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La resistencia

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<strong>La</strong> Resistencia<br />

pobres, salones de baile y mazmorras, muertos de hambre<br />

y fastuosos banquetes. Pero en este siglo ha cundido de tal<br />

manera el nihilismo que se hace imposible la transmisión<br />

de valores a las nuevas generaciones.<br />

Aunque, quizá, sean los chicos los que nos vayan a<br />

salvar. Porque, ¿cómo vamos a poder criarlos hablándoles<br />

de los grandes valores, de aquellos que justifican la vida,<br />

cuando delante de ellos comprueban que se hunden<br />

millares de hombres y mujeres, sin remedios ni techos<br />

donde protegerse? O ven cómo poblaciones enteras son<br />

arrasadas por inundaciones que pudieron evitarse.<br />

¿Creen que es posible seguir mirando por televisión el<br />

horror que padece la pobre gente a la par que la frivolidad<br />

ostentosa y corrupta, entremezclada como en el peor de los<br />

cambalaches? ¿Y así tener hijos que sean hombres de<br />

verdad? <strong>La</strong> falta de gestos humanos genera una violencia a<br />

la que no podremos combatir con armas, únicamente un<br />

sentido más fraterno entre los hombres la podrá sanar.<br />

Miles de hombres se desviven trabajando, cuando<br />

pueden, acumulando amarguras y desilusiones, logrando<br />

apenas sostenerse un día más en la precaria situación<br />

mientras casi no hay individuo que tras su paso por el<br />

poder no haya cambiado, en apenas meses, un modesto<br />

departamentito por una lujosa mansión con entrada para<br />

fabulosos autos. ¿Cómo no les llega la vergüenza?<br />

Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un<br />

sistema que ha legitimado la muerte silenciosa. Los<br />

hombres necesitan que nuestra voz se sume a sus reclamos.<br />

Detesto la resignación que pregonan los conformistas ya<br />

que no es suyo el sacrificio, ni el de su familia. Con pavor<br />

he pensado en la posibilidad de que, como esas virulentas<br />

enfermedades de los siglos pasados, la impunidad y la<br />

corrupción lleguen a instalarse en la sociedad como parte<br />

de una realidad a la que nos debamos acostumbrar. ¿Cómo<br />

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