1QCmnZ8
1QCmnZ8
1QCmnZ8
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Indígenas homosexuales<br />
18<br />
― Se encontraron con una avioneta que estaba por despegar ―respondió<br />
Alfonso―. Y antes de que los vean a ambos, el Tata empujó a la abuela<br />
y la tumbó entre las ramas. Por suerte los hombres de la avioneta no la<br />
descubrieron. Se bajaron y se llevaron al Tata con ellos. Nunca más nadie lo<br />
volvió a ver. La abuela dice que su marido se convirtió en un pajarito y que<br />
se fue detrás del viento. Eso me contó cuando yo tenía unos siete años. ¿No<br />
lo recuerdas? —preguntó.<br />
Alfonsina calló. No sabía que Roberto Suárez Gómez se alió con el grupo<br />
de militares golpistas encabezado por Luis García Meza, Luis Arce Gómez<br />
(su primo) y el criminal nazi Klaus Barbie, que entonces se llamaba Klaus<br />
Altmann. Se cree que fue el “rey de la cocaína” quien financió el golpe de<br />
Estado del 17 de julio que 1980, que finalmente llevó al poder a García Meza.<br />
En esta operación “invirtió” alrededor de cinco millones de dólares, pues<br />
su cercanía con la alta cúpula del poder le garantizaría un gran y poderoso<br />
paraguas político para seguir produciendo las dos toneladas diarias en<br />
sus fábricas, instaladas sobre todo en tierras bajas, bajo su atenta mirada<br />
(cf. Levy 2012). Alfonsina desconocía también que durante este tiempo<br />
mucha gente murió en esas tierras: empleados del “rey”, militares, agentes<br />
encubiertos, competidores o, como en este caso, hombres incautos y<br />
descuidados que un día se encontraron con esa maquinaria de la muerte.<br />
Los dos agacharon la cabeza. Uno suspiró. La otra pensó que debían<br />
seguir caminando. Descansaron por una hora más y luego emprendieron la<br />
caminata. Con el antecedente de la pista descubierta, se dijeron que debían<br />
tener cuidado, que no solo los animales eran un peligro. Tenían que estar<br />
atentos. Pasaron la noche en las ramas de un gran árbol que encontraron,<br />
y que resultó perfecto para descansar un poco más cómodamente que la<br />
noche anterior. Y sin embargo, no pudieron dormir bien. Los recuerdos de<br />
su casa, del rancho, de la abuela se hacían presentes a cada momento. Esa<br />
noche soñaron con doña Agracia.<br />
El ruido del motor de un jeep los despertó bruscamente. Era un grupo<br />
de forasteros que habían acampado justo debajo del árbol donde ellos se<br />
encontraban.<br />
― ¿Quiénes serán? ―preguntó Alfonso, casi hablando para sí mismo.<br />
― No parecen malos ―dijo ella―. Mira, hay otros chicos con ellos.