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Leer-Clásicos-de-la-literatura-infantil-juvenil-de-América-Latina-y-el-Caribe

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Cuando <strong>el</strong> hombre llegó a su rancho, <strong>el</strong> rancho no estaba. Ensu lugar había un pa<strong>la</strong>cio todo iluminado y un gentío con uniformesubiendo y bajando escaleras. El hombre tampoco se reconoció.Era otro. En vez <strong>de</strong> alpargatas tenía botas. También, sin darsecuenta, le habían cambiado <strong>el</strong> sombrero y <strong>el</strong> poncho por un sombreroaludo y un poncho listado. Nuevos, f<strong>la</strong>mantes. Le aparecieron<strong>de</strong> golpe cuatro anillos, dos en cada mano, y <strong>de</strong> oro.El personal <strong>de</strong> servicio estaba vestido <strong>de</strong> punta en b<strong>la</strong>nco. Loshombres con guantes, zapatos <strong>de</strong> charol, pantalón gris, una chaquetaazul con a<strong>la</strong>mares1 y botones dorados. Parecían generalesen un día <strong>de</strong> <strong>de</strong>sfile. Y <strong>la</strong>s mujeres con guantes, zapatos <strong>de</strong> charol,blusa rosada y pollera2 negra. El mismo peinado y <strong>la</strong> mismasonrisa.Cuando <strong>el</strong> hombre entró en <strong>el</strong> pa<strong>la</strong>cio, un caballero <strong>de</strong> barba queparecía <strong>el</strong> patrón <strong>de</strong> los uniformados dijo inclinando <strong>la</strong> cabeza:— Señor, lo acompañarán a los aposentos.— Perfecto — contestó <strong>el</strong> hombre.— Pero antes <strong>de</strong>seo saber qué le apetece para <strong>el</strong> almuerzo.— ¿Desea saber qué?— Qué or<strong>de</strong>no para su almuerzo.— Un puchero completo3, que no le falte nada.— ¿Y <strong>de</strong> postre?— Queso y dulce. Mantecoso y batata, preferiblemente.— ¿Y para beber?— Tinto y soda.Lo que l<strong>la</strong>maban “aposentos” era <strong>la</strong> exageración <strong>de</strong> lo increíble.Una cama don<strong>de</strong> podía dormir y soñar cómodamente unafamilia entera. Tenía un acolchado con pinturas <strong>de</strong> pájaros y flores.Almohadas y almohadones mullidos con bordados y encajes.“Para dormir en esta cama — pensaba <strong>el</strong> hombre— hay que bañarsetodos los días y usar un camisón que esté a <strong>la</strong> altura <strong>de</strong> <strong>la</strong>s sábanas”.De <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s colgaban tantos tapices, espejos y cuadrosque no alcanzaban los ojos para verlos. Mesas recién lustradas conincrustaciones <strong>de</strong> nácar y piedras preciosas. Sillones y sil<strong>la</strong>s <strong>de</strong>lmismo color y sin fundas, como si esperaran visitas <strong>de</strong> importan­1 A<strong>la</strong>mares: cinta y botón para abrochar <strong>la</strong> capa.2 Pollera: falda.J Puchero: ol<strong>la</strong> con guisado.

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