CREER Y COMPRENDER: 365 reflexiones para un ... - Editorial Clie
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de j<strong>un</strong>io<br />
La superioridad del cristianismo<br />
«Es imposible <strong>para</strong> <strong>un</strong> hombre que haya vivido intensamente la fe cristiana,<br />
creer en el Dios de la Biblia fuera de la Iglesia. Y si no creo en el<br />
Dios cristiano ¿cómo podría creer en otros dioses»<br />
Juan M. 295<br />
Hay varios aspectos que llaman la atención en la sentencia anterior. En primer lugar,<br />
la condición previa de haber vivido intensamente la fe cristiana, es decir, con <strong>un</strong><br />
compromiso y <strong>un</strong>a pasión evidentes que se destaquen por encima de la fe meramente<br />
nominal que caracteriza a las grandes masas de «cristianos» que se definen a sí mismos<br />
como «no practicantes» con sorprendente desfachatez. En seg<strong>un</strong>do lugar, la dificultad<br />
de mantener el mismo compromiso y pasión al margen de la com<strong>un</strong>ión formal en el<br />
seno de <strong>un</strong>a iglesia o com<strong>un</strong>idad eclesiástica determinada y reconocida. Y en tercer y<br />
último lugar, la apostasía subsecuente que arroja al afectado a la incredulidad y al ateísmo<br />
absolutos, imposibilitando siquiera la búsqueda de respuestas más satisfactorias en<br />
otras confesiones religiosas diferentes a la que se profesó, viéndolas entonces en su conj<strong>un</strong>to<br />
con cínico, escéptico y despechado menosprecio, en el espíritu de lo dicho por<br />
Harnack: «quien conoce el cristianismo, conoce todas las religiones» 296 . Esta apostasía<br />
absoluta —a<strong>un</strong> sin entrar a considerar la real o aparente autenticidad de la fe profesada<br />
en su momento y la necesidad de vivirla en el contexto de la com<strong>un</strong>ión cristiana— es<br />
muy sintomática y significativa, pues independientemente de lo censurable que pueda<br />
ser desde la óptica bíblica (Heb 6:4-8; 10:26-31), lo cierto es que el simple hecho de no<br />
poder ya encontrar <strong>un</strong>a tradición religiosa que sustituya con ventaja a la cristiana, es <strong>un</strong><br />
claro indicio de la superioridad del cristianismo en relación con las demás religiones,<br />
como lo reconoció el apóstol Pedro en su momento (Jn 6:68). Así se pron<strong>un</strong>cia Ignace<br />
Lepp al respecto: «es significativo que los cristianos fervientes, decepcionados de su<br />
Iglesia, no se convirtieran a otra religión, sino a la incredulidad. Esto prueba hasta qué<br />
p<strong>un</strong>to los creyentes cristianos están persuadidos de la absoluta trascendencia del<br />
cristianismo sobre todas las religiones» 297 . Después de todo es en el cristianismo en donde<br />
se verifica lo señalado por el apóstol en cuanto a lo logrado por Cristo con su vida,<br />
muerte y resurrección a nuestro favor y la revelación asociada a ellas:<br />
… nos salvó […] según el propósito suyo y la gracia […] que ahora ha sido<br />
manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó<br />
la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.<br />
2 Timoteo 1:9-10 nvi<br />
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