Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Alejandro</strong> González-<strong>Geell</strong><br />
increpaban. Su táctica me irritó tanto que dio alicientes<br />
a una furia rebel<strong>de</strong> que empezó a reverberar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
mí. Sin embargo, mi mente no se nubló puesto que tenía<br />
claro que <strong>de</strong>bía mantenerme calmo para coronar con éxito<br />
mi cometido. La calma y mis rencores me aconsejaron<br />
postergar el <strong>de</strong>senlace para hacerle pa<strong>de</strong>cer la humillación<br />
y <strong>de</strong>mostrarle mi superioridad. La miré con <strong>de</strong>sprecio y<br />
comencé a tocar su cuerpo <strong>de</strong> forma grosera y grotesca.<br />
Ella intentó resistirse casi por instinto, rechazándome,<br />
pero mi insistencia era rotunda. El acoso persistió con<br />
un <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado intento por tocarle los pechos que, si estuvieron<br />
dispuestos para su amante, ¿por qué no iban a<br />
estarlo para mí...<br />
Nada fue como yo esperaba. Ella esquivó mis manos<br />
fingiendo temor, con ese gesto que usaba cuando necesitaba<br />
parecer in<strong>de</strong>fensa, y me las sujetó con las suyas.<br />
—Cálmate, Antonio... ven... tienes que acostarte, por<br />
favor...—dijo para sosegarme y yo más me enfurecí.<br />
—¡Suéltame!... Tú no eres Dánae... ...Eres <strong>Estela</strong>... por<br />
eso me rechazas...—le grité, <strong>de</strong>jándola en evi<strong>de</strong>ncia ante<br />
el engaño que pretendía ten<strong>de</strong>rme como una trampa.<br />
—¡Antonio, escúchame, por favor!—dijo en un tono<br />
<strong>de</strong> súplica que corté con un soberbio manotazo en plena<br />
boca.<br />
Sus palabras se convirtieron en llanto. Temblaba y mi<br />
acertado golpe la hizo sucumbir. Se recogió sobre sí y quiso<br />
<strong>de</strong>mostrar <strong>de</strong>bilidad y <strong>de</strong>sprotección. Sé que lo hacía<br />
como táctica, a fin <strong>de</strong> mostrarse tan <strong>de</strong>svalida y <strong>de</strong>samparada<br />
como pue<strong>de</strong> estarlo un quejumbroso animalejo atrapado<br />
en un cepo, esperando la nada o su propia muerte.<br />
Pero su postura dio nuevos bríos a mi ira e, inclemente,<br />
primero a empellones y luego, casi en volandas, la llevé<br />
hasta el dormitorio como quien traslada un saco viviente.<br />
194