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Elena Dinesen, - EADA

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MBAClub / <strong>EADA</strong>ClubCrónica de una transformaciónNosce te ipsum (conócete a ti mismo) rezaba la inscripción del frontispicio del templo de Delfos ypara Lluís M. Rosés, antiguo participante del Executive MBA 2004-2006 y Presidente del ComitéMBAClub, éste es también el leitmotiv de la experiencia emocionante que supone cursar un MBA,más allá de los conocimientos puramente académicos. Una transformación llevada a cabo con elacompañamiento de <strong>EADA</strong>.La memoria nunca ha sido uno de mis fuertes,pero nunca olvidaré el aula de Collbatódónde hice mi última clase de desarrollodirectivo. La sesión fue una espiral inesperadade revelaciones, todos los compañerosintentaron compartir el crecimiento experimentadodurante los dos años de máster.Paulatinamente, las intervenciones se tornaronintimistas, como en un unplugged,cada intervención era una comunión hacíauna idea única. Los unos habíamos sido elpilar del cambio para los demás.Al inicio del curso, recuerdo aún consonrojo mi percepción del programa y demí mismo. La mayoría éramos individuosque habíamos crecido en el entorno profesionaly que habíamos adoptado, con eltiempo, una ingenua sensación de infalibilidadinvulnerable. Líderes solitarios quesurcaban las turbulentas aguas de la empresacon el arrojo que da la ignorancia.El máster tenía que ser una puerta hacia lacomprensión de la globalidad de la empresa,dentro del mismo encontraría las clavespara poder asumir nuevos riesgos y continuarmi ascensión imparable al Olimpo dela dirección. Prestigio y conocimientos eranel único combustible necesario.El programa, al final, te transmite muy pocosconceptos, terriblemente importantes,pero pocos, realmente el aprendizaje vienede los compañeros, de sus experiencias, desus opiniones y sobre todo del espejo quesuponen para tus propias limitaciones. Esees el momento catártico en que descubrescuán pequeño eres. “Oh hermanos míos, loque yo puedo amar en el hombre es que esun tránsito y un ocaso“, decía Zaratrusta, yefectivamente en ese terrible ocaso es dóndetienes que descubrir que tus carenciasno son más que cuantiosísimas oportuni-dades de crecer en todas direcciones. Unavez salvado ese punto el resto viene solo:casos, experiencias, dinámicas, infinidad decatalizadores a tu disposición para conseguirtodo lo que desees, la lámpara mágica,aunque con una presentación y unos resultadosque apenas esperabas.Es evidente que cualquier proceso deaprendizaje implica una transformación,normalmente se espera que sea en el ámbitodel conocimiento, de la percepción delcontexto, de la resolución de situaciones.Pocas veces uno espera que esa tremendainyección de sentido común que significaun MBA transforme tan profundamente lavisión que tiene uno de sí mismo, de susvalores y de sus objetivos. El crecimientoes tan brutal que el vértigo es inevitable,de ahí quizás el valor que siempre he apreciadoen <strong>EADA</strong>: el acompañamiento en esecambio, la sutileza de provocar esa transiciónsin coaccionarla, sin forzar un resultadoestereotípico o ligado a una concepcióndeterminada y prototípica del alumno o deldirectivo, en este caso. La pluralidad favorececualquier opción, cualquier decisiónen el proceso y cuando termina, a pesar deprofesores y compañeros, existe la maravillosasensación de que el resultado de esecambio viene forjado y dirigido únicamentepor tu propio espíritu.Al final del camino, cómo Kavafis, mequedo con el viaje, pero también con el resultado.Ahora, dueño de mis debilidades,me siento poderoso.Lluís M. RosésDirector de Organitzación y SistemasSalvador Escoda, S.A.MBA 2004-2006Presidente del Comité MBAClubExecutive MBA Annual Meeting 200815 de febrero2008Hotel ArtsBarcelona31

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