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LA INVENCIÓN DE LA IDENTIDAD MESTIZA: - Estudios – Revista ...

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ESTUDIOS, Revl¡ta de tny€st¡g¡ciorg L¡t€rariss y Cr¡li¡rsl€.. Año lO, N' 19. Ce&a. ene-jul. 2002, pp. 35 53<strong>LA</strong> INVENCIÓN <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> I<strong>DE</strong>NTIDAD <strong>MESTIZA</strong>:REFLEXIONES SOBRE <strong>LA</strong> I<strong>DE</strong>OLOGÍA<strong>DE</strong>L <strong>MESTIZA</strong>JE CUBANO'I lut. DuNo GoTTBERGUniversiaaa Simón BolívarIEsÉ rrabajo discúe el paradigrna del mestizaje como milo conciliador de la nacionalidad. a pafir de unareflexión que abarca algunos asp€ctos de Ia histori4 la antropología y la lite¡atu¡a cubanas. Más allá de lasindudables mezclas étnicas acaecidas en el país, el mestizaje no representa una condición propia de lacuba¡id¿d, si¡o rnis bien. una representació¡ paticular de ésta. Asimismo, sugiero que tal rEpresentaciónse constituyó en una idea "natural(izada)" debido a "¡ecesidades" específicas de la formación nacionalcubana. En esle sentido, el mito r€spondía bien a un fundamento rcc¡or de proyectos üb€¡ales que buscaba¡disolver las conflictivas diferencias éinicas que "minaba!" ciefa idea de nación. Lo raigal de esta idea enla construcción de la identidad cubana latinoame¡icana en gene¡al- hizo que el imagin¿rio del-ymestizaje se constituyera en una "realidad evidente", en una creer¡cia irrefut¿ble: escapi a la dicotomíaent¡e ortodoxia racisia y helerodoxia a¡tirracistai se encontrú fnás allá de¡ campo de las opiniones,deviniendo una fonna de ¿o¡¿ que suslentó lo que denomino el proyecto etnopopulista de la nación.Palabres clave: raza y nación. cultura cubana, m€stizaje, ba¡roco, tra¡sculturación, vanguardia y literatura,populismo, Fema¡do Oniz. Emiüo Ballagas, Alejo Carpentiet José kz¿¡na Lirn4 Severo Sarduy.THE INYENTION OF MESnZO I<strong>DE</strong>NnTY: REFLECTIONS ON CUBAN I<strong>DE</strong>OLOGY OF<strong>MESTIZA</strong>JEThis aticle examines discoune of ñ¿r¡i¡a]¿ as a conciliatory myth of nationality, doing so úúough areflection on vaious aspects of Cuba¡ history, a¡th¡opology, and literatu¡e. I propose dlar beyond rheundoublable misc€genatio¡ that took place in Cuba r¡¿str¿¿J¿ does not represent an inlrcr€¡t condition of"Cubdüess", but ratl¡er, a paficula¡ way of representing it. I also sr¡gges! t¡at such rcpresenta¡ion becamea natu¡al(ized) ide¿, due to what wer€ perc€ived as specific'1e€ds" of the Cuban nation-building process.In üis s€nse, üe m)ü responded well to a coÉ of libeúl ideology that seeked to eümi¡¿¡e the conflictiveethÍic differences thal 'l¡ndermined" üe r¡alion. The importance of this idea in the consEucrion of Cuba¡identity '---and tátin Ame¡ic¿¡r ide¡tity in general- rhade it so üat üe imagery of ñestizaje be.^Íte at1'tvident rcality", an inefutable belief: it transcended the dichotomy between racist orthodoxy and anti,racist heterodoxy. h found irself b€yond the realm of opinions, becoming a form of dora that sust¿inedwhat I lüe to call the ethnopopuüst project of üe natio¡.Key worü: rac€ snd nadon, Cuban cultu¡e, ñestíuje, Bú(4tre, tra¡sculuratio¡t, avantgarde aídliteratu¡e, populism, Fem¿ndo Ortiz. Emilio Ballagas, Alejo Carpentier José bzarpa Lima, Seve¡o Sa¡duy.IPa¡a una discusión rnás detallada de las ideas contenid¿s en este a¡tículo, ver rri libto Solyentar Ia:¿ifercncias: para uña cítica de Ia ideología ! el irñaginario del ñestiznje cubano, que será publicadopróxinar¡ente por Ve¡vuet Verlang, Fra¡kfuf.35


Caldo denso de civilización que borbollea en el fogóndel ca¡ibeFemando onizcuba. donde rodos somo, un *o n,.o.i,l;o,r.oru,rnI. El mestizaje como doxaLa serie de pinturas del siglo xvrfi conocida luego como "Las Castas Mexicanas"codificó sobre el lienzo los resultados de aquella combinatoria humana que surgió dela economía sexual de la Colonia. Estas imágenes responden a una sociedad que secaracterizó por una marcada estratificación den[o de un sistema de castas. el cualobedccía est¡ictam€nte a deÉrminantes raciales. Dentro de tal esructura social sereconocían procesos que tendían a "mejorar" o "deteriora¡" la raza de [e5 rujetos, enun continuo que se acercaba o distanciaba de cieno fenotipo blanco, y con ello de la"civilizackin"'?. En dicho continuo, el mestizo era una instancia perfectible, una fasede transición hacia un "mejor estado" que nacía del influjo europeo.Hacia finales del siglo diecinueve, y en panicular durante Ias primeras décadasdel siglo veinte, ocurre una transformación fundamental en esta manera de valoraf lamezcla de razas. El mestizaje es reconocido entonces como un.proceso deseable, y selo celebra como factor fundamental en la creación de la identidad nacional denumerosos países latinoamericanos. Un caso ejcmplar lo brinda el filósofo mexic toJosé Vasconcelos quien "vaticinaba" en 1925 el nacirniento de una nueva raza enAmérica Latina: "la raza cósmica', formación étnica y cultural surgida de los aportesde aquellos pueblos que vienen a coincidir y fundirse en el continente americano(Vasconcelos, 1995: 52). El mestizo se considera entonces como la m¡üima expresióndel proceso de mezclas raciales, el beneficia¡io aventajado de los influjos europeos,africanos e indígenas, Aún más, los me$izos devienen por esta vía los fundadores ociudadanos ideales de naciones en proceso de formación, como en el caso de Cuba, oen proceso de redefinición, como en los casos de México, Pen¡, Bolivia, Venezuela yColombia durante los años veinte y teinta.¿Qué significa este desplazaniento en la noción de mesrizaje? ¿Acaso lacancelación de cierta onodoxia en el pensamiento racial latinoamericano, en favor deperspectivas miás liberadoras y tolemnbs de Ia diversidad étnica del continente?2 En el senúdo del "progreso", se pensaba que Ia mezcla del indio y el español daba origen al "mestizo".A su vez. la unión del "mestizo" y del español daba po¡ resuhado al "castizo", qu€ mezclado conespaiol daba "finalmcnte" origen a un espá.ñol. Aleiíndor¡os de la "civilización ', en lo que se percibíacomo un p¡oceso involulivo. la rn zcla Áe metizo c indigena daba origen ai "Coyore"l y ia de"Coyote e indígena daba po¡ r€sultado al "Chamizo tom¿ Atrás".36


