estados unidos - Reporte Indigo

Unidos confiaba en el procurador Antonio
Lozano Gracia, pero no en la PGR, porque estaba
convencido de que esa dependencia federal
estaba infestada de corrupción.
El 18 de mayo de 1998, cuando estalló el
escándalo Casablanca, el secretario del Tesoro
era Robert Rubin, y la procuradora general de
Justicia era Janet Reno. Ambos anunciaron los
resultados de la operación.
“En el mes previo, doce banqueros mexicanos
y venezolanos, así como otros 43 conspiradores,
habían sido arrestados en San Diego,
Chicago, Nueva York, Los Angeles y Las Vegas.
“La operación Casablanca por poco mata al
de por sí débil paciente de la cooperación antinarcóticos
Estados Unidos-México... Al gobierno
mexicano lo agarraron por sorpresa.
“Conforme a la perspectiva mexicana, el
intervencionismo estadounidense había asomado
su fea cabeza una vez más. Para los funcionarios
norteamericanos encargados de aplicar
la ley, se trató de una buena operación que,
una vez más, ponía de relieve la corrupción e
ineficiencia mexicanas”.
Aunque el presidente Ernesto Zedillo se
molestó muchísimo, se abstuvo de exhibir una
reacción escandalosa. Aun así, éste no sería el
único incidente durante su administración.
En febrero de 2000, a sólo cuatro meses
Janet Reno
Jeffrey Davidow
de las elecciones presidenciales, el embajador
Davidow declaró: “los cuarteles generales
del mundo del narcotráfico están
hoy en México”.
“Ésa es la verdad. De la misma manera que
las oficinas centrales de la mafia están en Sicilia,
las de los narcotraficantes están en otros
países, y México es uno de ellos”.
La declaración provocó enojo en Los Pinos,
y el embajador de Estados Unidos fue llamado
a la Secretaría de Relaciones Exteriores para
expresarle el extrañamiento del gobierno mexicano.
El diplomático estaba sorprendido de que
quienes estaban de acuerdo con él, como Vicente
Fox, no salieran a defenderlo o se retiraran
del debate.
“Noté con interés que el candidato presidencial
Vicente Fox dijo a un reportero que yo estaba
diciendo sencillamente la verdad, pero rápidamente
se retiró del debate cuando su propio
partido se unió a los ataques (en contra del
embajador) del resto de la élite y periodística”,
expresó Davidow.
Fox se mostró renuente a encarar el asunto
de las drogas como un tema político. Era
demasiado candente como para acercarse a él,
y seguiría siéndolo para todos los candidatos
durante la campaña presidencial de 2000.