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Primera parte - La Hoja Volandera

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LA HOJA VOLANDERA<br />

RESPONSABLE SERGIO MONTES GARCÍA<br />

Correo electrónico sergiomontesgarcia@yahoo.com.mx<br />

En Internet www.lahojavolandera.com.mx<br />

DE LA LITERATURA<br />

(<strong>Primera</strong> <strong>parte</strong>)<br />

Juan Antonio Castañeda Arellano*<br />

*Profesor de la Universidad de Guadalajara y<br />

de la Universidad Pedagógica Nacional.<br />

jacasta10@hotmail.com<br />

¿Para qué sirve la literatura Para conmover el corazón humano y crearnos<br />

desasosiego, pensar lo irremediable, para que lo fantástico no sea suficientemente<br />

fantástico, para hacer un sabroso viaje por la filosofía, la política, el arte y la ciencia<br />

y demás truculencias, desde los tiempos remotos hasta el día de hoy. <strong>La</strong> voz de la<br />

imaginación es algo muy importante, construye situaciones que no pueden darse<br />

en la realidad pero son comprensibles desde este lado.<br />

¿Qué puede aportar la literatura <strong>La</strong> lucidez, lo contrario de la ingenuidad. <strong>La</strong><br />

literatura es un motor, un generador, una enorme fuente de energía. “<strong>La</strong> literatura<br />

es ‘la vieja puta’, la marrana sentimental y embustera, la vieja alcahueta de todos<br />

los sueños y encantamientos que la persona es capaz de proyectar en este mundo”,<br />

Juan Marsé.<br />

<strong>La</strong> literatura no resuelve, sin embargo, nos ayuda a vivir. <strong>La</strong> literatura es, en<br />

primer lugar, una de las maneras fundamentales de nutrir la consciencia. Desempeña<br />

una función esencial en la creación de la vida interior y en la ampliación y<br />

ahondamiento de nuestras simpatías y nuestras sensibilidades hacia otros seres<br />

humanos y al lenguaje.<br />

<strong>La</strong> carcajada es la mejor arma contra la solemnidad sectaria y sus pretensiones<br />

históricas, objetivas y realistas. <strong>La</strong> ficción no es una broma. Es una manifestación<br />

de la diversidad cultural, personal y espiritual de la humanidad. <strong>La</strong> mala literatura<br />

se queda en el nivel de la virtud. Es un melodrama de buenos contra malos. <strong>La</strong><br />

buena literatura asciende al nivel de los valores en conflicto. Es paradójica, conflic-<br />

Agosto 10 de 2013


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DE LA LITERATURA (I)<br />

tiva y no tiene moral. En la literatura, la verdad es sólo búsqueda de la verdad, y el<br />

conocimiento es sólo lo que ambos, escritor y lector, sean capaces de imaginar.<br />

<strong>La</strong> única realidad literaria concebida es el lenguaje. A través del lenguaje se<br />

ve, oye, huele y siente. Hablar es lo mismo que existir. El lenguaje moldea y genera<br />

la vida. Lo que algunos denominan literatura, serían los viajes de la imaginación a<br />

través de la memoria o de las memorias, tanto del ámbito colectivo, como del ámbito<br />

individual. En este viaje encontraremos posiblemente una concordancia entre<br />

lo que sería la memoria y el origen del hecho literario. <strong>La</strong> literatura es un diálogo<br />

sin fronteras y algo así como una oración eterna.<br />

<strong>La</strong> literatura nos marca línea sin consignas. <strong>La</strong> literatura no es un registro<br />

empírico de la realidad, sino el registro en potencia de eso que llamamos realidad.<br />

Pero la literatura puede ser también un viaje en ella misma, independientemente<br />

de los escenarios que pueda contener. Ejercitarse en la alta literatura constituye un<br />

ejercicio preparatorio para la sabiduría.<br />

<strong>La</strong> literatura propicia frescura para volver a retornar la vida. <strong>La</strong> literatura<br />

puede llegar a ser un grito libertario, también puede ser una imagen onírica de la<br />

angustia, de la sordidez, del absurdo, una metáfora de la soledad creativa. Hasta<br />

una impecable y siniestra sonrisa cuya intensa autonomía no intenta promover ningún<br />

tipo de rebelión. El pasado es de hierro, diría Borges, y el presente cambiante,<br />

incierto y en constante proceso de dejar de ser para combatirse.<br />

El mundo recogido por el arte moderno y por la literatura moderna es un<br />

mundo en el que la palabra ha roto toda posibilidad de solipsismo para desparramarse,<br />

esparcirse y disolverse como conversación. Cuando nos expresamos, sea hacia<br />

adentro o hacia fuera, vivimos siempre en una tensión que relaciona lo exterior<br />

