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Alcide d'Orbigny y Esteban Echeverría - Estudios – Revista de ...

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ESTUDIOS. <strong>Revista</strong> <strong>de</strong> Investigaciones Literarias y Culturales. Año 8, N" 16. Caracas, juldic, 2000, pp.37 - MESTRATEGIAS Y TACTICAS DEL VIAJEENTRE COLONIALISMO Y POSCOLONIALISMO:ALCIDE D'ORBIGNY Y ESTEBAN ECHEVERRÍAIA*REA PAGNItI UniversitátRegensburgEl artículo propone una lectura complementaria <strong>de</strong> dos experiencias cronológicamente paralelas <strong>de</strong>viajes en direcciones opuestas: <strong>Esteban</strong> Echeverría viaja a Francia en octubre <strong>de</strong> 1825 y vuelve en1830 a Buenos Aires; <strong>Alci<strong>de</strong></strong> <strong>d'Orbigny</strong> viaja en julio <strong>de</strong> 1826 al Río <strong>de</strong> la Plata, enviado por elMuseo <strong>de</strong> Historia Natural <strong>de</strong> París, se queda en el Río <strong>de</strong> la Plata hasta 1829 y regresa a Francia en1834. Ambos viajeros redactaron textos que dan cuenta <strong>de</strong> sus viajes en el caso <strong>de</strong> <strong>Alci<strong>de</strong></strong> d'Órbignyme ocupo <strong>de</strong>l relato personal <strong>de</strong> sus experiencias <strong>de</strong>l viaje, publicado en París entre 1835 y 1843;en el caso <strong>de</strong> <strong>Esteban</strong> Echeverría en particular <strong>de</strong> "Peregrinaje <strong>de</strong> Gualpo", pero también <strong>de</strong> otrostextos relacionados directa o indirectamente con el viaje a Francia-. El título <strong>de</strong>l artículo alu<strong>de</strong> alhecho <strong>de</strong> que, mientras Francia estaba iniciando su carrera como potencia colonizadora en el norte<strong>de</strong> Africa (la conquista <strong>de</strong> Argelia se produce en 1830, y la revolución <strong>de</strong> julio no altera el cursoexpansionista), los jóvenes intelectuales como Echeverría tenían con ciencia <strong>de</strong> que en el Río <strong>de</strong> laPlata se había logrado superar la situación colonial, y creían que el nuevo estatuto <strong>de</strong> las repúblicasin<strong>de</strong>pendientes sería reconocido positivamente en Francia. La simultaneidad <strong>de</strong> esas dos posicionesopuestas hacia 1830 -elcolonialismo francés y el poscolonialismo rioplatense (que hay quediferenciar claramente <strong>de</strong>l poscolonialismo <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> la disolución <strong>de</strong> los imperios británico yfiancés en los años sesenta <strong>de</strong>l siglo XX)- permite una lectura comparada que da cuenta <strong>de</strong> unmomento clave en la construcción <strong>de</strong> alterida<strong>de</strong>s entre Europa y América a 1o largo <strong>de</strong>l siglo XIX.Palabras clave: viaje, po<strong>de</strong>r, colonialismo, postcolonialismo, alteridad.STRATEGIES AND TACTICS OF TRAVELING BETWEEN COLONIALISMAND POST.COLONIALISM: ALCIDE D'ORBIGNY AND ESTEBAN ECHEVERRÍA.This article proposes a complementary reading of two journeys in opposite directions whichcoinci<strong>de</strong> chronologically: <strong>Esteban</strong> Echeverría visited France in October 1825 and returned toBuenos Aires in 1930; <strong>Alci<strong>de</strong></strong> dOrbigny traveled to Río <strong>de</strong> la Plata in July 1826, sent by the NaturalHistory Museum of Paris, remained there until 1829 and returned to France in 1934. Both travelerswrote texts relating their respective experiences: in the case of <strong>Alci<strong>de</strong></strong> DOrbigny, the articlediscusses his personal account of the voyage, published in Paris between 1835 and 1843; and in thecase of Echeverría, special attention is paid to "Peregrinaje <strong>de</strong> Gualpo", although the article takesinto account other texts related directly or indirectly to the journey to France. The title of thearticle refers to the fact that, while France was initiating its career as a colonial power (Algeria wasoccupied in 1830), young intellectuals like Echeverría were conscious that Río <strong>de</strong> la Plata hadsuccee<strong>de</strong>d in overcoming the colonial situation and assumed that the new status of the in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ntrepublics would be viewed favorably in France. The simultaneity of these two contradictorypositions toward 1830 permits a comparative reading which is crucial for the creation of conflictingvisions of each other on the part of Europeans and South Americans during the course of thenineteenth century.Key Words: Travel, Travel Accounts, Coloníalism, Post-Colonialism, Conflicting Visions.3'7


,;lliriLlamo estrategi¿ al cálculo (o la manipulación) <strong>de</strong> relaciones <strong>de</strong> fuerza que se haceposible a partir <strong>de</strong>l momento en que un sujeto <strong>de</strong> saber o <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r (una empresa, unejército, una ciudad, una institución científica) resulta <strong>de</strong>limitable. La estrategiapostula un /ugar susceptible <strong>de</strong> ser circunscripto c


empíricas en fonnación, cuyo valor residía en lo que se consi<strong>de</strong>raba la reconstrucciónfi<strong>de</strong>digna <strong>de</strong> 1o fáctico (Gossman, 1978)3.A comienzos <strong>de</strong>l siglo XIX, Alexan<strong>de</strong>r von Humboldt había recorrido con AirnéBonpland las "regiones equinocciales <strong>de</strong>l Nuevo Continente" y Félix <strong>de</strong> Azara "laAmérica meridional". La proveniencia y formación <strong>de</strong> estos viajeros diferían tantocomo las circunstancias <strong>de</strong> sus respectivos viajesa. Sin embargo ambos-el prusianoy el español- publicaron sus relatos <strong>de</strong> viaje por primera vez en París y en francés.En la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XIX París era el centro <strong>de</strong> producción y procesamiento<strong>de</strong>l saber europeo5. La política cultural revolucionaria y napoleónica había producidouna inmensa acumulación <strong>de</strong> capital científico en París, que convirtió a Francia en elcentro <strong>de</strong> la ciencia europea hasta mediados <strong>de</strong>l siglo XIX (Crosland 1961 , 1975;Godlewska 1994). cuando fue <strong>de</strong>splazada por Gran Bretaña y Alemania (cfr. Fox, 1973).Humboldt y Azara constituían las referencias claves para los viajeros naturalistasal Río <strong>de</strong> la Plata en la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XIX: Azara había recorrido durante largosaños Ia cuenca <strong>de</strong>l Plata, y su "<strong>de</strong>scripción geográfica, política y civil <strong>de</strong>l Paraguay y<strong>de</strong>l Río <strong>de</strong> la Plata", cuyo subtítulo prometía "<strong>de</strong>talles numerosos sobre su historianatural y sobre los pueblos salvajes que la habitan", acababa <strong>de</strong> ser publicada en Paríscon anotaciones <strong>de</strong> Georges Cuvier. Humboldt por su parte no había estado en el Río<strong>de</strong> la Plata, pero era el viajero europeo más prestigioso <strong>de</strong> su tiempo y su Vo¡'ageconstituía la lectura obligada <strong>de</strong> todo naturalista en viaje a América, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>Alci<strong>de</strong></strong><strong>d'Orbigny</strong> hasta Charles Darwin.Esa reconfiguración <strong>de</strong> los campos discursivos pronlueve la articulación <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> ciencias<strong>de</strong> base empírica geología, la paleontología, la biología. la etnología-. que, en buena medida, se-lavan constituyendo discursivamente en Ios relatos <strong>de</strong> viajeros científicos <strong>de</strong>l siglo XIX, empeñados enuna representación fi<strong>de</strong>digna <strong>de</strong> la realidad sobre la base <strong>de</strong> una percepción diferenciadora <strong>de</strong> lofáctico y lo ficcional, similar a la que se da en la histoliografía.La familia <strong>de</strong> Humboldt pertenecía a la burguesía liberal prusiana; la forluna familiar leperrnitió adquirir una formación casi enciclopédica como también flnanciar su viaje alnericanosin necesidad <strong>de</strong> acudir a una fuente <strong>de</strong> ingresos externa y sin tener que subordinar, suempresa a otros intereses. Seguramente el carácter privado <strong>de</strong> su viaje ayudó a Humboldt aobtener la autorización y el excepcional apoyo <strong>de</strong>l gobierno colonial español, que controlabacuidadosamente la producci


¡2. El viajeEn julio <strong>de</strong> lS26<strong>Alci<strong>de</strong></strong> <strong>d'Orbigny</strong> salía <strong>de</strong> París con <strong>de</strong>stino al Río <strong>de</strong> la Plata. Elenviado <strong>de</strong>l Museo <strong>de</strong> Historia Natural iniciaba así un viaje oficial que duraría casisiete años (Baulny, 1964,1970). El naturalista francés no disponía <strong>de</strong> los recursoseconómicos prácticamente inagotables <strong>de</strong> Humboldt ni <strong>de</strong> su profunda erudición; porotro lado <strong>de</strong>bía rendir cuentas al Museo, que financiaba la mayor parte <strong>de</strong> la empresa,y finalmente, a diferencia <strong>de</strong> Humboldt y Azata, no contaba con el apoyo <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>sen las regiones que <strong>de</strong>bía recolrer.Las guerras <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en América Hispana habían concluido con la batalla<strong>de</strong> Ayacucho en 1824, pero el gobierno <strong>de</strong> la Restauración francesa no había reconocidoaún a los nuevos estados sudamericanos. Si bien la misión oficial <strong>de</strong> <strong>d'Orbigny</strong>podía tener, en tales circunstancias, el carácter <strong>de</strong> una señal política <strong>de</strong> reconocimiento<strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Francia, el naturalista francés no podía contar con el apoyo <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>ssudamericanas (Ibid).Después <strong>de</strong> hacer una breve escala en Brasil, <strong>d'Orbigny</strong> pasó al Río <strong>de</strong> la Plata;permaneció unas semanas en la Banda Oriental y llegó a Buenos Aires en enero <strong>de</strong>1827. Des<strong>de</strong> allí emprendió dos excursiones mayores: la primera, que duró catorcemeses, a Corrientes, en el litoral rioplatense; la segunda, durante casi doce meses, alRío Negro en la Patagonia. Siguió viaje por mar en diciembre <strong>de</strong> 1829 hacia Chile don<strong>de</strong>permaneció menos <strong>de</strong> dos meses, y pasó a Bolivia don<strong>de</strong> pudo contar con el apoyo <strong>de</strong>lpresi<strong>de</strong>nte Santa Cruz. Después <strong>de</strong> la Revolución <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1830, Francia había reconocidooficialmente a los nuevos estados hispanoamericanos, una circunstancia quefavorecía a <strong>d'Orbigny</strong>. Después <strong>de</strong> cuatro años en Bolivia, el viajero francés regresó<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Lima a Bur<strong>de</strong>os en febrero <strong>de</strong> 1834.La elección <strong>de</strong> la zona meridional <strong>de</strong> América como meta <strong>de</strong> la misión científica <strong>de</strong><strong>d'Orbigny</strong>, pue<strong>de</strong> haber estado vinculada con la publicación en París <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>Azaray con el hecho <strong>de</strong> que esa región no había sido registrada todavía por la miradacientífica francesa (cfr. Baulny, I97O:57). También hay que tener en cuenta la competenciaentre Francia e Inglaterra en el marco <strong>de</strong> la expansión europea: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1 8 I 0 el Río<strong>de</strong> la Plata y Chile se habían constituido en la meta <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> viajeros inglesesinteresados en la explotación <strong>de</strong> minas6. La diferencia <strong>de</strong> objetivos entre estos viajerosingleses guiados por intereses más pragmáticos (Franco, 197 9) y d' Orbigny, que viajabacomo naturalista al servicio <strong>de</strong>l Museo francés, es típica <strong>de</strong> las modalida<strong>de</strong>s diferentesque adoptaría durante el siglo XIX en Inglaterra y en Francia el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> lasciencias, estrechamente vinculado a la expansión territorial (Adas' 1989)7'En el primer capítulo <strong>de</strong> su "Parte histórica" <strong>d'Orbigny</strong> explica que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> enviar un naturaliste'voyageur a América había surgido en el Museo justamente en ocasión <strong>de</strong> la partida <strong>de</strong> una compañíainglesa encargada <strong>de</strong> explotar las minas <strong>de</strong> Potosí ( 1 835: I, 3; 1998: 1 3).Aunque es Cuvier quien le imparte a <strong>d'Orbigny</strong> conocimientos <strong>de</strong> zoología, el saber que <strong>d'Orbigny</strong>40