¿Representa quiziás el surgimiento de un giro heterodoxo dentro del diseño de laciudada¡ía? ¡,O acaso responde a una simPle constatación de la "realidad mestizalatinoarnericana"? Quienes responden afirmativamente a estas preguntas señalan queante la segregación y el eltermino puestos en práctica por los colonizadores inglesesy holandeses, el mestizaje impulsado por españoles y criollos fue una práctica másbien "benigna',.que no sólo ayudó a superar el racismo, sino que también creóidentidades diferenciadas en/para América Latina3. El mestizaje se asienta así comomito fundacional, y como "verdad indiscutible" que constata el "sentido común":"Venezuela es café con leche", "Cuba un ajiaco" y "Brasil un batapá". Ante estasmetáforas culina¡ias de la identidad nacional podríamos decir que con la celebracióndel mito, las diferencias étnicas y culturales, así como los conflictos planteados porlos sectores negros o indígenas emergentes van a püir¡ a un mismo "caldero": allí se"cuecen" ve¡siones cohesivas de la pluralidad nacional.Estas páginas buscan problematizar nuesho lomance con este mito conciliador,sirviéndose de una reflexión que abarca algunos aspectos de la historia, laantropologla y la literatura cubanas. En cada uno de estos iámbitos encontramosinstancias particulares en las que el discurso del mestizaje constituye un ejefundamental pa¡a interpretar lo nacional, coincidiendo a su vez con la "necesidad" denormaliza¡ la compleja en ocasiones conflictiva- diversidad de lo cubano.-yCiertas evidencias históricas llaman la atención: ¿no resulta revelador el hecho de queJosé Martí habla¡a de la "América mestiza", y se refiriera a Cuba en términos de unafamilia sin razas, en las vísperas de la lucha por la liberación nacional? Tres décadasmiís tarde, el antropólogo Femando Ofiz declara que Cuba es un ajiaco, el poetaNicolás Guillén la describe como un coctel y Emilio Ballagas, como una taza de cafécon leche. Ello ocurre en momentos en que la nacionalidad cubana se redefrne bajolas presiones del imperialismo norteamericano y el ascenso social de la población decolor. Finalmente, los escritores José Lezama Lima, Alejo Carpentier y SeveroSarduyo emplean la metáfo¡a del "ba¡roco" para describir la identidad cubana, en loque vendría a ser una versión estética del concepto de transculturación. Estaselaboraciones discursivas de la cubanidad responden ----o reaccionan- de algúnmodo a la heterogeneidad étnica de la isla, afirmando que ser cubano implica ser elproducto de una compleja mezcla de pueblos y "razas": "ser cubano es ser mestizo"'se insiste, en lo que constituye una suefe de ,radición de ln ideología del mestizoie.Con el mito del mestizaje, colonizádorcs y coloüizados; amos y esclavos; criollos, indios y negos sesuÍÉrgen se ven sumergidos- en el imaginario de la reconciliación. Pa¡a u¡a lectura del-oargr¡mento español en favor del mestrzaj€ véanse, por ejemplo, O Lüa (1952r. Hispa\idad y nestízaje.Madrid: Cuhura Hispá¡ica y J. Pé¡ez de B. (1948). Ias mestizos rle Añéric¿. Madrid: cultura Clásicay Mode¡na.Como se verá más adela¡te, Seve¡o Sarduy cons¡tuye un caso singula¡' por culmto su concepto delneo-ba¡roco es contrario a la idea de síntesis,37


La cultura cubana proporciona una oportunidad excepcional para esrudiar eldiscurso del mestizaje en tanto 'radición inventada", debido a Ia imponalcia queadquirió dicha idea en la "solu:riirl' de contradicciones fundamentales que rninabanla fomación nacional. Algunr ,J"- .stas contradicciones son: I ) el temor a la rebeliónde los negfos, junto a la depen(ii i¡rla de dicha población como fuerza de rabajo en laindustria fundamental cubana, cl azúcar, o como fuerza milita¡ durante la lucha deindependencia (Moreno Fraginals, Walterio Carbonell, Duharte Jiménez. .{da Ferrer).2) La soberanía mediada. Es decir. la fundación de la república cubana bajo elneocolonialismo noneamericano. En este sentido, la presencia noneamericanaimpulsó un renovado nacionalismo que se manifestó en indagaciones constantessobre "la(s) esencia(s)" de la cubanidad; al mismo tiempo, la sociedad cubana se veíaexpuesta al influjo de un país con políticas oficiales de discriminación racial (LouisPé¡ez, Pérez-Stable, Aline Helg). 3) Finalmente, la democracia racial, que prometíaigualdad entre negros y blancos, aunque imponía fuertes limitaciones a laorganización política independiente de la población afrocubana (Fermoselle,Fernández Robaina, Aline Helg). Esta serie de contradicciones estirnulan de algúnmodo el discurso del mestizaje, y la pluralidad de metáforas que lo expresan.Pafimos de la idea de que el mestizaje no representa sencillamente unacondición propia de la cubanidad, sino más bien una representación particular de ésta.Asirnismo, planteamos que tal representación se constituyó en una idea"natural(izada)" debido a necesidades específicas de la formación nacional cubana-En este sentido, el mito respondía bien a un fundamento rector de proyectos liberalesy conservadores que buscaban disolver las conflictivas diferencias étnicas queminaban la nación, con políticas de inmigración selectiya y con diseños culturalesdictados por las elites leüadas. Sin embargo, lo raigal de esta idea en la construcciónde ta identidad cubana latinoamericana en general- hace que el mestizajeconstituya-ymuchas veces una "realidad evidente", una creencia irrefutable: escapa ala dicotomía entre ortodoxia racista y heterodoxia antirracista; se encuentra más alládel "campo de las opiniones", ha devenido da¡¿s.Desde el punto de vista del discurso, entendemos el mestizaje latinoamericanocomo una ffadicíón inventadaó (Hobsbawm) por la elite intelectual criolla, la cualresponde a cierta ansiedad frente a la heterogeneidad racial de sus países. En estePierre Bourdieu deftne doxa del sigüente modo: "when üere is a quasi-perfecl conespondencetletween the objective ord€r a¡d t}le subjective principles of organization (as in anciedt societies) rhenatural and social world appe¿¡s as s€lf-evidenl. This experience we shall call dora, so as rodistin8üsh it ftom a¡¡ othodox or heterodox belief implyiDg awareness and rccognition of thepossibili¡y of differ€ht or ant¿gonistic belief' ( 199?: 1 64).Hobsbawm deñne el concepto €n los siguientes !érminos: "'lnven¡ed úadition' is taken !o mea¡ a setof practices. normally govemed by overaly or ta.itly accepted rules and of a ritual or symbolic naturE.38


