Notas al programa - Festival Internacional de Música y Danza de ...
Notas al programa - Festival Internacional de Música y Danza de ...
Notas al programa - Festival Internacional de Música y Danza de ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
COPPÉLIA<br />
T<strong>al</strong> como el b<strong>al</strong>let Giselle es una gran tragedia, Coppélia es una gran comedia. Es probable<br />
que el mundo teatr<strong>al</strong> y los públicos <strong>de</strong> hoy estén mejor condicionados para recibir una comedia<br />
que una tragedia. Pero Coppélia es una comedia con un curioso y complejo fondo psicológico,<br />
hasta el punto que el cuento origin<strong>al</strong> <strong>de</strong> E. T. A. Hoffmann (Der Sandmann, en español: El<br />
hombre <strong>de</strong> la arena) que inspiró el libreto a Charles-Louis-Etienne Nuitter para la coreografía<br />
<strong>de</strong> Arthur Saint-Léon <strong>de</strong> 1870, mereció la atención <strong>de</strong> Sigmund Freud, que le <strong>de</strong>dicó un ensayo<br />
an<strong>al</strong>ítico.<br />
Coppélia gusta a todo el mundo, a gran<strong>de</strong>s y chicos, a b<strong>al</strong>letómanos o a científicos <strong>de</strong>l estudio<br />
dancístico por igu<strong>al</strong>. Es verdad que los protagónicos, Swanilda y Franz, están más cerca <strong>de</strong><br />
Lise y Colas <strong>de</strong> La fille m<strong>al</strong> gardée (Dauverb<strong>al</strong>-Petipa/Ivanov) que <strong>de</strong> los héroes y las heroínas<br />
románticas. Son jóvenes <strong>al</strong>egres y enamorados envueltos en acciones concretas y re<strong>al</strong>istas y<br />
no víctimas <strong>de</strong> íncubos trágicos o mágicos.<br />
Por otra parte, la génesis <strong>de</strong> Coppélia en cuanto a su materia coréutica, es muy evi<strong>de</strong>nte y<br />
clara en lo que queda re<strong>al</strong>mente hoy, <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> viene y cómo ha sobrevivido: la tradición<br />
franco-rusa que acumula <strong>al</strong>gunos materi<strong>al</strong>es bellísimos que por suerte se han transmitido <strong>de</strong><br />
generación en generación.<br />
Entre otros méritos, Coppélia es el primer b<strong>al</strong>let que introduce orgánicamente en su liter<strong>al</strong>idad<br />
(con cierto gusto filológico en la estructura <strong>de</strong> la obra) estilizadas mazurcas y czardas, <strong>al</strong>go que<br />
hasta la fecha solamente estaba reservado a las danzas españolas <strong>de</strong> Escuela Bolera.<br />
Tampoco f<strong>al</strong>ta en el segundo acto un <strong>de</strong>licioso y breve pero intenso «Bolero» español. Y<br />
Coppélia es el crisol <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s Swanildas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Pavlova hasta Alicia Alonso (su mejor b<strong>al</strong>let,<br />
sin duda) pasando por Danilova, Makarova, Sibley o Carla Fracci (magnífica y espumante,<br />
estrenó con Eric Bruhn la versión <strong>de</strong> Enrique Martínez para ABT en 1968). Hasta aquí lo<br />
histórico, aunque hay mucho más.<br />
Dicen que sobre Coppélia pesa una m<strong>al</strong>dición: Saint-Léon murió <strong>de</strong> un infarto poco <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong>l estreno; la primera Swanilda murió <strong>de</strong> hambre durante la guerra franco-prusiana a los tres<br />
meses <strong>de</strong>l estreno y ya estaba enferma cuando estrenó el b<strong>al</strong>let <strong>de</strong> marras; otros implicados en<br />
la obra perecieron por la epi<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> viruela que asoló París. Una paradoja, pues Coppélia es<br />
