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"Abasso Italia". Reflexiones sobre una nación ... - Viento Sur

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migratorias Cuba-USA. Los gusanos venían cargados de aparatos, ropas y<br />

chucherías "made in USA" y de fabulosas historias <strong>sobre</strong> el paraíso americano.<br />

"¡Los gusanos se volvieron mariposas!", decía la gente, deslumbrada por el<br />

aparente éxito con el que regresaban los que se fueron con <strong>una</strong> mano delante y<br />

otra atrás.<br />

Estos visitantes habrían influenciado negativamente a los visitados y ahí empezó<br />

a cocinarse la estampida del Mariel. Ésta fue la más escuchada interpretación de<br />

los hechos. En el conjunto de factores que podían explicar la crisis del Mariel, la<br />

fábrica de imágenes cubana eligió uno solo, el que más convenía políticamente.<br />

Catorce años después, Cuba ha vivido un "Mariel a cuentagotas". Hoy mucho<br />

más dramático y más cuestionador que el del 80. Al igual que entonces, el<br />

gobierno "autorizó" -haciendo la vista gorda- la salida de los que quisieran irse.<br />

Pero en esta ocasión no había naves seguras en ning<strong>una</strong> de las dos orillas.<br />

En los quince días y pico de la crisis, los guardacostas de la US Navy recogieron<br />

a treinta mil cubanos de balsas en las que todos sin excepción arriesgaron sus vidas.<br />

En la orilla cubana, sus compatriotas no los repudiaban sino los acompañaban con<br />

curiosidad y preocupación y a menudo con aplausos y oraciones. En la otra orilla,<br />

el Gobierno de Clinton no los recibía. Tras rescatarlos en alta mar, los enviaba<br />

confinado al ocio aburridor y sin futuro de la base militar de Guantánamo.<br />

Y a pesar de eso se iban. Y si no hubiera sido por el freno que establecieron los<br />

acuerdos Cuba-USA firmados el 9 de septiembre, se hubieran seguido yendo.<br />

"¿Hasta cuántos? ¿Cuántos crees que se hubieran ido de disponer de un "puente"<br />

como el de Mariel en el 80?", le pregunté cautelosamente a <strong>una</strong> profesional<br />

cubana, muy perpleja con la situación. "Un millón. Hoy se iría un millón. ¡Y hasta<br />

más!", me contestó sin dudarlo. Y sin dudar tampoco que ni ella ni su familia se<br />

irían nunca de Remedios, su pueblo natal.<br />

Un triple bloqueo<br />

Un millón. Sobre casi 11 millones de cubanos que viven hoy en la isla. Hay que<br />

establecer siempre esta comparación. Porque son más los que se quedan. Como<br />

también hay que establecer la comparación con otras emigraciones latinoamericanas:<br />

1.500 mexicanos huyen de México hacia Estados Unidos diariamente en<br />

busca de <strong>una</strong> mejor vida que no encuentran en su patria.<br />

Este marco es necesario. Sin embargo, un millón son muchos. Más grave que lo<br />

del Mariel. Pero, al igual que hace 14 años, un hecho tan cuestionante apenas fue<br />

materia de información -mucho menos de debate real- en los medios cubanos.<br />

Cojímar y varios puntos del litoral habanero eran un hervidero de balsas y durante<br />

un par de semanas no se habló en Cuba de otra cosa. No en los medios.<br />

Los balseros fueron noticia de primera plana en el mundo entero. No en Cuba.<br />

En los 15 días más críticos, no apareció un solo titular, ni <strong>una</strong> sola foto, ni <strong>una</strong> sola<br />

noticia en Gramma, el diario oficial. ¿Hablaron los otros medios? Se referían al<br />

hecho, aunque muy discretamente. Al principio, calificando a los balseros de<br />

"lumpens". Después, ante la masividad y la calificación profesional de los que se<br />

iban -ingenieros, médicos, hasta algún biotecnólogo- acordaron llamarlos<br />

"emigrantes ilegales". Pero nunca los medios expresaron ni compasión ni<br />

VIENTO SUR Número 18/Diciembre 1994 23

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