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tropicalismo y transculturación en Gilberto Freyre y Fernando Ortiz

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ESTUDIOS. Revlsta de tnv€sttg¿cio¡G Ltt r¿rh! y Cültü¡ol€s. Ano 10, No 19. C¡aca!, <strong>en</strong>e.jul. 2002, pp. 11 34<br />

TRAVESTISMOS CULTURALES :<br />

TROPICALISMO Y TRANSCULTURACIóN<br />

EN GILBERTO FREYRE Y FERNANDO ORTIZ,<br />

I<br />

I<br />

¡ossrANNA Annovo<br />

Universidad de Michigan. Ann Arbor<br />

En los últimos diez años y con €l auge de los estudios culturales, la obra de Gilb<strong>en</strong>o Fr€yrc y de Femando<br />

Oriz y, e¡ específico, sus teoías de tmpicali<strong>en</strong>o t trunsculturución, h^n Eanado popula¡.idad. ¿Cu¡íl es la<br />

contribución principal de estas teoías a la definición de la modemidad larinoañericana y ¿cómo<br />

repres<strong>en</strong>tan el sujeto y la política lalinoamericá¡a <strong>en</strong> un cont€xto global Este <strong>en</strong>sayo es un aniílisis de los<br />

aciefos y las contradicciones pdncipales de las teoias de tropicalísmo y tonscubu.ación <strong>en</strong> bs obras del<br />

brasileño <strong>Gilberto</strong> Frelr y el cub¡¡o Femando <strong>Ortiz</strong>, autor€s de Caso-Crande y S<strong>en</strong>zala (1933) y<br />

Cont¡apunteo cubano del tabaco y el aaúcat (1940). Pa¡ti<strong>en</strong>do del úavestismo cultu¡al como una esFategia<br />

de ¡epres<strong>en</strong>tación del sujeto de la escritum analizo las cont¡adicciones de estai t€oaías, especíñcam<strong>en</strong>te las<br />

que se hac<strong>en</strong> pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do r¡na "armonía" racial, <strong>en</strong> un discurso cuhu¡al que sigue si<strong>en</strong>do €xcluy<strong>en</strong>te,<br />

normalizador, y que sexualiza y feminiza a esas cülturas negras que repres<strong>en</strong>t& Concluyo con ura rcflexión<br />

cítica sobrc la ins€rción de las lrarraúvas freyria¡as y oficiá¡as <strong>en</strong> nuestro mundo global, y la importancia<br />

de e¡tmder sus contradicciones con el fin de def¡ni¡ los espacios desiguales, políticos, sociates y<br />

económicos de la modernidad latinoame¡icana.<br />

P¡lab.as clave: mestizaje, travestismo cultural, discu¡sos de ¡¿24 génerc, sexualidad, Gilbe¡to Fr€yre,<br />

tsopicalismo, Fema¡do <strong>Ortiz</strong>, t¡anscultu¡ación, mod€midad latinoamerica¡a.<br />

CIJLTURAL TRAVESTISM: TROPICALISM A¡ID TRANSCUI]TIJRATION IN GILBERTO<br />

FREYRE AND FERNANIX) ORTIZ<br />

In the last t<strong>en</strong> yea¡s, critical discussion of Gilbefo <strong>Freyre</strong>'s tmpicalísm and Fe¡nando Oniz's<br />

transcuhurationbas gained popula¡ity in látin Ame¡ican cultural studies. What is the r¡ain cont¡ibution of<br />

fhese theories in the definilions of htin America's modemity A¡d, how do they rcprcs€nt subjectivity and<br />

politics in a globdized contex! This essay á¡alyzes the key and conüadictory elern<strong>en</strong>ts of t¡op¡ca¡nn and<br />

tronsculturation in the works of the B¡azilia¡ sociologist Gilbe(o Frey¡€ and the Cubá¡ ethnogmpher<br />

<strong>Fernando</strong> <strong>Ortiz</strong>, pa¡ticula¡ly in üeir wo.ks, C¿ra-Grande J S<strong>en</strong>ztla (The Masterc and Slaves) (1933\ a\d<br />

Contrapunko cubaao del tabaco y el aaúcar \Cuban Covnterpoint of Tobacco and Sugar) (1940). One of<br />

the main contradictions of ü€se lheories is rclated to üe reprcs<strong>en</strong>talion of Black subjecB and culturcs.<br />

I Este <strong>en</strong>sayo fo¡ma pafe de un capítulo de mi libro titulado lrdv¿rf¡inros culturales: literatura J<br />

e ograf., <strong>en</strong> Cuba y Brdri¿ <strong>en</strong> donde utilizo la metáfora del t¡avestismo cultual pa¡a probl<strong>en</strong>¡átizar<br />

los c¡uces <strong>en</strong>tr€ la liteÉtura, la etnografía y la perforÍiarividad del sujeto cultural <strong>en</strong> varias novelas y<br />

ehog¡afias bmsileñas y cubanas (Pittsburgh: Editorial Ibemamericana. 2002). Agradezco Ia invit¿ción<br />

de Luis Duno Cofb€.9 y los com<strong>en</strong>Erios de F¡a¡cine Masielto, Julio RÁmos y Candace Slater a las<br />

primeras veñiones de est€ lrabajo,<br />

ll


Taking cukural tra¡svestisrh as a stategy in the rcpre\<strong>en</strong>larion of rhe subjecr in lheif works, I look ar üe<br />

contradictions of üese theorjes, specifically those that claim a "racial hañrony", which is done so rh¡ough<br />

a cultural discouñe in which üese writ€rs continue to exclude, subordinate, sexualize an¿Vor feminize<br />

Black subjects and cuhures. My conclusion discusses the possibilities of undeNtanding the coniribulions<br />

ofthese lwo witers, pa¡ticularly how lhey define unequal ¡ealitjes for lldn America -political.<br />

social a¡d<br />

economical- whlle at the sarne lime it reflects upon rhe conEadictions ofthese cultural narr¿uves.<br />

Key words: mestiaaje, c\tlnrr^l travestism. race, g<strong>en</strong>der, sexuality. Farnando Otiz. transcuhüration.<br />

Cilb<strong>en</strong>o Frelte. Eoprca¡ism.<br />

P€ro todo el¡o es puro <strong>en</strong>gaño [...] porque América,<br />

toda Améric¡ es mesúza.<br />

Fema¡do <strong>Ortiz</strong><br />

El <strong>en</strong>qaño de hs rozas<br />

A exprcssáo l;lerária e, em vado. ca$!. purg¿eáol e<br />

scmp¡e, ¡evelaeao. Ac<strong>en</strong>tue-s€ m¿is um3 vez: a<br />

literatura b¡asileira é como outras literatuas nacionais,<br />

uma literatura impura<br />

crrb€ro F¡eyrc<br />

Heróis e vildes no mruutce btusileim<br />

I. Ideologías: <strong>Gilberto</strong> Frcyrc y <strong>Fernando</strong> <strong>Ortiz</strong><br />

El mestizaje racial ha sido y es. aún hoy, uno de los pilares fundam<strong>en</strong>tales desde<br />

el cual se ha construido la id<strong>en</strong>tidad latinoamericana. La diversidad racial y cultural<br />

que forma lo que José Ma¡tí definió como "nuestra América mestiza" ha sido desde<br />

el siglo diecinueve la preocupación principal de los discursos políticos, económicos e<br />

intelectuales latinoamericanos. La creación de un espacio discursivo único désde<br />

donde se plantee "lo latinoamericano" como espacio de difer<strong>en</strong>cia pate, por<br />

consigui<strong>en</strong>te, desde esta visión unihria y homogénea. Sin embargo, y como señalaba<br />

con lucidez Antonio Comejo Pola¡, el mestizaje es uno de los ejes más conhadicrorios<br />

que organizan lo que él d<strong>en</strong>ominó "heterog<strong>en</strong>eidad cultural" latinoamericana. Para<br />

Cornejo Polar, el mestizaje no sólo definÍa el latinoamericanismo <strong>en</strong> su s<strong>en</strong>tido más<br />

tradicional, sino también desplazaba una serie de conflictos reales <strong>en</strong>tre razas, clases,<br />

l<strong>en</strong>guajes y cuerpos que mant<strong>en</strong>ían el legado de nuestra historia colonial. Estos cruces<br />

de poder que se fueron formando <strong>en</strong> el contexto colonial, fueron creando, ya <strong>en</strong> el<br />

siglo diecinueve, el imaginario principal desde donde se empezó a escribir eJ orig<strong>en</strong><br />

y el progeso de las naciones. El mestizaje racial fue el c<strong>en</strong>tro c¡eativo de ese<br />

imaginario, ya que armonizaba de varias formas muchas de las contradicciones<br />

sociales y políticas de las nuevas constituciones. Si por un lado, como señala<br />

Anderson, la nación imagina la heterog<strong>en</strong>eidad racial y cultural como un todo<br />

I2


homogéneo, al mismo tiempo ese imagina¡io es el que consolida el saber de este<br />

discurso letrado.<br />

Las ideologías del mestizaje <strong>en</strong> América Latina, específicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el fin de<br />

siglo, revelan <strong>en</strong> su diversidad de voces cíticas y articulaciones políticas, la<br />

necesidad de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der "la difer<strong>en</strong>cia" latinoamericana. l,a importancia que tuvo esta<br />

elite intelectual deja ver claram<strong>en</strong>te que <strong>en</strong> el discurso lati¡oamericanista hay una<br />

relación directa <strong>en</strong>tre el mestizaje racial y la creación del concepto modemo de<br />

"cultura". Y es que, como han visto <strong>en</strong> detalle Christopher Herbert y RobeÍ Young,<br />

<strong>en</strong>tre otrcs, <strong>en</strong>tre ambos existe una ¡elación di¡ecta, complem<strong>en</strong>taria y paradójica, ya<br />

que se forman <strong>en</strong> un contexto <strong>en</strong> el que subyace el <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tm <strong>en</strong>tre dos o más grupos<br />

étnicos o culturales <strong>en</strong> una relación de poder y de dominio (política, económica,<br />

social, sexual). Los países latinoamericanos desde su colonización fundan un eje<br />

discursivo <strong>en</strong> el que estos cruces de poder val formando, desde los conflictos raciales,<br />

de clases y de género, las nuevas culturas laünoamericanas.<br />

Uno de los propósitos principales de este discurso era el de subvertir la visión de<br />

otredad racial y biírba¡a que t<strong>en</strong>ían los europeos dé Latinoamérica desde la conquista<br />

y, particularm<strong>en</strong>te, la sexualización y feminización de lo latinoamericano, que<br />

aparecía como parte de la retórica es<strong>en</strong>cialista del modelo europeoz. Según este<br />

modelo, las culturas 'fuefes" eran las culturas europeas o blancas que a pesar de que<br />

se mezclaban lograbal "blanqueaf' la raza y conseguir el adelanto económico e<br />

intelectual, mi<strong>en</strong>tras que las cultu¡as débiles eran más oscuras y nunca lograrían<br />

definirse como "civilización" dado su atraso físico, moral e intelectual. Estas<br />

primeras definiciones sobre culturas "fuefes" o "débiles" se formaron, por<br />

consigui<strong>en</strong>te, debde una retódca del poder que sexualizaba y feminizaba al otro, muy<br />

propia de los contextos coloniales (Adomo, Bhabha, Young). Por consigui<strong>en</strong>te, la<br />

raza como el subtexto formativo de las teoías antropológicas y sociológicas del<br />

orig<strong>en</strong> de las culturas com<strong>en</strong>zó a escribirse abriéndose a otros significantes como la<br />

sexualidad y el género. Es así como <strong>en</strong> Latinoamérica la definición de la cultura y del<br />

sujeto cultural se complem<strong>en</strong>tó, desde sus oíg<strong>en</strong>es, con el perf,rl del sujeto colonial<br />

