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HANS UlRICH GuMBRECHT<br />
PRODUCCiÓN DE PRESENCIA<br />
tema de la resurrección corporal de los muertos)., Tercero, el conoci<br />
'. miento, en una cultura del significado. sólo puede ser conocimiento<br />
legítimo si ha sido producido por un sujeto en un acto de interpretación<br />
del mundo (y bajo las condiciones específicas de lo que he llamado, en<br />
el primer capítulo, el "campo hermenéutico'~. es decir, a través de la<br />
penetración de la superficíe "puramente material" del mundo, a efectos<br />
de encontrar una verdad espiritual a través o más allá de él). Para una<br />
cultura de presencia, el conocimiento legítimo es típicamente el conocimiento<br />
revelado. Es conocimiento revelado por el (los) dios(es) o por<br />
diferentes variantes de lo que uno podría describir como "eventos de<br />
auto-des-ocultamiento del mundo". El impulso, como he dicho antes,<br />
para tales eventos de auto-des-ocultamiento, nunca proviene del sujeto.<br />
La revelación y el des-ocultamiento, si usted cree en ellos, simplemente<br />
ocurren, y una vez que han ocurrido. no. pueden ser revertidos en sus<br />
efectos. El "conocimiento" que emerge de la revelación y el des-(lCultamiento<br />
no ocurre necesaria y exclusivamente, sin embargo, en 10 que<br />
nosotros. en una cultura predominantemente de significado, pensamos<br />
como el modo ontológico de ocurrencia del conocimiento. es decir, el<br />
y.~<br />
conocimiento revelado no es exclusivamente conceptual. El haber pensado<br />
siguiendo las líneas del concepto heideggeriano de "Ser" debe<br />
habernos animado a imaginar que el "conocimiento" revelado o desocultado<br />
puede ser sustancia que aparece, que se presenta a sí misma<br />
ante nosotros (incluso con sus significados inhérentes), sin requerir de<br />
la interpretación como el modo para transformarse en significado.<br />
Estos primeros tres contrastes entre aspectos de la cultura del significado<br />
y aspectos de la cultura de presencia hacen plausible. cuarto,<br />
que -expJJ,cita o implícitamenre- ellas operen con diferentes concepciones<br />
de 10 que un signo debeJer. Por cierto, un s1gñOen una cultura de<br />
significado necesita tener precisamente la estructura metafísica que<br />
según Ferdinand, de Saussure es la condición universal del signo: es el<br />
emparejamiento de un significante puramente material con un significado<br />
puramente espiritual. Ahora, es importante agregar que, en una cultura<br />
del significado, el significante "puramente material" deja de ser un<br />
objeto de atención apenas su significado "subyacente" ha sido identificado.<br />
Una forma (para posotros) mucho menos familiar del signo que el<br />
contraste tipológico entre culturas de significado y de presencia puede<br />
ayudarnos a imaginar y a aprehender está cercana a la definición ari8tOtélica<br />
del signo que ya he ex.plicado, en la que un signo es el emparejamiento<br />
entre una sustancia (algo que requiere espacio) y una forma<br />
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(algo que hace posible a la sustancia el ser percíbida). Este concepto del<br />
signo evita la distinción nítida entre lo puramente espiritual y lo puramente<br />
material para ambos lados de Jo que es reunido en el signo.<br />
Consiguientemente, no hay un lado en este concepto-signo que se desvanezca<br />
una vez que un significado ha sido asegurado. Sin tratar de<br />
(Uculturalmente") extender excesivamente aquí el rango del concepto<br />
aristotélico de signo, me gustarla mencionar mi recuerdo de una guía<br />
turística japonesa que daba, primero. significados exactos, uno por uno,<br />
para las diferentes rocas en un famoso jardín de piedras, y luego continuaba<br />
agregando: "pero estas piedras también son bellas porque siguen<br />
acercándose a nuestros cuerpos sin nunca llegar a presionamos". Tal<br />
mundo. un mundo donde las piedras siguen acercándosenos y donde la<br />
verdad puede ser sustancia, es decir, el mundo de una cultura de presencia.<br />
es un mundo en donde, quinto.Jg.a. humanos quieren relacionarse<br />
con la cosmología circundaote inscribiéndose ellos mismos, es decir,<br />
inscribiendo sus cuerpos, en los ritmos de tal cosmología. El deseo de<br />
descarrilar o alterar tales ritmos (e incluso el accidente no intencional<br />
que puede causar tal efecto) es considerado un signo de la perfidia<br />
humana. o simplemente un pecado, en una cultura de la presencia. En<br />
una cultura del significado, en contraste, los humanos tienden a pensar<br />
acerca de la transformación (o el mejoramiento, o el embellecimiento)<br />
del mundo como su vocación principal. Imaginar un mundo transformado<br />
parcialmente a través del comportamiento humano es Jo que llamamos<br />
una "motivación". y cualquier comportamiento orientado hacia la<br />
realización de tales imaginaciones es una "acción". Tales visiones del<br />
futuro y tales intentos de hacerlas realidad parecen más legítimas cuanto<br />
más basadas están en el conocimiento humanamente producido del<br />
mundo. Lo que, en una cultura de presencia, se acerca más al concepto (<br />
de "acción" en la cultura del significado. sería el concepto de "magia",<br />
es decir, ·la práctica de hacer presemes cosas que están ausentes y viceversa.<br />
La magia, sm embargo, nunca se presenta a sí misma como basa