El retablo de maese Pedro - Festival Internacional de Música y ...

La otra característica fundamental se sitúa en lo que hace a la construcción
de las obras, en las que el trabajo es con las esencias; la forma está al
servicio de lo que se quiere decir, y el lenguaje se va construyendo en un
contrapunto absolutamente compacto en el que dialogan melodía y armonía,
y en el que manda la profundidad. Ortega y Gasset decía que lo esencial
brota de lo profundo; y esto marca una diferencia fundamental con muchos
de sus contemporáneos de estética neoclásica, y con el neocasticismo de
Turina por ejemplo, en los que, en lugar del entramado contrapuntístico, hay
planos casi autónomos en que se establece un argumento melódico-rítmico
y un acompañamiento a la usanza. En las propuestas de Falla todo el
discurso es una entidad en sí.
El Retablo presenta un esquema programático que sigue con fidelidad el
texto de Don Quijote de Cervantes en el episodio que dedica al titiritero
maese Pedro, en una acción que se manifiesta en dos planos, el de los
espectadores actores –del que participa la orquesta– con Don Quijote, el
joven Trujamán y el titiritero –personajes reales con voz– y el de las
marionetas (mudas) con la historia de Gayferos y Melisendra, 3 y que para su
estreno en el salón de la Princesa de Polignac y en ocasiones siguientes, el
maestro recurre a sus amigos Hermenegildo Lanz y Manuel Ángeles Ortiz y
a Hernando Viñes para su realización. Todos casi sin experiencia en el
género, un detalle de interés por parte del propio Falla en cuanto a la
interioridad, si lo comparamos con el montaje estelar del reciente Tricorne
en París 4 .
«El Concerto evoca una España completamente espiritual» dice Roland
Manuel. Es la primera obra que Falla decide por sí mismo, sin encargo
previo ni acuerdo con libretistas o editores, rasgo que va a conectar con la
joven generación, para quienes la música –al menos en sus manifiestos– ya
no es un objeto de intercambio, y se aleja de la aprobación inmediata del
público priorizando la concepción estética. Es además la única obra de Falla
que no admite puesta en escena, ni desarrolla un argumento, ni plantea una
3 El primer cuadro representa una sala en el Palacio de Carlomagno, Don Gayferos y
don Roldán juegan a las tablas; el emperador Carlomagno entra precedido de
heraldos. El segundo –en la torre del Alcázar de Sansueña–, con Melisendra, el rey
Marsilio y el Moro enamorado que la besa; en el cuadro tercero se ve la Plaza
pública de la Ciudad de Sansueña, con voceadores, verdugos y guardia del rey que
conducen prisionero al moro enamorado. El cuadro cuarto representa a don Gayferos
con cuerno de caza, al trote de su caballo cruzando los Pirineos camino de Sansueña.
En el quinto Melisendra es rescatada por su esposo, y en el sexto vuelve la Plaza de
Sansueña donde desfila una gran muchedumbre en seguimiento de los dos católicos
amantes.
4 Para más detalles sobre la puesta original ver el catálogo de la exposición Manuel
de Falla y Manuel Ángeles Ortiz. El retablo de maese Pedro. Granada: Archivo
Manuel de Falla, 1993.