(Bhabha, Young). Para Homi K. Bhabha, este factor crea una serie de divisiones y<br />

desplazami<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> la unidad "homogénea" de los discursos nacionales (1991: 296).<br />

La llamada '\¡niversaüdad" del p<strong>en</strong>sarni<strong>en</strong>to frlosófico occid<strong>en</strong>tal excluyó<br />

abiertam<strong>en</strong>te a las culturas mixtas de su esquema. Ya José Martí <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de esta<br />

contradicción cuando <strong>en</strong> "Nuestra América" ataca a las llamadas "razas de librería".<br />

Martí vio claro que para elaborar un discurso que definiera "lo nuestro" como un todo<br />

homogéneo había que definir lo uno desde lo diverso y que pÍrfa hace¡lo debería<br />

2 Ver los <strong>en</strong>sayos de Role¡a Adomo, Rob<strong>en</strong>o Femández Ret¡ma¡, Mafin Li€nhard y Kemy Oyanú¡.<br />

l3


tomar una postura sob¡e las razas. Si para José Martí, a fines de siglo, utilizar el<br />

tér¡nino "razas" era hablar de "culturas", <strong>en</strong> el caso de <strong>Gilberto</strong> <strong>Freyre</strong> y Femando<br />

<strong>Ortiz</strong> <strong>en</strong> la segunda década del siglo veinte, la "cultura" se relativiza separándose del<br />

concepto de razar. Aunque son proyectos que se derivan del positivismo ci<strong>en</strong>tífico (al<br />

que pert<strong>en</strong>ece por va¡ios años <strong>Fernando</strong> Ofiz), ambos pan<strong>en</strong> de dos preocupaciones<br />

principales: ¿cómo integrar las ¡roblaciones negras al discurso nacional y ¿cómo<br />

nanar el imaginario de la cultura nacional d<strong>en</strong>tro de los pari4metros de un discurso<br />

modemo<br />

En estos últimos diez años, y <strong>en</strong> particular con el auge de los estudios culturales,<br />

las teorías de <strong>Gilberto</strong> <strong>Freyre</strong> y Femando Oniz, y <strong>en</strong> específico sus visiones sobre el<br />

trop¡calísruo y Ia transculturación han ganado popularidad. Aunque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sus<br />

difer<strong>en</strong>cias, ambas visiones defin<strong>en</strong> un tipo de subjetividad cultural propia a úavés de<br />

una visión positiva de la mezcla racial. También, inauguran un tipo de discurso<br />

híbrido, que se sitúa <strong>en</strong>tre la literatura y la etnografía, con el fin de Íaducir el saber<br />

de las poblaciones negras e integrar ese saber al discu¡so nacional. Desde este<br />

discurso sobre el "saber del otro", hay que destacar que éste no aspira a concederle<br />

igualdad jurídica, social y económica a esos otros que parece integar. De ahí que<br />

estas teoías separ<strong>en</strong> el cuerpo de sus refer<strong>en</strong>tes; <strong>en</strong> otras palabras, <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>dan el<br />

cuero negro como una serie de refer<strong>en</strong>tes sernióticos que aunque movilizan la<br />

cultura ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que verse corno ejes "controlados". No es sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te, pues, que<br />

ambas visiones del mestizaje y sus aportaciones principales, las teorías del<br />

tropicolismo y la transculturación, surjan <strong>en</strong> sociedades post-esclavistas como la<br />

cubana y la brasileña cuyos proyectos nacionales se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taban, desde el fin de siglo<br />

diecinueve, con "el miedo al negro" o "el problerna negro".<br />

Este <strong>en</strong>sayo se pres<strong>en</strong>ta como una propuesta de lectum de las apofaciones teóricas<br />

de Glberto <strong>Freyre</strong> y Femando <strong>Ortiz</strong> <strong>en</strong> su definición de la "difer<strong>en</strong>cia" latinoamericana.<br />

Asimismo, revela las contradicciones del proyecto freyriano y oficiano,<br />

específicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el discu¡so racial a la luz de sus obras Casa-Grande y S<strong>en</strong>zakl<br />

(1933) y Contrapunteo cubano dcl mbaco y el a1úcar (\940). Mi lectura se localiza<br />

3 Esta separación dcl concepto de cultu¡a de lal interpretaciones raciales se debe mayorm<strong>en</strong>te a la<br />

influ<strong>en</strong>cia de Fra¡z Boas (Alern¿¡ia, Estados UDidos 1858-1942) y, <strong>en</strong> paficular. a su <strong>en</strong>sayo de 1894<br />

titulado "Huma¡ Sci<strong>en</strong>ce ¿s Detemined by Man". Boas fue la m<strong>en</strong>ialidad ci<strong>en</strong>tífica m.ís importanre<br />

de su tiempo. Su influ<strong>en</strong>cia originó los debates de la annopología como ci<strong>en</strong>cia académica <strong>en</strong> los<br />

Eslados Unidos. Sus cáteóas de a¡!.opología frsic4 folklorc y raza ñ¡eron crcadoras de una ci<strong>en</strong>cia<br />

de la cultu¡a <strong>en</strong> las unive$idades estadoünid<strong>en</strong>ses. El concepto de cuhura anles de Boas,<br />

especíñcam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la antsopología alem¿¡a y anglo-arnericana, estaba muy influido por la escuela<br />

evolucionista <strong>en</strong> la que la cultua y la ü.adición "were oft<strong>en</strong> associated wirh a ¡ower evolutionary stalus,<br />

fr€qu<strong>en</strong>dy a¡gued in raciál tems" (202). It obra del i¡glés Herbe( Sp<strong>en</strong>cer es uno de los ejemplos<br />

Ílís significativos de €sta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia. Sobrc F¡a¡z Boas y su concepto de cultlÍa ver los <strong>en</strong>sayos de<br />

Amold Krupat (1992) y c€orge W. Srocking Jr (1982).<br />

14


precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los cruces <strong>en</strong>tre literatura y etnografía <strong>en</strong> la obra de ambos autores y<br />

<strong>en</strong> su necesidad de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la cultura como espacio de transición, cambio, lucha y<br />

p€rformatividad. De ahí que su discurso sobre la cultura pueda leerse a través del<br />

travestismo cultur¿l como estrategia de repres<strong>en</strong>tación, subordinación y deseo fr<strong>en</strong>te<br />

a las poblaciones negras.<br />

Defino havestismo cultural como una estrategia a través de la cual el (la)<br />

escritor(a) se <strong>en</strong>mascara como sujeto para realiza¡ un juego de alianzas,<br />

subordinaciones y acercami<strong>en</strong>tos sinuosos con la otredad negra que está<br />

repres<strong>en</strong>tando. Esta estrategia pafe del discurso racial y moviliza a su vez las<br />

construcciones de género y sexualidad. El travestismo cultural como un lugar<br />

conflictivo <strong>en</strong> la repres<strong>en</strong>t¿ción del otro negro, el mulato- es el espacio <strong>en</strong> el<br />

-el<br />

cual se hac<strong>en</strong> juegos de id<strong>en</strong>tificación, espejeo y reconocimieito continuo, que<br />

desplazan la escritura para finalm<strong>en</strong>te abolir la constitución de un sujeto fijo. Es así<br />

como el sujeto de la escritura se "subordina" simbólicam<strong>en</strong>te a la otredad para<br />

constituirse a sí mismo. La relación amo-esclavo de la que patt<strong>en</strong> estas na¡rativas<br />

recrea el mom<strong>en</strong>to y la "lucha ' por la que se forman nuevos sujetos (Kdjeve-Hegel,<br />

l9ó9: 3-30; Butlef, 1997:31-62). El travestismo cultural es un lugar <strong>en</strong> la repres<strong>en</strong>tación<br />

que muesÍa estos "llamados a sef' del otro, <strong>en</strong> los que el sujeto de la escritura "se<br />

pierde" <strong>en</strong> el otro estra¡égicam<strong>en</strong>te, pa¡a poder repres<strong>en</strong>tarse a sí mismo. Estos procesos<br />

de id<strong>en</strong>tificación de cualquier sujeto se lleva¡ a cabo <strong>en</strong> estas etnografías y textos<br />

literarios <strong>en</strong> nornbre de la arnonía y la 'totalidad" de la cultura y de la nación, pero<br />

a pafir de las repres<strong>en</strong>taciones culturales y el cuerpo de los otros. De un modo<br />

evid<strong>en</strong>te, estas na¡rativas se sitúan <strong>en</strong> la dialéctica modema <strong>en</strong>tre cuerpo y razón, pero<br />

su dife¡<strong>en</strong>cia radica <strong>en</strong> la forma <strong>en</strong> que se construy<strong>en</strong> como na¡rativas progresistas y<br />

racionales, ya que esa misma necesidad del cuerpo del otro produce varias posiciones<br />

de suj€to, <strong>en</strong> las que se privilegia un sujeto deseante pero al mismo tiempo, totalm<strong>en</strong>te<br />

subyugado al "podet'' del otro.<br />

Tanto <strong>en</strong> Cuba como <strong>en</strong> Brasil, "la mulatez" como sinónimo de mestizaje y los<br />

tipos raciales que forman parte de la mezcla pasarán a ser los actores de lo que <strong>Freyre</strong><br />

ha llamado tipos socio-antfopológicos: "onde as formas de corpo, e de personalidade;<br />

as marc¿rs de do<strong>en</strong>gas, accid<strong>en</strong>tes e vícios, por acaso deformadoras de corpo ou de<br />

personalidade" estiín pres<strong>en</strong>tes, y se privilegia lo que <strong>Freyre</strong> destaca como "pessoa<br />

social" vista como "pessoa d¡amática" (1979: 6). Sin embargo, estos personajes<br />

"tipos" que conforman el discurso nacional pres<strong>en</strong>tan una preocupación por la<br />

reproducción sexual y la moral <strong>en</strong> el discuno racialo. Estas na¡rativas culturales<br />