D'Orbigny empezó a redactar en 1834 su Voyage dans l'Amérique méridionale,cuya publicación en siete volúmenes y un atlas se exten<strong>de</strong>ría hasta 1847 en 90 entregas,abarcando la geografía, geología, paleontología, etnología, zoología y botánica<strong>de</strong> las regiones recorridas, a lo que se agrega un atlas <strong>de</strong>l hombre americano. ElVoyageregistra 160 mamíferos, 860 pájaros, 115 reptiles, 166 peces, 980 moluscos, 5000 insectosy 3000 plantas (Baulny, 1964 28).D'Orbigny inicia su opus sobre América <strong>de</strong>l Sur con el relato personal <strong>de</strong> su experiencia<strong>de</strong>l viaje, la "Parte Histórica". Si bien en el marco <strong>de</strong>l discurso científico con suexigencia <strong>de</strong> objetividad esa dimensión personal pareciera no tener cabida, <strong>d'Orbigny</strong>justifica ante sus lectores la inclusión <strong>de</strong> ese texto como una garantía <strong>de</strong> honestidad.La eventual falta <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuación entre escritura y realidad no es intencionada:En efecto, los viajeros se engañan siempre, sin duda, o pue<strong>de</strong>n equivocarsesiempre, puesto que son hombres [...];pero los viajeros no mienten más [...] ¿Ycómo se atreverían a mentir, ante un público en general tan <strong>de</strong>sconfiado comoilustrado, dotado <strong>de</strong> un espíritu crítico siempre alerta, <strong>de</strong> una prensa siemprelista para revelar sus imposturas? (1998: I lss.)8.D'Orbigny alu<strong>de</strong> al po<strong>de</strong>r creciente <strong>de</strong> la opinión pública como instancia formadora<strong>de</strong> consenso en la sociedad francesa <strong>de</strong> comienzos <strong>de</strong>l siglo XIX. Si los "viajerosnaturalistas" logran que sus <strong>de</strong>scripciones alcancen plausibilidad y sean reconocidascomo un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> interpretación a<strong>de</strong>cuado (Haraway, 1995: l8), entonces esas <strong>de</strong>scripcionesson consi<strong>de</strong>radas correctas o, dicho <strong>de</strong> otro modo, lo <strong>de</strong>scrito adquiere la<strong>de</strong>nsidad y el valor <strong>de</strong> lo fáctico. La necesidad <strong>de</strong> subrayar el carácter fi<strong>de</strong>digno <strong>de</strong> losrelatos <strong>de</strong> viaje revela la precariedad que todavía tenían en el marco <strong>de</strong> construcción<strong>de</strong>l verosímil <strong>de</strong> su tiempo. Basta recordar los famosos <strong>de</strong>bates en la segunda mitad <strong>de</strong>lconsigna se asienta todavía en la episteme clasificatoria <strong>de</strong>l siglo XVIIL Cuando el volumen <strong>de</strong>lVoyage <strong>de</strong>dicado a la paleontología sudamericana aparece en 1842, <strong>d'Orbigny</strong> ha sido <strong>de</strong>splazadopor Darwin, cuyos trabajos alcanzan una mayor plausibilidad en el marco <strong>de</strong>l nuevoconsenso científico (Baulny, 1970:74). Hacia mediados <strong>de</strong>l siglo XIX, efectivamente, Franciapier<strong>de</strong> prestigio e importancia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> saber científico. Si elcentro <strong>de</strong> la producción teórica pasa a Alemania, la Inglaterra victoriana se convierte encentro <strong>de</strong> control y procesamiento <strong>de</strong> la información producida en el imperio. Frente al or<strong>de</strong>nexcluyente <strong>de</strong> Lineo, que es también todavía el <strong>de</strong> <strong>d'Orbigny</strong>, don<strong>de</strong> lo monstruoso, lo que noestá previsto, queda fuera <strong>de</strong>l sistema, es inexistente, el or<strong>de</strong>n darwiniano se construirá sobre elmo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> un inmenso archivo imperial que da cabida a todas las formas (Richards, 1993:56ss. ).8 "Les voyageurs, en effet, se trompent toujours, sans doute, ou peuvent toujours se tromper, carils sont hommes...; mais les voyageurs ne mentent plus [...] Et comment oseraient-ils mentir,en présence d'un public en général aussi défiant qu'éclairé, d'une critique toujours éveillée,d'une presse toujours préte á révéler leurs impostures?" (1835: I, 1ss.).41


siglo XVIII en torno a la concepción <strong>de</strong> la inferioridad <strong>de</strong> la naturaleza americana,<strong>de</strong>fendida éxitosamente por Buffon contra el testimonio <strong>de</strong> los viajeros, para compren<strong>de</strong>rque la historia natural, careciendo <strong>de</strong> una base empírica, producía realidad en elsentido arriba propuesto (Gerbi, 1 973).La separación, en el Viaje,entre el relato personal o "Parte histórica" y la <strong>de</strong>scripcióncientífica, remite a otra característica importante <strong>de</strong>l discurso en el que se inscribenlos relatos <strong>de</strong> viajeros científicos europeos en el siglo XIX: la objetividad queescamotea la experiencia personal <strong>de</strong>l observador-narrador <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripcióncientífica <strong>de</strong> lo observado. Una observación objetiva supone un observador ubicuo eimparcial a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> un medio neutro <strong>de</strong> representación, un lenguaje concebido comotransparente, que le permita al observador <strong>de</strong>scribir una realidad concebida, según lalógica <strong>de</strong>l <strong>de</strong>s-cubrimiento, como preexistente a la observación y la representación(Haraway, 1995: 109), y que la escritura solamente or<strong>de</strong>na.La "Parte histórica" pone en el centro <strong>de</strong>l relatojustamente a ese viajero observador,protagonista y naffador <strong>de</strong>l viaje, que la <strong>de</strong>scripción posterior oculta. D'Orbigny proce<strong>de</strong>,en primer lugar. a justificar su autoridad <strong>de</strong> observador capacitado remitiendo asus especiales disposiciones para las ciencias naturales y a la tradición familiar ( 1 835:1,2;1998 12).Traza,en suma, la biografía ltigica que lo lleva a ser<strong>de</strong>signado naturalistevoyageur.En la "Par1e histórica" el relato se organiza en torno a la figura y las activida<strong>de</strong>s<strong>de</strong>l viajero-protagonista-narrador, que genL'ran un conjunto <strong>de</strong> temasrecurrentes. Veamos un ejemplo <strong>de</strong> esa autorrepresentación:El ejercicio realízado a la víspera me había <strong>de</strong>bilitado sobremanera, pero ¿podíaresistir el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ver cosas nuevas? Tanlbién esta vez sacritiqué mi interéspersonal al <strong>de</strong> la misión que se me encomendara, hice lo que no había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong>hacer; y bajé a tierra con mi red para insectos y mi fusil, fiel compañero <strong>de</strong>correrías, tratando <strong>de</strong> ganar el interior. Fue en vano. Gran número <strong>de</strong> árbolescaídos, cr¡nvolvulus por todas partes y plantas espinosas <strong>de</strong> seis a ocho pies<strong>de</strong> altura, oponían obstáculos invencibles a mi <strong>de</strong>seo. Miríadas <strong>de</strong> mosquitosaumentaban ias dificuita<strong>de</strong>s. En efecto, en un instante las picaduras rne hincharontoda la cara. Pa<strong>de</strong>cía sufrimientos horribles, <strong>de</strong>sgarrado por un lado, mordidopor otro y con fiebre sobre todo. Por último, tras varias horas <strong>de</strong> tentativas,tuve que renunciar a mi proyecto y me conformé con seguir la costa <strong>de</strong> la isla.Allí pu<strong>de</strong> admirar un elegante aromo, <strong>de</strong> fino follaje, así como muchas otrasespecies <strong>de</strong> plantas, <strong>de</strong> las que recogí numerosas muestras (1998: I 15)e.9 "L'exercice <strong>de</strong> la veille m'avait beaucoup affaiblil mais pouvais-1e résister ru désir <strong>de</strong> voir <strong>de</strong>sobiets nouveaux? Je fis cette fbis encore ce queje n'avais cessé <strong>de</strong> faire. Je srcriflai mon intérétpersonnel á celui <strong>de</strong> la mission dontj'étais chargé; et, <strong>de</strong>scendu á terre avec mon filet ir insecteset mon fusil, fidéle compagnon <strong>de</strong> mes courses,j'essayai <strong>de</strong> pénétrer dans l'intérieur. Ce fut en vain.42


El protagonista actúa guiado por \a misión que le exige una serie <strong>de</strong> sacrificiospersonales, pero que le permite al mismo tiempo satisfacer el <strong>de</strong>seo irresistible <strong>de</strong>clescubrir, <strong>de</strong> ver objetos nuevos. Sin embargo, como el naturalista no sólo tiene quever los objetos, sino que a<strong>de</strong>más tiene que enviarlos al Museo en París, también secledica a cazar y recolectar ejemplares munido, entre otros aparatos, <strong>de</strong> un fusil. Ellcatro <strong>de</strong> sus activida<strong>de</strong>s es una naturaleza vírgen que, a veces se ofrece en toda suabundancia, y otras veces resulta impenetrable, según las circunstancias. Si, como encsteejemplo,lanaturalezano<strong>de</strong>japenetrarelcuerpo, elvolt(ag)eurtieneelconsuelocle <strong>de</strong>s-cubrirla con la mirada y el coleccionista se contenta con presas menores.Este fragmento vincula dos núcleos semánticos recurrentes en el texto <strong>de</strong> <strong>d'Orbigny</strong>:I . el viaje como "misión" que exige una serie <strong>de</strong> sacrificios en aras <strong>de</strong> la ciencia, y 2. lacsperada y a veces frustrada recompensa <strong>de</strong>l viajero en su relación con "la naturalezavírgen".3. En aras <strong>de</strong> la cienciaCuando <strong>d'Orbigny</strong> se refiere a su "misión", en realidad suele mezclar dos aspectosvinculados entre sí, pero no idénticos. Por un lado, la misión oficial concreta, financiatlapor el Museo <strong>de</strong> Historia Natural <strong>de</strong> París, que lo sitúa en relación <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciarespecto <strong>de</strong> una autoridad a la que tiene que dar cuenta <strong>de</strong> sus gastos y sus actos:''por lo <strong>de</strong>más, me exponía a reproches, si, falto <strong>de</strong> pru<strong>de</strong>ncia, comprometía las colecciones<strong>de</strong> historia natural que llevaba al Museo" (1998: 507; 1835: I, 461). Por el otro, larnisión que se cumple por "amor a la ciencia" (Ibid: 108; Ibid: I, 91), una misión <strong>de</strong>sinteresadaque exige todo tipo <strong>de</strong> sacrificios personales en aras <strong>de</strong>l saber, pero queofrece también satisfacciones y recompensas que no pue<strong>de</strong>n ser medidas en términosrnateriales:Lo único que pue<strong>de</strong> compensar al viajero <strong>de</strong> sus sacrificios voluntarios, es elplacer <strong>de</strong> ver regiones nuevas y servir a la ciencia y a su patria; porque, ¿pue<strong>de</strong>siempre esperar acaso otras recompensas por su <strong>de</strong>dicación? (248)10.Un grand nombre d'arbres tombés, <strong>de</strong>s convolvulus partout, et <strong>de</strong>s plantes épineuses, hautes<strong>de</strong> six ir huit pieds, opposaient á mon <strong>de</strong>ssein <strong>de</strong>s obstacles invincibles. Des myria<strong>de</strong>s <strong>de</strong>moustiques compliquaient encore la difficulté. J'eus, en effet, en un instant, toute la figureenflée <strong>de</strong> leurs piqüres. J'éprouvais <strong>de</strong>s souffrances horribles, déchiré d'un cóté, mordu <strong>de</strong>I'autre, et la fldvre par-<strong>de</strong>ssus tout. Enfin, aprés quelques heures <strong>de</strong> tentatives, je dus renoncerá mon projet, et me contentai <strong>de</strong> suivre la cóte <strong>de</strong> I'ile. J'y pus admirer un mimose élégant, aufeuillage léger, ainsi que beaucoup d'autres espéces <strong>de</strong> plantes, dontje recueillis <strong>de</strong> nombreuxéchantillons" ( 1 835 : I, 98).l0 "La seule chose qui puisse dédommager le voyageur <strong>de</strong> ses sacrifices volontaires, c'est le plaisir <strong>de</strong>voir <strong>de</strong>s pays nouveaux, <strong>de</strong> servir les sciences et son pays; car, peutil toujours espérer, pour sondévouement, d'autres récompenses?" ( 1 839-43: II, 26).43


