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economía
La industria alimentaria
en España: de la madurez a la
vanguardia... ¡con un toque de espuma!
Una industria «madura» que, sin embargo, es capaz de adaptarse con celeridad a los nuevos
hábitos de consumo masivo, sin desaprovechar la buena imagen y la capacidad innovadora
de una nueva generación de chefs españoles de primer nivel internacional.
Por MARIANO TAPIAS
en los primeros días de
marzo se celebró en
Barcelona la que es
considerada la mayor
feria de alimentación de España
y que, según sus organizadores,
pretende ser el salón más importante
del mundo para esta industria
en 2008. Alimentaria
2006 ha acogido a 5.000 empresas
de 70 países en esta edición,
con un crecimiento
estimado del 10%. La ministra
de Agricultura, Elena Espinosa,
aprovechaba la inauguración del
certamen para recordar que el
sector agroalimentario español
representa el 8,1% del PIB a través
de más de 32.000 empresas
generadoras de 430.000 puestos
de trabajo.
La importancia de esta industria,
cuya facturación en
2004 alcanzó los 65.000 millones
de euros, podría considerarse
una simple consecuencia
de la necesidad diaria de comer.
De ahí que esta industria sea
Alimentación «gran consumo»
Canales de distribución
Fuente: IRI - Panel de Detallistas InfoScan TopLine.
12 nex os / nº 10 / marzo 2006
clasificada normalmente como
un «sector maduro» con poco
que aportar si lo comparamos
con otros como las telecomunicaciones
o la biotecnología,
«sectores donde de verdad se
innova» y que tradicionalmente
se sitúan a la vanguardia del
desarrollo. Pues bien, algo de
tópico debe de haber en esa clasificación
si pensamos que esta
edición de Alimentaria giraba
en torno a actividades como el
Congreso BCN Vanguardia o
los premios Innoval, que premian
a aquellos fabricantes que
desarrollan y lanzan al mercado
los productos alimenticios más
innovadores.
La industria alimentaria divide
sus esfuerzos entre el gran
consumo, el que todos hacemos
al llenar nuestra cesta de
la compra, y la restauración o
food services que emerge como
dinamizador de la industria,
generador de innovación y,
por qué no decirlo, imagen de
marca para todo el sector. Hoy
en día, los mensajes de los
chefs de renombre surten efecto
en todos los consumidores,
poniendo de moda tal o cual
producto o impulsando una
dieta sana mucho más rápido
que los consejos de cualquier
médico.
Una industria adaptada a
los nuevos ritmos sociales
En 2005 el gasto de los hogares
en alimentación creció un
4,1% –por encima del crecimiento
medio del gasto de consumo,
0,8%– hasta alcanzar los
1.307 euros anuales por persona.
Estas cifras apuntan a que
aunque sólo se tome en cuenta
el consumo de alimentos en el
hogar, la industria agroalimentaria
está siendo capaz de comercializar
productos con
mayor valor añadido y que satisfacen
las necesidades de los
consumidores. Simplificando,
la comida sigue siendo comida
pero, ¡estamos dispuestos a
pagar más por ella! Siendo así,
habremos de reconocer que esta
industria madura debe estar haciendo
algo bien. Una industria
que si de algo peca es de un exceso
de lanzamientos de nuevos
productos, ya que sólo el 43%
de las novedades siguen en el
mercado pasados dos años.
El ritmo de vida actual y los
nuevos modelos de hogar marcan
los criterios que el consumidor
aplica al llenar su cesta
de la compra. Por un lado
prima cada vez más la rapidez y
sencillez, que permite «evitar
perder nuestro valioso tiempo
en la cocina», y por ello el consumidor
se decanta por la comida
preparada.
Por otra parte, la calidad ha
dejado de ser un criterio clave,
de alguna forma se presupone
que no existen alimentos de
mala calidad, sólo normales,
buenos o muy buenos. La calidad
es condición necesaria pero
no suficiente, y por tanto, sólo
alcanza su valor pleno si va