con lo interior, el individuo con el mundo, el mundo de los humanos con el mundo<br />

de los animales y de los objetos, los vivos con los muertos. <strong>La</strong> conversación, que es<br />

la que nos da fundamento a cada uno de nosotros y lo que nos permite nuestra relación<br />

con los demás y con el mundo, es funcionalmente, representación, y también<br />

juego.<br />

En la literatura antigua, el conflicto medular se desliza entre la obligación<br />

moral y su cumplimiento, mientras que en la narrativa moderna la lucha es entre el<br />

deseo y su satisfacción. En la literatura, la sabiduría no puede separarse de la representación<br />

del deseo, del que Eros no es más que uno de sus componentes. El ensayo<br />

dicen los críticos es de Montaigne, al igual que el teatro es de Shakespeare, la<br />

épica de Homero y la novela para siempre de Cervantes.<br />

Sólo en el mundo onírico somos capaces de romper los límites de la necesidad<br />

y de llegar a concebir –desordenadamente– un concepto de libertad ilimitadamente<br />

más amplio que el que podemos concebir en la conciencia de la vigilia y, por<br />

supuesto, del que podemos concebir desde el punto de vista de lo que se puede denominar<br />

o denominan moralidad. Se podría decir, incluso, que sólo en el sueño<br />

podemos llegar, no a concebir o a imaginar, pues eso también es posible en otras<br />

dimensiones, sino a vivir una existencia de algo así como de dioses: <strong>La</strong> gran tautolo-<br />

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DE LA LITERATURA (I)<br />

gía de un dios que sueña con el hombre, además sueña con ser dios. Sólo en el espacio<br />

de esa ilimitada libertad creativa del sueño se puede concebir el cierre del círculo.<br />

Todo lo que vivamos, tanto de goce como de dolor, será siempre más limitado<br />

que aquello que podamos soñar.<br />

En una sociedad en la que hay límites a la apertura y límites a la libertad, la literatura,<br />

la alternancia… No tiene límites: Sólo diferencias. <strong>La</strong> literatura es la bitácora<br />

necesaria para atisbar un porvenir en un horizonte abierto sin obstáculos, y en<br />

el que la imaginación es la que acompaña el tránsito.<br />

Partimos de la creencia que todo lo que verdaderamente sucede en el mundo,<br />

ocurre fuera del blanco y negro de la verdad y la mentira, de las convicciones establecidas.<br />

En el momento en el que alguien está seguro de algo, deja de interesarnos.<br />

<strong>La</strong> fragilidad y la incertidumbre en la existencia nos interesan. <strong>La</strong>s fracturas, los<br />

fragmentos, las relatividades, los matices, que existen en un tiempo no medido. De<br />

ahí nuestro interés por el mundo del sueño, de la imaginación. Un mundo-otro. Claves<br />

listas para ser descifradas o traducidas, o en otras palabras, listas, para adquirir<br />

sentido.<br />

<strong>La</strong> literatura no es menos formativa que la filosofía: <strong>La</strong> poesía dicen algunos<br />

críticos es la que probablemente marca la cima de las posibilidades del ser humano.<br />

Tal vez como problema literario interese más la moral que la política. Algunas maneras<br />

de escribir parece que no entienden el mundo, y de lo que se trata es de comprenderlo<br />

mediante las obras literarias… Pero la literatura no sería nada, si no estuviera<br />

impregnada de mentiras.<br />

<strong>La</strong> literatura es creación y donde no hay creación se degrada la vocación humana<br />

de soñar, proyectar, arriesgarse, añadir vivencias profundas e insospechadas<br />

al periplo del ser humano por el mundo. <strong>La</strong> rutina cómoda pero determinante de la<br />

existencia, marchita la esperanza y ahonda la distancia entre el hombre y la libertad.<br />

<strong>La</strong> creación tiene en esencia miradas, como melodías que nos devuelven en<br />

un territorio que nos pertenece, y que está ocupado por otros, que usurpan los gustos<br />

y los placeres y que arrebatan nuestros sueños. Uno no puede cambiar el mundo,<br />

pero puede uno transformar el rumbo de su vida, de su gusto y de su mirada.<br />

Una tarea heroica resulta pensar en la honradez intelectual, en eso posiblemente,<br />

los grandes científicos y literatos son heroicos.<br />

Hay que saber sentir sinceramente, la emoción de la literatura entre las ruinas<br />

y los restos de esta civilización podrida y perdida, aunque con la ironía necesaria.<br />

Una belleza amarga que expresa el sentimiento de pérdida y derrota de amargura y<br />

de ruina.<br />

Fuente: Juan Antonio Castañeda Arellano, El aroma de la hiel. Murmullos, balbuceos y delirios, Acento<br />

Editores, México, 2010, pp. 91-102.<br />

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