sentido, el mito del mestizaje servía para crear una nación unida y cónsona con ciertoconcepto de "civilización modema": la mezcla de razas permitía "regenerar" a negrose indios, incorporiándolos a las necesidades modernas de naciones abocadas aproyectos económicos de exportación; asimismo, los profundos conflictos racialesexistentes en países con una marcada heterogeneidad étnica tendían a disolverse en el"abrazo fratemal" de la patria mestiza. Si bien esto no niega las apropiacionessubaltemas de este discurso del mestizaje en favor de reiyindicaciones sociales ypolíticas (De la Fuente), Ia persistencia misma de la noción coresponde claramente asu carácter de ideología hegemónica (Helg). Es esta combinación de elementos lo quehace de la ideología del mestizaje un instrumento fundamental de prácticasdiscursivas que denoÍtjno etnopopulistas y que iré desglosando a lo largo del artículo.II. Negociar la nacionalidadDespués de Ia guerra contra España, Cuba se encuentra devastada. El campo esun paisaje de plantaciones incendiadas, ingenios deirruidos y famiüas desplazadas desus tierras. El esfuerzo realizado por la liberación es enome; todos los sectores de lasociedad cubana, y en panicular los más desposeídos, han pagado un alto precio porIa independencia. Sin embargo, el balance de la lucha no es del todo claro. El fin deldominio español no significó el cambio substancial que la guerra prometía: la isla aúnestaba en ma.nos extranjems que, como el poder imperial anterior, propiciaban ellatifundio y la falta de autonornía política. Surge así el sentimiento de que el procesode descolonización se halla incompleto, con lo que persiste el ideal de independencia,aunado a un creciente nacionalismo.Los conflictos raciales que la guerra habí¿ resuelto supuestamente en la manigua,en la "hermandad surgida de la lucha", persistían en un nuevo escenario. La poblaciónafrocubana que paficipó de manera decisiva en las luchas contra España en espera detransformaciones de orden social se vio defraudada al encontrar que la repúblicanacieote no retribuía sus esfuerzos durante la guerra, y mucho menos le ofrecíasuficientes oportunidades de ascenso social'.which seek to inculcat€ certain values and norÍrs of behaviou¡ by r€petition, which automaticallyimplies continuity wiü üe pasC' (192: l).7 El testimonio del ex-esclavo Esleban Montejo, publicado bajo el títu\o d. Biogqfía de un cimanón,brinda un vivo recuento de la experiencia un tanto i¡inica que debieron vivir numerosos cuba¡os decolor ¿nte el fin de la guena contra España. "lDespués de la gue¡r4 dice Montejo] pa¡tí p¿¡a c¡uc€s yempecé a labo¡a¡ pa¡a el Central San Agustín Magua¡aya. En la misma cosa. Todo parccía qu€ habí¡vuelto atrÁ. Me metí duro a trabajar en la estera. D€spués fui al nezclador, donde se estaba máscómodo y s€ gaÍaban treinta y seis pesos al mes. Vivía solo en u¡ ba¡racón de guano" (125).39


La fundación misma del proyecto nacional cubano siembra así contradiccionesque alimentan la inestabilidad de la República3. La falta de transformacionessustanciales, propiciada por la intervención norteamericanaq y la subsistencia deestructu¡as coloniales, no sólo frustra las esperanzas de los cubanos, sino que tambiéncrea las condiciones p¿rra nuevos conflictos. Toda base de consenso se encuentraametazada por.la continuidad de relaciones raciales y económicas que muchosaspiraban a transformar según el sueño de José Martí, de "una patria con todos y paratodos".Uno de los sucesos que revela tanto el descontento como la capacidadorganizativa de los afrocubanos fue la creación (1908) y posterior alzamiento (1912)del Partido Independiente de Colol. Observar el desa¡rollo y la importancia de estegrupo político permite cntende¡ una manifestación de las fuerzas sociales queimpulsan una redefinición de la nacionalidad cubana en términos más inclusivos. Endefinitiva, se tlata de otorgar justa relevancia a un factor humano fundamental queimpulsa o impone una nueva manera de comprender lo cubano durante las primerasdécadas de la República: los afrocuba¡os, su organización política y sus demandas porigualdad de derechos. Por otro lado, el violento desenlace de las demandas planteadaspor los independentistas puso en evidencia los límites de la participación políticaafrocubana durante la rcpública: el saldo de la rebelión de 1912 imponía la necesidadde canaliza¡ toda acción política en el campo trazado por liberales y conservadores.La organización de un partido político negro resultaba una "ametazd', pues no sóloponía en entredicho los fundamentos de la república igualita¡ia de Maní, sino quetambién "perturbaba" los intereses electorales de los panidos tladicionales-Cuando la "L€y Morúa"'o se promulga, los liberales peniguen disolver el grupopolítico de los afrocubanos, el cual responde con una Pfotesta armada en el oriente delpaís. La represión brutal cumplió el propósito del gobierno, no sin antes demostrar lasconsecuencias de un proyecto de nación que no satisfacía las necesidades de unamplio número de ciudadanos: más de tres mil mueltos y la intensificación de losconflictos raciales fue el saldo de tal confrontación".9l011l-¿ historiadora Aline Helg estudia detaltada¡ne e las rclaciones raciates dura¡le esle peíodo yconcluye que 'The absence of social reform during the Esúada Palña administ¡atron pr€vented cuba'ssocioecononúc st¡ucturcs from becoming morc democratic. By the time ofthe s€cond U S occuPation(l9ol9), Cuban society was de€ply divided along mcial a¡d social lines, wiú whit€s having betterpositions in áll scctors tha¡¡ Afro-Cubans" (1995: 99).l-a afirmación de la h€gemonía noleamerica¡a tuvo como consecuencia la pa¡adójica intensificaciónde las ñ¡erzas sociales que se pretendía controla¡: ¡acionalismo y r€volución (Pércz' 1995: xvii)En 1911, el gobiemo liber¿l de José Miguel Góúez promulgó la "!,ey Moria". ücha ley prohibía lao¡ganización de p.afidos políticos se8ún líneas r¿ciales."t ¿ mata¡z¿ de 1912 eliminó flsicamente a miles de ¡egros¡ lo que no logm liqüdar fue la r€leva¡ciadel factor racial cn el escena¡io político cubano. l-a población negr¿ de Cuba tuvo de esa fornta la40