4 Como señala Nancy L. Stepan (1991) la incorporación que hac<strong>en</strong> los ci<strong>en</strong>tíficos laiinoariericanos de<br />

la eug<strong>en</strong>esia como ci<strong>en</strong>cia que se preocupaba poi el sa¡ea.rni<strong>en</strong>to de las poblaciorEs y los cuerpos,<br />

especialm<strong>en</strong>te el de la mujer, pam que esiuviem capacitado pa¡a reproduci¡ se¡es huna¡os fue¡tes,<br />

intelig<strong>en</strong>tes, de belleza 'tugénica" y ap¡os pa¡a la vida social, es fundam<strong>en</strong>tal para Oniz y para <strong>Freyre</strong>-<br />

15


uscan, a pa.rtir de las religiones y las l<strong>en</strong>guas de orig<strong>en</strong> africano, la creación de un<br />

texto "mágico" que t<strong>en</strong>ga un l<strong>en</strong>guaje "sincrético" para repres<strong>en</strong>tar su cultura5. Es así<br />

como el escritor pasa a ser el mago de la palabra que, como creador original, accede<br />

al título de poeta, ya que como señala fuiz: "este ltítulo] se le daba originalm<strong>en</strong>te<br />

sólo a qui<strong>en</strong>es eran magos o taumaturgos, a los que hacían prodigios, a los que<br />

creaban" (1994:23; énfasis del autor). La "criollez" del l<strong>en</strong>guaje es la finalidad<br />

principal de estos procesos de incorporación y traducción. Es por esto que los<br />

personajes negros prove<strong>en</strong>, <strong>en</strong> muchos de estos textos, un l<strong>en</strong>guaje criollo desde el<br />

cual se quiere repres<strong>en</strong>tar la nacionalidad. Tanto <strong>Freyre</strong> como Ofiz coincid<strong>en</strong> <strong>en</strong> la<br />

fuerza "física', "originaria", "s<strong>en</strong>tim<strong>en</strong>tal" y "teatfal" de este l<strong>en</strong>guaje. El l<strong>en</strong>guaje<br />

del otro pasa a ser una "es<strong>en</strong>cia" que deforma el l<strong>en</strong>guaje europeo, lo traduce y lo<br />

subviefie constantem<strong>en</strong>te, pero que a la misn. ez reorgariza la narratiya. Es esta<br />

fuerza la que lee por ejernplo Ángel Rama cui incorpora la definición de <strong>Ortiz</strong> y<br />

analiza el gesto transculturador de la literatura . roamericana. Sin embargo, como<br />

ha visto Comejo Polar, hay un peligro inrrur.,¡rte <strong>en</strong> asumir "la es<strong>en</strong>cia" o la<br />

'lotalidad" de esos otros y de su saber.<br />

En ese s<strong>en</strong>tido, el travestismo cultural se sitúa <strong>en</strong> esta duplicidad del discurso<br />

freyriano y oniciano. Por un lado, su necesidad de crea¡ un discurso de la "difer<strong>en</strong>cia'<br />

que subyierta los estereotipos que ha creado el discuno filosófico y sociológico<br />

europeo; y, por el otro, su marcada ambival<strong>en</strong>cia al Íatar de integra¡ esos cuerpos<br />

negros a la narativa, ya que estos repres<strong>en</strong>tan "exceso", "aÍaso" o "barbarie". Las<br />

circunstancias históricas de este proceso se relacionan directam<strong>en</strong>te con la esclavitud.<br />

En el caso específico de Cuba y Brasil, las últimas sociedades <strong>en</strong> abolir la esclavitud<br />

<strong>en</strong> América (1886, 1888), la integración de una población de color numerosa crea un<br />

discurso cultural que confronta €sta misma necesidad de integración. Ya <strong>en</strong> el siglo<br />

diecinueve, las ci<strong>en</strong>cias y la literatura como foros repres<strong>en</strong>tativos de la realidad postesclavista-colonial,<br />

que estaba <strong>en</strong>trando a una modemidad periférica y marginal, se<br />

yuelcan a la interpretación de lo que se llamó "el problema negro"6. l¡s trabajos de<br />

Estos, corDo ci<strong>en</strong>tíficos soci¿les tuvieron que resporder a los rcclamos europeos y estadounid<strong>en</strong>s€s de<br />

la "ineptitud" de sus pobl¿ciones y clear, ssí, su propia visión de lo que era necesario para sus país€s.<br />

En e¡ caso específico de la cultu¡a afrocubana ver los <strong>en</strong>sayos de Eu8<strong>en</strong>io Matibag (1996) y Jos€<br />

Piedra ( I 997).<br />

Tanto e¡ Cuba como <strong>en</strong> Brasil esta mirada al "problema neg¡o" es!¡í relacionada con la formación de<br />

los discu¡sos nacionales. En Cub4 la Sociedad Económica de Amigos del País como un grupo<br />

formado por la eliie ilusúada que se <strong>en</strong>calgaba de los p¡obleD¡s económims y del capi¡al nacional<br />

pres<strong>en</strong>tó una serie de contradicciones ft<strong>en</strong>te al problema de la esclav,tud, Ésu era visu de un modo<br />

muy ambival<strong>en</strong>te ya que, por un lado, le daba riquezas económicas a la isla y, por el oEo, atrasaba el<br />

progreso industrial. ta labor del círculo de intelectuales que se reún<strong>en</strong> <strong>en</strong> la l<strong>en</strong>ulia de Domingo del<br />

Monte produce un grupo de t€xros y <strong>en</strong>sayos literarios que da¡ lugar al surgiúi<strong>en</strong>ro de la llamad¿<br />

literatura abolicionista. Ver los <strong>en</strong>sayos de Antón AÍufat (1990) y Antonio B<strong>en</strong>ítez Rojo (1989). En<br />

l6


Raimundo Nina Rodrigues <strong>en</strong> Brasil y Femando Oniz <strong>en</strong> Cuba, hablan de un sujeto<br />

masculino de color, delincu<strong>en</strong>te, excesivo y atávico. Esta const¡ucción ci<strong>en</strong>tífica<br />

buscaba "normalizar" a la población negra, que algunos creían <strong>en</strong> vías de<br />

desaparición y <strong>en</strong> la que veí¿n un atraso social que impedía el progreso socio-cultural<br />

de la nación. Pero, sin embargo, com<strong>en</strong>zaban a afticula¡ un discurso sobre el cuerpo<br />

que iba a ser c<strong>en</strong>tral para sus teorías de mestizaje positiyo <strong>en</strong> la segunda década del<br />

siglo veinte. La producción literaria y etnogr¡íñca de esta g<strong>en</strong>eración (1920-30), muy<br />

influ<strong>en</strong>ciada por las vanguardias europeas y el primitivismo, es la que crea el discurso<br />

legitimador de la "brasileñidad" y la "cubanía". Éste, contrario al del peíodo de<br />

ñnales de siglo, es un discurso celebratorio, híbúdo, que se ori<strong>en</strong>ta al estudio del<br />

orig<strong>en</strong> de las culturas negras. El cuerpo y sus políticas de id<strong>en</strong>tidad (raciales, de<br />

género y sexuales) sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do, sin embargo, el orig<strong>en</strong> clave de este discurso que<br />

continúa <strong>en</strong>focándose, como lo ha hecho desde el siglo diecinueve, <strong>en</strong> el sujeto<br />

masculino de color<br />

Es por esta razón que <strong>en</strong> estas narrativas culturales, particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la ficción<br />

y la etnografía de Gilb<strong>en</strong>o <strong>Freyre</strong>, se pone de lado el conflicto de clases <strong>en</strong> nombre<br />

de una "hermandad nacional" que no cambie las raíces del sistema. Esto muestra que<br />

muchos de estos trabajos, <strong>en</strong> particular los de <strong>Freyre</strong> y Oniz, a pesar de perl<strong>en</strong>ecer a<br />

un discurso "libe¡al" no pmve<strong>en</strong> ningún tipo de solución a los problemas nacionales,<br />

En ese s<strong>en</strong>tido, su forma ambigua y al mismo tiempo ',celebratoria,' actúa más bi<strong>en</strong><br />

como un mapa subjetivo de las leyes de la repres<strong>en</strong>tación cultural y textual. Es, de<br />

el caso del Brasil 'tl problema negm" pasa a ser una preocupació¡ inmin<strong>en</strong>te pa¡a la ideología de<br />

ord<strong>en</strong> y pmgeso de la nueva república. De¡tro de esta corri<strong>en</strong>te intelectual se destaca el g¡upo de<br />

inlelectuales de la g<strong>en</strong>eÉción det 180-1880, que se educan <strong>en</strong> la Escuela de D€rccho de Recife, la<br />

Escuela de Medicina de Bahía y la Univ<strong>en</strong>idad de Sáo paulo respectivam<strong>en</strong>te, qui<strong>en</strong>es escrib<strong>en</strong> una<br />

obra e¡sayística que t<strong>en</strong>dná rep€rcusiones imponan¡es <strong>en</strong> las g<strong>en</strong>eraciones posteiores. Algunos de los<br />

<strong>en</strong>sayistas más importánEs que irataron el probler¡a negro fueron Joaquim N¿buco, teó¡ico<br />

abolicionisla y fu¡dado¡ de Ia "Sociedade cont¡a a Escravideo". En 1880, Sílvio Romero, <strong>en</strong>sayista y<br />

periodistai Tobías Ba¡reto, ñlósofo; Luís Percira Ba¡reto, médico posirivista y Raimundo Nina'<br />

Rodrigues, Frosirivisla ci<strong>en</strong>tíñco. Ver el <strong>en</strong>sayo de Thomas Skidmore ..Th€ tntellecrlral Context of<br />

Abolirion (l99l).<br />

7 En 1890 el médico brasileño Raimundo Nina Rodrigues escribe una se¡ie de <strong>en</strong>sayos sobre la<br />

pobiación negra <strong>en</strong> Bahí4 muy influ<strong>en</strong>ciados por las ideas de la Escuela de Criminología ilali¿na de<br />

Césare Lombroso, <strong>en</strong>rre los cuales se destaca O animismo fetichitta dos úe8ms bohiMos. En 1906,<br />

Femando <strong>Ortiz</strong> publica <strong>en</strong> Ctrba su importa¡te <strong>en</strong>sayo Harñpa afocubana: Ios egms brujos<br />

influ<strong>en</strong>ciado por Edrico F<strong>en</strong>i y prclogado por Césa¡e Lombroso. Ambos autores se <strong>en</strong>focaba¡ eü la<br />

delincu<strong>en</strong>ci¡ de las poblaciones de color, <strong>en</strong> su exac€rbación sexual y €n su .htavismo.' .eligioso.<br />

Femando Oniz crea aquí su perfil del sujeto nasculino de color como un delincu<strong>en</strong>te. La obra de<br />

Feñando <strong>Ortiz</strong> <strong>en</strong> la década del 20 y el 30 seguirá t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do muchos puntos <strong>en</strong> común con esta<br />

rcpres<strong>en</strong>t¿ción del hombte negrc. Sobre es¡a conexión y la relación <strong>en</strong>tse el cuerpo delincu<strong>en</strong>te, la raz¿<br />

y el espíritu, ve¡ el <strong>en</strong>sayo de A¡cadio Díaz Quiñones: ..Fem¡mdo <strong>Ortiz</strong> y Alla¡ Ka¡dec: espirilismo y<br />

lranscultu¡ación" ( 1997).<br />

t7


igual modo, por esta razón que <strong>en</strong> estas repres<strong>en</strong>taciones se alude a ese cambio<br />

continuo de posiciones que crean una narrativa que termina c<strong>en</strong>iíndose sobre sí<br />

misma, <strong>en</strong> una postura melancólica de la subjetividad. Si como señala Teresa de<br />

