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HANS ULRICH GUMBRECHT<br />
'. <br />
PRODUCCiÓN DE PRESENCIA<br />
sexual sobre otea persona. En la tradición freudiana, el concepto de fetichismo<br />
destaca una fijación individual con ciertos (tipos de) objetos,<br />
fijaci6n y adicción que no puede ser explicada por níngún interés consciente<br />
que tengan los individuos en tales objetos. La única cuesti6n crítica<br />
que se deriva de] uso freudiano del concepto es, pues, sí el deseo de<br />
estar en sincronía con las cosas del mundo implica necesariamente el<br />
riesgo de producir una adicción, es decir. si puede obliterar nuestra<br />
capacidad de guardar siempre detenninada distancia Con las cosas del<br />
mundo. Una respuesta tiene que ser, nuevamente, que ser más sensible<br />
a las cosas del mundo, en general, no es sin6nímo de estar fijado a una<br />
COsa espec(fica. Sobre todo, sin embargo, me gustaría responder preguntando,<br />
a mi vez, si la preocupaci6n por el fetichismo no implicará una<br />
-problemática- fijación en la distancia" intelectual (e incluso espacial)<br />
como valor absoluto.<br />
Pese a toda la (auto) ironía y distancia intelectual con que he tratado<br />
de considerar la "agenda" intelectual de mi generación, la así llamada<br />
"Generación de16S", con su (para los tiempos que corren) grotesco<br />
compromiso con la eterna juventud, y su fijaci6n a veces maso.<br />
quista en una visión del mundo exclusivamente "crítica"; pese a todo<br />
mi entusiasmo por evitar un apego fetichista a Jos valores de esa adolescencia<br />
intelectual sin fin. ha sido una reacción "generacional" a<br />
mis pensamientos sobre la presencia la que realmente me tom6 por<br />
sorpresa -tanto, por cierto, que finalmente disparó en mí una serie de<br />
preocupaciones muy especffica8 en términos generacionales.U> Estoy<br />
refiriéndome a la sospecha (lO debía sonar más bien como un elogio?)<br />
de que me habCa vuelto un "pensador religioso" .ll Sea cual sea<br />
lO ¿Por qué "generacional"?, pregunta Trina MannarelJi. y bien puede dar en el blanco<br />
con la crítica implícita en su I}bservaci6n. Yo, en contraste. pensé que la pregunta tenía<br />
que llCI" típica de una generación para cuya VlI5ta mayona de miembros, cualquier cIase<br />
de compromiso con la religi6n esrá categóricamente fuera de consicUlraci6n.<br />
.. La escuché por primera vez en 1998, como expresión de preocupación. creo que de<br />
parte de David WeUbery. Pero la misma s()SpeGba pertenece a la lista de incesantes críticas<br />
fCSpeGto 11 la que Joshua Landy me ha manrelÚdo aIel1a (véase la primera nota del<br />
capítulo 2).<br />
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4<br />
la intencí6n que haya habido tra8 esa interpretaci6n. me son6 casi como<br />
un insulto -reacci6n mía que. desde el principio, encontré muy extraña.<br />
Mí primera línea de argumentos fue, en consecuencia, puramente<br />
defensiva, y ahora sé que ello fue demasiado símplista. Pero. respondí,<br />
¿cómo podría alguien que, lejos de experimentar cualquier cla8e de<br />
culpa por ello, ní siquiera se siente bien por no ir a la iglesia, cómo un<br />
vulgar renegado promedio y su libro, pudieron ser calificados de. "religiosos".<br />
si no hacen la más mínima referencia a un dios o 8 una esfera<br />
trascendental que ese dios pudiese habitar? ¿Seria, mi deseo de reconectar<br />
con las cosas del mundo, menos estrictamente inmanentista que lo<br />
que uno pudiera imaginarse? Sin duda, dijeron mis amigos, ese deseo<br />
por la8 cosas del mundo es tan estrictamente inmanentista, que parece<br />
tener un toque (o más que un toque ... ) DÚSticO. Después de todo, estaba<br />
anhelando una cercanía más estrecha con las cosas del mundo, y una<br />
intensidad mayor en este contacto, que las que nos permiten nuestros<br />
mundos cotidianos. En este sentido literal, mi deseo era cieruunente<br />
"trascendental". Bastante incómodo por la falta de un contraargumento<br />
poderoso, me pregunté. por primera vez muy seriamente, si era posible<br />
que me hubiese vuelto un "pensador religioso" sin saberlo, y sin querer<br />
1o, Volví entonces a descubrir una fascinación por la teología, que se<br />
remonta a mis primeros años en la universidad. y que pienso ahora que<br />
nunca se desvaneció totalmente. Y ¿no es derto que .aquellos intelectuales<br />
que, en nombre de la tradición de la Dustración. trataron de excluir<br />
a la teología del mundo académico, siempre me habían parecido patéticos<br />
y de mentes estrechas? ¿No eran ellos los siete enanos de la<br />
Dustración, cuya disposición excesivamente industriosa estaba convirtiendo<br />
un legado intelectual grandioso. en una sudorosa ideología de<br />
clase media?<br />
Sí es que me senli más apoyado, o más derrotado. cuando. por<br />
entonces descubrí una fuerte afInidad con el trabajo de un grupo CODtemporáneo<br />
de teólogos ingleses jóvenes. cuya posición se ha descrito<br />
como "ortodoxia radical", no lo recuerdo. Pero "rescatar la ontología de<br />
la dominación única de la epistemología" era, ciertamente, un proyecto<br />
a mi gusto, un proyecto con el que me podría identificar, Más aún me<br />
podría identificar con una autodescripci6n de la ortodoxia radical proporcionada<br />
por Catherine Píckstock. de acuerdo ,con la cual "la ética<br />
política debería dejar de ser reactiva. y debería dar primacía a los proyectos<br />
de la imaginación humana que incluyen la aparición de los cuerpos,'<br />
y no' se contentan con un filtil reconocimiento de sujetos invisi<br />
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