Se pone así en evidencia que las transformaciones de una sociedad colonial yesclavista en una nación de ciudadanos libres no fue un proceso lineal ni exento deconradicciones. Si bien las relaciones raciales habían cambiado después de la guera,las transformaciones no fueron suficientemente profundas como para satisfacer lasexpectativas de la población afrocubana. De esta manera, el discurso de la fratemidadracial encamado en el ideal maÍiano tendía a ser la expresión de un deseo mfu que unhecho; pero sobre todo, constituyó una táctica de negociación entre sectores subaltemosque experimentaban una mayor o menor movilidad social, y sectores dominanles.Los conflictos constatados en el ámbito de las relaciones raciales durante lasprimeras décadas de la república tienen gran importancia para una reevaluación de lacultura y la polftica del período vanguardista cubano y, pa¡ticularmente, para unanueva comprensión del movimiento denominado afrocubanismo. En este sentido,conviene reconsiderar la aparición de las tendencias que celebran "la estética negra"en el período de la vanguardia cubana como un simple reflejo del primitivismoeuropeo. Si bien es posible conceder que después de la Primera Guena Mundial, lasideas spenglerianas sobre "la decadencia de Occidente" invitaron a ¡evalorizar la culturaafricana, es también indudable que las presiones sociales por parte de la poblaciónafrocubana impusieron dicho inte¡és, ante la necesidad de renegociar el sentido de ,acubanídad'2. Este énfasis resulta importante: revela el papel actiyo de los sectoresoprimidos ---{l supuesto "objeto" de representación- y las consecuentes transformacionesen las estrategias de dominación por pafe de la eli¡e blanca, cuyaexpresión simbóüca se evidencia muchas veces en el discurso leaado.Este giro interpretativo en la explicación del origen del interés en el estudio yconsumo de la cultura afrocubana permitiía tomar en cuenta las necesidades delnacionalismo cubano y la a¡siedad de las elites letradas por representar a un nueyosujeto social que demanda participación en los asuntos del país. El inte¡és criollo eintelectual en lo afrocubano podía tomar así otro sentido: los "dueños de la palabra",los letrados, buscan consolidar una imagen de la "patria unida" en momentos dedisolución nacional y, al mismo tiempo, pretenden transcribir el gdto afrocubano en"una canción negra sin color"rr, en un fratemal canto cubano.III. La diferencia, en un sorboEmilio Ballagas (1908-1954) ha sido visto como uno de los grandes creadores dela poesía negrista cubana o como un buen poeta del ocasional tema afrocubano.oportunidad de rcnegocia¡ los !érminos de su participación en la vida nacional, y de forz¿r a las fuer¿aspolíticas dominantes a tener e¡ cuenla sus intercses y dema¡das" (De la Fu€nte, 1996: l7?).12 En su r€cuento de los orígenes del ve¡so mulato en la vanguardia cubana, Cintio Vitrer dice que "Elcubismo puso de moda el negrismo en Europa" (1970: 414). En las páginas que siguen podríamosdecir que "el negro puso de moda al negro", mientras que el bla¡co divulgó y administró tal moda.13 Tomo aquí un verso del poeta cuba¡o Marcelino ArozaEna (En t-a palabra, 1935).4t


Numerosas antologías tienden a consagrar la primera postura, canonizando al poetaen el ámbito del negrismo y obviando las profundas contradicciones que encama suproyecto de representación de la voz negra dentro de la cultura naciona¡ cubana.Una revisión de Cuademo de poesía negra ínvlta a concluir que la "poesíanegra" de Ballagas se nutre de una fascinación por las formas y los ritmos de lo quese percibe o imagina como una llamativa "ma¡era negla". Se trata de una mirada"epidérmica", centrada en lo exterio¡, en el gesto, en el sonido exótico, en elpigmento:NADA más que tu crrior,tu color.Me quedo con tu colorEn ríos de pulpa y mielallí voy a naufragar (19ó5: 82).La voz líica. roza aquí la superficie del negro. lo que podría leerse como el deseode no ir más allá del color y del gesto ondular de caderas". Su mirada se asemeja-"elmucho a la del viandante, entretenido a la distancia con el espectáculo que le brindala presencia del "Otro".Son interesantes las alusiones de Ballagas a lo que llarna la "mulatería'y "lagarganta mestiza". Esta última se Presenta en sus poemas como el lugar donde sediluye la voz negra en un canto que asoma apenas lo africano en "su condición"recóndita y lejana:Estos negros.sus labios gruesos beben siempre un guarapo invisible.A las bocas afticanas asoma por los dientesla blancura, la espuma ingenua de las almas.Esta mulatería, 8qr84nto para que hablen y cantenlos lejanos, los ancesftales mensajesde nuestra olma recóndita ('101énfasis nuestro).Podría decirse que la voz diluida de lo negro apenas alcanza a llegarnos en estosversos. El ejemplo no es aislado. Tal como parece decimos en su poema "Paisaje", esel mestizo quien preserva ----o administra- la memoria y la voz del ancestro africano:La mulata de la hamacaTiene los párpados bajosPara guardar el paisajeQue el negro le va dictando (231).42


Este imagina¡io prep¿ra el te¡reno para lo que Jerome Branche denomina"transracial ¡epresentability" (1998). Es decir, la convicción en la existencia de unaautoría multiétnica dentro del negrismo, la cual permitiría habla¡ a cualquiera desdela interioridad del negro. Se conforma así una est¡ategia que prEsupone la expresiónde sectores subalternos gracias al "impulso redentor" o a la sensibilidad del letrado.Este proceso de representación se sustenta en dos aspectos fundamentales queaulorizan el "canto negro sin coloi'de escritores como Ballagas: en primer lugar, elcuestionamiento de la imponancia de las identidades raciales dentro de la cfeaciónpoética; en segundo lugar. la consagración de una identidad nacional mestiza.En 194ó, Ballagas respalda precisamenre la pimera idea en su disertacióndoctoral, titulada "Situación de la poesía negra americana":Esta expresión de la sensibitidad del hombre de colo¡, puede darlacabalmente el negro y el mulato desde su propio cento intuitivo; eigualrnente el blanco, pero por un fenómeno reflejo, tan di¡áfano a veces, quesupone, no sólo una afortunada identificación, sino hasta qué punto eldespojarse del lastre historicista y sociológico lleva a la identidad de laespecie hurnana a la idea cristiana de su origen común.Tal como añrma Branche, la necesidad de reconducir la genealogía y la geografíadel "vefso negro" mediante el cuestionamiento de lo racial, puede constituir unamanifestación de ansiedad ftente al auge del discurso pan-africano, tal como lo pusoen evidencia el movimiento de la negritud y el Harlem Renaissance (Branche, 1998).Cabe insistir, sin embargo, en que los "motivos" para la ansiedad racial se hallabantambién dentro de la nación cubana: los recuerdos de la guerr¿ racial de 1912, larevuelta liberal de l9l7 y las declaraciones del Ku Klux Klan Cubano en los añostreinta fueron sin duda manifestaciones de conflictos étnicos que desestabilizaban elproyecto nacional de überales y conservadorcs.Un elemento fundamental sustenta la posibilidad de representación del sujetonegro: la convicción de que la patria cubana es mestiza. Esto ú¡timo permite hablarpor el "Otro", puesb que la mezcla de sangres traza un espacio de "felizcoincidencia" entre todos los cubanos. Un froema tardío de Ballagas, titulado "Baladaen blanco y negro", sirve para expüca¡ este proceso. Dicho poema merece settranscrito, por cuanto alude al proceso de asimilación del negro en el seno de lacultura cubana. Aún más, el texto nos propone una metáfora alusiva a la formaciónde la identidad mestiza, en términos que podríamos llamar del "melting cup" . En estecaso, el crisol que funde la pluralidad de lo cubano ha de ser la humilde taza de café;Cuando nieva el ¿zúcar en la tazay parece querer blanquear entera43