<strong>al</strong>egría, «scherzi giocossi» y fin<strong>al</strong> feliz, y así lo recordaba B<strong>al</strong>anchine <strong>de</strong> su niñez y juventud en<br />
San Petersburgo, cuando bailaba las mazurcas por los B<strong>al</strong>lets Imperi<strong>al</strong>es en Mariinski.<br />
Rudolf Nureyev (que bailó la versión <strong>de</strong> Bruhn) <strong>de</strong>cía: «Coppélia pue<strong>de</strong> ser infantil, pero no<br />
estúpida». Y esta es otra clave <strong>de</strong> su interés actu<strong>al</strong>: no hay arbitrariedad en su historia, s<strong>al</strong>vo<br />
que los autómatas han pasado <strong>de</strong> moda como juguete infantil, sustituidos por las consolas<br />
electrónicas. Por otra parte la verdad es que Coppélia casi no ha <strong>de</strong>saparecido <strong>de</strong>l repertorio<br />
activo como otros b<strong>al</strong>lets históricos, sino que hasta hay «Coppélias» mo<strong>de</strong>rnas muy<br />
respetables. Coppélia se distingue <strong>de</strong> todos los otros gran<strong>de</strong>s b<strong>al</strong>lets <strong>de</strong>l repertorio franco-ruso<br />
<strong>al</strong> ser el único título que jamás ha <strong>de</strong>saparecido tot<strong>al</strong>mente <strong>de</strong>l cartel <strong>de</strong> la Ópera. Después <strong>de</strong><br />
más <strong>de</strong> 800 representaciones en los siglos XIX y XX, tanto en Le Peletier primero, pasó a partir<br />
<strong>de</strong> 1875 <strong>al</strong> P<strong>al</strong>acio Garnier, recién inaugurado, lo que constituye un récord absoluto en la<br />
historia <strong>de</strong>l b<strong>al</strong>let. De otra parte está su estatura music<strong>al</strong>, como expresó el crítico Emile<br />
Vuillermoz <strong>al</strong> <strong>de</strong>nominar esta pieza como verda<strong>de</strong>ro «b<strong>al</strong>let sinfónico», don<strong>de</strong> la partitura<br />
creada para la danza presenta un interés constante y posee un equilibrio perfectamente<br />
in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> la anécdota argument<strong>al</strong> y <strong>de</strong> la coreografía, un b<strong>al</strong>let don<strong>de</strong> la música pue<strong>de</strong><br />
tener su vida concertística propia. Léo Delibes aportó también <strong>de</strong>spués el b<strong>al</strong>let Sylvia (<strong>al</strong>gunos<br />
<strong>de</strong> cuyos fragmentos se utilizan habitu<strong>al</strong>mente en Coppélia), otra obra maestra music<strong>al</strong> para la<br />
danza.<br />
Coppélia o «La muchacha <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> esm<strong>al</strong>te», b<strong>al</strong>let-pantomima en dos actos y tres<br />
escenas se estrenó en el Teatro Imperi<strong>al</strong> <strong>de</strong> la Ópera <strong>de</strong> la Rue Le Peletier <strong>de</strong> París el 25 <strong>de</strong><br />
mayo <strong>de</strong> 1870 en presencia <strong>de</strong>l emperador Napoleón III. El libreto era <strong>de</strong> Charles Nuitter y<br />
Arthur Saint-Léon; los <strong>de</strong>corados fueron <strong>de</strong> Cambon, Despléchin y Lavastre, mientras el<br />
vestuario fue <strong>de</strong>l ya anciano Paul Lomier, el mismo que creara treinta años antes los<br />
fantásticos tutús <strong>de</strong> Giselle. Nuitter, archivero <strong>de</strong> la Ópera y conocedor <strong>de</strong> los entresijos <strong>de</strong>l
<strong>al</strong>let, no quiso trasladar <strong>al</strong> guión <strong>de</strong>l b<strong>al</strong>let Coppélia todos los <strong>de</strong>t<strong>al</strong>les morbosos <strong>de</strong>l cuento <strong>de</strong><br />
Hoffmann, un universo tenebroso don<strong>de</strong> un personaje <strong>de</strong> tintes satánicos, Coppélius, no se<br />
