12.07.2015 Views

Leer-Clásicos-de-la-literatura-infantil-juvenil-de-América-Latina-y-el-Caribe

Leer-Clásicos-de-la-literatura-infantil-juvenil-de-América-Latina-y-el-Caribe

Leer-Clásicos-de-la-literatura-infantil-juvenil-de-América-Latina-y-el-Caribe

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Pero, ¡cosa rara!, <strong>la</strong> ropa se estaba encogiendo.— ¡Quítat<strong>el</strong>o! No te olvi<strong>de</strong>s que es <strong>el</strong> traje <strong>de</strong> un mago... —le dijo <strong>el</strong> rey, asustado.El príncipe tuvo miedo y trató <strong>de</strong> <strong>de</strong>svestirse, pero no pudo.Su padre quiso ayudarlo, pero tam poco pudo. Ahora <strong>el</strong> trajeestaba tan ajustado que apenas lo <strong>de</strong>jaba respirar. Y seguía encogiéndose.El príncipe empezó a gritar. El rey, <strong>de</strong>sesperado, l<strong>la</strong>móa los hombres más forzudos <strong>de</strong> <strong>la</strong> guardia y les or<strong>de</strong>nó <strong>de</strong>svestiral príncipe, pero ninguno pudo.— ¡Rompan <strong>el</strong> traje! — gritó <strong>el</strong> rey.Pero nadie fue capaz <strong>de</strong> romperlo.—Yo lo rasgaré con mi espada — dijo un oficial <strong>de</strong> <strong>la</strong> guardia.Pero <strong>la</strong> espada se hizo pedazos y <strong>el</strong> traje continuó encogiéndose.Finalmente, <strong>el</strong> príncipe cayó <strong>de</strong>smayado.— ¡Mi hijo se muere!.. ¡Auxilio! — gritaba <strong>el</strong> rey, con lágrimasen los ojos.Entonces, <strong>el</strong> consejero <strong>de</strong>l monarca dijo:— Hagan volver al mago. Es <strong>el</strong> único que pue<strong>de</strong> salvarlo.Mil servidores, montados a caballo, salieron a buscar al magoy lo trajeron enca<strong>de</strong>nado.— ¡M aldito, sácale ese traje al príncipe o te haré cortar <strong>la</strong>cabeza!.. — rugió <strong>el</strong> rey.Pero <strong>el</strong> traje se encogió más.El rey sacó su espada y apuntó con <strong>el</strong><strong>la</strong> a <strong>la</strong> garganta <strong>de</strong>l mago.— ¡Por <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s no vas a conseguir nada! ¡M ira cóm o seencoge <strong>el</strong> traje!...Y <strong>el</strong> traje se encogió tanto que crujieron los huesos <strong>de</strong>lpríncipe.— ¡Piedad! — gritó <strong>el</strong> rey al ver aqu<strong>el</strong>lo— . Salva a mi hijo yte haré <strong>el</strong> hombre más rico <strong>de</strong>l reino!...— Está bien que cambies <strong>de</strong> tono — dijo <strong>el</strong> mago, tranqui<strong>la</strong>mente—. Pero <strong>la</strong>s riquezas que me ofrece no salvarán al príncipe.— Entonces ¿qué <strong>de</strong>bo hacer para salvarlo?— Remediar todo <strong>el</strong> daño que él hizo.— Lo haré — dijo <strong>el</strong> rey— . Pero sálvalo.—Yo no puedo salvarlo, todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> ti — contestó <strong>el</strong> mago.Entonces <strong>el</strong> rey l<strong>la</strong>mó a sus ministros.— Or<strong>de</strong>no que se remedien todos los daños que causó <strong>el</strong>príncipe a <strong>la</strong> gente <strong>de</strong>l reino.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!