Lauretis, pani<strong>en</strong>do de Foucault y de Derrida, la función social y semiótica del<br />

l<strong>en</strong>gu.{e se articula siempte a palir de una visión masculina y logocéntrica <strong>en</strong> donde<br />

tanto 1)l género como la sexualidad, pas¡rn a formar parte de un ci¡cuito de la<br />

"violcrr;ia", bi<strong>en</strong> se ¡rodría hablar de una "retórica de la viol<strong>en</strong>cia ' pa¡a describi¡ estas<br />

represcntaciones (265-78). Aq¡uí esa misma viol<strong>en</strong>cia se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra marcada por un<br />

discurso del amor y el cons<strong>en</strong>so social: el de la cultura. El discurso de la cultura, y<br />

sus contradicciones, manti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> las teorías de topicq.lismo de <strong>Gilberto</strong> <strong>Freyre</strong> y de<br />

transculturac¡ón de <strong>Fernando</strong> Oniz, los ejes de lucha y conciliación necesarios, no<br />

sólo para sus culturas nacionales, sino también para la inserción de Latinoamérica <strong>en</strong><br />

una econornía global. De ahí la imponancia de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la hibridez ca¡acteística de<br />

estas nafTativas, para usar las palabras de García Canclini, como proyectos de <strong>en</strong>trada,<br />

repres<strong>en</strong>tación y negociación de la modemidad, ¿Cuál es, <strong>en</strong>tonces, la contribución<br />

principal de estas teorías a la definición de lo latinoamericano y ¿cómo escrib<strong>en</strong> aún<br />

hoy su visión de la modemidad<br />

ll. Casa-Grande y Contrspuntao cuóazo: <strong>tropicalismo</strong> y transculturación<br />

, Eu ouEo as vozes<br />

eu vqo as co¡es<br />

eu sinto os pasos<br />

de ouüo Brasil qu€ vem aí<br />

mais ¡ropical<br />

mais fralemo<br />

mais brasileiro.<br />

..o<br />

""". "ii'rJ":f'J<br />

En mayor o m<strong>en</strong>o¡ gdo de disociación estuvieron <strong>en</strong><br />

este país así los negros como los blancos, todos fuera de<br />

justicia, fuera de ajust€, fuera de sí.<br />

..r-os racto¡es huma¡os diilti*ffi:<br />

Pod¡íamos afirma¡, sin ninguna duda, que el mayor aporte de <strong>Gilberto</strong> <strong>Freyre</strong> y<br />

<strong>Fernando</strong> <strong>Ortiz</strong> a las g<strong>en</strong>eraciones de escritores, etnógrafos y sociólogos<br />

latinoamericanos contemporáneos ha sido la fusión <strong>en</strong>tre método de investigación y<br />

escritura. En esta fusión <strong>en</strong>tre método y escritura podría añadirse el compromiso de<br />

estos escritores con el <strong>en</strong>igma de lo nacional; <strong>en</strong> específico, su deseo de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der las<br />

relaciones políticas y culturales de Cuba y Brasil fr<strong>en</strong>te al dominio neo-colonial del<br />

capital (económico y cuttural) estadounid<strong>en</strong>se. De ahí que sus circunstancias<br />

18


--{uln¡mles, políticas y biogriíficas- se reproduzcan <strong>en</strong> sus obras. A principios de los<br />

años veinte, Gilb<strong>en</strong>o <strong>Freyre</strong> regresa de Estados Unidos y Europa, <strong>en</strong> donde se ha<br />

empapado con las corri<strong>en</strong>tes más avanzadas de la sociología noíeamericana y<br />

europea. Luego de haberse graduado de la Escuela de Derecho de Recife,<br />

Pemambuco, realiza estudios de postgrado <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cias sociales y antmpología <strong>en</strong> la<br />

Universidad de Baylor <strong>en</strong> Texas y <strong>en</strong> la Universidad de Columbia, <strong>en</strong> donde fue<br />

alumno de Franz Boas. En sus años de estudio <strong>en</strong> la Universidad de Columbia, <strong>Freyre</strong><br />

hace amistad con estudiantes latinoamericanos y colabora <strong>en</strong> periódicos como El<br />

estudiante latinoamericano. Su observación det<strong>en</strong>ida de la segregación racial <strong>en</strong><br />

Estados Unidos, <strong>en</strong> paficular cuando era estudiante <strong>en</strong> Texas, le lleva a interesarse<br />

por el tema ncial. También descubre la paficula¡idad cultural y social de los pueblos<br />

latinoamericanos a través de su observación de las poblaciones mexicanas <strong>en</strong> el suroeste<br />

estadounid<strong>en</strong>se.<br />

Será también <strong>en</strong> Stanford donde <strong>Freyre</strong> com<strong>en</strong>zará las investigaciones de Casa-<br />

Grande y S<strong>en</strong>zala baci<strong>en</strong>do uso de la biblioteca del profesor John Casper Branner. Sin<br />

embargo, es la influ<strong>en</strong>cia de Franz Boas y la internalización de los conceptos más<br />

avanzados <strong>en</strong> las coÍi<strong>en</strong>tes del posilivismo ci<strong>en</strong>tífico y el relativismo cultural, lo que<br />

otganizará, finalm<strong>en</strong>te, su interpretación del Brasil. Como señala Amold Krupat,<br />

Boas fue hijo de la crisis epistemológica de fines del siglo diecinueve que produjo<br />

"the shift away of absolut certainües religion, linguisücs, mathema¡ics, physics,<br />

and<br />

-in<br />

so on- in the di¡ection of relativity'l (1992: 85). El academicismo de Boas, <strong>en</strong><br />

pa¡ticular su trabajo como investigador ci<strong>en</strong>tífico y de arcNvo, .contrastaba con la<br />

visión irónica, escéptica y "deso¡d<strong>en</strong>ada' que daba a muchos de sus Eabajos. Como<br />

bi<strong>en</strong> señala Krupat: "Boas' work took shape with a strong s<strong>en</strong>se of the relative, of an<br />

abs<strong>en</strong>ce of fixity, of all in flux; of certainty nowhere, uncertainty everywhere [...]<br />

operated according to an ironic paradigm of a sofl that was inconsist<strong>en</strong>t with the<br />

establishm<strong>en</strong>t of any kind of exercise whatsoever" (86). La escritura de Boas se<br />

alejaba, pues, del ci<strong>en</strong>tificismo objetivo y se movía haci¿ el estudio de posibilidades<br />

múltiples que se cancelaban a sí mismas sin proveer niDguna conclusión. Este cosmos<br />

ci<strong>en</strong>tífico t<strong>en</strong>ía lo que Boas llamaba el "impulso estético" y el "impulso afectivo": un<br />

tipo de "erótica" de las ci<strong>en</strong>cias que t<strong>en</strong>ía un ord<strong>en</strong> pre€stablecido. La antropología<br />

e¡a, como él rnismo afirmaba, un estudio de su "objeto de afecto" (90-92) .<br />

Los años veinte y trtinta son años de fuerte crisis <strong>en</strong> la vida social y polílica<br />

brasileña. El país está industrializiándose rápidam<strong>en</strong>te gracias a la hegemonía del<br />

capital cafet¿lero <strong>en</strong> la ciudad sureña de Sáo Paulo, mi<strong>en</strong>ras que las provincias<br />

nordestinas eslán perdi<strong>en</strong>do la hegemonía socio-política que disfrutaban desde la<br />

colonia. <strong>Gilberto</strong> <strong>Freyre</strong> escribe durante esos años <strong>en</strong> el Diarío dc P<strong>en</strong>ambuco sot¡re<br />

el clima social y potítico de Ia época, pero al mismo úempo está redescubri<strong>en</strong>do con<br />

nuevos ojos la ¡ealidad cultural que lo rodea. Las tradiciones, la a¡quitectura y el<br />

folklore de las provincias nordestinas se conviert<strong>en</strong> <strong>en</strong> un campo fértil para su<br />

l9


curiosidad de escritor y, como harán <strong>Ortiz</strong> y Carp<strong>en</strong>tier, escribe sob¡e una serie de<br />

temas y materiales de archivo: climatología, ecología, tradiciones populares,<br />

periódicos, ¡ecetas de cocina, diarios, libretas de ing<strong>en</strong>io, <strong>en</strong>tre muchos otros. La<br />

historia b¡asileña se convierte, por consigui<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el eje de su método culturalista<br />

que, como señala Sebastiáo Vilanova, puede verse como una sociología exist<strong>en</strong>cial o<br />

total. Sobre su sociología <strong>Freyre</strong> señala la búsqueda de ,.a possibilidade de uma<br />

sociologia rnista o mestiga: natural e cultural aó mesmo tempo" (1995: 76).<br />

De ahí que la sociología exisrcncial para Vilanova ,'náo possa prescindir da<br />

biografia, da história de vida de individuos concretos refletindo em suas experiéncias<br />

pessoais as situagóes sociais, ou, antes bio-sócio-culturais em que estAo inseridas. E<br />

aqui voltamos á pres<strong>en</strong>ga do postulado pragmático <strong>en</strong>tre o indivíduo, e a sociedade, a<br />

cultura e a personalidade" (61). La función repres<strong>en</strong>tativa del sujeto de la escritura se<br />

forma, <strong>en</strong>tonces, con una necesidad de incorpora¡se como sujeto <strong>en</strong> lo que describe.<br />

Esta incorporación se traduce <strong>en</strong> lo que <strong>Freyre</strong> define como,,empatía" con el objeto<br />

de investigación, un factor que Io hace p<strong>en</strong>etrar agudam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las posiciones<br />

subjetivas y sicológicas del objeto de análisis. En ese s<strong>en</strong>tido, <strong>Freyre</strong> se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de<br />

como escritor antes que como sociólogo. Su compromiso con la literatura apa¡ece,<br />

por consigui<strong>en</strong>te, como parte de su síntesis cultural: pero también, <strong>en</strong> su influ<strong>en</strong>cia<br />

sobre los escritores nordestinos de la época, EÍ sv Manifiesto Regionalisn (1926),<br />

<strong>Freyre</strong> expone su teoía sobre cómo debe ser la nueva literatura regionalista. Su<br />

interés <strong>en</strong> resalta¡ los valores regionales pres<strong>en</strong>ta una alternativa conÍa los procesos<br />

industriales y modernizadores que habían puesto al Nordeste <strong>en</strong> una situación<br />

periférica a nivel nacionals. A pesar de las difer<strong>en</strong>cias con el Manirtesto Antropófago<br />

