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de nuevo diseño para la segregación. La economía<br />
extractiva que caracterizó la isla de Fernando<br />
Poo (hoy Bioko), tendría su paralelo a nivel metafórico,<br />
en el ámbito de la salud pública, en las<br />
campañas masivas de extracción de sangre, una<br />
práctica ejercida mayoritariamente sobre la población<br />
masculina local, que constituía el grueso de la<br />
mano de obra de las plantaciones.<br />
Es en este contexto que hay que reevaluar de manera<br />
crítica algunas de las expediciones médicas,<br />
como la de Gustavo Pittaluga en 1909, que se hicieron<br />
al territorio guineano, y cuyo objetivo era el<br />
de llevar a cabo un estudio de la tripanosomiasis,<br />
que posteriormente compiló en el libro Estudios<br />
sobre la enfermedad del sueño y de las condiciones<br />
sanitarias de la colonia. Parcialmente en coordinación<br />
con la Oficina Europea Internacional de Higiene<br />
Pública, Pittaluga llegó a producir numerosas<br />
estadísticas como resultado de sus campañas de<br />
análisis de sangre obligatorios. La trascendencia<br />
concreta de estas extracciones de sangre a gran<br />
escala, además de su valor metonímico, es que,<br />
en un contexto colonial que progresivamente iba<br />
implementando la ejecución de políticas sanitarias<br />
a través del control público y las inspecciones, estas<br />
prácticas sirvieron para establecer de manera<br />
efectiva nuevos puestos de control sanitarios.<br />
Los análisis de sangre periódicos se convirtieron<br />
en un (entre muchos) mecanismo de tecnología de<br />
vigilancia social del sistema colonial. Tal es el caso<br />
que se hizo obligatorio para cualquier transacción<br />
básica de la población un “Certificado de análisis”.<br />
Esta práctica, sin embargo, se aceleró y se intensificó<br />
de manera considerable después de la Primera<br />
Guerra Mundial. En 1928 se impuso en Guinea un<br />
nuevo documento, el llamado “Pasaporte sanitario”,<br />
a través de un control de la población que incluía<br />
inspecciones de pueblo a pueblo, de casa en<br />
casa, de las fincas, de la más cercana a la más remota.<br />
Estas tecnologías biomédicas sirvieron para<br />
añadir un nuevo estrato a los sistemas vigilancia<br />
impuestos sobre la población. El “Certificado de<br />
análisis”, ahora un componente indispensable del<br />
“Pasaporte sanitario”, se convirtió en un documento<br />
sin el cual la gente no podía circular libremente<br />
de un poblado a otro, y mucho menos cruzar fronteras<br />
hacia los países vecinos, no podía firmar un<br />
contrato de trabajo u otro acuerdo legal, no podía<br />
efectuar ninguna transacción comercial, no podía<br />
obtener una licencia de caza, no podía casarse o<br />
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