El retablo de maese Pedro - Festival Internacional de Música y ...

Dos aniversarios y un nuevo lenguaje
Lo temporal marca la unidad en este programa con obras de Manuel de
Falla y Benjamin Britten, en su centenario. La Simple Symphony fue
compuesta por el compositor británico en 1933, aunque a partir de ideas y
borradores que había anotado en tiempos (casi infantiles) de estudiante,
entre 1923 y 1926, años precisamente del estreno de las dos obras de Falla
hoy en programa. Es una obra esencialmente articulada sobre varios temas y
cuyo potencial reside en la estupenda utilización de los mismos de forma
homofónica, con movimientos contrastados muy expresivos, caso de los dos
centrales, el difundido Pizzicato y la sentimental Zarabanda. La
construcción de la partitura denota una estética que aspira a establecer una
conexión directa con el oyente sin más, centrada en la fuerza de la melodía.
Pero también «lo temporal» se actualiza en el hecho de que es Enrique
Lanz, nieto de Hermenegildo –protagonista escenográfico del Retablo
inicial– quien nos propone ahora esta versión.
Cuando Falla deja Madrid en 1920, viaja a Granada con el Quijote in mente;
para entonces debía de haber acabado el encargo recibido a finales de 1918
por parte de la Princesa de Polignac. Pero, su trabajo se extendió por más de
cuatro años 1 y don Manuel presentó El retablo de maese Pedro al mundo
cultural más distinguido de París en junio de 1923 después de haber hecho
conocer su música en Sevilla por la Orquesta Bética de Cámara en marzo.
Llama la atención que las dos obras maestras de Manuel de Falla –
referencias absolutas de las vanguardias españolas anteriores a la guerra
civil– no puedan completar el tiempo que supone un programa actual de
concierto. Pero... lo breve, y si bueno... Y ésta es una de las características
de las propuestas estéticas de Manuel de Falla de los años veinte: la síntesis,
la vertiente poética de lo musical. En cuanto a recursos instrumentales
trabaja con una formación instrumental muy pequeña en El retablo de
maese Pedro 2 , escrito para acompañar un pequeño teatrillo de títeres en
París, y más aún en el Concerto para clave y cinco instrumentos, estrenado
en Barcelona en 1926. Y escoge los instrumentos en función del color, del
timbre y de lo que quiere decir, en lugar de aceptar el condicionamiento de
una plantilla tradicional.
1 En medio habrá al menos la Fantasía bætica, el Homenaje a Debussy, una
Fanfarria, el Concurso del Cante Jondo y la sesión de títeres de Reyes con su
querido amigo el muy joven poeta –y músico– García Lorca, una prueba para el
inmediato Retablo.
2 Cuya conformación, así como el carácter de las voces deja el autor muy claras en la
partitura.