(1922) de Oswald de Andrade <strong>en</strong> Sáo Paulo, ambos moümi<strong>en</strong>tos t<strong>en</strong>ían una<br />

preocupación por el l<strong>en</strong>guaje <strong>en</strong> que se debía rep¡es<strong>en</strong>tar la cultu¡a nacional<br />

brasileña'q.<br />

Según afirma Vamireh Chacon <strong>en</strong> su <strong>en</strong>sayo A Luz do None (19g9) el<br />

Modemismo Regionalista que dirigió <strong>Freyre</strong> no fue, contrario a lo que señala¡on sus<br />

detractores, un "atraso" a nivel cultural sino que pres<strong>en</strong>tó una valoración de las<br />

Dumnte esos años orgariza el "himer CongrEso Regionalista" (1926) <strong>en</strong> pemambuco. qu€ da luga¡ a1<br />

movimi<strong>en</strong>lo a(ístico lirera¡io llamado "Modemismo Regionalista,,, al que fr<strong>en</strong>edecieron muchos<br />

escritor€s, a¡tistas y ci<strong>en</strong>tíficos de su época como José Lins do Rego, Manuel Ba¡deira, Graciüa¡o<br />

Ramos y Jorge Amado, <strong>en</strong>t¡e otms. Esre cong¡eso interdisciplinario fue el rival pnncipal de la<br />

importante "Semana de Ane Modemo" de I 92, presidida por Ma¡io d€ A¡drade <strong>en</strong> Sáo paulo. Sobre<br />

e¡ movimi<strong>en</strong>to regionatista ver Moema Selma D'Andr€a (1992). Sobre los esquemas rra¿lición_<br />

modemidad y su respuesta a las economías modemizadoras ver el anáisis de Árgel Rama <strong>en</strong> su<br />

<strong>en</strong>sayo Transcuhuración naftatiya <strong>en</strong> Améico latina (1982).<br />

El coÍre¡ o devord es, por consigui<strong>en</strong>te, el c<strong>en</strong>tro epistemológico de añbos m¿¡iflestos. Ver de<br />

Oswald de Andrade, el M¿nifesto Antrcpófagoi y de <strong>Gilberto</strong> <strong>Freyre</strong>, el M¿ nilesto Reiionalista. Soúe<br />

el significado epistemológico del comer ver el <strong>en</strong>sayo de Jacques Derrida ,,Eating Weti or üe<br />

Calcu¡a¡ion of the Sub¡ccr" (1995).<br />

20


tradiciones culturales propias, con una p<strong>en</strong>pectiva universalista que iba <strong>en</strong> contra de<br />

la "homog<strong>en</strong>eización" de la cultu¡a brasileña por parte de las economías del capital.<br />

Para <strong>Freyre</strong>, durante esos años Brasil podía verse como una serie de "Islas<br />

regionales", donde debía existir una "unidad s<strong>en</strong>tim<strong>en</strong>tal de l<strong>en</strong>gua y nacionalidad<br />

común" (74). Es por esta razón, que Ca sa-Grande y S<strong>en</strong>zala es un int<strong>en</strong>to de construir<br />

un pasado cultural <strong>en</strong> donde la l<strong>en</strong>gua y la raza sean factores unitarios y creadores de<br />

una "empatía" nacional <strong>en</strong>tre los brasileños. Esta "empatía" se relaciona directam<strong>en</strong>te<br />

con la búsqueda de un tipo de l<strong>en</strong>guaje "de afecto" anterior a los esquemas ci<strong>en</strong>tíficos.<br />

En palabras de Michel de Certeau este l<strong>en</strong>guaje repres<strong>en</strong>ta aquello que se reprime:<br />

"To admit the affect is also to re-learn a language 'forgott<strong>en</strong>' by sci<strong>en</strong>tific rationality<br />

and repressed by social norms. Rooted in sexual diffe¡<strong>en</strong>ces and ea¡ly chilhood states,<br />

this language still circulates, disguised in dreams, in leg<strong>en</strong>ds and in myths" (193:27).<br />

Es así como <strong>en</strong> Casa-Grande y S<strong>en</strong>zala, Frcyrc escribe la a¡monía de la ficción<br />

nacional desde un l<strong>en</strong>guaje ernotivo que parte del contacto con el negro. Su teoría de<br />

la democraciq racial planlea que la esclavitud ha creado una sociedad de contacto <strong>en</strong><br />

la que se ha logrado lirnar los prejuicios raciales con el fin de crea¡ una cultura nueva.<br />

La democracia racial como ideología manti<strong>en</strong>e y organiza, como señalan Nelson do<br />

Valle Silva y Carlos Hanselbag (1992), un tipo de racismo y segregación "a la brasileña"<br />

<strong>en</strong> el que la discrirninación racial no sólo niega la panicipación acüva de las poblaciones<br />

negras <strong>en</strong> la sociedad, a niyel social y económico, sino que también las desplaza, como<br />

<strong>en</strong> muchos países latinoamericanos, al espacio del mito y del folklore nacional. En otras<br />

palabras, las poblaciones negras están d<strong>en</strong>tro del discurso del nacionalismo cultural<br />

pero fuera de los ejes de panicipación ciudadana y de igualdad política. Si bi<strong>en</strong> es cierto<br />

que la ideología freyriana nanativiza muchas de estas realidades del racismo <strong>en</strong> Brasil,<br />

tAmbié¡¡ Casa-Grand.e y Seruala fue uno de los primeros <strong>en</strong>sayos que tomó <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta<br />

a las poblaciones negras cuando las teorías "arianistas" y de "blanqueami<strong>en</strong>to"<br />

dorninaban el discurso político-cultural <strong>en</strong> el Brasil de los años 30 (Skidmore, 1993).<br />

Para <strong>Freyre</strong> la cultura brasileña surge, po¡ consigui<strong>en</strong>te, de las influ<strong>en</strong>cias<br />

ejercidas por las poblaciones negras, el colonizador ponugués y <strong>en</strong> m<strong>en</strong>or escala el<br />

indíg<strong>en</strong>a. l-a mezcla racial produce lo que <strong>Freyre</strong> d<strong>en</strong>ornina un cruce horizontal, y<br />

elimina a su vez las difer<strong>en</strong>cias económicas y de clase (perspectiva vertical). En este<br />

proceso, el cuerpo del negrc actúa <strong>en</strong>tonces como ag<strong>en</strong>te civiüzado¡ mi<strong>en</strong>tras que la<br />

familia patriarcal, el c<strong>en</strong>tro del bildungsroman freyriano, recibe del cuerpo del<br />

esclavo y la nana negra el l<strong>en</strong>guaje espiritual, emotivo y sexual de la cultura; "E náo<br />

só a língua infantil se abrandou desse jeito mas a ünguagem em geral, a fala seria,<br />

sol<strong>en</strong>e, da g<strong>en</strong>te gra¡de" (462). La "s<strong>en</strong>zala" o las casas de esclavos que aparec<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

dialéctica oposicional <strong>en</strong> el sistema terminan integriándose a la casa grande y así se<br />

"abrasileña" la cultura. La cultura se compon€, <strong>en</strong>tonces, de elem<strong>en</strong>tos "positivos" y<br />

"negativos" <strong>en</strong> los que el negro como ag<strong>en</strong>te y víctima del sistema reproduce modelos<br />

21


de alianza económica, social y sexual. Es así como el negro transmite historias orales,<br />

mitos, s<strong>en</strong>tim<strong>en</strong>talidad y s<strong>en</strong>sualidad, pero al mismo tiempo contagia con su<br />

<strong>en</strong>fermedad y su deseo sexual. Aunque <strong>Freyre</strong> retoma la noción de Waldo Frank, del<br />

negro como el "auténtico hijo de los trópicos", resalta las cualidades estéticas del nego<br />

brasileño, especialm<strong>en</strong>te las de la nana y del hombre negro, pala indicar que los neg.os<br />

más hermosos son los que son puestos al servicio de la familia <strong>en</strong> la casa gfande. Allí<br />

el niño negro y el blanco se inician sexualm<strong>en</strong>te: "Muito m<strong>en</strong>ino brasileiro do tempo<br />

da escravidáo foi criado inleiram<strong>en</strong>te pelas mucamas. Raro o que náo foi amamantado<br />

por negra [...] Que náo cresceu <strong>en</strong>tre muleques. Brincando com muleques.<br />

Apr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>do safadeza com éles e com as negras da copa. E cedo perd<strong>en</strong>do a<br />

virgindade. Virgindade do corpo. Virgindade do espírito [...]" (487, 517).<br />

En esta cita, la iniciación sexual se relaciona con los instintos "animalizados" del<br />

muleque (niño neglo). Nórcse también que hay un paralelo <strong>en</strong>tre la muje¡ esclava y<br />

los animales domésticos, que al mismo tiempo que describe la brutalidad del sistema,<br />

coloca la sexualidad fem<strong>en</strong>ina <strong>en</strong> el ter<strong>en</strong>o de la animalidad. Y, aunque el esclavo<br />

pervierte con su sexualidad al niño blanco, éste pasa a t<strong>en</strong>e¡ un rol "pasivo"; ya que,<br />

según <strong>Freyre</strong>, la esclavitud condiciona y fija roles de "sadismo" y "masoquismo" <strong>en</strong><br />

amo y esclavo, El mulato pasa a ser, sin emb¿¡go, el tipo masculino más atractivo,<br />

más intelig<strong>en</strong>te y con más oportunidad de asc<strong>en</strong>so social. Ya <strong>en</strong> la segunda pafe de<br />

Casa-Grande, tintlada Sobrqdos y Mucambos (1936) <strong>Freyre</strong> le daú al mulato una<br />

apari<strong>en</strong>cia "seductora", 'rótica ' y fem<strong>en</strong>ina, que es muy importante para su proyecto<br />

cultural. De ese modo la mirada al pasado de <strong>Freyre</strong> quiere construir una yisión de la<br />

cultura brasileña desde el individuo mismo. En esta visión, el nanador recupera "lo<br />

brasileño" al estilo proustiano y se rescribe a sí mismo trnr medio de la memoria. Es<br />

así como <strong>Freyre</strong> declara que es *un medio escritor" dividido <strong>en</strong>tre la historia y la<br />

ficción, lo que hace que el texto sociológico sea más que nada un texto de explo¡ación<br />

(<strong>Freyre</strong>, 1968: 14142). E¡ este s<strong>en</strong>tido, su escritura es, más que nada, una visión<br />

conflictiva del mismo pasado que desea recuperar. La utopía futura de la integración<br />

nacional no se ye, sin embargo, como una alianza homogénea, sino que ve las alianzas<br />

regionales como la única forma <strong>en</strong> la que se puede eütar lo que <strong>Freyre</strong> llama<br />

