Septiembre Nº 142 - Biblioteca Virtual El Dorado
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folletín sin pies. ni cabeza. , . Sus noveles nOS parecen crónicas vul..<br />
gares. Nos desagradan profundamente. Nos parece un autor<br />
de época irremediablemente muerto. Pero, si que creemos que<br />
nunca h'a habido un político literario más afortunado en todo el<br />
mundo y que haya acumulado más elogios. ¿ Sus lectores son los<br />
mismos que leen "La hermana de San Sulpieio" y "Los cipreses<br />
ereen en Dios' ¿. O simplemente lo alaban a través de los comentaristas<br />
sin haberlo leído '<br />
De Panait Istrati que nació en Rumania en 1884, y que muriÓ<br />
con posterioridad a i 931, ya hemos hablado en otros sitios. En<br />
"<strong>El</strong> pescador de esponjas", casi con nada nos hace un relato y nos<br />
logra interesar. En "Kira Kiralina", creemos que a la vuelta de<br />
la pág-ina He le va a agotar la vena, pero sigue, hasta el final, como<br />
un narrador oriental sacando recursos de no se sabe dónde. "Mi<br />
tío Angel" es un libro patético .Y desg-arrador. Deeae cuando trata<br />
de hablar de otro tema, de Cosma. En "Los Aiducs" está el viejo<br />
argumento de los bandidos políticos. Al leerlo, hemos pensado<br />
en Iberoamérica y en los días de hoy; en especial, hemos meditado<br />
en Co'ombia. Istrati, a veces, narra horrores, pero es fino, y su<br />
cora7,ón siempre está presente. Es un gran olvidado entre el mal<br />
gmJto que nos circunda. En "RusIa al Desnudo" nos entrega el<br />
testimonio del principal de todos sus viajes de observac'ón y es<br />
un testimonio sang-rante, digno de su gran espíritu.<br />
Tal vez la magnífica eInta cinematográLca "La Batalla", en<br />
que actuaron en forma notable para la historia del cine Anabela<br />
y Charles Boyer, me movió a leer "La Batalla" de Claude Farrérc,<br />
lectura que terminó en una desilusión.<br />
"Babbitt" del norteamericano Sinclair Lewis no pude ¡eedo<br />
cuando era un joven y estaba de moda. Hoy, con pena he visto<br />
que' no va más alIá que .J09é María de Pereda. Lewis es un aldeano<br />
en un país "deHarrollado", como dicen los eCDnomistas a la<br />
moda. Sin un tema singular' mal puede surgir una novela de<br />
cierta categoría, Lo tan; es que, todavía, se siga editando.<br />
y que Dios nos libre de Heminway y de las frivolidades de<br />
RU "Adios a las armas'.'! ¡';ste, como Fiaubert, fué otro gran TJOlítico<br />
de la literatura.<br />
<strong>El</strong> gran montaje mitológico y azteca de D. H. Lawrence en<br />
"La serpiente emplumada", nos dejó una sensacIón de ficción y de<br />
vaCÍo. Ese señor mexicano, criollo y campesino, que qu'ere revivir<br />
el esplendor de !os viejos dioses, s.iempre nos sonará a hueco.<br />
Pero en laR cuentos de "La sombra en el rosedal", (en algunos de<br />
ellos), hay brío, hay talento increíble. Incluso hay uno fascinante<br />
que' se frustra. E! hombre no puede llegar tan lejoR. '. ingresar<br />
al ámbito de los closes del verbo. <strong>El</strong> naturalista de "<strong>El</strong> amante<br />
50 LO,"ERIA