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Enciclopedia de Ilustraciones - Ptr. Arturo Quintero

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88<br />

Y quitandose el sombrero le hizo<br />

un saludo, diciendo:<br />

-Perdone usted, sefior sargento.<br />

Y diciendo esto <strong>de</strong>smont6 y empez6<br />

a ayudar a los soldados en su pesada<br />

tarea hasta que las gotas <strong>de</strong> sudor corrfan<br />

por su frente, y cuando la viga<br />

fue por fin levantada, se dirigi6 hacia<br />

el gran hombre y le dijo:<br />

-Sefior sargento, cuando usted<br />

vuelva a tener un trabajo como este,<br />

y no tenga suficientes hombres, man<strong>de</strong><br />

por su general, y yo ven<strong>de</strong>e con<br />

mucho gusto y le ayudar6 en una segunda<br />

ocasi6n.<br />

El sargento se qued6 <strong>de</strong>sconcertado<br />

y como el que ve visiones cuando<br />

por esas palabras conoci6 que el oficial<br />

que le habla dado esta lecci6n era<br />

el mismo Washington general en jefe<br />

<strong>de</strong>l ejercito americano.<br />

195. Buena advertencia<br />

Un famoso predicador recibi6, <strong>de</strong><br />

una <strong>de</strong> sus admiradoras, una carta<br />

en la cual le ofrecfa su mano, su coraz6n<br />

y su fortuna. El predicador le<br />

contest6 con otra como sigue: "De<br />

usted su coraz6n a Cristo, su fortuna<br />

al servicio <strong>de</strong>l Sefior, y guar<strong>de</strong> su<br />

mano hasta que se la pidan". - Henry<br />

Varley.<br />

196. Tercos<br />

"Un famoso escritor evangelico conversaba<br />

un dia con una distinguida<br />

dama inglesa. Estaba tratando <strong>de</strong> hacerle<br />

enten<strong>de</strong>r la doctrina <strong>de</strong> la salvaci6n<br />

por gracia. De repente la sefiora<br />

dandose perfecta Cuenta <strong>de</strong> to que<br />

se le estaba ensefiando y mirando seriamente<br />

a su interlocutor, le pregunt6:<br />

-LQuiere usted <strong>de</strong>cir que si yo he<br />

<strong>de</strong> llegar al cielo ha <strong>de</strong> ser por los<br />

19'1.<br />

Injusticia y castigo<br />

EL PECADO<br />

mismos medios que mi lacayo?<br />

El siervo <strong>de</strong> Dios le contest6:<br />

-4Eso es exactamente to que le<br />

digol<br />

La dama levantandose con -alta<br />

neria contest6:<br />

-iPues entonces jamas entrare en<br />

el cielo!<br />

iCuantas personas hay <strong>de</strong> esta<br />

clase!<br />

En 1877, Delynov, ministro <strong>de</strong> educaci6n<br />

<strong>de</strong> Rusia y representante <strong>de</strong> las<br />

clases dominantes, anunci6 que "los<br />

hijos <strong>de</strong> cocheros, sirvientes, cocheros,<br />

lavan<strong>de</strong>ros, propietarios <strong>de</strong> pequefias<br />

tiendas, y otros semejantes, no <strong>de</strong>berfan<br />

elevarse por encima <strong>de</strong> la esfera<br />

en la cual habian nacido". Las clases<br />

dominantes expresaron que la educaci6n<br />

y la elevaci6n <strong>de</strong> las masas no<br />

eran responsabilidad suya. Para <strong>de</strong>spertar,<br />

afios <strong>de</strong>spues, a la realidad <strong>de</strong><br />

que los hijos <strong>de</strong> esos "cocheros, lavan<strong>de</strong>ros,<br />

propietarios <strong>de</strong> pequefias<br />

tiendas, y otros semejantes" se hicieran<br />

los duefios <strong>de</strong>l pats. Aquellos que<br />

no aceptaban como propias las heridas<br />

<strong>de</strong> la sociedad, tuvieron que sufrir<br />

que la sociedad, poniendo su pie sobre<br />

sus cuellos, les infiriera una herida<br />

mortal que ellos no pudieran curar.<br />

- Stanley Jones.<br />

198. Una lecci6n <strong>de</strong> humildad<br />

El nuevo presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la sociedad<br />