"gobiemos dictatoriales y fuertes" (1963: 1-127). Y <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido, esta narativa<br />

cultural repres<strong>en</strong>ta la cultura brasileña como un estado subjetivo, una síntesis ideal de<br />

aspiraciones afectivas que a¡ticulan una visión particular del conflicto social, con el<br />

fin de constituir una comunidad nueva de "hombres nuevos" que trabaj<strong>en</strong> po¡ el bi<strong>en</strong><br />

de la cultura.<br />

En su definición de tropícalísmo, <strong>Freyre</strong> sintetiza esta visión de la cultura<br />

nacional creando un nuevo tipo de ciudadano, que responde a una nueva s<strong>en</strong>sibilidad,<br />

la luso-tropical o hispano-tropicaL Según esta teoría, que <strong>Freyre</strong> desarrolla y<br />

transforma de formas altematiyas desde los años 30, el trópico, que era visto por las<br />

22


teoías del racismo europeo como un lugar atrasado, ha dado lugar a una civilización<br />

fuerte y poderosa, que es la luso-tropical o hispano-tropical. En va¡ios <strong>en</strong>sayos y<br />

confer<strong>en</strong>cias, específicam<strong>en</strong>te a partir de los años 50, <strong>Freyre</strong> expone la necesidad de<br />

unión de las naciones latinoamericanas pa¡a crear una fuerza política que haga posible<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der las influ<strong>en</strong>cias culturales y transnacionales <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido global. Esto haría<br />

posible: "Estudos sob critérios globais: americano, hispano-americano, ou hispano<br />

topical" (1969: 92). En su <strong>en</strong>sayo titulado "Uma política transnacional de cultura<br />

para o Brasil de hoje" (19ó0t resalta que a Brasil y a las naciones laúnoamericanas<br />

les toca dirigir estas transformaciones político-culturales, ya que:<br />

Nós, os povos hispano-tropicais que nos est<strong>en</strong>demos pela América, pela<br />

Africa e pelo Ori<strong>en</strong>te, como nagóes uns, como quase nagóes outros, todos<br />

formando um complexo cultural que é um dos mais fortes e significativos do<br />

mundo de hoje, conservemo-nos alheios a nossa forga e ¿ base da nossa<br />

forga, á nossa missáo que é de oferecermos ou a¡tes sermos, uma terceifa<br />

soluqáo para os problemas de relagóes <strong>en</strong>Íe eu¡opeus e nAo europeus, <strong>en</strong>tre<br />

a Europa e os trópicos, <strong>en</strong>tre as civilizagóes européias e as civilizacóes náo<br />

europeias t57).<br />

' La "tercera solución" que provee el espacio hopical es de cierta forma un<br />

imperialismo político, pero <strong>en</strong> nombre de la cultura. Y si bi<strong>en</strong> la teoría tropicalista<br />

¡ecibió muchas. críticas, porque se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió como una apología de la colonización<br />

portuguesa <strong>en</strong> Africa e India, y la dictadura de Salazar <strong>en</strong> los años 50 y ó0, hoy pod¡ía<br />

reevaluarse desde otros puntos de vista. Uno de ellos es la idea de <strong>Freyre</strong> de que la<br />

inger<strong>en</strong>cia de los poderes imperiales <strong>en</strong> América Latina puede resistirse por rnedio de<br />

una "cultura-política". Al realizar un pu<strong>en</strong>te, ya sea transnacional o global de<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to e igualdad, las civilizaciones del llamado "complejo tropical" pued<strong>en</strong><br />

asegur¿use el respeto político de esos poderes. Si ya <strong>en</strong> los años 60 <strong>Freyre</strong> ve claro<br />

que las economías del capital dominarán el futuro de las naciones latinoamericanas,<br />

ya que "el dominio del trópico augura el dominio global", anuncia, a su vez, que<br />

Brasil no puede alejarse ni discursivam<strong>en</strong>te ni <strong>en</strong> el plano cultural de los países<br />

hispanoamericanos. La formación de una política anti-imperial y nueva desde la cultura<br />

llama a una conciliación <strong>en</strong> la que el "saber exist<strong>en</strong>cial" del hombre del trópico vincula<br />

"a experiéncia do europeu com o saber e a experiéncia indíg<strong>en</strong>as" (35-6). De ahí que<br />

su teoría lusotropical se Foponga como sustitución y altemativa a las teoías de<br />

descolonización. Ya pa¡a el año 1964, fecha que marca las guerras de descolonización<br />

<strong>en</strong> los países africanos, <strong>Freyre</strong> hará un llamado similar a los países "Indo-<br />

Latinoamericanos" <strong>en</strong> el que pondrá como ejemplo el mestizaje brasileño. En esta<br />

confer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> inglés titulada "The Racial Factor in Contemporary Potitics" (1966),<br />

23


<strong>Freyre</strong> señala abiefam<strong>en</strong>te que "For the unity ofBrazil -that<br />

is remarkable in so vast<br />

a country- does not dep<strong>en</strong>d upon racial purity, a cult of real o¡ idealized racial<br />

uniformity. It dep<strong>en</strong>ds rather on loyalty from Brazilian, ethnically div<strong>en</strong>ified, to<br />

certain ess<strong>en</strong>tial pan Brazilian values that a¡e of common importance to all of them"<br />

(26). ¿Cuáles son estos valo¡es pan-brasileños que propone <strong>Freyre</strong> Si ya se ha creado<br />

una desconfianza de los símbolos patrios, que como bi<strong>en</strong> señalaba <strong>Fernando</strong> Oniz<br />

"pued<strong>en</strong> ser abusados como símbolos del totalita¡ismo", se puede afirmar que <strong>Freyre</strong><br />

busca legitimar a través del mestizaje de razas un tipo de subjetividad ,,tropical" <strong>en</strong> la<br />

que se unan un conjunto de valores culturales, sociales y comunales propios. Hay un<br />

poder creativo, y estético, <strong>en</strong> este mestizaje que se ve como el futuro utópico de los<br />

países latinoamericanos:<br />

This rationalization or idealization of race mixture implies it in a conception<br />

of the developm<strong>en</strong>t of Latin America as a multi-racial, contin<strong>en</strong>tal<br />

community in which thc t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cy may be said to be fot the various ¡aces to<br />

live, not separate ethnic and cultural lives, but to join most of their values,<br />

traditions, characteristics, as well as to mix their bloods and unite their<br />

bodies, for the formation of new types of m<strong>en</strong> and new forms of culture in<br />

the broadest sociological or anthropological meaning of culture (13).<br />

La visión humanista de <strong>Freyre</strong> no soluciona. sin embargo, el problema de la<br />

discriminación racial sino que provee una síntesis <strong>en</strong>tre mestizaje y política.<br />

Por otro lado, y <strong>en</strong> el caso particular de Femando <strong>Ortiz</strong>, esla síntesis idealista<br />

<strong>en</strong>tre razas y discurso ¡nlítico no se da a nivel subjeüvo ni humanista sino que se<br />

int<strong>en</strong>ta a nivel del l<strong>en</strong>guaje. Mucho más influ<strong>en</strong>ciado por la escuela del positivismo<br />

ci<strong>en</strong>tífico de la que formó parte activa, junto con Enrico Ferri y Césare I_ombroso,<br />

<strong>Fernando</strong> Oniz pasa por las escuelas del relativismo cultural y las ci<strong>en</strong>cias sociales<br />

sin pert<strong>en</strong>ecer directam<strong>en</strong>te a ninguna de ellas (I-e River<strong>en</strong>d, l98l: V-XXIX). La<br />

criminología fue, sin embaxgo, la ci<strong>en</strong>cia que cultivó por muchos años, y la que<br />

dirigió muchas de sus investigaciones iniciales <strong>en</strong> España]o. Tal y como hará <strong>Gilberto</strong><br />

<strong>Freyre</strong> <strong>en</strong> el Brasil, Femando ftiz será promotor cultural de la g<strong>en</strong>eración de<br />

intelectuales criollos de la nueva república.<br />

Si <strong>en</strong> <strong>Freyre</strong> se pued<strong>en</strong> <strong>en</strong>contrar trazos de la influ<strong>en</strong>cia de la filosofía alemana,<br />

francesa y española, <strong>en</strong> un potpurrí de t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias, <strong>en</strong> el caso de <strong>Ortiz</strong>, la influ<strong>en</strong>cia<br />

más clara es la de Oswald Sp<strong>en</strong>gler y la de su <strong>en</strong>sayo ltt decad<strong>en</strong>cia de Occid<strong>en</strong>te<br />

(1932) (GonzálezEchevarría, 1977: 43-61).Lavisión orgánica de la sociedad cubana,<br />

l0 Hago refer€ncia á los <strong>en</strong>sayos i¡éditos de Consuelo Naranjo Omüo y Miguel A. puig Samper y al<br />

<strong>en</strong>sayo de Ca¡los del Toro Conzález (1996).<br />

24


muy pres<strong>en</strong>te también <strong>en</strong> la obra de <strong>Freyre</strong>, adquiere <strong>en</strong> O¡tiz un carácter de<br />

laboratorio de investigación. Su formación <strong>en</strong> las escuelas de filosofía <strong>en</strong> España, y<br />

la influ<strong>en</strong>cia que recibe del positivismo ci<strong>en</strong>tífico italiano, hac<strong>en</strong> que su ojo de<br />

investigación social se lance con agudeza a la calle. La mi¡ada de Ofiz es una ley<br />

textual <strong>en</strong> sí misma, que impone los límites de su universo narrativo. Es aquí donde<br />

¡esid<strong>en</strong> el don de su prosa y la fuerza de sus descripciones. Su a¡chivo de historias se<br />

complem<strong>en</strong>ta de igual modo con el a¡chivo ci<strong>en</strong>tífico y el ütera¡io, para crear un texto<br />

híbrido como el de <strong>Freyre</strong>, pero que <strong>en</strong> el caso de Ofiz se manipula con un o¡d<strong>en</strong> muy<br />

preciso. Mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> <strong>Freyre</strong>, los devaneos de la memoria hac<strong>en</strong> que la escritura<br />

se intemrmpa a modo de conversación, para <strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ar un flujo de conci<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> el<br />

caso de <strong>Ortiz</strong>, se repres<strong>en</strong>ta un modo paficular de llegar al "nudo" de cada uno de los<br />

temírs que se apuntan. Este aspecto, que la cítica de <strong>Ortiz</strong> señala como propio de su<br />

gran erudición, pero más aún de "su cubanía" se acerca a la teoía que ti<strong>en</strong>e Oliz de<br />

la palabra (B<strong>en</strong>ítez Rojo, 1988; Le River<strong>en</strong>d, l98l; Pérez Firmat, 1989).<br />

Si <strong>Freyre</strong> cree fielm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el "poder camal" de la palabra, <strong>Ortiz</strong> explora su<br />

cualidad poética; lo que él mismo llama "mana": iu musicalidad, su ext<strong>en</strong>sión y su<br />

ritmo: "Sin duda, el verso 'crea', el verso ti<strong>en</strong>e mana. En la prehistoria, la<br />

versificación nace con la sac¡a verbificación de las ideas creadoras. Los versos fueron<br />

un don para realizar prodigios o el l<strong>en</strong>guaje expresivo de ese privilegio divino" (1994:<br />

