La "reinvención" europea <strong>de</strong> América como natulalczavírgen,como "N¿¿¿vo Mundo"que inaugura Humboldt para el siglo XIX, n() tuvo sólo consecuencias económicasinsoslayables, sino también connotaciones scxualcs que implican un ejercicio <strong>de</strong>lpo<strong>de</strong>r y un sometimiento mucho más sutiles, aunque no rnenos <strong>de</strong>cisivos, que los queejercieron los conquistadores en el siglo XVl.Sin embargo, la naturaleza vírgen que pisa cl'olbigny en el sur <strong>de</strong>l continenteamericano no ofrece la misma exuberancia que las rcgioncs equinocciales <strong>de</strong> Humboldt,o las costas <strong>de</strong>l río Paraná:Son, sin ningún cambio, los mismos terrenos tcrciarios que vi en todas partes;y hasta más tar<strong>de</strong> me fue fácll juzgar que la Patagonia ofrece tal vez el suelomenos irregular a causa <strong>de</strong> la horizontabilidad Isic] <strong>de</strong> sus capas, hecho tancierto que a grados <strong>de</strong> distancia se hallan absolutamente los mismos acci<strong>de</strong>ntes(1999: 373¡z+.El discurso <strong>de</strong>l viaje <strong>de</strong> d'orbigny por la Patagonia está marcado por el tópico <strong>de</strong> lafrustración, la monotonía, la carencia. Porque aunquc el naturalista francés no se cansa<strong>de</strong> repetir que lo guía el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> encontrar algo nuevo, lo nuevo que espera encontrarrespon<strong>de</strong> a expectativas creadas sobre la base <strong>de</strong> una <strong>de</strong>fenninada construcción discursiva<strong>de</strong> la naturalezaamencana. Por eso d'orbigny no encuentra nada nuevo en la patagonia,ni los indios ni los cóndores colman sus expectativas (Ibid: 304 ss., 373;11,80 s., 145). LaPatagonia no respon<strong>de</strong> al mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la naturaleza americana exuberante propuesto porHumboldt y sólo pue<strong>de</strong> representarse como carencia:en lo que respecta a los animales terrestres, nada podía esperar <strong>de</strong> terrenos tanáridos que su simple vista inspira tristeza, sobre todo cuando se los comparacon los sitios tan pintorescos y la vegetación tan hermosa, siempre renaciente,<strong>de</strong> ciertas partes <strong>de</strong> América (:26q25.a^25siglo XIX su culminación y se extendió a todos los ámbitos <strong>de</strong> la sociedad, don
Darle existencia simbólica al <strong>de</strong>sierto, "nuest¡o más pingüe patrimonio", iba a ser laconsigna <strong>de</strong> <strong>Esteban</strong> Echeverría en 1837,justamente cuando, <strong>de</strong> regreso en París, <strong>d'Orbigny</strong>estaba redactando el segundo volumen <strong>de</strong> su l1aje por América meridional'II. Tácticas <strong>de</strong>l viaje poscolonial: <strong>Esteban</strong> Echeverría en Francia (1825'1830)1. DesplazamientosEn momentos en que <strong>d'Orbigny</strong> estaba preparando su viaje al Río <strong>de</strong> la Plata,llegaba a París un "rioplatense joven, completamente <strong>de</strong>sconocido, sin formación académicani gran fortuna" (Sarlo y Altamirano, 199.1: IX). <strong>Esteban</strong> Echeverría que viajabapor su cuenta y riesgo, llevaba en su equipaje una gramática francesa y un diccionario,un libro <strong>de</strong> matemáticas, la retórica <strong>de</strong> Blair y dos cartas emblemáticas <strong>de</strong> presentación:La lira argentina -unaantología <strong>de</strong> poesía rioplatense publicada en 1824- y unmapa <strong>de</strong> las Provincias Unidas (Gutiérrez, 1972: l3). Un equipaje pobre, comparado conel <strong>de</strong> <strong>d'Orbigny</strong>, sus instrumentos, sus recomendaciones, sus 9000 fiancos anuales, su"misión" que le confeía, a un tiempo, i<strong>de</strong>ntidad y autoridad. Mientras que <strong>d'Orbigny</strong>iba a aplicar, a confirmar en el Río <strong>de</strong> la Plata sus conocimientos adquiridos en Francia,Echeverría llegaba a París para apren<strong>de</strong>r26. Ambos, el naturalista francés y el ignotoviajero rioplatense, viajaban con <strong>de</strong>terminadas expectativas, con imágenes <strong>de</strong> "América"Nuevo Mundo, la naturaleza exuberante- y <strong>de</strong> "Europa", el espacio cultural-ely político <strong>de</strong> la Revolución Francesa. Pero en ambos casos las expectativas quedarían<strong>de</strong>fraudadas. Si aún así <strong>d'Orbigny</strong> redactó su viaje en varios volúmenes, Echeverríaoculta tras "un silencio curioso" los años vividos en Francia (Sarlo y Altamirano, 1991:IX). Hoy, ante la existencia <strong>de</strong> una tradición <strong>de</strong> relatos latinoamericanos <strong>de</strong> viajes aEuropa, el silencio <strong>de</strong> Echeverría pue<strong>de</strong> parecernos curioso. Sin embargo, si <strong>d'Orbigny</strong>podía apelar, en los años treinta, a un género institucionalizado en el marco <strong>de</strong> laliteratura científica francesa, en América hispana la literatura misma era todavía pocomás que un proyecto. Pensar la escritura <strong>de</strong> un viaje a Europa en momentos en que elespacio <strong>de</strong> enunciación propio se reducía a la conjunción <strong>de</strong> La lira argentind y un26 Se sabe, por los cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> notas que <strong>de</strong>jó, que en Francia Echeverría se <strong>de</strong>dicó especialmentea estudiar química, historia y filosofía política, a leer a Montesquieu, <strong>de</strong> Gerando, Leroux; aescuchar en la Sorbonne las clases <strong>de</strong> Guizot y Cousin; se sabe también que leyó a Shakespeare,Victor Hugo, Chateaubriand, Lamartine, y que la lectura <strong>de</strong> Schiller, Goethe y especialmenteByron 1o incitó a escribir. Si a la salida <strong>de</strong> Buenos Aires Echeverría figuraba en la lista <strong>de</strong>pasajeros como "comerciante", a su regreso aparecía registrado como "literato". Los cincoaños <strong>de</strong> viaje, el contacto con Europa transformaron la imagen <strong>de</strong> Echeverría tenía <strong>de</strong> sí mismo.D'Orbigny en cambio salió <strong>de</strong> Francia como naturaliste voyageur y volvió con la misma <strong>de</strong>finición.Lo que encontró en el sur <strong>de</strong> América no le hizo cambiar posiciones, ni provocócuestionamientos, sólo ia reconfirmación <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad y su pertenencia, y la certeza <strong>de</strong> suposición frente al exotismo americano.5l