06.05.2015 Views

CRISTALES DE NIEVE EN LOS CRISTALES

Cristales de nieve que dibujan laberintos familiares, como estados ya vividos. No hay destino ni tampoco camino. La meta es andar.

Cristales de nieve que dibujan laberintos familiares, como estados ya vividos. No hay destino ni tampoco camino. La meta es andar.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

TERESA <strong>DE</strong> CEPEDA Y AHUMADA, LA MUJER. SANTA TERESA <strong>DE</strong> JESÚS, ESCRITORA, MÍSTICA Y<br />

DOCTORA <strong>DE</strong> LA IGLESIA.<br />

Por María del Carmen Formoso San Segundo<br />

En Miércoles, veinte e ocho días del mes de marzo de quinientos e quince años, nasció Teresa, mi fija, a las cinco<br />

horas de la mañana, media hora más o menos, que fue el dicho Miércoles casi amanecido.<br />

D. Alonso de Cepeda, padre de Teresa.<br />

Qué difícil tarea la de hablar de un ser tan<br />

excepcional, de una figura cultural y religiosa de la<br />

magnitud de Santa Teresa de Jesús, de una mujer que<br />

marcó historia en el misticismo y en la literatura<br />

española en pleno siglo XVI, siglo vetado para las<br />

mujeres. Pero, a la vez, qué fácil me resulta explicar<br />

cómo era Teresa, niña vivaz e inquieta, amante de las<br />

historias de santos y de caballeros, que la llevaron a<br />

los siete años a convencer a su hermano Rodrigo para<br />

que se fugase con ella de casa y se fueran “… a tierra<br />

de moros, buscando el martirio…”.<br />

La religiosidad que vivió marca su infancia y<br />

adolescencia, logrando en ella un carácter enérgico<br />

con voluntad fuerte. La pérdida de su madre, a los<br />

trece años, también contribuyó a que Teresa forjara<br />

una personalidad fuerte y luchadora, y, a la vez, para<br />

que su sentimiento de amor a la Virgen se fuera<br />

fortaleciendo al adoptarla como “…su madre…”. Una<br />

Teresa llena de vida, amor y contradicciones que no<br />

tenía reparos en saltarse aquellas normas de cuya<br />

validez dudaba. En un mundo dominado por los<br />

hombres, defendió el derecho de las mujeres a<br />

desarrollar su propia personalidad. Por ser una mujer<br />

fuerte, fue una mujer libre; libertad que la llevó a<br />

emprender una de las reformas más importantes y<br />

transgresoras de esa Edad Media languideciente que<br />

le tocó vivir.<br />

Teresa ingresó en el Monasterio de La<br />

Encarnación, en Ávila, de la Orden del Carmelo, a los<br />

19 años; pero tuvo que salir de él aquejada de una<br />

grave enfermedad. Volvió a entrar a los 21 años, y<br />

desde ese momento sintió que algo tenía que cambiar,<br />

que algo tenía que hacer ella para cambiar. En aquel<br />

lugar y en aquellos años se gestaría el proyecto de la<br />

reforma del Carmelo. Comprendía ella que en su<br />

convento, aunque no era de los más abiertos, había<br />

mucho que reformar. No se guardaba clausura,<br />

convivían doncellas y criadas con monjas, se daba<br />

excesivo trato con seglares, en detrimento del silencio;<br />

se cocinaba en las celdas, y existían clases sociales de<br />

nobleza y apellido. En definitiva, Teresa buscaba un<br />

modo nuevo de vida religiosa. Quería devolver a la<br />

Orden carmelitana su brillo y esplendor por medio de<br />

su austeridad. No era tarea sencilla, sino dificilísima, y<br />

para la que se requerían unas dotes excepcionales de<br />

virtud e inteligencia. Había que imprimir un nuevo<br />

espíritu, y los estados de ánimo no se imponen. Tuvo<br />

que vencer insuperables obstáculos, en los que se vio<br />

claramente la mano de Dios. Para estas reformas no<br />

valían palabras ni recomendaciones. Valía únicamente,<br />

“… fiarlo todo en Dios…”, andar mucho por esos<br />

campos de España y luchar con un encendido tesón<br />

de iluminada, soportando la burla, la envidia, la<br />

calumnia, la mentira.<br />

Desde su primera fundación, el Convento de<br />

San José (Ávila, 1562), Teresa eligió diecisiete<br />

ciudades por toda España para dejar su huella, su<br />

poesía y su amor. La espiritualidad y la reforma que<br />

emprendió Santa Teresa en el siglo XVI constituyeron si<br />

duda algunos de los principales alicientes para la<br />

evangelización de la sociedad de aquel entonces.<br />

Pero no podemos olvidar a la Teresa escritora, a<br />

la poeta, a la narradora de historias. La obra literaria de<br />

Santa Teresa es extensa, más teniendo en cuenta las<br />

circunstancias en las que escribe. Se trata de una mujer<br />

sin estudios especiales, con carencias y dificultades<br />

–vivió en una sociedad en la que el hombre era el<br />

centro­; pero todo ello se compensaba con una pasión<br />

desmedida por la lectura desde su infancia y<br />

adolescencia. Pocas mujeres de su tiempo han dejado<br />

un legado literario tan cuantioso como el suyo. Su obra<br />

posee y defiende valores universales, y por eso ha sido<br />

y sigue siendo leída por creyentes y no creyentes, por<br />

cristianos y ateos, por filósofos y teólogos, por<br />

psicólogos y artistas de la más diversa índole. Porque<br />

todo en su obra es original, es experiencia vital y mística,<br />

es nuevo, como surgiendo de un inmenso manantial.<br />

Porque su lenguaje no es académico pero tampoco<br />

vulgar; da la impresión de que ella inventa y recrea su<br />

propio lenguaje. Su literatura es, en pocas palabras,<br />

única. La obra de Santa Teresa de Jesús refleja,<br />

simultánea o consecutivamente, las vivencias de un<br />

misticismo ardiente, como el que recorre el ”Castillo<br />

interior” o las “Moradas”, y la dura actividad cotidiana<br />

que muestra el “Libro de la vida”; los éxtasis o<br />

arrobamientos del “Camino de perfección” o<br />

los “Conceptos del amor de Dios”, y la concreción de los<br />

asuntos mundanos del “Libro de las constituciones”, que<br />

también se trasluce en el cerrado organigrama de los<br />

nuevos conventos, recogido en el “Libro de las<br />

fundaciones”.<br />

No quisiera terminar estas consideraciones sin<br />

invitaros a todos a vivir el espíritu y el legado de Santa<br />

Teresa en un año tan importante como éste, en el que<br />

celebramos el V Centenario de su nacimiento. Para que<br />

cada quien descubra a una Teresa dentro de la figura de<br />

Santa Teresa, que cada quien descubra a la mujer, a la<br />

escritora, a la mística religiosa, a la que mejor se adapte<br />

a sus creencias y objetivos personales. Para que, en<br />

definitiva, cada quien utilice su vida, su obra y su mística<br />

para encontrar eso que ella intentó transmitir durante<br />

toda su vida, el amor.<br />

Si en medio de las adversidades<br />

persevera el corazón<br />

con serenidad,<br />

con gozo y con paz,<br />

esto es amor.<br />

Págiina 4

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!