la mulatez que al palada¡ sonsaca,Cuando acercamos con sigilo casinuestros labios a su borde de lozacomo para secarla o enúega¡leun secreto muy íntimo o pequeño (1965:231-232).El azúcar, con esa carga simbólica que Femando Oniz reveló en ella, apareceaquí como un agente que blanquea el fondo mulato que y ace eÍ Ia taza. Ella es sólosuperada por la leche, que culmina el proceso donde la negrura del café se elimina,en un clima bucólico de campos verdes y pastos húmedos:La leche cumple entonces su iluminado ciclo,desde la ubre ubérrima hasta el labiotrayéndonos memoria de los campos,de su origen sencillo en la vefduracasta y humedecida de los pastos.Resultaría muy difícil trasladar tal imaginario a Ia sutil violencia del mestizaje, silas siguientes est¡ofas no asoma¡a¡ al café en su condición de "negro esclavo":Pero el negro café llega descalzobrillíndose las cames retostadasque apenas cubre la estameña pobredel pantalón de yute ¡íspero y pardoPero el negro café llega descalzo,torso lustroso. fuerte olor de axilas.El café, negro esclavo, fatigado,viene cantando una canción muy tristecon el aroma.., un canto de trabajo.Es sangre negr& sudor negro. llantonegro también y polvo de trabajolo que a la leche pálidajuntamos.El café nego humilde que ha dejadosus huellas fuertes en la morganáticaunión con la blancura suave y láctea.Ya las últimas estrofas nos refieren la progresiva elirninación de los conflictos,mediante "la morganática unión con Ia blancura suave y láctea". Si Nicolás Guillén44


ve la identidad nacional como un coctel y Fernando Oniz como un ajiaco, EmilioBallagas contribuye aquí a la culinaria de la identidad cubana con su taz a de café:Aquí en jícara o taz a bebo un sorbode rico mestizaje americano:leche azuleante de profusas venasy sangre anochecida. río africanoque al resplandor indígena del fuegosus almas olorosas han mezclado [...]La metiáfora que propone Ballagas en su "Balada en blanco y negro" resulta puesmuy sugerente: allí acontece el contrapunteo del azúcar y la leche con el negro café,señalando una evidente voluntad de síntesis que se celebra con un sorbo. Lo negrovuelve a los labios del intelectual, pero ahora como mixtura dominada por lo blanco.IV. La cocina de Fernando OrtizFernando Oniz desempeña un papel fundamental en la nueva comprensión de lacubanidad que surge durante las primeras décadas del siglo. Su importanciatasciende los numerosos estudios antropológicos que realiza sobre la presenciaafricana en la cultura de la isla, y se extiende a la creación de todo un lenguaje paranombrar lo cubano mediante conceptos antropológicos como "la transculturación", oimágenes culinarias como "el ajiaco". Funda así un pensamiento y un imaginar.io quenutren la discusión de Io cubano hasta el presente, extendiéndose a los campos másdiversos del saber: la antropología, la literatura, la cítica cultural y el folclorecubanos llevan de algún modo un sello "oniciano".Aunque los estudios sobre Ortiz son numerosos, no se ha prestado atención alsentido de sus reflexiones dentro del conflicto suscitado por la necesidad de redefinirlo cubano desde el margen de la nacionalidad, tal como lo puso en eüdencia la guerra¡acial de 1912. En este sentido, conviene releer a O¡tiz en el marco de un complejoproceso de pugna y negociación que persigue redefinir el concepto de ciudadaníacubana, en atención a la heterogeneidad conflictiva que (des)integra la nación. Ellopermite inserta¡ su obra en una tradición del pensamiento cubano que se inscribe enla ideología del mestizaje como respuesta a la heterogeneidad racial. Sus ideas y sus"ricas" metáforas sobre la identidad cubala poseen claros vínculos con respuestasanteriores a problemáúcas surgidas durante la Colonia, y que impusieron siempre lanecesidad de ¡econcilia¡ fuer¿as sociales en conflicto,El desa¡rollo del pensamiento de Femando Oftiz es complejo y no puede serreducido a una simple eyolución que culmina por super¿u el influjo positivista, tal45