le gustaba ser importante, por esto no<br />

se incomod6 cuando el "botones" le<br />

pidi6 su aut6grafo por segunda vez;<br />

mas bien se sinti6 complacido.<br />

El dia siguiente empero el chico<br />

volvfa con la misma petici6n.<br />

-Ya to he dado mi aut6grafo dos<br />

veces Gy vienes por el tercero? Debes<br />

ORGULLO<br />

pensar que soy algun gran personaje.<br />

-No es esto precisamente -respondi6<br />

el muchacho mgenpamentesino<br />

que hay un compafiero que se<br />

<strong>de</strong>dica a ven<strong>de</strong>r aut6grafos y dice que<br />

necesita tres para ven<strong>de</strong>rlos por un<br />

real.<br />

lHuyamos <strong>de</strong>l orgullo!<br />

199. Vanidoso hasta el fin<br />

Las fltimas palabras <strong>de</strong> Danton al<br />

famoso verdugo, Sans6n, fueron: "Ensena<br />

mi cabeza al pueblo cuando la<br />

hayas cortado; es digna <strong>de</strong> ser mostrada".<br />

200. El valor <strong>de</strong> Ins cosas sencillas<br />

Todos ambicionamos ser estrellas,<br />

y nuestro Salvador quiere que seamos<br />

faroles. Y <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> todo en las<br />

calles oscuras y llenas <strong>de</strong> barro, el<br />

farol es mucho mas util que la estrella.<br />

Todos quisieramos habitar en palacios<br />

reales y ser los coperos <strong>de</strong>l Rey,<br />

pero contfnuamente el Rey nos esta<br />

diciendo "Dad una copa <strong>de</strong> agua frfa<br />

en mi nombre". Hace a-nos que espero<br />

predicar un gran serm6n, y sigo esperando.<br />

Quiero una copa <strong>de</strong> oro labrado<br />

que pueda ofrecerles a mis crfticos,<br />

y el Sefior me esta diciendo con voz<br />

suave: "Toma una copa sencilla y dale<br />

<strong>de</strong> beber a mi pueblo". Algunos <strong>de</strong><br />

vosotros, j6venes que me escuchais,<br />

tal vez estais tratando <strong>de</strong> escribir un<br />

sermon elocuente o un ensayo sobre<br />

evi<strong>de</strong>ncias cristianas. Quizas servirfais<br />

en forma mas eficaz a vuestro Sehor<br />

Si escribierais con mas frecuencia a<br />

vuestras madres. - J. H. Jowett.<br />

201. Convertido hasta cierto punto<br />

Cuenta el Dr. Stanley Jones: En<br />

nuestro Ashram, en la India, damos<br />

un dia libre por semana al hombre<br />

que hace la limpieza <strong>de</strong> los excusados<br />

y labavos y todos nos ofrecemos en<br />

turno como voluntarios para tomar<br />

su lugar. No es facil esto para los brahmanes,<br />

sean morenos o blancos, porque<br />

ante los ojos <strong>de</strong> la comunidad hind(i<br />

al realizar tales trabajos se hacen<br />

como parias. Pero son muy pocos los<br />

que ban <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ofrecerse. Un brahman<br />

convertido no se ofreci6, y cuando<br />

le pregunte cuando to harfa, suspir6<br />

honradamente y contest6: "Es<br />

cierto que me he convertido, pero no<br />

hasta ese punto. lEra una conversi6n<br />

con limitaciones.<br />

Pero ono hay limitaciones en la<br />

mayoria <strong>de</strong> las conversiones? Muchos<br />

se convierten en la esfera <strong>de</strong> la voluntad<br />

en tanto esta s61o se aplique a<br />

su vida fntima, mas la voluntad no se<br />

convierte hasta el punto <strong>de</strong> hacer una<br />

aplicaci6n total <strong>de</strong> los principios cristianos<br />

a las relaciones humanas.<br />

- Stanley Jones.<br />

202. Con tal que<br />

En cierto restaurante un muchacho<br />

<strong>de</strong> oficina se estaba pavoneando <strong>de</strong><br />

su empleo.<br />

-Tan buen empleo tienes? le replic6<br />

un compahero <strong>de</strong> mesa. Veamos,<br />

La que hora entras en la oficina?<br />

-Oh yo puedo entrar a la hora<br />

que quiero.<br />

-iTe burlas! replic6 su campafierp.<br />

-Pues no me burlo no, puedo<br />

entrar a la hora que quiera con tal<br />

que no sea mas tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> las nueve <strong>de</strong><br />

la maiiana.<br />

Muchas vanaglorias no son menos<br />

necias que la <strong>de</strong> ese chiste. (Vease<br />

Romanos 12:3).<br />

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