El Sltstema Naturae <strong>de</strong> Lineo, publicado en 173-5, había sentado las bases <strong>de</strong> lanueva organizacilntaxonómica <strong>de</strong>l saber europeo, cuyo análisis clásico ha realizadoMichel Foucault en Las palabras y las cosas. A parlir dc mediados <strong>de</strong>l siglo XVIII lahistoria natural, que ponía en funcionamiento una actividad global <strong>de</strong> clasificación yor<strong>de</strong>namiento, se había ido convirtiendo en centro productor <strong>de</strong> un nuevo tipo <strong>de</strong>narraciones <strong>de</strong> viaje en torno a la figura <strong>de</strong>l viajero herborizador <strong>de</strong>dicado a observarlanattraleza,a recoger plantas, coleccionarlas, catalogarlas, <strong>de</strong>scubrir nuevos especímenesy darles nombres nuevos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sistema. Esa actividad aparentementeinofensiva y <strong>de</strong>sinteresada hace <strong>de</strong>l viajero naturalista la contraparte ilustrada <strong>de</strong>lagresivo conquistador <strong>de</strong> siglos anteriores (Prutt: 1992:24ss.)11.Dentro <strong>de</strong> esa tradición <strong>de</strong>l viaje pacífico y la misión científica, <strong>d'Orbigny</strong> se autorrepresentarecorriendo con proverbial <strong>de</strong>sinterés el litoral rioplatense y la Patagonia,enfrentándose ajaguares y mosquitos, a caimanes e indios, arriesgando la vida en aras<strong>de</strong>l saber. En esa narración el viajero naturalista va en busca <strong>de</strong> otras riquezas, suactividad no es el saqueo ni la explotación, sino la recolección inocente, aunque noexenta <strong>de</strong> riesgos, <strong>de</strong> especímenes valiosos para la ciencia, pero sin valor comercial.Si bien estos viajeros se concebían como <strong>de</strong>scubridores <strong>de</strong> una realidad natural queya existía, y que sólo esperaba ser <strong>de</strong>scripta e integrada en los museos' archivos ybibliotecas <strong>de</strong> Europa -ésaera la "misión"- en rigor los textos que produjeron fueroncontribuyendo a la construcción <strong>de</strong> un nuevo campo <strong>de</strong> visibilidad (Foucault, 1966) ygeneraron, en este caso, una nueva versión <strong>de</strong> América para la imaginación europea.En el marco <strong>de</strong> ese tipo <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrimiento y registro <strong>de</strong> una naturalezaamericana <strong>de</strong>sconocida en Europa, concebía también <strong>d'Orbigny</strong> su misión científicaen la tradición <strong>de</strong> los viaieros que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo XVIII, <strong>de</strong>scubríanpor segunda vez el "Nuevo Mundo" y 1o incorporabafla los museos, bibliotecas ycompartimentos <strong>de</strong> clasificación europeos.Las activida<strong>de</strong>s cle este recolector y cazador <strong>de</strong>l siglo XIX estaban pues orientadasa alimentar la ciencia, eran parte <strong>de</strong> su misión. Así abundan en la "Parte histórica"las explicaciones sobre los métodos <strong>de</strong> caza con fines científicos. Sobre todo enel primer tramo <strong>d'Orbigny</strong> se siente obligado a explicar y disculparse. Los sacrificiosque exigía la misión científica eran múltiples: el viajero naturalista se sacrificaba ysacrificaba también a otros en aras <strong>de</strong> la ciencia. Lo que se incorporaba a las colecciones<strong>de</strong> Europa se incorporaba muerto12. Así <strong>de</strong>scribe <strong>d'Orbigny</strong> su victoria sobreuna comadreja:llt2pratt(1992) acuña el término <strong>de</strong> "anti-conquista" para <strong>de</strong>signar las estrategias <strong>de</strong> representaciónmediante las cuales el viajero europco subraya su carácter inofensivo. escamoteando lahegemonía europea que hace posible esa actividad científica y que esa misma actividad contribuyea exten<strong>de</strong>r."Si saber implica morir y matar, como ocurre, sorpren<strong>de</strong>ntemente en buena parte <strong>de</strong> la narrativa<strong>de</strong>l siglo XIX, t...I entonces la epistemología está en cri si s" (Levine, 1993: 364) '44


Entonces se entabló entre el animal y yo, una lucha que sólo podía sermeventajosa. Sucumbió la pobre madre, y quedé dueño <strong>de</strong> ella y nueve crías queconstituían su camada. Se trataba <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las primeras especies <strong>de</strong> mamíferosque encontraba, lo que me causó gran satisfacción, sin haberme podido librar,empero, <strong>de</strong> un sentimiento penoso que turbaba algo la alegría <strong>de</strong> mi [triunfo].Tales excursiones, con <strong>de</strong>masiada frecuencia sangrientas, impuestas al naturalistaviajero por necesidad científica, contra seres pacíficos que la naturalezaparecería abandonar sin <strong>de</strong>fensa equiparable a la superioridad <strong>de</strong> las armashumanas, me hicieron sentir, más <strong>de</strong> una vez, algo que <strong>de</strong>be parecerse al remordimiento,y requieren una especie <strong>de</strong> valor que jamás me ha faltado, pero quesólo la necesidad imperiosa pue<strong>de</strong> inspirar y sostener (1998: 99)13.Si la caza le provocaba sentimientos ambiguos, la recolección <strong>de</strong> conchillas, insectoso plantas proporcionaba a <strong>d'Orbigny</strong> un placer no enturbiado por el remordimiento.Los conquistadores habían entrado en el Nuevo Mundo a sangre y fuego en busca <strong>de</strong>oro y plata; el pacífico viajero naturalista en cambio, coleccionaba tesoros carentes <strong>de</strong>todo valor comercial y que <strong>de</strong>fraudarían a eventuales ladrones (1998: 512; 1835: l, 464) .4. La naturaleza virgen y el placer <strong>de</strong>l observadorD'Orbigny concebía su misión en términos <strong>de</strong> "dar a conocer un país <strong>de</strong>s<strong>de</strong> susdistintos puntos <strong>de</strong> vista" (1998: 14; 1835: I, 3); se trataba <strong>de</strong> ofrecer una representaciónexhaustiva, en este caso, <strong>de</strong>l cono sur americano. Esa operación suponía unobservador capaz <strong>de</strong> abarcar los "distintos puntos <strong>de</strong> vista"; suponía también que lospuntos <strong>de</strong> vista estaban dados en el objeto a observar, <strong>de</strong> modo que el observadorubicuo se limitaba a reconocerlos, ocuparlos y representar fi<strong>de</strong>dignamente lo queveía; suponía finalmente un sujeto observador viajero europeo- y un objetoobservable-elnaturaleza americana-, un sujeto que sabe y un objeto que es registradoy situado según las coor<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong> ese saber.-laEl lugar <strong>de</strong> enunciación que garantiza la autoridad discursiva <strong>de</strong>l viajero naturalistaes análogo a ese centro que ocupa en el panóptico el observador que ve sin que lovean (Foucault,1975). La posibilidad <strong>de</strong> ocupar todos los lugares, no está dada por lamovilidad <strong>de</strong>l viajero, sino por la ubicuidad <strong>de</strong> la mirada y el alcance <strong>de</strong> la autoridad13 "Alors s'engagea, entre I'animal et moi, une lutte qui ne pouvait étre qu'á mon avantage. La pauvremére succomba et j'en restai rnaitre, ainsi que <strong>de</strong>s neuf petits qui composaient sa portée. C'était une<strong>de</strong>s premiéres espéces <strong>de</strong> mammifdres queje rencontrais; aussi me fit-elle grand plaisir, sans quejepusse, néanmoins, m'affranchir d'un sentiment pénible qui troublait un peu lajoie <strong>de</strong> mon triomphe.Ces excursions, trop souvent sanglantes, commandées par I'in1ér6t <strong>de</strong> la science au naturalistevoyageur,contre <strong>de</strong>s étres paisibles que la nature semble abandonner sans défense égale á la supériorité<strong>de</strong>s armes <strong>de</strong> l'homme, m'ont fait, plus d'une fois, éprouver quelque chose qui doit ressembler auremords, et <strong>de</strong>man<strong>de</strong>nt une sorte <strong>de</strong> courage dontje n'aijamais manqué, mais que l'impérieuse nécessitépeut seule inspirer et soutenir" ( I 835: I, 82 ss.).45


)que, en la formulación <strong>de</strong> d'orbigny, aparece como una consecuencia lógica <strong>de</strong>lsaber adquiridola.En Ways of Seeing (1972) John Berger señala que lo que sabemos y creemos<strong>de</strong>termina nuestro modo <strong>de</strong> ver. Los viajeros europeos <strong>de</strong>l siglo pasado, no sólo losnaturalistas, estaban convencidos <strong>de</strong> que lo que ellos sabían y creían les permitíaelaborar <strong>de</strong>scripciones objetivas y fi<strong>de</strong>dignas <strong>de</strong> lo que veían, <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong>vali<strong>de</strong>z general.Ver, dice Berger, es también seleccionar; nunca po<strong>de</strong>mos ocupar todos los puntos<strong>de</strong> vista -aparte<strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que los puntos <strong>de</strong> vista no están ahí para que losocupemos-, sino que han sido previamente <strong>de</strong>finidos en un proceso <strong>de</strong> selección yorganización. Lo que hoy nos parece una verdad perogrullesca, no lo era <strong>de</strong> ningúnmodo para los europeos <strong>de</strong>l siglo XIX: <strong>d'Orbigny</strong> creía po<strong>de</strong>r ocupar los distintospuntos <strong>de</strong> vista, ofrecer una <strong>de</strong>scripción no sólo objetiva, sino también exhaustiva.Berger señala también que ver implica siempre ser visto, o la posibilidad <strong>de</strong> servisto. Las prácticas visuales europeas <strong>de</strong>l siglo XIX no contemplaban esa reciprocidad;se trataba <strong>de</strong> ver, no <strong>de</strong> ser visto. Sintomática es la reflexión <strong>de</strong> un viajero egipcio queresidió en París entre 1826 y 1831, mientras <strong>d'Orbigny</strong> viajaba por América <strong>de</strong>l Sur, quese sentía constantemente observado, convertido en objeto <strong>de</strong> la curiosidad <strong>de</strong> losfranceses: los europeos creen que la mirada no produce ningún efecto, escribe (Mitchell,1988: 2)15. Tampoco los viajeros naturalistas registraban la mirada <strong>de</strong>l otro, porquelo concebían como objeto <strong>de</strong> una información y no como sujeto <strong>de</strong> unacomunicación. Bajo la mirada <strong>de</strong>l viajero naturalista todo se convertía en objeto, y losobjetos no <strong>de</strong>vuelven la mirada. Percibida por estos viajeros, América era naturaleza,no cultura. Y los americanos eran, en todo caso, parte <strong>de</strong>l panoramal6.Sin embargo, los viajeros naturalistas no eran solamente observadores cuyas miradasorganizaban y explicaban el mundo según los parámetros <strong>de</strong>l saber europeo;eran también espectadores fascinados ante un mundo que' según una fórmula frecuente,se ofrecía a sus ojos como un espectáculo. El <strong>de</strong>seo y el placer <strong>de</strong> ver, lafascinación ante la naturaleza americana como espectáculo que se <strong>de</strong>spliega ante susl516"El universalismo <strong>de</strong>l siglo XIX tiene su monumento en el panóptico. Pan-Optico: no sólo se ve todo,sino se ve <strong>de</strong> todos los modos" (W. Benjamin, 1989:660). Benjamin <strong>de</strong>staca también el aspecto"panoramático" <strong>de</strong> la Comédie humaine. Para la relación entre el narrador omnisciente en la novelarealista europea y la ubicuidad <strong>de</strong>l sujeto europeo en el proceso <strong>de</strong> la expansión imperial, ver Said(193).El viajero egipcio que consigna este <strong>de</strong>talle es Rifa'a al-Tahtawi. Hay versión alemana <strong>de</strong> Tahlisal-ibriz.fi tahlis Bariz: Ein Muslim ent<strong>de</strong>ckt Europa. Bericht über seinen AufenthaLt in Paris1826-1831. Editado, traducido y comentado por Karl stowasser. Munich: c. H. Beck, 1989.De ahí la importancia <strong>de</strong> recuperar 1a otra versión, la versión hispanoamericana <strong>de</strong>l contacto.para reconstruir la estructura <strong>de</strong> un diálogo intercultural siempre diferido. Para un análisiscontrastivo y complementario <strong>de</strong> los relatos <strong>de</strong> viaje franceses y argentinos <strong>de</strong>1 siglo XlX, verPagni (1999).46