como tiende a presentarlo la crítica. Quizás su mayor riqueza proviene de una notablecapacidad pzlla asimilar el conflicto de una Cuba surcada por corrientes diversas, lascuales buscan encausarse en un torrente común, sin liberarse necesariamente decontradicciones: hijo de padres españoles y criado en Meno¡ca durante trece años, supasión indiscutible es lo cubano; amante de la cultura española, debe oponerse a suvez a las arnenazas imperialistas que representa el panhispanismo; fundador de laInstitución Hispanocubana de Cultura, dirige luego la Sociedad de <strong>Estudios</strong>Afrocubanos. Finalmente, preocupado pot la preservación de las tradicionesafrocubanas, Ortiz clama al mismo tiempo por la modemización de la cultu¡anacional, trazando un arco que va del centro a la periferia cultural, de lo intemacionala lo local'4. De esta manera el autor maneja continuamente la pluralidad conflictivade elementos que conforman la cultura de la isla, en un intento por establecer unasíntesis futura. Su intensa labor intelectual busca asignar un lugar justo --oajustado- a los componentes étnicos de la nación, a fin de poder dar con esaconstante de lo cubano que llamará cubanía.Los trabajos realizados por Femando Ortiz pueden ser vistos por ello como unintento pff comprender y regular Ia pluralidad conflictiva que habita la isla. l¿snegros. brujos (1906)'5 es su primera contribución a este proyecto, desde unape¡spectiva criminológica. Allí emprende un "estudio de patología social", sustentadoen el examen positivista de un "residuo primitivo" que yace en el "legamoso fondosalvaje de nuesto subsuelo social" (1995:.4). El foco de este estudio, el objeto de tanduras palabras, son los cultos afrocubanos, percibidos entonces como prácücas"salvajes" y subversivas del orden social.Esta percepción de la cultura africana como "foco de contagio" lleva al autor alamentar lo que llama "la africanización de la raza blanca en Cuba',. Años más tardepropondrá explícitamente la planificación selectiva de la inmigración a fin de"inyectar" elementos civilizados en el torrente de la cubanidad. Estas valoracionesracistas y aun segregacionistas se inscriben €n la tradición del racismo científicoeuropeo, pero conviene destacar que en el contexto de la Cuba republicana, Ias ideasde Ortiz responden también al deseo de crear "estabilidad social y política" mediantela consagración de ana idea de nací6n homogénea y modema. Tal es el proyecto quese desprende de un libro posteior, Entre cubanos, psicología topical (1913). AllíI4t5Esta compleja relación entre "lo local" y '1o impofado" ba sido estudiada !,or custavo pé¡es Firmatei The Cuban condition (1989). Allí int¡oduce el conceplo de ..t¡anslational sensibility.' para ¡eferirsea una tendencia a ¡similar y t¡ansforrnar elementos en el seno de ¡a cultu¡a nacional cubana_Los negros brujos (1906). Madrid: Libr€ría de Femando Fe. Fomla pate de una obra rnis complejaque el autor no alc¿nzó a culminar. y qüe incluía Los r¡¿8ms ¿rcldvos (1916) y Los negms curms(pósrumo), obra esta riltirna que se inscribe aú¡ en la líne¿ positivista en su estudio de una..patologíasocial ahocubana".46


eflexiona en torno a la decadencia y la regeneración de la República, planteadas entérminos que resultan revelado¡es de cierta ansiedad ante el fraccionamiento de unanación que no llega aún a modemiza¡se. No podemos adent¡amos aquí en el texto,baste resaltar dos temas recurrentes: la idea de una Cuba que es aún ajena a lacivilización modema, y "el Foblema" de la heterogeneidad ¡acial de la isla. Uno yoÍo asuntos se encuentran estrechamente vinculados en esas páginas.En este sentido, resulta significativo q\e Entre cubarws planfee también uninterés en la preservación del elemento africano. Sin embargo, tal propuesta tiende arepresentar m¡ís bien la fosilización de tradiciones. El etnólogo de estos años parecenutrirse de un interés por inventariar, coleccionar y ordenar saberes que percibe comocaducos, que no encuentran no deben encontrar- lugar en la nueva Cubar6.-yEsta vo¡untad de reunir sabe¡es en extinción, saberes que perecen por su propiaincapacidad para adaptarse a la "ciyilización modema", resulta fundamental en elproyecto de regeneración nacional. No se trata meramente de conocer el pasado, sinode controla¡ la presencia de elementos heterogéneos en el futuro: "La folklorisationdeladifférenceestlecorollaired'unepolitiqued'uniténationale"(1975:167),afrrmaMichel de Certeau. El proceso de observación y catalogación de las tradicionesafrocubanas conduce de alguna manera a su marginación, en t¿mto que construye unobjeto "a conservar", inerte, en el recinto de una institución museística,' Si bien la crítica tiende a considerar una ruptufa en el pensamiento de Ortiz haciafinales de los años veinterT, nuestra lectura encuentra más bien una continuidadnotable. Es claro que hacia 1929 desaparece cierto dejo racista, en f¿vor deaproximaciones etnológicas e históricas a la cultura cubana; sin embargo, el problemade la unidad nacional continúa siendo priorita¡io, y tiende a vincula¡se al "problemaérnico"'3.Esta preocupación por alcanzar la unidad nacional viene a explicar el sentido delas meti4foras y conceptos alusivos al mestizaje en la obia posterior de Ferna[doOrtiz. Sobre todo, su insistencia en el tema invita a pensar que el ¿ji4co comometi4fora de la cubanidad tiene mucho de "apetito", de deseo no satisfecho: respondea la ansiedad que experimenta el sector letrado ante la heterogeneidad conflictiva que18"Y también tenemos numerosas cos¡rmbres que conserv¿¡r, no ya en nuestra üd4 pues por primitivasy arac¡ónicas ha¡r ido, van y deb€n ir cayendo a los embares de la civiliz¿ción modema, sino ennuesúos museos y colecciones" (1993 [1913]: 85).Ver, por ejemplo, R. Quiza Mo¡eno, "Femando Ortiz y su 'Hampa aftocubana"' (En J. A. piquerasArenas (ed.). Diez nu¿yas miradas de historía ¿e Cubo, Castelló de la Plana: Publicacions de laUnivercitat Jaurne l, 1998), y J. t-e Riverend, Órbíta de Fenando Ort¡¡ (LNEAC: t-¿ HabaDa, 1973).En est¿ época, la rcflexión en tomo a la raza es desplazada por una rcllexión e¡ tomo a la cultura. Sinembargo, tal como señala Femando Corollil, con este desplazamiento (hiz "transcoded biologicalsigns into cultu¡al signs" (xviii).47


