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Eventos finales y la primera cena<br />
pronunció una maldición sobre los descendientes de Cam, la raza<br />
negra ha demostrado hipersensibilidad en cuanto a su raza. El<br />
Heraldo dice que debemos saber que en el cielo no existen las razas.<br />
A los ángeles celestiales les resulta vergonzoso ver como algunos<br />
artistas los pintan de distintos colores, como si los ángeles<br />
representasen distintas razas. Esos artistas se rebajan al nivel del<br />
mundo para mostrar una conciencia política. Sin embargo, el pueblo<br />
de Dios debe llevar el estandarte más alto; tiene que ser un pueblo<br />
especial. Por medio de su profetiza, Elena de White, Dios envió el<br />
siguiente mensaje:<br />
En el cielo no habrá barreras raciales; porque todos serán tan<br />
blancos como Cristo mismo. Demos gracias a Dios porque<br />
podemos ser miembros de la familia real. The Gospel Herald<br />
(El Heraldo del Evangelio), 1 de marzo de 1901. [Trad.]<br />
El Heraldo dice que los juicios de Dios caerán sobre esta iglesia, y<br />
sobre otras. Nos elevamos por el aire, y los ángeles descienden a<br />
esta casa perversa de adoración. Cuando se derraman las copas,<br />
nadie se escapa. El coro, los tambores, las guitarras eléctricas y los<br />
demás instrumentos quedan consumidos. El ruido espantoso que<br />
llamaban culto, ha sido reemplazado por los sonidos de un fuego<br />
purificador, brasas cayendo y escombros quemados.<br />
El Heraldo y yo subimos más alto por el aire. Es sábado por la<br />
mañana, y vemos que sube un humo negro de muchas iglesias<br />
Adventistas del Séptimo Día alrededor del mundo. 32 Al mismo<br />
tiempo, veo que algunas iglesias no sufren daños. Veo a muchos que<br />
se reúnen en compañías pequeñas para adorar a Dios debidamente.<br />
Muchos se reúnen en iglesias casa. También veo que iglesias de<br />
otras religiones no sufren daños, porque todavía no han recibido la<br />
luz.<br />
32 Jeremías 23:1, 2; 25:34, 35 ¡Ay de los pastores que destruyen y<br />
dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. … He aquí que yo<br />
castigo la maldad de vuestras obras, dice Jehová. Aullad, pastores, y<br />
clamad; revolcaos en el polvo, mayorales del rebaño; porque<br />
cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y<br />
esparcidos… Y se acabará la huida de los pastores, y el escape de<br />
los mayorales del rebaño.<br />
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