Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Alejandro</strong> González-<strong>Geell</strong><br />
realidad no lo necesitaban. Seguro que mis indicaciones<br />
pudieron ser reiterativas, pero lo relevante es que no tenían<br />
porqué. Ahora, al recordarlo, me avergüenzo <strong>de</strong> esas<br />
estúpidas intervenciones, que solo podían justificarse por<br />
mi voluntad <strong>de</strong> enmascarar el sufrimiento.<br />
La mezcla <strong>de</strong> exasperación e intranquilidad que me<br />
consumía, supuso exteriorizar actitu<strong>de</strong>s que parecían<br />
una inseguridad en el trabajo que no era tal, porque en<br />
lo profesional no existían dudas, sabía lo que <strong>de</strong>bía hacer.<br />
Y lo <strong>de</strong>jo muy claro, mis actitu<strong>de</strong>s eran únicamente<br />
consecuencia <strong>de</strong>l agravio. Y puesto que solo yo sabía la<br />
verdad, me irritaba que este hecho tuviera esa interpretación<br />
errónea, que bien pudiera dañar mi reputación y<br />
que también agregaba otra preocupación a mi cabeza, ya<br />
bastante atareada con el problema principal.<br />
Y aún con mi dignidad mancillada, comprendí que no<br />
había lugar a la renuncia ni más salidas que retomar el<br />
trabajo. Pero era una tortura. Imaginarla <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>snuda<br />
con su amante, hacía que me sobreviniera un sudor<br />
frío <strong>de</strong> rebeldía. ¿Pero qué podía hacer si era ineludible<br />
reanudar la tarea<br />
***<br />
Al regresar al plató, traté <strong>de</strong> disimular mi quebranto.<br />
Las miradas que percibí <strong>de</strong>mostraron que no lo conseguí.<br />
Entonces me di comenta cuenta que la cuestión se complicaba<br />
más allá <strong>de</strong> lo pre<strong>de</strong>cible. De modo que con urgencia<br />
había que buscar una solución, y, en esos precisos<br />
momentos, no tenía tiempo para pensar en ella. Y aunque<br />
el <strong>de</strong>ber me hostigaba, tenía que usar mi cabeza solo para<br />
resolver la escena, porque siempre tuve como premisa que<br />
mi primera obligación era sacar a<strong>de</strong>lante el rodaje y la<br />
película hasta su fin. Y nada lo iba a impedir.<br />
—¡Pedro!—grité mientras avanzaba—¡Vamos a ver si<br />
<strong>de</strong> una puta vez terminamos esta maldita escena!<br />
164