ojos, constituyen uno <strong>de</strong> los temas centrales <strong>de</strong> la "Parte histórica". Porque la misiónno sólo exigía sacrificios, también la alimentaba el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ver y <strong>de</strong>scubriruna "naturaleza virgen". D'Orbigny recupera, por ejemplo, la emoción <strong>de</strong> ver <strong>de</strong>s<strong>de</strong>la nave las costas <strong>de</strong> Río <strong>de</strong> Janeiro en el esbozo <strong>de</strong> un paisaje que se ofrece "antesus ojos" con todas sus promesas, como si la naturaleza estuviera esperando a eseespectador que, al admirarla, la or<strong>de</strong>na y organiza <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su perspectiva:Disfrutaba <strong>de</strong> una felicidad perfecta. A medida que los objetos se dibujabanmás nítidamente ante mi vista, prorrumpía en exclamaciones ante la belleza <strong>de</strong>lpaisaje. No había un punto carente <strong>de</strong> verdura; las mismas rocas ornaban susgrietas con una bella vegetación; por doquiera los cocoteros y las palmeras <strong>de</strong>variadas especies se unían agradablemente a multitud <strong>de</strong> otros árboles <strong>de</strong> aspectocompletamente nuevo. Las mariposas, apacibles habitantes <strong>de</strong> estas ricascomarcas, ya venían a visitarnos y los brillantes colores <strong>de</strong> sus alasmatizadas me anunciaban las maravillas que la naturaleza prometía a mi imaginación,en este suelo privilegiado (1998: 30)17.El placer <strong>de</strong> ver no borra los límites entre el espectador y el espectáculo <strong>de</strong> lanaturaleza. Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista apartado <strong>de</strong>l objeto, el nanador capta el conjunto<strong>de</strong>l paisaje como un panorama. La <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la costa todavía leiana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elbarco, la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l paisaje <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto <strong>de</strong> una montaña, no faltan en ningúnrelato <strong>de</strong> viajes <strong>de</strong> la época. Típica es también la precisión en los <strong>de</strong>talles: la distanciano impi<strong>de</strong> distinguir la variedad <strong>de</strong> plantas y hasta el matiz <strong>de</strong> las alas <strong>de</strong> las mariposasse menciona.El efecto <strong>de</strong> objetividad se logra justamente por la combinación <strong>de</strong> dos estrategiasdiscursivas aparentemente opuestas entre sí: por un lado, se subraya la distancia <strong>de</strong>lobservador respecto <strong>de</strong> lo observado, por el otro, la exactitud <strong>de</strong> las <strong>de</strong>scripciones.Ambas estrategias respon<strong>de</strong>n a una retórica compartida por el discurso científico y lanovela realistal8.t7t8"Je jouissais d'un bonheur parfait. A mesure que les objets se <strong>de</strong>ssinaient plus nettement i ma vue, jeme récriais sur la beauté du pays. Pas un seul point dépourvu <strong>de</strong> verdure; les rochers, méme dans leurscrevasses, s'ornaient d'une belle végétation; partout les cocotiers, les palmiers d'espdces variées semariaient agréablement d une multitu<strong>de</strong> d'autres arbres d'un aspect ¡out á fait nouveau. Les papillons,habitans paisibles <strong>de</strong> ces riches contrées. venaient déjir nous visiter, et les brillantes couleurs <strong>de</strong> leursailes diaprées m'annongaient les merveilles que la nature promettait d mon admiration sur ce solprivilégié" (1 835: I, l9).Sobre el efecto discursivo <strong>de</strong> objetividad que se obfiene combinando distancia y exactitud, dosactitu<strong>de</strong>s que marcan el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> conducta <strong>de</strong>l sujeto político mo<strong>de</strong>rno, ver (Mitchell, 1988:l8 ss). El lugar <strong>de</strong> enunciación <strong>de</strong>l viajero observador es comparable al <strong>de</strong>l narrador <strong>de</strong> lasnoveias <strong>de</strong> Balzac. Edward Said (1993) ha vinculado la novela europea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el realismo con lafbrmación <strong>de</strong> actilu<strong>de</strong>s, referencias y experiencias imperiales, analizando, entre otros aspectos,las relaciones entre la retórica <strong>de</strong>l narrador y la <strong>de</strong>l viajero.47


La moda europea <strong>de</strong> los panoramas, dioramas, cosmoramas contribuía a crear nosólo imágenes <strong>de</strong> lugares lejanos, sino también a formar hábitos perceptivosle. Si elpanorama se proponía como la representación fi<strong>de</strong>digna <strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada realidad,esa realidad terminaba siendo imaginada por el público en términos <strong>de</strong> su representación20.También <strong>d'Orbigny</strong> compara una y otra vez el paisaje con un cuadro que se<strong>de</strong>spliega ante sus ojos. Así por ejemplo las islas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lta <strong>de</strong>l Paraná, contempladas<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el río:Quedé encantado por el aspecto <strong>de</strong>l lugar. Todo respiraba abundancia. Habíapor todas partes durazneros con frutos color rosa tierno y naranjos <strong>de</strong> hojassiempre ver<strong>de</strong>s, cuyas manzanas <strong>de</strong> oro invitaban a recolectarlas. La elegantepalmera enriquecía con el lujo <strong>de</strong> su vegetación a ese cuadro ya tan variado,don<strong>de</strong> los largos pámpanos rojos <strong>de</strong>l ceibo se abrazaban al ligero follaje <strong>de</strong>lbambú, como para <strong>de</strong>stacar aún más su fulgor t'..1 (Ibid: l0+¡zr.A veces, como en el texto citado al comienzo ( I 15; 1835: I, 98), el narrador viajero serefugia en la contemplación que or<strong>de</strong>na y registra a distancia, para evitar los riesgos<strong>de</strong>l contacto. Otras veces sin embargo, mirar no es sino el primer paso en un proceso<strong>de</strong> apropiación directa y violenta.La imagen <strong>de</strong> una naturaleza intacta que le ofrece al viajero sus tesoros, extendiéndolosgenerosa a sus pies, es recurrente. Apenas informado sobre el proyecto <strong>de</strong>lMuseo, escribe <strong>d'Orbigny</strong>, comenzó a imaginar "[m]il cuadros, cada uno más seductorque el otro", el futuro viajero ya se veía "en el seno <strong>de</strong> esa naturaleza virgen, ro<strong>de</strong>ado<strong>de</strong> cosas nuevas" (14; Ibid: 1,4).Yaante las costas <strong>de</strong> Tenerife, consigna, las sensacionesque le provocan las redondas colinas que van recortándose contra el horizonte,son difíciles <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir ( 19;I,9). Apenas divisada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la nave, América es por fin,para el viajero <strong>de</strong> "imaginación exaltada",'Joven y lleno <strong>de</strong> ardor", "la tierra tan <strong>de</strong>seada"(3 1; I, 20).202lInventado en Europa a fines <strong>de</strong>l siglo XVIII, el panorama tenía una estructura análoga a la <strong>de</strong>l panóptico;preveía un espectador situado en el centro, a cuyo alre<strong>de</strong>dor se <strong>de</strong>splegaba en círculo un paisajepintado que representaba o bien una escena histórica famosa, o bien un sitio lejano, exótico. Ver (DolfSternberger, 1974).El mismo efecto producirían, poco más tar<strong>de</strong>, también las exposiciones internacionales. Gérard<strong>de</strong> Nerval le escribía a Gautier que los cafés <strong>de</strong> El Cairo le resultaban menos orientales que loscafés orientales <strong>de</strong> París (Mitchell, 1988: 29)."Je fus enchanté <strong>de</strong> I'aspect que présentaient ces lieux. Tout y respirait I'abondance. Partout<strong>de</strong>s péchers aux fruits d'un rose tendre; partout <strong>de</strong>s orangers aux feuilles toujours vertes, et dontles pommes dorées invitaient la main á les cueillir. L élégant palmier enrichissait du luxe <strong>de</strong> savégétation ce tableau déjá si varié, oü les longues grappes <strong>de</strong> carmin du seibo se mariaient aufeuillage léger du bambou, comme pour en relever encore 1'éclat [...]". (1835: I' 87).48


Entre las connotaciones eróticas <strong>de</strong> esa imaginación <strong>de</strong> América está su "virginidad".América es, en la fantasía <strong>de</strong> <strong>d'Orbigny</strong> como en la <strong>de</strong> tantos otros viajeros,un mundo nuevo, intacto, <strong>de</strong>sconocido, en espera <strong>de</strong>l viajero europeo que porprimera vez penetre en su interior, para mostrarse, ofrecerse y regalarle sus ocultose inefables tesoros. Una y otra vez recure <strong>d'Orbigny</strong> a esa imagen en el relato<strong>de</strong> su viaje por el Paraná:¡Con qué placer se asiste al <strong>de</strong>spefar <strong>de</strong> una naturaleza aún virgen, viendo lasacacias y aromas abrir lentamente sus hojas al sol naciente! Espectáculo mágicoque el viajero, al volver <strong>de</strong> sus arriesgadas correrías, recontruye con arroboen su imaginación hondamente impresionada [...] (ll9)22.También en vísperas <strong>de</strong>l viaje a la Patagonia, lo domina ese mismo sentimiento eimagina, insomne, una vez más la misma escena, "transportándome con la imaginacióna esa tierra ignorada y reconociendo, por a<strong>de</strong>lantado, todos esos tesoros que aparecíanbajo mis pies" ( 1999: 222;II,2). Y aunque la Patagonia se le revela como una tiena<strong>de</strong>solada, un "suelo ingrato" (Ibid: 290; II,66), el <strong>de</strong>seo persiste.Esa relación <strong>de</strong>l viajero europeo con la naturaleza americana, virgen y seductora,adquiere, a lo largo <strong>de</strong>l relato <strong>de</strong> d'Orbign¡ distintas formulaciones, pero siempre estámodulada sobre la base <strong>de</strong> una relación gnoseológica con connotaciones sexuales: elviajero naturalista es un sujeto masculino que conoce, la naturaleza, imaginada comomujer, es el objeto <strong>de</strong> ese conocimiento (cfr. Ortner, 1974; Rose, 1992).Al vincular así conocimiento científico y sexualidad, <strong>d'Orbigny</strong> se alinea en unatradíción europea <strong>de</strong> larga data. El uso <strong>de</strong> la metáfora sexual para <strong>de</strong>signar la relacióncognitiva se remonta por lo menos hasta Bacon y el surgimiento <strong>de</strong> la ciencia mo<strong>de</strong>rnaen la Inglaterra <strong>de</strong>l siglo XVII. Francis Bacon fue el primero en <strong>de</strong>finir los objetivos<strong>de</strong>l conocimiento científico en términos <strong>de</strong> control y sometimiento <strong>de</strong> la naturaleza.Esa relación <strong>de</strong>sigual entre el hombre y la naturaleza, Bacon la formula, a<strong>de</strong>más, entérminos sexuales: se trata<strong>de</strong> una unión casta y legal entre el espíritu científico virily la naturaleza, una novia que <strong>de</strong>sea ser controlada, formada y sometida por laraz6n(cfr. Fox Keller, 1980¡zr.n23"Avec quel plaisir on assiste au réveil d'une nature encore vierge, en voyant les acacias m€me et lesmimoses épanouir lentement leurs feuilles au soleil levant! Spectacle enchanté, que le voyageu¡ <strong>de</strong>retour <strong>de</strong> ses courses périlleuses, retrace avec transport á son imagination profondément frappée"(1835: I, 101).[...].En el sistema i<strong>de</strong>ológico que se <strong>de</strong>sarrolló sobre esa base, la ciencia fue concebida como unaactividad puramente masculina, cuyo objetivo era el control y sometimiento <strong>de</strong> la naturaleza,y no la unión con ella. La relación así <strong>de</strong>finida entre un sujeto que conoce y un objeto a conocerexigía distancia entre ambos términos y garantizaba así la intangibilidad emocional y física <strong>de</strong>lsujeto (Fox Keller, 1986). Esta i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la ciencia, que dividió al mundo en dos partes-elespíritu que conoce y la naturaleza que pue<strong>de</strong> ser conocida, el sujeto y el objeto- alcanzó en el49


