“ Conocido era que en los viajes internacionales montaba guardia en la recepción del hotel para que los jugadores no se fueran de marcha ” sacrificio eran desconocidos. Antonio Moyano, afable, pero de fuerte carácter, empezó a construir pilares de la nada. El Herediano fue su primer equipo. En 1987 gana su primer campeonato. “Si no lo gané antes, fue porque no me lo exigían”, reconoció socarrón. Su paso por el Limonense, Puntarenas, San Carlos o Municipal Turrialba le convierten en un clásico de los banquillos, pero su reconocimiento le llegó como seleccionador, cargo que desempeñó en 82 ocasiones. Su proeza fue clasificar a Costa Rica para dos Juegos Olímpicos consecutivos. En Moscú 80 litigó en múltiples ocasiones con los dirigentes de la federación, harto de que los jugadores apostaran más por el sueño que por la preparación física matinal. Al cordobés le parecía inconcebible fijar las sesiones de entrenamiento bien entrado el mediodía. Sencillamente, se negaban a madrugar y comían cuando tenían hambre. Conocido era que en los viajes internacionales montaba guardia en la recepción del hotel para que los jugadores no se fueran de marcha. No fumaba, sino que quemaba puros, de ahí que le duraran tres horas. Tiempo suficiente para que los jugadores, apostados fuera de las habitaciones, regresaran aburridos a la cama. Sus métodos de trabajo fueron calando y en Los Ángeles 84 ganó a Italia (1-0) en una cita histórica, con Zenga de portero. Su filosofía de fútbol era sencilla: diversión, pero con capacidad de sacrificio. Fue pionero en alinear jugadores negros de la zona atlántica. Una rareza entonces. Asentado en su puesto de seleccionador y ya con ciertas estructuras llegará la gran recompensa, que no pudo disfrutar. Antonio Moyano clasificó por primera vez en su historia a Costa Rica para el Mundial de Italia 90. La razón de la discordia nace con Conejo, el portero que se hizo grande en el Albacete. Antes de un encuentro de clasificación mundialista con Trinidad y Tobago, insistió en jugar con un dedo roto. La negativa de Antonio provocó que la Federación le desautorizara. Llegó el encuentro y Conejo, por supuesto, fue titular, pero terminó pidiendo el cambio por haberse resentido de la lesión. La decisión ya estaba tomada. Moyano es despedido. Su sueño de Italia 90 se desvaneció. Traicionado por su segundo durante aquella discordia, Marvin Rodríguez, recomienda a Bora Milutinovic, otro trotamundos del fútbol que le pidió consejos para poner orden en el caos que disfrutaban los internacionales ticos hace un cuarto de siglo. www.<strong>timeoutmagazine</strong>.es 44
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