br />

dinero para pagarlas”.<br />

En El Salvador, el Ministerio de<br />

Sanidad destina anualmente un<br />

dinero determinado a los hospitales,<br />

así como a diferentes instalaciones<br />

sanitarias (como centros de<br />

salud) en todo el país. Asimismo, el<br />

Estado salvadoreño garantiza los<br />

insumos y los medicamentos. Sin<br />

embargo, la teoría es una cosa y los<br />

práctica es otra.<br />

La doctora Rosenda Lemus ha estado<br />

como jefa de un centro de salud<br />

de El Pajonal, una de las zonas fronterizas<br />

con Guatemala y más<br />

pobres del país. Durante un año y<br />

medio ha tenido que buscar financiación<br />

en otras organizaciones u<br />

cooperaciones para que en su<br />

ambulatorio pudiera haber de todo.<br />

En los hospitales se repite la misma<br />

historia. Ramón Ernesto Solís, director<br />

del Hospital San Juan de Dios ,<br />

afirma que “si la diálisis es gratuita<br />

para los pacientes y tenemos dónde<br />

hacerla es porque se ha conseguido<br />

financiamiento por medio de<br />

empresas privadas, por asociaciones<br />

nacionales, así como de fundaciones<br />

internacionales”.<br />

Cuando se habla de este tema el<br />

doctor Salinas no puede evitar volver<br />

la vista atrás: “Antes había<br />

muchos pacientes que tenían que<br />

hacerse la terapia en San Salvador y<br />

se morían en el camino. En el 2007<br />

no había máquinas, material necesario<br />

y muchos nefrólogos se fueron.<br />

En el 2008 conseguimos hacer<br />

un acuerdo con las empresas que<br />

tenían lo necesario para hacer la<br />

hemodiálisis. Nosotros les comprábamos<br />

a ellos los insumos y cambio<br />

nos regalaban las seis máquinas”.<br />

Causas medioambientales<br />

En la sala de la diálisis peritoneal<br />

ambulatoria hay alrededor de 10<br />

pacientes. Algunos tumbados y<br />

otros sentados en la cama. Sus<br />

caras tiene un color amarillo, marcada<br />

por una expresión triste y cansada.<br />

Ahí se encuentra Eduardo<br />

Sosa Torres. Cuando llegó al médico<br />

le detectaron que tenía una insuficiencia<br />

renal tan avanzada que 15<br />

días después empezó la diálisis.<br />

Sentado en la cama relata que no<br />

está muy seguro de cómo contrajo<br />

la enfermedad. Pablo, un chico de 19<br />

años, le mira desde su cama. Hace<br />

sólo un mes que está en diálisis.<br />

Ambos vienen de la zona costera y<br />

son agricultores.<br />

Entre las primeras causas de esta<br />

enfermedad se encuentra la hipertensión<br />

arterial, la diabetes, los<br />

antecedentes familiares y la toma<br />

prolongada de ciertos medicamentos<br />

como el iburoprofeno. Pero el<br />

caso de Pablo y Eduardo se encuentra<br />

dentro de lo que se ha denominado,<br />

en los últimos años, causas<br />

medioambientales, entre las que<br />

aparece la contaminación de las<br />

aguas y la utilización incontrolada<br />

de los pesticidas. Ricardo Navarro,<br />

Nº 149 - 2009

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