La "reinvención" europea <strong>de</strong> América como natulalczavírgen,como "N¿¿¿vo Mundo"que inaugura Humboldt para el siglo XIX, n() tuvo sólo consecuencias económicasinsoslayables, sino también connotaciones scxualcs que implican un ejercicio <strong>de</strong>lpo<strong>de</strong>r y un sometimiento mucho más sutiles, aunque no rnenos <strong>de</strong>cisivos, que los queejercieron los conquistadores en el siglo XVl.Sin embargo, la naturaleza vírgen que pisa cl'olbigny en el sur <strong>de</strong>l continenteamericano no ofrece la misma exuberancia que las rcgioncs equinocciales <strong>de</strong> Humboldt,o las costas <strong>de</strong>l río Paraná:Son, sin ningún cambio, los mismos terrenos tcrciarios que vi en todas partes;y hasta más tar<strong>de</strong> me fue fácll juzgar que la Patagonia ofrece tal vez el suelomenos irregular a causa <strong>de</strong> la horizontabilidad Isic] <strong>de</strong> sus capas, hecho tancierto que a grados <strong>de</strong> distancia se hallan absolutamente los mismos acci<strong>de</strong>ntes(1999: 373¡z+.El discurso <strong>de</strong>l viaje <strong>de</strong> d'orbigny por la Patagonia está marcado por el tópico <strong>de</strong> lafrustración, la monotonía, la carencia. Porque aunquc el naturalista francés no se cansa<strong>de</strong> repetir que lo guía el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> encontrar algo nuevo, lo nuevo que espera encontrarrespon<strong>de</strong> a expectativas creadas sobre la base <strong>de</strong> una <strong>de</strong>fenninada construcción discursiva<strong>de</strong> la naturalezaamencana. Por eso d'orbigny no encuentra nada nuevo en la patagonia,ni los indios ni los cóndores colman sus expectativas (Ibid: 304 ss., 373;11,80 s., 145). LaPatagonia no respon<strong>de</strong> al mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la naturaleza americana exuberante propuesto porHumboldt y sólo pue<strong>de</strong> representarse como carencia:en lo que respecta a los animales terrestres, nada podía esperar <strong>de</strong> terrenos tanáridos que su simple vista inspira tristeza, sobre todo cuando se los comparacon los sitios tan pintorescos y la vegetación tan hermosa, siempre renaciente,<strong>de</strong> ciertas partes <strong>de</strong> América (:26q25.a^25siglo XIX su culminación y se extendió a todos los ámbitos <strong>de</strong> la sociedad, don


Darle existencia simbólica al <strong>de</strong>sierto, "nuest¡o más pingüe patrimonio", iba a ser laconsigna <strong>de</strong> <strong>Esteban</strong> Echeverría en 1837,justamente cuando, <strong>de</strong> regreso en París, <strong>d'Orbigny</strong>estaba redactando el segundo volumen <strong>de</strong> su l1aje por América meridional'II. Tácticas <strong>de</strong>l viaje poscolonial: <strong>Esteban</strong> Echeverría en Francia (1825'1830)1. DesplazamientosEn momentos en que <strong>d'Orbigny</strong> estaba preparando su viaje al Río <strong>de</strong> la Plata,llegaba a París un "rioplatense joven, completamente <strong>de</strong>sconocido, sin formación académicani gran fortuna" (Sarlo y Altamirano, 199.1: IX). <strong>Esteban</strong> Echeverría que viajabapor su cuenta y riesgo, llevaba en su equipaje una gramática francesa y un diccionario,un libro <strong>de</strong> matemáticas, la retórica <strong>de</strong> Blair y dos cartas emblemáticas <strong>de</strong> presentación:La lira argentina -unaantología <strong>de</strong> poesía rioplatense publicada en 1824- y unmapa <strong>de</strong> las Provincias Unidas (Gutiérrez, 1972: l3). Un equipaje pobre, comparado conel <strong>de</strong> <strong>d'Orbigny</strong>, sus instrumentos, sus recomendaciones, sus 9000 fiancos anuales, su"misión" que le confeía, a un tiempo, i<strong>de</strong>ntidad y autoridad. Mientras que <strong>d'Orbigny</strong>iba a aplicar, a confirmar en el Río <strong>de</strong> la Plata sus conocimientos adquiridos en Francia,Echeverría llegaba a París para apren<strong>de</strong>r26. Ambos, el naturalista francés y el ignotoviajero rioplatense, viajaban con <strong>de</strong>terminadas expectativas, con imágenes <strong>de</strong> "América"Nuevo Mundo, la naturaleza exuberante- y <strong>de</strong> "Europa", el espacio cultural-ely político <strong>de</strong> la Revolución Francesa. Pero en ambos casos las expectativas quedarían<strong>de</strong>fraudadas. Si aún así <strong>d'Orbigny</strong> redactó su viaje en varios volúmenes, Echeverríaoculta tras "un silencio curioso" los años vividos en Francia (Sarlo y Altamirano, 1991:IX). Hoy, ante la existencia <strong>de</strong> una tradición <strong>de</strong> relatos latinoamericanos <strong>de</strong> viajes aEuropa, el silencio <strong>de</strong> Echeverría pue<strong>de</strong> parecernos curioso. Sin embargo, si <strong>d'Orbigny</strong>podía apelar, en los años treinta, a un género institucionalizado en el marco <strong>de</strong> laliteratura científica francesa, en América hispana la literatura misma era todavía pocomás que un proyecto. Pensar la escritura <strong>de</strong> un viaje a Europa en momentos en que elespacio <strong>de</strong> enunciación propio se reducía a la conjunción <strong>de</strong> La lira argentind y un26 Se sabe, por los cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> notas que <strong>de</strong>jó, que en Francia Echeverría se <strong>de</strong>dicó especialmentea estudiar química, historia y filosofía política, a leer a Montesquieu, <strong>de</strong> Gerando, Leroux; aescuchar en la Sorbonne las clases <strong>de</strong> Guizot y Cousin; se sabe también que leyó a Shakespeare,Victor Hugo, Chateaubriand, Lamartine, y que la lectura <strong>de</strong> Schiller, Goethe y especialmenteByron 1o incitó a escribir. Si a la salida <strong>de</strong> Buenos Aires Echeverría figuraba en la lista <strong>de</strong>pasajeros como "comerciante", a su regreso aparecía registrado como "literato". Los cincoaños <strong>de</strong> viaje, el contacto con Europa transformaron la imagen <strong>de</strong> Echeverría tenía <strong>de</strong> sí mismo.D'Orbigny en cambio salió <strong>de</strong> Francia como naturaliste voyageur y volvió con la misma <strong>de</strong>finición.Lo que encontró en el sur <strong>de</strong> América no le hizo cambiar posiciones, ni provocócuestionamientos, sólo ia reconfirmación <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad y su pertenencia, y la certeza <strong>de</strong> suposición frente al exotismo americano.5l


Imapa en el que un par <strong>de</strong> topónimos no hacían sino resaltar los espacios en blanco,illriilIera, imagino, poco menos que imposible. La tarea clave y paradójica con la que se seenfrentaría Echeverría a su regreso, era justamente la <strong>de</strong> "expresar literariamente unacultura y una sociedad que sejuzga necesario fundar" (Ibid: XIV).En el caso <strong>de</strong> Echeverria, otra circunstancia seguramente contribuyó, al silenciocon que ro<strong>de</strong>ó su viaje a Francia: había salido <strong>de</strong> Buenos Aires en octubre <strong>de</strong> 1825, amenos <strong>de</strong> un año <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Ayacucho, que había sellado las guerras <strong>de</strong>in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en América Hispana. Todavía en 1825 Gran Bretaña había reconocido alas Provincias unidas como nación in<strong>de</strong>pendiente, pero Francia monarquía bor--labónica francesa- se negaría a reconocer a las nuevas repúblicas hispanoamericanashasta 1830. Echeverría abandonaba Buenos Aires en la época <strong>de</strong> la gestión <strong>de</strong>Bernardino Rivadavia, que en 1821 había creado la universidad <strong>de</strong> Buenos Aires, ydotado a su biblioteca con las últimas obras <strong>de</strong> medicina, ciencias y economía política,sobre todo francesas; y llegaba a Francia en momentos en que las fuerzas más conservadoras<strong>de</strong> la aristocracia y la iglesia dictaban la orientación ultraroyalista <strong>de</strong> lamonarquía restauradora bajo Carlos X. Echeverría abandonó Francia antes <strong>de</strong> la revolución<strong>de</strong> julio <strong>de</strong> I 830, por lo que su resi<strong>de</strong>ncia en París coincidió con el reinado <strong>de</strong>lmás conservador <strong>de</strong> los Borbones, para quien las Provincias Unidas carecían<strong>de</strong> existencialegal. Pocos meses antes <strong>de</strong> que Echeverría volviera al Río <strong>de</strong> la Plata, Carlos Xemprendía la conquista <strong>de</strong> Argelia, con la que Francia iniciaba su nueva expansióncolonial en el siglo XIX. Des<strong>de</strong> la perspectiva oficial francesa la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia americanaera un acto <strong>de</strong> insubordinación contra el po<strong>de</strong>r colonial <strong>de</strong> España, regida enesos años nuevamente por Fernando VII, ahora aliado <strong>de</strong> Francia.Echeverría emprendió el regreso al Río <strong>de</strong> la Plata en mayo <strong>de</strong> 1830, posiblementepor razones económicas, y llegó a Buenos Aires enjulio <strong>de</strong> ese año. Sobre el trasfondopolítico esbozado, no sorpren<strong>de</strong> que uno <strong>de</strong> sus primeros poemas publicados enBuenos Aires, fechado el l3 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1830-escritopor lo tanto durante el viajecontuvierauna queja contra "[e]l viejo continente [que] tan sólo <strong>de</strong>sengaños me hamostrado":Confuso, por tu vasta superficieEuropa <strong>de</strong>gradada, yo no he vistoMás que fausto y molicie,Y poco que el espíritu sublime;Al lujo y los placeresEncubriendo con rosas,Las marcas oprobiosas,Del hieno vil que a tu progenie oprime.La libertad <strong>de</strong> Europa fugitiva,Un asilo buscando,52