Io rodea: 'El día en que todos los componentes de la nacionalidarl cubana lleguen acompenetrarsL, a fundiNe en el crisol de este pueblo, ése sená un día de gloria" ( 193: l2l ).Hacia 1940 Ortiz propone un neologismo para describir los procesos culturalesque caracterizan al pueblo cubano. En su libro Contrapunteo cubano del tabaco y elazúcqr, acuña el conceplo de transculturación'", que vendría a ser un equivalente más"científico" de aquello que ya había definido como ajiaco. Ambas palabras se ¡efierena la combinación de elementos heterogéneos, ambas aluden a un proceso. La primerapalabra es una metáfora; la segunda, un concepto. El concepto de tronscuhuración hagozado del favor de los críticos; la metáfora del ajiaco harestltado también atmctiva,más allá de los especialistas: se halla en boca de la gente, ha devenido un rropo de lacubanidad.Contrapunteo cubqno del tabaco y el azúcar perrr:'ite observa¡ dos instanciasnotables en las que un letrado cubano persigue infundir coherencia en la pluralidadconflictiva que le rodea mediante la creación de un concepto, y la naración de unsiogular relato fundacional protagonizado por productos agrícolas.Una lectura alegórica de la confrontación entre el tabaco y el azúcar podía hacerdel Contapunteo tsn romance nacional, tal como los estudiados por Doris Sommer ens\ libto Foundational Fictionlo. En este sentido, Ortiz concluye la primera parte dellibro, al modo de un cuento de hadas, invitando a Ia boda del tabaco y el azúcaf'. Elefecto conciliado¡ de la alegoía es claro "como el aguardiente": la unión del "morenotabaco" y la "blanca az(tcaf' da paso a una nueva síntesis donde las tensiones seliberan, rescatándose los mejores atributos de viejos antagonistas".Un simple desplazamiento metonímico permite comprender el extraordinarioalcance de este final: el matrimonio del tabaco y el azúcar es también el matrimoniode los componentes discordantes de la nacionalidad cubana. Ello se refuer¿a además192)Ortiz explica así el téirnino: "Hemos escogido e7 \ocablo transculturación para expresar losvariadísimos fenómenos que se originan en Cuba po¡ las complejísi¡nas transmutaciones de culturasque aquí se ve¡ific¿n [...] La verdadem historia de Cuba es la hisloóa de sus intrincadísimastransculturaciones" (1963: 99).En su co¡ocido llbro Foundational Fictions (1991r. Doris SoñJner estudla romances del siglodiecinueve pa¡a hallar ejemplos de 'iational conciliation tb¡ough lovers' yeamings across Faditioniilracial and regional barriers" (xi)."No hay, pues, pa¡a los vers¡dores de Cuba, como habría querido aquel arcipr€ste ¿picarado, una P¿l¿¿.le Don Tabaco y Doño A¡úc¿¡, sino un me¡o discreteo que debie¡a acabar, como los cuentos de hadas,en casorio y felicidad. En la Ma del tabaco con €l azúca¡. Y en el naci¡niento del ¿¡cohol, concebidopor obra y gracia del espiritu satánico, que es el mismo padrc del ¡abaco, e¡ la dulce entraña de laimpuísima azúca¡. Trinidad cuba¡a: tabaco, azúcar y alcohol" (1987: 88)."Acaso cante¡ un día los vates del pueblo de Cuba cómo el alcohol heredó del azúca¡ las vifudes ydel tabaco las malicias; crjmo del azúca¡, que es masA tiene energías y del tabaco, que es selecb. lainspiración; cómo el alcohol, hijo de rales padrcs, es fuego, füerz4 espíritu, embriaguez, pDsamientoy acción" (1987: 88).48


por la multiplicidad de sentidos que adquier€n estos productos agrícolas en el textode Ortiz, haciendo que su reconciliación y síntesis abarquen simult¡áneamente otrosfactores en conflicto: lo extranjero y Io nativo, lo blanco y lo negro, la tradición y lamodernidad, lo masculino y lo femenino, lo artesanal y lo industrial.Existe de esta manera continuidad en la labor del antropólogo cubano, que persiguela reconciliación .de fuerzas sociales cuyo efecto disociador obstacuüza el desanollo dela nación. En este sentido, Fema¡do Coronil concluye agudamente que el final de laprimera parte del Contrapunteo cubqno del tabaco y el azúcar constituye una expresiónutópica que responde a las necesidades de un nacionalismo reformista?3. De allí que las"sabrosas metiáforas" de Ortiz y sus ingeniosos neologismos representen una respuestaliberal y conciliadora a los conflictos étnicos de la nación cubana. Son, en últimainstancia, un intento pror nombrar lo que se quiere concebir como una n¿ción mestiza;una nación donde las diferencias se disuelven en "el caldero" de la ciudad letradacubana.V, Esteüzar la diferrncia: ¡'barrcco" y mestizajeExisten va¡ias poéticas del Barroco en Cuba, cada una de éstas encafna unaconstrucción diferente de la identidad nacional. Estas ideas resultan claras en unarcvisión de la obra de autores como Alejo Carpentie¡ Ioú Lezanl^a Lima y SeveroSarduy. Cada uno de ellos reconoce el carácter heterogéneo de su cultura. Sin embargo,divergen notablemente en la consideración de los eleme[tos que la conforman: elbarroco mestizo de Carpentier se distingue del Ba¡roco criollo y universalista deLezama, y del (Neo)Ba¡roco antiesencialista de Sarduy.Alejo Ca¡pentier considera que el Barroco es, antes que un peíodo histórico, unaconstante del espíritu. Coincide así con los postulados de Eugenio d'Ors (1993). Sinemba¡go, mientras éste tiende a identificar el fenómeno con peíodos de decadencia,Carpentier piensa que "ese ba¡roquismo [...] ha marcado a veces la culminación de lamáxima expresión, el momento de mayor riqueza, de una civilización determinada '(1967: 53). La diferencia que introduce Ca¡pentier en su lectu¡a esencialista delBarroco encama un desplazaniento táctico a fin de conta¡ con una categoríadescriptiva de la identidad latinoamericana.Luego de übera¡ el concepto de connotaciones negativas y de limitacionestemporales, Carpentier pasa a definir lo latinoamericano en términos de una esenciaba¡roca: "Nuestro arte siempre fue ba¡¡oco" (1966: 53). Según el autor, tal23 "Transculturation a¡d the Politics of Theory: Counte¡ing the Center, Cuba¡ Counterpoint". en F- Ortiz(1995). Cuban Counteryoint. Tobacco and Sugar. Du¡ham: Duke University Press.49


"predisposición ' responde a dos motivaciones: el paisaje y la conformación racial deAmérica. Es decir, natualeza y cultura propician el barroquismo latinoamericano.No puedo comenta¡ aquí las implicaciones del primer elemento. Baste decir queatienden a una concepción reflejista del lenguaje y a una dinámica cultural que tiendea observar lo americano con ojos "maravillados". Asimismo, esta dinámica respondeal conflicto entre "lo unive¡sal" y "lo autóctono", que caracteriza al escritorlatinoamericano desde EsPinosa Medfano hasta el Boom.El segundo elemento mencionado, el asPecto racial del baroquismo americano,se inscribe claramente en la ideología del mestizaje. El Ba¡Toco así considerado nosólo surge de la natur¿leza sino también de la conformación racial de los pueblos:"América, continente de simbiosis, de mutaciones, de vibraciones, de mestizajes, fueb¿rroca desde si€mpre" (196?: 6l ).El hecho de que el discurs( rir:l barroco carpenteriano se haya producido en losaños sesenta en textos como Tiottos y diferencias y Razón d¿ Se¿ ¿apunta a unanueva circuns¡ancia socio-histórica que impone la necesidad de formular una ideacohesiva de la diversidad latinoamericana? Aquí cabría reflexionar sobre l¿ funciónesÍatégica del discurso del mestizaje en la Revolución Cubana.Lezama Lima pane de una definición del Ba¡roco que oscila entre lo histórico ylo metahistórico. Con la salvedad de que su concepción de Ia historia y la literatura lepermiten distanciarse de Eugenio d'Ors y de Alejo Carpentier al afirma¡ "lo creativode un nuevo concepto de causalidad histórica" (1993: l8). Apunta con ello a la ideade que la reapropiación de una imagen o discurso conlleva un aspecto creativo. Elconcepto del Ba[oco para L€zama Pa¡ece próximo a la idea de "reciclaje", por cuantoprevee una reelaboración de significantes culturales. Irlemat ChiamPi ha comparadoesta perspecdva con el canibalismo, señalando gue Ia expresión americQnaconstituye una propuesta cultural-un banquete- que asimila el mundo (1985).Sin embargo, convendría investigar la manera como se combinan las culturas enese "horno transmutativo de la asimilación" (I-ezama Lima, 1993). Porque no siemPrese incluyeron los componentes de la cubanidad en las mismas proporciones: nosiempre se valoraron por igual la tradición europea y la tradición africana, porejemplo. En el Coloquío con Juan Ramón Jiméaez, Lezama advierte:Entre nosotfos han existido mestizos que han intentado expresafse dentro delos c¡ínones del parnasianismo, y gfan pane de la poesÍa afrocubana, encambio, es de poetas de raz a blanca. Se ve que una cosa es el mestizaje y otraabogar por una expresión mestiza- Una expresión mestiza es un eclecticismoanístico que no podrá €nsúr jamás (1938).Estas palabras se insertan en la polémica dc la década del treinta sobre el lugarde lo africano en el a¡te nacional. OÍo tanto se dijo en E puela de plata (l94ll sobre50


