"Abasso Italia". Reflexiones sobre una nación ... - Viento Sur
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extraerse es que el ser humano: "especie<br />
más evolucionada del planeta Tierra", en<br />
lo que se refiere a su evolución como tal<br />
"ser", no solamente no ha avanzado desde<br />
el Paleolítico inferior, era prehistórica del<br />
hommo habilis y el hommo erectus, sino<br />
que, por el contrario, ha retrocedido.<br />
Esta afirmación tan categórica y sorprendente,<br />
que, afort<strong>una</strong>damente, y gracias al<br />
esfuerzo de muchos, no es generalizable a<br />
todos nuestros congéneres, es fruto de la<br />
lectura de un estudio realizado por un<br />
psiquiatra de Amnistía Internacional, Peter<br />
Boppel, que considera que en el curso de<br />
los dos millones de años de prehistoria,<br />
durante los que se ha desarrollado la<br />
humanidad, no se ha encontrado ningún<br />
rastro de torturas sistemáticas. La práctica<br />
de torturas es un fenómeno que se remonta<br />
a diez mil años atrás, es decir, a la era de la<br />
revolución neolítica, cuyas características<br />
son, entre otras, el paso del hombre del<br />
nomadismo al sedentarismo y el cambio<br />
climático.<br />
Tendencias bestiales. Por otra parte,<br />
numerosos científicos están reconociendo<br />
que la destructividad o las tendencias<br />
bestiales en el ser humano no están<br />
presentes en él desde que nace, sino que se<br />
adquieren a lo largo de la vida, y,<br />
frecuentemente, a edades muy tempranas.<br />
Pero, lo verdaderamente dramático, en mi<br />
opinión, no es tanto reconocer que dentro<br />
del ser humano se encuentra el potencial<br />
de destruirse a sí mismo y a los demás,<br />
como comprobar que, además, es capaz de<br />
regodearse con el sufrimiento de sus<br />
semejantes y, más aún, establecer un<br />
siniestro y costoso sistema educacional<br />
para la formación de torturadores.<br />
Está demostrado que los regímenes<br />
dictatoriales gastan millones en este tipo de<br />
prácticas y que la formación de torturadores<br />
constituye uno de los secretos mejor<br />
guardados de las dictaduras, sin que pueda,<br />
por desgracia, llegar a afirmarse que la<br />
tortura se ejerce exclusivamente en éstas.<br />
Amnistía Internacional tiene constancia<br />
de que en, por lo menos, 60 países se<br />
practica la tortura, y de que los métodos<br />
para llevarla a cabo son sistemáticamente<br />
enseñados; incluyendo aquellos, cada vez<br />
más utilizados por los países con mala<br />
reputación internacional, que no dejan<br />
huella y que, por tanto, son difíciles de<br />
probar médicamente. La imaginación<br />
desarrollada por los inventores de métodos<br />
de tortura no tiene límite, como ilimitadas<br />
son las vías para intentar conseguir el<br />
objetivo último perseguido por tales<br />
prácticas: la destrucción del alma humana,<br />
a través de la destrucción física y psíquica.<br />
La labor de Amnistía Internacional.<br />
Cuando en 1961 se fundó Amnistía<br />
Internacional, si bien su primer objetivo fue<br />
trabajar por la libertad de los presos de<br />
conciencia, rápidamente fue evidente la<br />
necesidad de actuar en favor de las víctimas<br />
de la tortura y de los juicios políticos<br />
injustos, de los "desaparecidos", de los<br />
ejecutados extrajudicialmente, y de todos<br />
los sentenciados a pena de muerte; así<br />
como de la necesidad de enfrentarse a los<br />
abusos de los grupos de oposición armados.<br />
Sin embargo, en los últimos años, los<br />
tipos de violaciones de derechos humanos<br />
que Amnistía Internacional trata de<br />
combatir se han hecho cada vez más<br />
complejos: el nacionalismo, los conflictos<br />
étnicos y religiosos, el hambre y la<br />
represión han provocado movimientos<br />
multitudinarios de refugiados, siendo cada<br />
vez más los países, en especial los ricos,<br />
que cierran sus fronteras a quienes<br />
precisan y merecen refugio.<br />
Amnistía Internacional cuenta en la<br />
actualidad con más de un millón de<br />
miembros, donantes y suscriptores, en más<br />
de 150 países de los cinco continentes. Los<br />
activistas de derechos humanos de cada<br />
comunidad son <strong>una</strong> fuente crucial de<br />
información <strong>sobre</strong> lo que de verdad ocurre<br />
en cada país. Las organizaciones<br />
internacionales, ya sean no<br />
gubernamentales o intergubernamentales,<br />
dependen en gran medida de esa<br />
información. Sin embargo, con demasiada<br />
frecuencia, las autoridades consideran a<br />
116 VIENTO SUR Número 18/Diciembre 1994