Ha pasado ei Océano,Su dignísimo trono levantandoDo se agitan los pechos a su nombre,Y do con dignidad respira el hombre:En el hermoso suelo americano.(Echeverría, I 97 2: 7 36).La distancia que el viaje y la larga estadía en Francia impusieron a Echeverríael telón <strong>de</strong> fondo <strong>de</strong> todas las circunstancias políticas aludidas- parecen-sobre promover aquí la construcción simbólica <strong>de</strong> un lugar propio a partir <strong>de</strong> la confrontacióny <strong>de</strong>l rechazo <strong>de</strong> lo europeo, en un procedimiento típico <strong>de</strong> la constitución <strong>de</strong>i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s latinoamericanas. Pero si Echeverría había salido <strong>de</strong> Buenos Aires durantela gestión ilustrada <strong>de</strong> Rivadavia, a su vuelta, la situación en el Río <strong>de</strong> la Plata habíacambiado radicalmente. Medio año antes, en diciembre <strong>de</strong> 1829, Juan Manuel <strong>de</strong> Rosashabía sido elegido gobernador <strong>de</strong> Buenos Aires con faculta<strong>de</strong>s extraordinarias. ParaEcheverría y para el grupo <strong>de</strong> jóvenes letrados que se había constituido en la terceradécada <strong>de</strong>l siglo en Buenos Aires, la libertad, fugitiva <strong>de</strong> Europa, había sido <strong>de</strong>sterradaahora también <strong>de</strong>l Río <strong>de</strong> la Plata. El mundo al que Echeverría regresaba en 1830 no eraaquél <strong>de</strong>l que había partido cinco años antes.2. Lasaventuras<strong>de</strong>unhombreoscuroA poco <strong>de</strong> regresar al Río <strong>de</strong> la Plata, sin embargo, Echeverría comenzí a publicaren la prensa periódica <strong>de</strong> Buenos Aires algunos poemas, entre ellos el que acabo <strong>de</strong>citar. Huellas <strong>de</strong>l viaje a Europa quedaron también en fragmentos que no dio a laimprenta, porque no eran sino proyectos <strong>de</strong> poemas extensos que no llegó a componer.Des<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>l regreso frustrado <strong>de</strong> Echeverría a ese "hermoso sueloamericano" que el distanciamiento y la experiencia europea parecían permitirle fundartanto en una dimensión simbólica como en una dimensión política y práctica, y que lahistoria le escamoteaba, el viajero se re<strong>de</strong>fine como peregrino, un Chil<strong>de</strong> Haroldtransculturado en clave hispanoamericana. El personaje <strong>de</strong> Byron, rebelándose contrala sociedad <strong>de</strong> su tiempo, huye <strong>de</strong> un mundo marcado por el absurdo <strong>de</strong> las gueraseuropeas postrevolucionarias, atraído por el exotismo <strong>de</strong> tierras lejanas: "Contigo,barca mía, cruzaréraudamente el espumoso mar; no importa a qué tierra me lleves, sólono <strong>de</strong> regreso a la mía. ¡Bienvenidas, ondas oscuramente azules, y si errais mi meta,bienvenidos <strong>de</strong>siertos y cavernas! ¡Patria mía, Adios!"27 (tgZS: tg:).27 *With thee, my bark, I'll swiftly go / Athwart the foaming brine; / No care what land thoubear'st me to, / So not again to mine. / Welcome, welcome, ye dark-blue waves! / And whenyou fail my sight, / Welcome, ye <strong>de</strong>serts and ye cavesl / My native land, Good Night! (Byron,1975: 183)". Traducción A. P.53


,iiliIGualpo en cambio, el peregrino <strong>de</strong> Echevería, no huye <strong>de</strong> su tierra. (quc. en laperspectiva <strong>de</strong> Chil<strong>de</strong> Harold, es parte <strong>de</strong> esa lejanía <strong>de</strong> "<strong>de</strong>siertos" y "cucvas" quebusca el peregrino europeo), sino que la abandona con pena y con la espcranza <strong>de</strong>volver pronto. En la partida <strong>de</strong> Gualpo Echeverría posiblemente estaba recuperandoaspectos <strong>de</strong> los inicios, en 1825, <strong>de</strong> su propio viaje <strong>de</strong> aprendizaje, <strong>de</strong> su abandono <strong>de</strong>una tierra en la que la libertad por la que Chil<strong>de</strong> Harold quería luchar, acababa <strong>de</strong>instalarse: "Adiós, amada Patria, ya me alejo <strong>de</strong> tu suelo encantador y hospitalario; yaencamino mis pasos más allá <strong>de</strong>l Océano: lleno <strong>de</strong> esperanzas y ansiando calmar laagitación <strong>de</strong> mi mente y mis pesares, voy a buscar en el espectáculo <strong>de</strong>l universoalimento a mi fantasía" (Echeverría, 1972:331).Y la nave lo lleva al mundo <strong>de</strong> "las cultas naciones" que Chil<strong>de</strong> Harold ha queridoabandonar para siempre, al mundo <strong>de</strong> la "ciencia" en nombre <strong>de</strong>l cual <strong>d'Orbigny</strong> recorreAmérica <strong>de</strong>l sur, en un viaje <strong>de</strong> aprendizaje cuya meta final es el regreso:l,iI,JIIVoy lejos <strong>de</strong> tu senoEn extrañas regionesDe las cultas nacionesEl brillo a contemplar;Y allá entre las cenizasDe los tiempos que fueronY que al suelo cayeron,La ciencia a meditar.("Adioses a la Patria", 1972:765).En "Peregrinaje <strong>de</strong> Gualpo", fragmento en prosa <strong>de</strong> un poema <strong>de</strong>l que Echeverríasólo llegó a componer unos pocos versos como los arriba citados, el narrador sepropone cantar "las aventuras <strong>de</strong> un hombre oscuro", para que "el nombre <strong>de</strong> un hijo<strong>de</strong>l Nuevo Mundo aparezca con brillo en las remotas regiones <strong>de</strong>l Occi<strong>de</strong>nte y <strong>de</strong>lSeptentrión" (Ibid: 328). El lector implícito <strong>de</strong> Echeverría, es evi<strong>de</strong>nte aquí, incluíatambién al europeo. como si la nueva i<strong>de</strong>ntidad americana requiriera, para consolidarse,ese reconocimiento europeo tan difícil <strong>de</strong> obtener y que constituía una <strong>de</strong> lasmetas <strong>de</strong>l viaje a Europa. Esa inscripción <strong>de</strong>l lector europeo en el texto americano seráuna constante en la literatura fundacional <strong>de</strong> esos años.La prosapia <strong>de</strong> Gualpo "era <strong>de</strong>sconocida, o sus ascendientes no le habían legadoun nombre bastante ilustre ni opulencia para que pudiese ser mirado con respeto porlos otros" (328). Si bien el peregrino es en muchos sentidos una figura autobiográfica,Echeverría hace <strong>de</strong> Gualpo un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> los Incas y se aparta así <strong>de</strong> la coinci<strong>de</strong>nciaentre el autor y su protagonista. El dato no es marginal, porque, más que a lamentada imitación <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncias románticas exotistas, parece remitir a una voluntad<strong>de</strong> diferenciación y distinción vinculada por un lado. con la construcción <strong>de</strong> unaI54I


i<strong>de</strong>ntidad americana a partir <strong>de</strong> la ruptura con España, y por otro, con la experiencia<strong>de</strong> Echeverría en Ia Francia ultraroyalista <strong>de</strong> Carlos X: América, y no Europa-tampoco la que está <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> los Pirineos- es para Gualpo la tierra <strong>de</strong> susrnayores. el lugar <strong>de</strong>l origen.Esa ten<strong>de</strong>ncia diferenciadora domina, a la manera <strong>de</strong> un leitmotiv con distintosmatices, el "Peregrinaje <strong>de</strong> Gualpo". Como "La Joven Matil<strong>de</strong>" en que había viajadoEcheverría, la nave averiada <strong>de</strong> Gualpo hace escala en Brasil:Allí no hay que admirar los monumentos vanos que en otros climas la mano <strong>de</strong>lhombre se agrada en levantar para ostentar su orgullo; [...]. Todo lo que hay esobra <strong>de</strong> la naturaleza, y gran<strong>de</strong>, maravilloso y eterno como ella (335)28.La oposición entre los "monumentos vanos" <strong>de</strong> la historia y la obra <strong>de</strong> la naturalezase recorta sobre el transfondo <strong>de</strong>l orgullo criollo hacia el suelo americano, como reacciónfrente a la inferioridad que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s colonialesespañolas, implicaba el hecho mismo <strong>de</strong> haber nacido en América (Gerbi, 1973: 183). Ysi para Buffon incluso la naturaleza americana era inferior por ser más nueva, loscriollos republicanos <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XIX convertirían esa novedad eni<strong>de</strong>ología contra la "prepon<strong>de</strong>rancia magistral" europea (Echeverría, 1912:336).Los párrafos <strong>de</strong> "Peregrinaje <strong>de</strong> Gualpo" <strong>de</strong>dicados a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la naturaleza<strong>de</strong> Brasil hacen eco, también, a la fascinación <strong>de</strong> Humboldt y <strong>de</strong> todos losviajeros que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberlo leído, viajaron a las regiones equinocciales. Comoellos, el narrador se <strong>de</strong>tiene también en el tema <strong>de</strong> la esclavitud, pero su tratamientodifiere <strong>de</strong>l que solían darle los viajeros europeos, para quienes la esclavitud en Brasilera un síntoma más <strong>de</strong>l atraso y la barbarie <strong>de</strong> América2e, don<strong>de</strong> al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> ArséneIsabelle, "a dos mil leguas aproximadamente <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> la civilízación, las luces nonos llegan sino reflejadas; oficiosos satélites se encargan <strong>de</strong> repartirlas con tantaequidad como lo permiten las inteligencias" (1935:473 ss)30.Isabelle, que recorrió el Río <strong>de</strong> la Plata y Brasil entre I 830 y 1834, justamente en laépoca en que Echeverríaempezaba a escribir y publicar en Buenos Aires, explicaba laesclavitud como característica americana colonial:)anAunque se <strong>de</strong>sconoce la fecha <strong>de</strong> composición <strong>de</strong>l "Peregrinaje <strong>de</strong> Gualpo", <strong>de</strong>talles como esta referencia¿ un mundo europeo <strong>de</strong>spreciado junto a las huellas <strong>de</strong> lecturas europeas <strong>de</strong> Echeverría en eltexto hacen pensar que la composición fue escrita <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l viaje, y no, como suponían algunoscríticos, en I 825, con motivo <strong>de</strong> la partida.Los viajeros europeos solían constatar una relación inversamente proporcional entre las bellezasnaturales y las injusticias sociales en Amé¡ica, entre la naturaleza exuberante y la historia<strong>de</strong>ficiente."-.. á <strong>de</strong>ux mille lieues environ du fbyer <strong>de</strong> la civilisation[. l]es lurniéres ne nous y atteignent que parréflexionl <strong>de</strong>s satellites officieux se chargent du soin <strong>de</strong> les répandre aussi également que les intelligencesle permettent" ( I 835: 473 ss.) Traducción A. P55