21). El mana, tn concepto que ftiz toma de los trabajos sobre la interpretación de la<br />

magia de Marcel Mauss, ti<strong>en</strong>e según este autor, un "carácter indefinido", pero<br />

también material. Hay, pues, un cuerpo material y <strong>en</strong> contacto, que <strong>en</strong> el caso de ese<br />

l<strong>en</strong>guaje poético del que habla <strong>Ortiz</strong> se relaciona con la mezcla racial. También la<br />

musicalidad del l<strong>en</strong>guaje es, según su teoría del orig<strong>en</strong> del canto, algo que nace para<br />

expresar el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to amoroso o sexual, organizar el trabajo colectivo y al mismo<br />

tiempo creaf: "un estado de ebriedad fisiológica que se produce cuando <strong>en</strong> la muerte<br />

ceremonial del tótem se susp<strong>en</strong>d<strong>en</strong> las inhibiciones [...] y los instintos se<br />

des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>an por la üc<strong>en</strong>cia temporal de poder realizar lo normalm<strong>en</strong>te prohibido"<br />

(l). Segjn esta cit4 de clara influ<strong>en</strong>cia freudiana, la palabra da metafóricam<strong>en</strong>te<br />

hablando un poder musical al canto y, al mismo tiempo, un gusto por lo prohibido,<br />

por romper las reglas que la ley del tótem-padre impone <strong>en</strong> la sociedad @reud, 1938).<br />

Es desde este placer pmNbido, voyear y poderoso del cuerpo y la voz "musical",<br />

desde donde surge la escritura para Femando <strong>Ortiz</strong>. No resulta sorr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te, pues,<br />

que su <strong>en</strong>sayo titulado Contrapunteo cubano del tabaco y el a7úcar (1940) pata del<br />

"contrapunto"; un modo de debate de trovadores, que es también el nomb¡e de una<br />

figura musical <strong>en</strong> la que se incorporan dos elem<strong>en</strong>tos que sincopan el ritmo y crean<br />

la melodía (B<strong>en</strong>ítez Rojo, 1988: 149-86).<br />

Et el Contrapunteo caáo¿o es donde <strong>Ortiz</strong> propone su visión de la cubanía. Este<br />

<strong>en</strong>sayo, basado <strong>en</strong> la obra del episodio del Libro de Bu<strong>en</strong> Amor del Arcipreste de Hita<br />

"Debate <strong>en</strong>tre Don Camal y Doña Cuaresma', propone de forma humorística un<br />

25


debate alegórico <strong>en</strong>tre el tabaco, como producto natural, vegetal y cubano versus el<br />

azúcar, como un producto falso, manufacturado, que vi<strong>en</strong>e de Estados Unidos, pero<br />

que también ti<strong>en</strong>e auge económico <strong>en</strong> la Isla. La comparación de ambas cosechas<br />

lleva a un juego de oposiciones sistemáticas: ba¡ba¡ie-civilización, masculino_<br />

fem<strong>en</strong>ino, producción artesanal-producción industrial, mercado internacional_<br />

mercado estadounid<strong>en</strong>se, etc. Este aspecto, como señala Femando Coronil, alude<br />

directam<strong>en</strong>te a la historia económica cubana, utilizando el tabaco y el azúca¡ como<br />

personajes o actores sociales d<strong>en</strong>tro del contexto de superproducción capitalista<br />

(1993:71). Esto se completa <strong>en</strong> la segunda pane del <strong>en</strong>sayo donde, según Coronil,<br />

"Oniz was describing Cuban society, its changeability, the shifting loyalties and<br />

id<strong>en</strong>tities of its major acton, the provisional character of its anangem<strong>en</strong>ts and<br />

institutions" (75).<br />

<strong>Ortiz</strong> publica el Contrapunteo <strong>en</strong>el año 1940, cuando sube al poder el gobiemo<br />

militar del dictador Fulg<strong>en</strong>cio Batista. El gobiemo republicano <strong>en</strong> Cuba (1902-lg5g)<br />

había caído económicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> manos de las corporaciones estadounid<strong>en</strong>ses que<br />

aruinaron la economía nacional y crea¡on un sistema colonial con una bur-euesía<br />

media dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te. Durante las décadas del veinte y del treinta <strong>Ortiz</strong> participa<br />

activam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la política nacional cubana como abogado y presid<strong>en</strong>te del Comité de<br />

Restauración Civil que queía terminar con la comrpción ¡nlítica del país (65). En el<br />

año 1926 funda la Insütución Hispano-Cubana de Cultura, cuyo órgano principal, la<br />

rcyista Ultra, manti<strong>en</strong>e relaciones político-culturales con la vanguardia intelectual<br />

española.<br />

Durante el breve gobierno revoluciona¡io de Ramón Grau y San Martín (1933),<br />

ftiz es pafe del co¡nité que busca una solución conciliadora a las divisiones<br />

estatales y burocráticas que se han creado por la inger<strong>en</strong>cia estadounid<strong>en</strong>se <strong>en</strong> la Isla.<br />

La crisis civil de 1933 termina con la toma del poder del gobiemo miütar de<br />

Fulg<strong>en</strong>cio Batista. Es así como la crítica que hace Oniz <strong>en</strong> el Contrapunteo altJde no<br />

sólo a los intereses políticos nacionales que se han v<strong>en</strong>dido por dinero, sino también<br />

al rescate ---<strong>en</strong> su repres<strong>en</strong>tación del tabaco- del poder,,mágico" del colectivo<br />

popular fr<strong>en</strong>te a los intereses extranjeros. Es así como el tabaco es el orig<strong>en</strong> o planta<br />

madre (fem<strong>en</strong>ina) que se transforma <strong>en</strong> un producto masculino, mágico, sagrado,<br />

vinculado con el placer o lo demoníaco, según sea el caso (B<strong>en</strong>ítez Rojo, l9g9: 1gl).<br />

Esta relación dialéctica <strong>en</strong>re opuestos alude a distintas posiciones de id<strong>en</strong>tidad ante<br />

el flujo histórico, y se describ<strong>en</strong> desde el cruce de lo masculino y Io fem<strong>en</strong>ino. La<br />

relación camavalesca y productiva del l<strong>en</strong>guaje mina, por consigui<strong>en</strong>te, cualquier<br />

int<strong>en</strong>to de definir la cultura cubana. Este aspecto remite a su visión de la cultura como<br />

"gestualidad" o lugar cambiante sin refer<strong>en</strong>te fijo (pérez Firmat, l9g9). para ftiz, la<br />

cultura cubana es un gesto vivo a interpreta¡, que ti<strong>en</strong>e .,cocorícamo',, palabra que se<br />

usa <strong>en</strong> Cuba para referirse a una diversidad de elem<strong>en</strong>tos contradictorios y que se<br />

asocia con lo fem<strong>en</strong>ino (1929).<br />

26


Aunque, a difer<strong>en</strong>cia de <strong>Freyre</strong>, Ofiz no sexualiza de ningún modo su lugar<br />

como sujeto de la escritura, su actitud voyeurista revela vna fascinación por el sujeto<br />

"marginal" masculino; y contra esta fascinación <strong>en</strong>tra el ,.horro¡" <strong>en</strong> la<br />

¡epres<strong>en</strong>tación. Este aspecto, que provi<strong>en</strong>e más bi<strong>en</strong> de textos tempranos como lrs<br />

negros esclavos (1903) y Ins negros brujos (1906), se manti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> sus ob¡as<br />

posteriores al Contrapunteo y revela una preocupación por las jergas y los l<strong>en</strong>guajes<br />

sociales del hombre negro. No juega, como <strong>Freyre</strong>, con una aüacción erótica<br />

masculina, sino más bi<strong>en</strong> se sitúa desde un espacio "viril" <strong>en</strong> el que lo masculino se<br />

constituye como la ley principal desde donde se quiere socializar a estos sujetos. Lo<br />

masculino, sin embargo, trabaja igual que <strong>en</strong> <strong>Freyre</strong>, como una consüucción social <strong>en</strong><br />

la que se crean poses y se construye el imaginario cultural de la cubanía. De ahí que<br />

el "ajiaco" o guiso cubano de distintos elem<strong>en</strong>tos que deñne la idehtidad cubana se<br />

describa como: "el guiso más típico y más complejo" <strong>en</strong> el que colaboran todas las<br />

culturas que forman la cubanía (1993: 1-20). En el "ajiaco", las culturas africanas se<br />

manifiestan a través de la oralidad populachera del choteo, la musicalidad del canto<br />

africano, Ios bailes, etc. En. estas repres<strong>en</strong>taciones se produce, a nivel textual, una<br />

atracción erótica muy particular <strong>en</strong> la que la sexualidad, el género y la raza conforman<br />

un imaginario de "atracción-repulsión" de lo fem<strong>en</strong>ino que consÍuye la cultura<br />

cubana como una alianza masculina,<br />

Estas alianzas se dan desde el lugar del conflicto que crea la transculturación. F,s<br />

así como el discurso de amo¡ <strong>en</strong>tre hombres tan pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>Freyre</strong>, se sustituye aquí<br />

por uno donde median la ley, el podq y la viol<strong>en</strong>cia del desarraigo original. La<br />

"trqnsculturqcíón" es una revisión del término "acculturation" del ¡rolaco Bronislaw<br />

Malinowski, que estaba <strong>en</strong> boga <strong>en</strong> la antropología britiánica y estadounid<strong>en</strong>se".<br />

Mi<strong>en</strong>tras que la "aculturación1', según <strong>Ortiz</strong>, propone la idea imperialista de la<br />

asimilación de una cultura a otra, la transculturación habla de aportes de dos o más<br />

culturas que <strong>en</strong>tran <strong>en</strong> un cruce de clase, razas y l<strong>en</strong>guajes, para luego producir una<br />

síntesis cultural. La ttansculturación es un proceso cultural complejo, que implica un<br />

discu¡so de poder y <strong>en</strong> el que se <strong>en</strong>temezclan dos culturas "desgarradas,'o<br />

"desarraigadas" como la blanca europea y la negra africana. Pa¡a <strong>Ortiz</strong>, este<br />

desar¡aigo es propio de la cultura cubana y de las culturas <strong>en</strong> América, ya que ésta es<br />

una fusión de un grupo diverso de culturas que le van provey<strong>en</strong>do de ..esa per<strong>en</strong>ne<br />

transitoriedad de los propósitos y esa vida <strong>en</strong> desarraigo de la tierra habitada, siempre<br />

<strong>en</strong> desajuste con la sociedad sust<strong>en</strong>t¿dora. Hombres, econornías, culturas, anhelos,<br />

todo aquí se sintió foráneo, provisional, cambiadizo, 'aves de paso' sobre el país [...]',<br />

(89). Esta transculturación es, por consigui<strong>en</strong>te, un proceso doloroso <strong>en</strong> el cual se<br />

ll Pam t<strong>en</strong>er una visió¡ más cla¡a del desarrollo de ¡a a¡nopología británica y estadounid<strong>en</strong>se y de la<br />

contribucióri del etnó$afo polaco B¡onislaw Malinowski ver los <strong>en</strong>sayos de James C,lifford (1986).<br />

