Libros y otros libros251.pmd - Casa de las Américas
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NORGE ESPINOSA MENDOZA<br />
Una explosión<br />
en tiempo Gamma*<br />
* A propósito <strong>de</strong> La paranoia, <strong>de</strong> Rafael Spregelburd, La Habana,<br />
<strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> Américas, 2007. Premio <strong>de</strong> teatro.<br />
Una pieza teatral <strong>de</strong> Rafael Spregelburd no es una<br />
suma <strong>de</strong> escenas que pueda el lector-espectador<br />
disfrutar convencionalmente /Tal vez el verbo «disfrutar»<br />
resulta prescindible, y alguien preferiría un término<br />
menos cálido: acce<strong>de</strong>r/ Me permito entonces reescribir<br />
la frase: una pieza <strong>de</strong> Spregelburd no es una suma a la<br />
que pueda el espectador acce<strong>de</strong>r como lector convencionalmente/<br />
Pero con toda probabilidad es ahora el adverbio<br />
lo que sobra, en tanto el autor <strong>de</strong> La paranoia (Premio<br />
<strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> Américas 2007) parece no pactar en<br />
sus reg<strong>las</strong> <strong>de</strong> juego con lo convencional, y rechace la<br />
expresión/ Sin embargo, la convención, <strong>las</strong> estructuras<br />
<strong>de</strong> lo convencional resultan imprescindibles como<br />
norma a trastocar a lo largo <strong>de</strong> esta extensa pieza, y<br />
como guiño a quien se interese en esta nota prefiero<br />
<strong>de</strong>jar esa palabra a la vista/ Tan a la vista como la nada en<br />
la cual el director y dramaturgo argentino levanta una<br />
especie <strong>de</strong> panóptico: un juego <strong>de</strong> espejos que solo<br />
refleja la calidad <strong>de</strong>l espejo vecino/ Sus personajes viven<br />
en ese espacio <strong>de</strong> nada que media entre una superficie<br />
y la otra, en el azogue mismo/ Claro que ahora tal<br />
vez la palabra que esté <strong>de</strong> más, sea espejo/ En el teatro<br />
Spregelburd los espejos, como si se empeñaran en retratar<br />
vampiros, no alcanzan nunca a retratar una faz<br />
verda<strong>de</strong>ra/ Verda<strong>de</strong>ra: otra palabra extraña para quien<br />
se asome a esta obra como quien preten<strong>de</strong> leerse en<br />
un espejo/ El rostro <strong>de</strong> un actor es el <strong>de</strong> sus personajes/<br />
Un actor es un vampiro y no se refleja más que<br />
mediante sus máscaras.<br />
Para quienes tuvieron la suerte <strong>de</strong> disfrutar en una<br />
<strong>de</strong> <strong>las</strong> pasadas ediciones <strong>de</strong>l Mayo Teatral que organiza<br />
la propia <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> Américas<br />
<strong>de</strong> La estupi<strong>de</strong>z, pue<strong>de</strong> que<br />
La paranoia no resulte ya tan<br />
sorpren<strong>de</strong>nte. Los alumnos que<br />
Rafael Spregelburd acogió en<br />
su taller <strong>de</strong> escritura teatral tendrán<br />
/aparentemente/ algunas<br />
facilida<strong>de</strong>s para recorrer sin<br />
mareo excesivo los saltos <strong>de</strong><br />
tiempo, los juegos verbales, el<br />
trastocamiento <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s<br />
que presi<strong>de</strong> aquella pieza y esta<br />
/no en bal<strong>de</strong> partes <strong>de</strong> una serie<br />
también integrada, hasta ahora, por La inapetencia/La<br />
extravagancia/La mo<strong>de</strong>stia/y El pánico/ Aquellos<br />
que renunciaron al maratón <strong>de</strong> casi tres horas que<br />
<strong>de</strong>moraba el Patrón Vázquez /su grupo/ en representar<br />
la compleja trama que implicaba a una veintena <strong>de</strong> personajes<br />
diversos encarnados por un mínimo <strong>de</strong> eficaces<br />
actores /Spregelburd mismo entre ellos: con qué<br />
perverso placer escribirá para sí ciertos personajes/<br />
retroce<strong>de</strong>rán espantados ante <strong>las</strong> más <strong>de</strong> ciento cincuenta<br />
páginas <strong>de</strong> esta otra pieza suya, en la que el<br />
autor, malsanamente, se entretiene con escenas brillantes<br />
y algunas que parecen enredarse sobre sí para<br />
alcanzar aquel efecto «sacador <strong>de</strong> quicio» con el cual<br />
nos atormentaron <strong>las</strong> vanguardias hasta no hace mucho<br />
en sus más <strong>de</strong>svaídas versiones. En aquel taller<br />
Spregelburd habló, más que <strong>de</strong> escritura, <strong>de</strong> fractales,<br />
<strong>de</strong> holística, <strong>de</strong> tiempo y vacío, <strong>de</strong> probabilida<strong>de</strong>s matemáticas,<br />
etcétera. Su teatro es /también/ un vampiro<br />
que se alimenta <strong>de</strong> esos <strong>de</strong>shechos que el arte no recicla:<br />
ha leído física y otras materias semejantes para<br />
poner en crisis un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cultura que no apela a esos<br />
referentes. El lector/espectador tendrá que <strong>de</strong>jarse llevar,<br />
en La paranoia, tal y como sucedía con estos<br />
argumentos en La estupi<strong>de</strong>z. Esperará, inocente y aristotélicamente,<br />
que al final ese caos se resuelva en un<br />
nuevo or<strong>de</strong>n. Error/a pesar <strong>de</strong> manejar elencos numerosos<br />
(al menos en su dramatis personæ) Spregelburd<br />
no tirará los dados a la manera <strong>de</strong> Shakespeare. Creo<br />
que sus piezas no preten<strong>de</strong>n otra cosa, en el fondo, que<br />
inducirnos a pensar que el caos es en sí la única nor-<br />
Revista <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> Américas No. 251 abril-junio/2008 pp. 137-139<br />
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