ilirliIAquí, como en todas las antiguas posesiones españolas y portugucsas, losnegros y mulatos son gentes <strong>de</strong> oficio, es <strong>de</strong>cir los hombres laboriosos, lostrabajadores, aquellos, pues, que tienen necesidad <strong>de</strong> ejercitar al máximo suinteligencia; pero tienen la mala suerte <strong>de</strong> ser negros. Son necesariamentebestias, viles usurpadores <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> hombres. ¡Y sin embargo, estas bestiasgarantizan la subsistencia y todos los placeres <strong>de</strong> la vida a sus patronesholgazanes! ¿Sabéis cómo tratan estos patrones, tan superiores, a sus esclavos?-¡Comonosotros a nuestros perros! (Ibid: 500)3t.1A Isabelle, que podía distinguir tan clara y ventajosamente entre los "patrones" y"nosotros", le habúa sorprendido la explicación <strong>de</strong> Echeverría. En el "Peregrinaje <strong>de</strong>Gualpo" Echeverría vinculaba la persistencia <strong>de</strong> la esclavitud en Brasil con la monarquíapor lo tanto también con la Francia <strong>de</strong> la restauración que había conocido <strong>de</strong>cerca--ydistinguiendo a ambos <strong>de</strong> las nuevas repúblicas hispanoamericanas:El Brasil gime bajo el azote <strong>de</strong> un déspota y mientras que los otros pueblos <strong>de</strong>la América han sacudido su [sic] ca<strong>de</strong>nas, él las arrastra con vergüenza ybaldón <strong>de</strong>l Nuevo Mundo. Mientras que en el resto <strong>de</strong> la América los tronos sehan <strong>de</strong>rrocado y los Monarcas perdido su omnipotencia e infalibilidad, en elBrasil domina orgulloso un cetro semejante a los que abruman al Viejo Mundo,y aparece como una mancha en medio <strong>de</strong> las águilas republicanas, esta avemuelle y afeminada. Recordáos, Brasileros, ya pasó el tiempo aciago en que losmonarcas <strong>de</strong> la Europa, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>vastado el Nuevo Mundo, lo oprimieroninclementes bajo sus cetros (1972:336).El fragmento <strong>de</strong>l "Peregrinaje <strong>de</strong> Gualpo" se intemtmpe con la imagen <strong>de</strong> "losmiserables <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong>l Africa [...] víctimas <strong>de</strong>sgraciadas <strong>de</strong>l egoísmo y <strong>de</strong> laambición <strong>de</strong>l oro <strong>de</strong> los europeos" y con la invocación a Europa:¿No bastan ya a tu insaciable codicia los millares <strong>de</strong> víctimas sacrificadas? Lasguerras atroces encendidas en los centros <strong>de</strong>l Africa a tu insinuación; losclamores <strong>de</strong> los padres a quienes arrancan con violencia <strong>de</strong> su seno los tiernosfrutos <strong>de</strong> sus entrañas; los gritos penetrantes <strong>de</strong> la humanidad doliente; lasi3l "Ici, comme dans toutes les anciennes possessions espagnoles et portugaises, les négres etmulátres sont les gens d'ofici¿, c'est-á-dire les hommes laborieux, les travailleurs, ceux enfin quiont besoin d'exercer le plus leur intelligence, mais ils ont le malheur d'étte noirst - Ce sontnécessairement <strong>de</strong>s brutes, <strong>de</strong> vils usurpateurs du ¡om d'hommes. -Etpourtant, ces brutesassurent la subsistance et toutes les jouissances <strong>de</strong> la vie á leurs fainéans <strong>de</strong> maitres ! I Savez-vouscomment ces maitres, s\ supérieurs, traitent leurs esclaves?- Comme nous traitons nos chiens!"(1835: 500). Traducción A. P.56


víctimas sangrientas inmoladas en Haití a causa <strong>de</strong> vuestros furores; ¿no osbastan, digo, o aún queréis sacrificar nuevas víctimas y ver el mundo y el Africaenvueltos en nuevas calamida<strong>de</strong>s y miseria? (Ibid: 336).La mención <strong>de</strong> Haitítiene como referente inmediato la política colonial francesa. Yno es improbable que toda la invocación aluda a la ya mencionada invasión en Argeliaen 1830. Esa referencia explicaría también la perspectiva <strong>de</strong> la última pregunta, abiertaal futuro. Sintomáticamente, las composiciones <strong>de</strong> Echeverría vinculadas al tema <strong>de</strong>lviaje a Europa se <strong>de</strong>moran o bien en la partida, o bien en el regreso. La experienciafrancesa sinécdoque es "Europa"- sólo aparece mediatizada. Pue<strong>de</strong> aducirse-suque Echeverría solamente compuso el fragmento inicial <strong>de</strong> "Peregrinaje <strong>de</strong> Gualpo",pero que evi<strong>de</strong>ntemente el texto proyectado aludiría más a<strong>de</strong>lante a esa experiencia. Elhecho es que Echeverría abandonó el proyecto. El ámbito en el que localizaría suspoemas <strong>de</strong> ahí en a<strong>de</strong>lante, sería el más cercano; era también el que más lo preocupabay ocupaba32.3. NuestromáspingüepatrimonioEs el caso <strong>de</strong> La Cautiva, una contrapropuesta al topos <strong>de</strong> la huida <strong>de</strong>l héroeromántico a una naturalezaexótica33. La topografía <strong>de</strong>l poema es la zona <strong>de</strong> contacto y<strong>de</strong> conflicto entre la naciente civilización, representada por Brián y María,la parejablanca que huye <strong>de</strong> los indios, y las fuerzas salvajes <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto. como señala JeanFranco, los topoi <strong>de</strong>l romanticismo europeo aparecen aquí invertidos (1990; 6lss.). Lanaturaleza no ofrece a la pareja un refugio que la ponga a salvo <strong>de</strong> los males <strong>de</strong> lacivilización, sino que, por el contrario, la amenaza con peligros mortales. Noé Jitrikobserva que Brián y María adoptan siempre ante la naturalezaque los ro<strong>de</strong>a un punto33Sin duda Echeverría captó con luci<strong>de</strong>z las ten<strong>de</strong>ncias románticas europeas y sus posibilida<strong>de</strong>s para lafundación <strong>de</strong> una literatura argentina, pero la experiencia <strong>de</strong> la monarquía francesa hizo que no volvieraa Buenos Ai¡es <strong>de</strong>slumbrado, sino cuidadoso <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s y las limitaciones <strong>de</strong> la culturaeuropea que había conocido."El Desierto" escribe Echeverría en la Advertencia preliminar al poema, "es nuestro, es nuestromás pingüe patrimonio, y <strong>de</strong>bemos poner conato en sacar <strong>de</strong> su seno, no sólo riqueza paranuestro engran<strong>de</strong>cimiento y bienestar, sino también poesía para nuestro <strong>de</strong>leite moral y fomentopara nuestra literatura nacional" (1972:45 1). El programa político y literario <strong>de</strong> la Generación<strong>de</strong>l'37 a la que Echeverría pertenece junto con Alberdi, Sarmiento, Gutiérrez, Mármol, estáorganizado, en buena medida, en torno a esa imagen <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto: Desierto es Argentina comoun espacio ahistórico, en el que el pasado colonial no ha <strong>de</strong>jado huellas, y como naturalezaamenazante en la que dominan las fuerzas <strong>de</strong>l caos. Desierto no es aquí una región árida ensentido geográfico: es la región habitada por los indios. En este sentido, el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong>be ce<strong>de</strong>r,pero como "nuestro más pingüe patrimonio" <strong>de</strong>be ser incorporado a la literatura en tanto símbolo<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad argentina (Altamirano y Sarlo, l99l: XIV ss.).57


1ilx1lriri<strong>de</strong> vista ilustrado -comolos héroes <strong>de</strong> Byron, pero a dil'erencia <strong>de</strong> es(os. no sesienten cómodos en ese entorno (1970:. 163 ss.)- Si el romanticisrno curopeoconstruye regiones apartadas con sus pintorescos habitantes, los letrados hispanoamericanosse sienten <strong>de</strong>gradados a objetos exóticos en los textos románticos curopeosy rechazan ese papel (Montaldo, 1993: 37). Los mundos simbólicos que Europaconstruye a partir <strong>de</strong> la naturaleza americana, no cierran en América.Echeverría se propone bloquear el lugar exótico construido por la irnaginacióneuropea oponiéndole un espacio simbólico propio. La Cautiva comienza con una<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto al atar<strong>de</strong>cer:iir''llIriIrlEra la tar<strong>de</strong> y la horaEn que el sol la cresta doraDe los An<strong>de</strong>s. EI <strong>de</strong>siertoI nconmensurable, abierto,Y misterioso a sus piesSe extien<strong>de</strong>; triste el semblante,Solitario y taciturnoComo el mar, cuando un instanteEl crepúsculo nocturno,Pone rienda a su altivez.(Echeverría, 197 2: 45 5).Esta escena inicial cita la <strong>de</strong>scripción que abre "Sobre las estepas y los <strong>de</strong>siertos",eltexto<strong>de</strong>HumboldtensusA¿slc/rten<strong>de</strong>rNatur.MientrasquePratt(1992: 183)veenese préstamo simplemente una convención ("convocar ese paisaje no es nuevamentemás que un gesto"), creo que la cita tiene otra función. El texto <strong>de</strong> Humboldt reza:Saliendo <strong>de</strong> la exuberante abundancia <strong>de</strong> la vida orgánica, el caminante llegaconmovido al bor<strong>de</strong> ltermo <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sierto sin árboles y pobre en vegetación.Ninguna colina, ninguna roca se eleva como una isla en el espacio irunensurable.Sólo aquí o allá yacen estratos quebrados <strong>de</strong> doscientas millas cuadradas<strong>de</strong> superficie, notablemente nlás elevados que las zonas adyacentes. Bancos[...] llaman los nativos a este fenómeno. y <strong>de</strong>scriben así intuitivamente el antiguoestado, puesto que esas elevaciones eran bajíos, las estepas mismas emperoel fondo <strong>de</strong> un gran mar intcrior.Aun en la actualidad la ilusión noctulna convoca estas imágenes prehistóricas.Cuando en su rápido ascenso y occt.¡o los astros reclores iluminan el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>la llanura, o cuando trémulos duplican su imagen en la capa inferior <strong>de</strong> losvapores flotantes: entonces uno cree. tener anÍe los ojos el océano sin orillas.Como este, la estepa colma el alma <strong>de</strong>l sentimiento <strong>de</strong> lo infinito, y por medio <strong>de</strong>este sentimiento, como <strong>de</strong>spojándose <strong>de</strong> las impresiones sensoriales <strong>de</strong>l es-tl58ilti


pacio, <strong>de</strong> insinuaciones espirituales <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n superior. Pero amable es lavista <strong>de</strong> la clara superficie <strong>de</strong>l mar, sobre la que se riza levemente movida,suavemente espumosa la onda; muerta y rígida en cambio yace la estepa,como la corteza <strong>de</strong>snuda [...] <strong>de</strong> un planeta <strong>de</strong>solado (1986: 15 ss.)34.La comparación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto con el mar a la luz <strong>de</strong>l sol poniente con que Echeverríainicia La Cautiva remite a Humboldt, fundador <strong>de</strong> ese topos parala literatura <strong>de</strong> viajespor las llanuras americanas35. Es justamente esa coinci<strong>de</strong>ncia la que permite ver conmayor claridad las diferencias entre ambas <strong>de</strong>scripciones: Si para Humboldt la estepaes "yerma", "muerta y rígida", Echeverría <strong>de</strong>scribe el <strong>de</strong>sierto como "solitario y taciturno",pero también como un espacio vital y maravilloso:¡Cuántas, cuántas maravillas,Sublimes y a par sencillas,Sembró la fecunda manoDe Dios allí! ¡Cuánto arcanoQue no es dado al mundo ver!La humil<strong>de</strong> hierba, el insecto,La aura aromática y pura;El silencio, el triste aspectoDe la grandiosa llanura,El pálido anochecer.(Echeverría, 1912: 455).3135"Aus <strong>de</strong>r üppigen Fülle <strong>de</strong>s organischen Lebens tritt <strong>de</strong>r Wan<strong>de</strong>rer betroffen an <strong>de</strong>n ó<strong>de</strong>n Ran<strong>de</strong>iner baumlosen, pflanzenarmen Wüste. Kein Hügel, keine Klippe erhebt sich inselfórmig in <strong>de</strong>munermeBlichen Raume. Nur hier und dort liegen gebrochene Flózschichten von zweihun<strong>de</strong>rtQuadratmeilen Oberfláche, bemerkbar hóher als die angrenzen<strong>de</strong>n Theile. Bánke [...] nennen dieEingebornen diese Erscheinung, gleichsam ahndungsvoll durch die Sprache <strong>de</strong>n alten Zustand<strong>de</strong>r Dinge bezeichnend, da jene Erhóhungen Untiefen, die Steppen selbst aber <strong>de</strong>r Bo<strong>de</strong>n einesgroBen Mitteimeeres waren.Noch gegenwártig ruft oft náchtliche Táuschung diese Bil<strong>de</strong>r <strong>de</strong>r Vorzeit zurück. Wenn im raschenAufsteigen und Nie<strong>de</strong>rsinken die leiten<strong>de</strong>n Gestirne <strong>de</strong>n Saum <strong>de</strong>r Ebene erleuchten; o<strong>de</strong>r wenn siezitternd ihr Bild verdoppeln in <strong>de</strong>r untern Schicht <strong>de</strong>r wogen<strong>de</strong>n Dünste: glaubt man <strong>de</strong>n küstenlosenOcean [...] vor sich zu sehen. Wie dieser, erfüllt die Steppe das Gemüth mit <strong>de</strong>m Gefühl <strong>de</strong>r Unendlichkeit,und durch dies Gefühl, wie <strong>de</strong>n sinnlichen Eindrücken <strong>de</strong>s Raumes sich entwin<strong>de</strong>nd, mitgeistigen Anregungen hóherer Ordnung. Aber freundlich zugleich ist <strong>de</strong>r Anblick <strong>de</strong>s klaren Meeresspiegels,in welchem die leichtbewegliche, sanft aufscháumen<strong>de</strong> Welle sich kráuselt; todt und stanliegt die Steppe hingestreckt, wie die nackte Felsrin<strong>de</strong> [...] eines veró<strong>de</strong>ten Planeten" (1986: l5f.).Traducción A. P"Humboldt no fue, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, el primer viajero en asociar la perceptión sensible <strong>de</strong> lasextensas llanuras sudamericanas con la <strong>de</strong>l océanoi pero el océano que é1 invocaba ahora comouno <strong>de</strong> los términos <strong>de</strong> la asociación, era el trajinado océano <strong>de</strong>l imaginario romántico contemporáneo"(Prieto, 1996: 20).-59