el auge de lo afrocubano. Aunque en la expresión americana se propone unaperspectiva más matizada que incorpora al indígena y al negro, mediante la referenciaa Kondori y al Aleijandinlro, creo que estos elementos son percibidos como urutcontribución que se íncorpora q una motriz eurocéntrica, encamada por el sujetocriollo, verdadero fundador de la conciencia protonacional: "ese señor americanobaroco, auténtico primer instalado en lo nuesúo" (1993: 35), dice Lezama.Un fragmento de Paradiso parece recoger la tensión que encama lo criolloconstituido a pa.rtir de nuevas síntesis culturales; en este caso, el conflicto se pone enescena bajo la forma de una disputa culinaria, Se trata del enfrentamiento entre Rialtay el mulato Juan Izquierdo por la composición de un plato cubano (lo cubano). Elcocinero justifica su selección de ingredientes, diciendo: "-Señora, el camarón chinoes para espesar el sabor de la salsa, mientras que el fresco es como las bolas deplátano, o los muslos de pollo que en algunas casas también le echan al quimbombó,que así le van dando ciefo sabor de ajiaco exótico". A lo que Rialta responde: "-T¡rntaresofistiquería no le viene bien a algunos pla¡os c¡iollos" (1988: ll). Con estas palabrasfirmes quedan establecidas las jerarquías y. de este modo, la formación de lo cubanoparece acontece¡ exclusivamente bajo la mirada vigilante del criollo, aunque con laindudable-¿oinevitable?- panicipación del negro.Es claro que el Ba¡roco de Lezama tiene un aspecto que se inscribe en la"ideología del mestizaje"l sin emba¡go, las fuerzas que asimilan lo heterogéneo sonaquí particularmente intensas. Digamos que si en el ajiaco de Ofiz el guisoconstituye un proceso no cumplido, en l*zama ya resulta difícil distinguir tosingredientes que conforman la cubanidad, aunque cabe decir que éstos se encuentrantodos muy bien empapados en los jugos de lo hisp¡inico.Una de las rupturas más notables y de consecuencias ideológicas másimportantes introducidas en la poetica del Ba¡roco, surge con Sarduy y su negaciónde la ideología del mestizaje. Para este autor, el Neobarroco no es expresión de unaconfluencia de elementos, sino de una dispersión, Tanto en sus ensayos, como en susnovelas De donde son los cantqntes (1967) y Cobra (1972), el autor nieg¿ la idea deuna síntesis nacional. La indagación en el problema de la cubanidad desemboca en unobjeto vacío, en la página en blanco: "La función de mi literatura es hacer posible ala vista la vacuidad esencial" (1995: 28), dice el autor.Resulta interesa¡te el hecho de que esta interpretación de la identidad cuba¡a entérminos contrarios a la tradición de la ideología del meslizaje provenga de un escritorque no se adhiere a los proyectos nacionales que le toca¡on vivir con la Revolucióndel 59.51


V. Conclusión. El orden del mestizajeLa celebración del mestizaje en la historia cubana guarda estrecha relación conconflictos sociales y políticos específicos: la Guerra de Independencia, el surgimientode una clase política nega al inicio de la República, la Revolución de 1933 y laRevolución de 1959. En estos períodos, la heterogeneidad en especial, el-ycomponente africano- de la nación cubana se percibió como una fuerza social quedebía ser controlada y conducida según las directrices de la elite intelectual criolla.En este sentido, imaginar lo cubano como el resultado de la unión de diversasculturas, las cuales han pasado a desinteg¡arse en un todo, formando una nuevaidentidad homogénea, es una manera de "resolver" simbólicamente estos conflictosque persisten con variaciones desde la Colonia.El mito del mestizaje articula así necesidades del proceso de formación nacionalcubano bajo un discurso cohesivo que ordena fuer¿as sociales "disociadoras",sirviéndose de la sutil violencia de la asimilación. La función del mestizaje comodoxa, como creetcia naturalizada, resulta cla¡a: si no existe una pluralidad conflictivaen el seno de la nación, ¿para qué hablar de la desigualdad?BibliografiaBatlagas, Emilio (1961. Órbita de Emilio Ballagas. LaHabana: UNEAC.Bamet, Miguel (1968). Biografia de un Cimarrón. Ba¡celona: A¡iel.Branche, Jerome (1998). "Burundanga: Negrismo, Authority, and the CulturalHybridity Question". Conferencia leída en la Universidad de Pittsburgh.Bourdieu, Pierre (1997). Outlíne of a Theory of Practíce. Cainbridge: CambridgeUniversity Press.Carpentief, Alejo (1967)- Tientos y diftr¿¿cias. Montevideo: A¡ca.Coronil, Femando (1995). "Transculturation and the Poütics of Theory: Counteringthe Center, Cuban Counter?oint" en Femando Ortiz. Cuban CounterpoinLDurham: Duke University Press.Chiampi, lrlemar. "La expresíón americana de losé Lezama Lirna: la dificultad y eldiabolismo del ca¡íbal", Escritura l9120 (1985): 103-115.De Certeau, Michel, Dominique Juüa and Jacques Ravel (1975). Une politique dc klangue. Lt Révolutíon francaíse et les patois: L'enquete de Grégoire. Paris:Editions Gallimard-D€ la Fuente, Alejandro (199ó). "Negros y electores: desigualdad y políticas racialesen Cuba, '1900-193U'e La nación soñada: Cuba, Pueno Rico y Filipinas anteel 98. Madrid:. Doce Calles.D'Ors, Eugenio (igg3'). Lo barroco. Mad¡id: Tecnos.52


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