2'1


asiste a un sujeto <strong>en</strong> transformación: "En mayor o m<strong>en</strong>or disociación estuvieron <strong>en</strong><br />

Cuba así los negros como los blancos. Todos convivi<strong>en</strong>rcs arriba y abajo, <strong>en</strong> un<br />

mismo ambi<strong>en</strong>te de terror y de fuerza\ terror del oprimido por el castigo, teÍo¡ del<br />

opresor por la revancha, todos fuera de justicia, fuera de ajuste, f'uera de sí. Y todos<br />

<strong>en</strong> trance doloroso de tansculturación t...1" (90),<br />

Esle "salirse fuera de sí propio" del estado de trance espiritual al que alude Oniz<br />

<strong>en</strong> esta cita sitúa una ley superior (iusticia legal-justicia divina) <strong>en</strong> la que cada uno de<br />

los individuos "fuera de la justicia" debe <strong>en</strong>tra¡ <strong>en</strong> un proceso de "ajuste cultural".<br />

Aquí, la mirada del investigador se construye corno un discurso interpretativo de estos<br />

choques. Pero, a difer<strong>en</strong>cia de <strong>Freyre</strong>, <strong>Ortiz</strong> no busca una "empatía" o armonía <strong>en</strong>tre<br />

negros y blancos, sino que se sitúa <strong>en</strong> un espacio intermedio como ley textual, como<br />

sujeto <strong>en</strong> "t¡ance". Este trance es una forma de crear una visión trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tal de la<br />

raza, y da. a su vez ia metáfora para "escapar" simbólicam<strong>en</strong>te de ese cuerpo negro.<br />

Es así como el "ajuste" aparece de forma m¿rcada <strong>en</strong> las poblaciones negüs, que<br />

deb<strong>en</strong> "socializarse" ante su ley textual. Si los l<strong>en</strong>guajes culturales se articulan <strong>en</strong> esm<br />

lucha continua ¿cómo repres<strong>en</strong>tar esta heterog<strong>en</strong>eidad y ¿cómo se c¡ea un relato de<br />

"síntesis" de estas difer<strong>en</strong>cias<br />

IfI. Conclusión. Trayestismos culturales: sujetos, mediaciones<br />

cuando alguDas ideas jue se ha¡ escapado de)<br />

Oro- son transpuestas a este mundo de forma<br />

domesticada y mitificada, crean una s<strong>en</strong>sación de<br />

úa¡quilidad, leBitimidad y pode¡. Haccn creer que el<br />

Otro no es tan terible y am<strong>en</strong>azador como se supone.<br />

Roget Ba(¡a<br />

ln jaula de la nelancolía<br />

Aunque sus textos no buscan una síntesis, <strong>Ortiz</strong> le provee a cada una de las razas<br />

un gnrpo de ca¡4cteísticas determinadas, imponi<strong>en</strong>do un ord<strong>en</strong> "social" y nafiativo,<br />

su propia ley textual. Por ejemplo, er el Contrapunteo, lo blanco europeo se<br />

repres<strong>en</strong>ta como la cultura rota, vieja, desganada, rni<strong>en</strong>tras que lo negro alude al<br />

espíritu, el alma, la gestualidad y [a fuerza de lo nuevo. La cultura europea ss asocia<br />

con la escritura, mi<strong>en</strong>tras que la africana se repr€s<strong>en</strong>ta a úavés de la oralidad y las<br />

tradiciones religiosas. Será a partir de los choques y los <strong>en</strong>trecruzami<strong>en</strong>tos de la<br />

t¡adición oral y la escritura como el na¡rado¡ <strong>en</strong> Oniz fundará las problemáticas de su<br />

texto transcultuado. Según Rama, este proceso busca:<br />

Reest¿blecer las obras lite¡a¡i¿s d<strong>en</strong>tro de las operaciones culturales que<br />

cumpl<strong>en</strong> las sociedades americanas, ¡econoci<strong>en</strong>do sus audaces<br />

constfucciones significativas y el ing<strong>en</strong>te esfuer¿o por manejar los l<strong>en</strong>guajes<br />

28


simbólicos desa¡rollados por los hombres americanos, es un modo de<br />

reforza¡ estos v<strong>en</strong>ebrales conceptos de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, originalidad,<br />

repres<strong>en</strong>tatividad ( I 9).<br />

La literatura y la etnografía como campos discursivos obedec<strong>en</strong>, pues, a los<br />

registros de sus ag<strong>en</strong>das nacionales y de sus respectivas transformaciones del plano<br />

ideológico y global. De ahí que el nanador de las formas discursivas transculturadas<br />

se revele, según Rama, como un mediador, ya que posee los registros culturales de<br />

ambas culturas, ya que <strong>en</strong> él: "se deposita un legado cultural y sobte él se arquitectura<br />

para poder transmitirse a una nueva instancia del desarrollo ahora modernizado. Es el<br />

escritor el que ocupa el puesto de mediado¡ porque esa es su función primordial <strong>en</strong><br />

el proceso [...]" (100). El travestismo cultural, contuario a la lectura de Rama, lee este<br />

proceso narativo como un eje más complejo <strong>en</strong> el que los procesos de mediación<br />

pasan a formar parte de los sujetos de la repres<strong>en</strong>tación. De esta manera, no es t:urto<br />

el narrador qui<strong>en</strong> apunta a ese lugar mediado y ambiguo que para Rama "vacila <strong>en</strong>tre<br />

un territorio y otro", sino los personajes negros o mulatos. Es a partir de aquí desde<br />

donde leo ese movimi<strong>en</strong>to ag<strong>en</strong>cial o de resist<strong>en</strong>cia conha esa misma estrategia que<br />

los define. Esto se ve claram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las repres<strong>en</strong>taciones de negros y mulatos <strong>en</strong><br />

particular, <strong>en</strong> el espacio popular de Ia calle y el camaval'2. Así como el na¡rador se<br />

convierte <strong>en</strong> un sujeto melancólico, cuyo proyecto de integración y síntesis se hace<br />

imposible. Sin embargo, al nivel del l<strong>en</strong>guaje el narrador logra la plasticidad de su<br />

repres<strong>en</strong>tación y crea a su vez los sistemas de negociación necesarios para posicionar<br />

a ese sujeto que narra (fr<strong>en</strong>te a Europa, fr<strong>en</strong>te a sus otros). Y si los mediadores, <strong>en</strong> sus<br />

dominios de verdad son como señala Deleuze "los etemos falsificadores", estas<br />

naÍativas se organizan <strong>en</strong> este terr<strong>en</strong>o ambiguo y sinuoso de la falsificación (1995:<br />

125-26).<br />

Puede afirma¡se, <strong>en</strong>tonces, que aunque muy influ<strong>en</strong>ciados por la literatura y el<br />

carácter lite¡ario de sus creaciones, <strong>Gilberto</strong> <strong>Freyre</strong> y Femando ftiz pres<strong>en</strong>tan dos<br />

propuestas difer<strong>en</strong>tes de sujeto de la escritura. Mi<strong>en</strong>tras que <strong>Freyre</strong> se posiciona corno .<br />

escritor, y hace de sus personajes el lugar de su empatía y su propio alter-ego, <strong>Ortiz</strong><br />

repres<strong>en</strong>ta los choques culturales y discursivos a través de la serniótica corporal,<br />

mágica y trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te de sus personajes. A partir del travestismo cultural, o sea,<br />

pa¡ti<strong>en</strong>do de una relación de repres<strong>en</strong>tación y espejeo con una otredad masculina de<br />

color y el desplazami<strong>en</strong>to de lo fem<strong>en</strong>ino, ambos inauguran un diálogo fundacional<br />

l2 Entre ellos se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra¡l la nana negra, el mularo atist4 el jr¡gador de maní, €l nego cul¡o, el brujo,<br />

el sa¡tero y el t¡avesti- En mi libro rav¿rrtsm¿r cuJtu¡al¿r esrudio <strong>en</strong> detale las r€pres<strong>en</strong>taciones de<br />

estos personajes fem<strong>en</strong>inos y masculinos y sus roles <strong>en</strong> varias novelas y emografías cubanas y<br />

br¿sil€ñas.<br />

29


<strong>en</strong> su definición del "carácter" nacional. Si la memoria como fuer¿a constitutiva de la<br />

narrativa homosocial de <strong>Freyre</strong> es la fuer¿a creadora de la ficción de la cultura<br />

brasileña, de la etnografía y de su subjetividad; <strong>en</strong> <strong>Ortiz</strong>, el "gesto" de la cultura es la<br />

personalidad misma de la escritura. En ambos, el pacto del contador de historias se<br />

da, sin embargo, con la misma función: la de narra-r lo hetero-séneo. sin teorías que<br />

"fij<strong>en</strong>" el l<strong>en</strong>guaje. La oralidad, aunque porosa y pegada al cuerpo de los sujetos que<br />

se repres<strong>en</strong>tan, parte por consigui<strong>en</strong>te del deseo de modemiza¡ la l<strong>en</strong>gua con los<br />

modismos regionales. y de escribir "<strong>en</strong> brasileño" y "<strong>en</strong> cubano".<br />

La obra de Gilb<strong>en</strong>o <strong>Freyre</strong> y Femando <strong>Ortiz</strong>. a pesar de su visión contradictoria<br />

del discurso racial ofrece un eic rnterpretativo fundam<strong>en</strong>tal para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der las<br />

narrativas culturales <strong>en</strong> Latinoaméri(:a y el Caribe. Las obras de estos autores, que son<br />

vistas como "proto-posmodernas" por la críúca contempordrea. son pane de la<br />

modemidad desigual latinoamericana y más bi<strong>en</strong> revelan la imponancia que han<br />

adquirido los discursos sobre la cultura y la difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> nuestro mundo globalizado<br />

(B<strong>en</strong>ítez Rojo, 1989, Díaz Quiñones, 1997). Las culturas latinoamericanas que se<br />

están <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tando al nuevo ord<strong>en</strong> económico transnacional han dejado clara la<br />

necesidad de crear nuevas formas de acercarse a la memoria de un pasado cultural,<br />

más allá de las f¡onteras de la nación estado, y de las difer<strong>en</strong>cias raciales, de género,<br />

o sexuales (García Canclini, 1992', Oyarz(tn, 1996i Richard, 1993). Una mirada a<br />

estos textos, nos permite deconstruir los patrones de "síntesis" cultural,<br />

particularm<strong>en</strong>te el de la mezcla racial, pa¡a detectar cómo se construye el travestismo<br />

cultural <strong>en</strong> estas narrativas. Asimismo, se accede a los mecanismos crcadofes de una<br />

narratiya sobre ¡a cultura, que posee a pesar de sus problemas una fuerza ag<strong>en</strong>cial. Es<br />

así como <strong>en</strong> ese comprorniso con su escritura y <strong>en</strong> ese deseo constante de vefse a<br />

úavés del otro estamos ante un sujeto melancólico cuya discursividad se revela <strong>en</strong> los<br />

aci<strong>en</strong>os y contradicciones de su modemidad.<br />

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