No a todos les "es dado" reconocer esa dimensión <strong>de</strong> la pampa, que bajo la mirada<strong>de</strong> los viajeros naturalistas había sido <strong>de</strong>scrita en primer término como un páramo<strong>de</strong>solado frente a las bellezas <strong>de</strong> las regiones equinocciales. Humboldt, que tienela intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir con más <strong>de</strong>talle, en "Sobre las estapas y los <strong>de</strong>siertos" lasgran<strong>de</strong>s llanuras americanas, acce<strong>de</strong> "conmovido" al "bor<strong>de</strong> yermo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto",porque llega <strong>de</strong> "la abundante plenitud <strong>de</strong> la vida orgánica", <strong>de</strong> los valles <strong>de</strong> Caracasy<strong>de</strong>llago<strong>de</strong>Tacarigua(1986: 15).Esesemismomovimientoelqueretoma<strong>d'Orbigny</strong>en su percepción <strong>de</strong> la Patagonia como tierra <strong>de</strong> <strong>de</strong>solación.A<strong>de</strong>más, el interés <strong>de</strong> Humboldt por las estepas sudamericanas es un interés "puramentenatural" (Ibid: 20), porque "a su llegada los colonos europeos y africanos lasencontraron prácticamente <strong>de</strong>spobladas" (25). Echevenía contradice también esa <strong>de</strong>scripción:al cuadro <strong>de</strong> un espacio inmensurable y vacío, que acaba <strong>de</strong> criticar, porqueno toma en cuenta las maravillas y los misterios que contiene, le faltan también los sushabitantes, que Humboldt sólo menciona al pasar:El interés que semejante cuadro pue<strong>de</strong> tener para el observador es empero uninterés puramente natural. Ningún oasis recuerda aquí a antiguos pobladores,ninguna roca tallada [...], ningún frutal silvestre a la laboriosidad <strong>de</strong> linajes<strong>de</strong>saparecidos. como extraño al <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la humanidad, vinculado sólo alpresente: así yace este rincón <strong>de</strong>l planeta, un escenario salvaje <strong>de</strong> la vida animaly vegetal en libertad (20¡zs.La Cautiva comienza con un cuadro <strong>de</strong> la pampa que parece adoptar como mo<strong>de</strong>losla imagen europea y convencionalizada <strong>de</strong> la <strong>de</strong>solación como la transmitenHumboldt y <strong>d'Orbigny</strong>, para corregirla a continuación en un doble sentido.La contradicción implícita en el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> nación que propone Echeverría, resi<strong>de</strong>en consi<strong>de</strong>rar al "<strong>de</strong>sierto" como base simbólica <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad nacional a construir,pero en rcchazarlo como realidad con la que la nación futura <strong>de</strong>berá contar. En lanación que Echeverría imagina, el <strong>de</strong>sierto real esjustamente lo que <strong>de</strong>be <strong>de</strong>saparecer(Altamirano y Sarlo, l99l). Mi intención al leer complementariamente el discurso <strong>de</strong>Echeverría con los <strong>de</strong> <strong>d'Orbigny</strong>, Isabelle y Humboldt, es subrayar que el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>nación <strong>de</strong> Echeverría se constituye no sólo apoyándose en los discursos civilizatorioseuropeos, sino también diferenciándose <strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong>marcando, en esa diferenciación,un espacio <strong>de</strong> enunciación propio y construyendo un imaginario alternativo.3ó "Das Interesse, welches ein solches Gemál<strong>de</strong> <strong>de</strong>m Beobachter gewáhren kann, ist aber ein reinesNaturinteresse. Keine Oase erinnert hier an frühe Bewohner, kein behauener Stein [...], kein verwil<strong>de</strong>rterFruchtbaum an <strong>de</strong>n FleiB untergegangener Geschlechter. Wie <strong>de</strong>n Schicksalen <strong>de</strong>r Menschheit fremd.allein an die Gegenwart fesselnd: liegt dieser Erdwinkel da, ein wil<strong>de</strong>r Schauplatz <strong>de</strong>s freien thier- undPflanzenlebens" (1986: 20). Traducción A. P.60


III. PerspectivasEsta lectura complementaria es parte <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> articular una historia <strong>de</strong>la interacción entre las miradas <strong>de</strong> Europa, en este caso Francia, sobre sus otroslatinoanoamericanos y las miradas <strong>de</strong> América latina sobre sus otros europeoscomo historia <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> alterida<strong>de</strong>s entre Europa y América a lo largo<strong>de</strong>l siglo xIX. si bien no creo que se pueda reducir a América a ser una invención,una construcción discursiva <strong>de</strong> Europa, como se ha afirmado repetidasveces, sí estoy convencida <strong>de</strong> que lo que se dice y escribe acerca <strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminadarealidad pasa a ser parte <strong>de</strong> esa realidad, o pue<strong>de</strong> pasar a ser parte <strong>de</strong> ella.América no <strong>de</strong>saparece en las construcciones retóricas <strong>de</strong> los relatos <strong>de</strong> viajeseuropeos, pero aquello que los viajeros europeos fueron diciendo y escribiendosobre América se <strong>de</strong>pone, como una capa semántica, sobre la realidad que Américaes en cada momento <strong>de</strong> su historia, la transforma y pasa a ser parte <strong>de</strong> ella.Seguramente es esta dimensión <strong>de</strong>l proceso la que subyace en la lectura queAdolfo Prieto hace <strong>de</strong> los viajeros ingleses <strong>de</strong>l siglo XIX y la emergencia <strong>de</strong> laliteratura argentina en su libro <strong>de</strong> 1996. No es difícil comprobar, sin embargo, quesólo muy raramente lo que los escritores latinoamericanos han dicho a lo largo <strong>de</strong>los últimos siglos acerca <strong>de</strong> Europa ha pasado a formar parte <strong>de</strong> la realida<strong>de</strong>uropea por el simple hecho <strong>de</strong> que, o bien no ha sido escuchado, o bien ha sidoconsi<strong>de</strong>rado irrelevante.Si queremos ser precisos en estos tiempos poscoloniales, tenemos que señalarque el siglo XIX es el siglo poscolonial en casi toda América hispana. Los intelectualeshispanoamericanos, que en la primera mitad <strong>de</strong>l siglo estaban empeñadosen abandonar el rol <strong>de</strong> colonizados, un rol que en la relación con Europa los <strong>de</strong>finíacomo objetos <strong>de</strong> un discurso y no como potenciales sujetos en un diálogo, noencontraron, en esa etapa <strong>de</strong> intensa expansión colonial anglofrancesa, un lugar<strong>de</strong> enunciación a partir <strong>de</strong>l cual pudieran entrar en un diálogo constructivo con losintelectuales europeos, algo que hoy en día, tras la disolución <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>simperios coloniales, están logrando los intelectuales poscoloniales <strong>de</strong>l ex imperiobritánico y francés. En el siglo pasado, cuando la mirada colonialista dividía elmundo entre colonizadores y colonizados, y las naciones se construían comoentida<strong>de</strong>s homogéneas con estrictas reglas <strong>de</strong> inclusión y exclusión, no habíaprácticamente la posibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>marcar intersticios y convertirlos en nuevoslugares <strong>de</strong> enunciación por fuera <strong>de</strong> o entre esas categorías. una <strong>de</strong> las consecuencias<strong>de</strong> esa rigid.ez y <strong>de</strong> ese dualismo fue que las ex-colonias americanas seconvirtieron pronto, en la medida <strong>de</strong> sus posibilida<strong>de</strong>s, en nuevas potencias colonialesfrente a los otros <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la nación, los indígenas, o frente a los "vecinosgeopolíticos" más débiles. Ese proceso se <strong>de</strong>spliega, para América hispana, en lasegunda mitad <strong>de</strong>l siglo, y también allí po<strong>de</strong>mos encontrar cruces <strong>de</strong> miradas6t


entre Europa y América que nos permiten nuevas lecturas <strong>de</strong> las complejas relacionesentre ambos mundos en el siglo XIX (cfr. Pagni 1998).nmr.rocnrríc.illAdas, Michael (1989). Machines and the Measure of Men: Science, Technologlt andI<strong>de</strong>ologies of Western Dominance..Ithaca: Cornell University Press.Altamirano, Carlos y Beatriz Sarlo (1991). "Prólogo" a <strong>Esteban</strong> Echeverría. Obrasescogidas. Caracas: Biblioteca Ayacucho, pp. IX-LI.Azara, Félix <strong>de</strong> (1809). Voyages dans I'Amérique Méridionale.4 vol., Atlas. Paris:Dentu.Baulny, Olivier (1964). Le vovage dans l'Amérique Méridionale d'<strong>Alci<strong>de</strong></strong> <strong>d'Orbigny</strong>.Pau; Marrimpouey Jeune.Baulny, Olivier (1910). "L'Oeuvre américaine d'<strong>Alci<strong>de</strong></strong> <strong>d'Orbigny</strong>". Cahiers <strong>de</strong>sAmériques lntine s 5, pp. 55-7 4.Benjamin, Walter (1989). Gesammelte SchrifienV.l -2: Das Passagen-Werk FrankfurtamMain: Suhrkamp.Berger, John (1972). Ways of seeing. Harmondsworth: Penguin Books.Byron, George Gordon Lord (1975). PoeticalWorks.London, Oxford, New York OxfordUniversity Press.Certeau, Michel <strong>de</strong> (1990). L'invention du quotidien. l. Arts <strong>de</strong> J'aire. Nouvelle édition,établie et présentée par Luce Giard. Paris: Gallimard, 1980.Crosland, Maurice (.1967). The Society of Arcueil. A View of French Science at theTime of Napoleon I.London: Heinemann.Crosland, Maurice (197 5). "The Development of a Professional Career in Science inFrance". M. C. (ed.). The Emergence of Science in Western Europe. London:Macmillan, pp. 139-159.Echeverría, <strong>Esteban</strong> (1972). Obras Completas. Buenos Aires: Ediciones AntonioZwnora.Foucault, Michel ( 1966). Les mots et les choses. Paris: Gallimard.(1975). Sur-¡,eiller et punir ln naissance <strong>de</strong> laprison. Paris: Gallimard.Fox, Robert (.1973) "Scientific Enterprise and the Patronage of Research in France1 800- I 870". Mi nenta l, pp. 442-47 3.Fox Keller, Evelyn (1986). Liebe, Macht und Erkenntnís. Mtinnliche o<strong>de</strong>r weiblicheWissenschaft? München: Hanser. [Refelctions on Gen<strong>de</strong>r and Science. New Haven,London: Yale University Press, 19851Franco, Jean (1979)."Un viaje poco romántico: Viajeros británicos hacia Sudamérica:1818-28". Esuitura 4, pp. 129-142.62


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