priva <strong>de</strong> extraerle los ojos <strong>de</strong> los vivos para trasladarlos a los muñecos autómatas que<br />
construía y así pasarles el <strong>al</strong>iento <strong>de</strong> la vida. Nuitter prefiere hacerle pasar por un vejete un<br />
poco <strong>al</strong>ocado y excéntrico, avaro por <strong>de</strong>más, que construye hermosos mecanismos. También<br />
traslada la acción a la región <strong>de</strong> G<strong>al</strong>izia, i<strong>de</strong><strong>al</strong> para un b<strong>al</strong>let por su profusión <strong>de</strong> mazurkas y<br />
czardas endiabladas <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> ritmos vivos. La simplicidad <strong>de</strong>l idilio en el villorrio es<br />
compensada con la <strong>al</strong>ta c<strong>al</strong>idad <strong>de</strong> una partitura que llegó a fascinar a Chaikovski, y que, en<br />
sus cartas, aseguró que fue lo que le motivó para entregarse a escribir b<strong>al</strong>lets, un género que<br />
antes había <strong>de</strong>spreciado ostensiblemente (<strong>de</strong> hecho, en La bella durmiente son evi<strong>de</strong>ntes las<br />
citas y homenajes, o guiños, que hace el músico ruso <strong>al</strong> francés, obra que había conocido en<br />
su segundo viaje a Francia).<br />
Dice Lacotte, otro conocido reconstructor <strong>de</strong> esta obra, que Coppélia refleja fielmente la<br />
ambición que el b<strong>al</strong>let tenía en los tiempos <strong>de</strong>l Segundo Imperio, una vez que se habían<br />
terminado las modas <strong>de</strong> las estantiguas románticas o <strong>de</strong> los mundos exóticos (pensemos en<br />
Giselle o La Peri). Coppélia tiene la ligereza y la frescura <strong>de</strong> tono con un argumento poco<br />
complicado que recibiría el favor <strong>de</strong> todos los públicos con ese amable repertorio <strong>de</strong> mazurcas,<br />
czardas, v<strong>al</strong>ses, g<strong>al</strong>ops y el bolero español (hay que recordar que Saint-Léon había vivido y<br />
trabajado en Madrid, en el Teatro Price y en el Teatro Re<strong>al</strong>, y conocía muy bien la danza<br />
española).<br />
En parte, muchos elementos <strong>de</strong> la Coppélia se conservaron en San Petersburgo o Moscú,<br />
don<strong>de</strong> viajaron los franceses a montarlo en los últimos 30 años <strong>de</strong>l siglo XIX.<br />
Coppélia es un b<strong>al</strong>let que contiene la ilusión <strong>de</strong> crear un autómata capaz <strong>de</strong> ser dotado <strong>de</strong> vida<br />
(<strong>al</strong>go <strong>de</strong> esto hay también en Pinoccio), la burla inclemente <strong>de</strong> los jóvenes ante la fe<strong>al</strong>dad y la<br />
vejez, el <strong>de</strong>sarrollo par<strong>al</strong>elo <strong>de</strong> los amores <strong>de</strong> Franz por Swanilda (una chica re<strong>al</strong>) y una<br />
muñeca articulada que se mezclan en un solo ser teatr<strong>al</strong>, la muñeca que logra tomar vida<br />
mediante un engaño (Swanilda sustituye a la muñeca preferida <strong>de</strong>l viejo doctor Coppélius y<br />
este cae en el ardid), sin per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista que se <strong>al</strong>u<strong>de</strong> como fondo a la <strong>al</strong>quimia, a la magia y<br />
sus po<strong>de</strong>res sobrenatur<strong>al</strong>es. Pero sobre todo, Coppélia es un b<strong>al</strong>let <strong>de</strong>licioso, entretenido, con<br />
una bella música y unas danzas efervescentes que representa el apogeo fin<strong>al</strong> <strong>de</strong> un género<br />
que iba ser substituido. El doctor Coppélius sigue inspirando cierta ternura. Por <strong>al</strong>go será.<br />
© Roger S<strong>al</strong>as