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ómo hablamos los dominicanos - Grupo Leon Jimenes

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Capítulo 1|Introducción|26||27|Introducción|Capítulo 1ne de forma categórica (lasuña, <strong>los</strong>otro) en todos <strong>los</strong> niveles sociales, perosi la /s/ final pertenece a un adjetivo, un sustantivo o un verbo, entonceses eliminada con una frecuencia variable según la condición socialy el estilo empleado por el hablante (limoneagrio,‘limones agrios’).1|11 La conciencia lingüísticaDe manera semejante a como existe la conciencia moral, que capacitaa una persona para distinguir entre el bien y el mal, también existe unaconciencia lingüística o sociolingüística que le permite al hablante sabercuáles formas son aceptables y cuáles no, o cuándo un uso es o noes apropiado. Por ejemplo, <strong>los</strong> hablantes que reducen la preposición paraa pa, generalmente tienen conciencia, es decir, saben que esa formano es adecuada en ciertas ocasiones y que si quieren hablar ‘mejor’, debendecir para. De igual modo, un hablante nativo del Caribe normalmentesabe que si se dirige a una persona desconocida y de mayor edadque él, resulta más apropiado llamarla de usted y no de tú.De acuerdo con las ideas anteriores, tener conciencia lingüística consisteen saber que existen dos o más posibilidades para realizar un fenómeno,y que por lo general la sociedad prefiere una a la otra. Si unhablante no sabe que existen dos formas para expresar el diminutivode la palabra gato (por ejemplo, gatico y gatito), entonces se dice que notiene conciencia de ese fenómeno y lógicamente no puede estar enteradode que en su comunidad la primera es considerada más coloquialque la segunda.Como puede entenderse, este conocimiento es adquirido y el hablantelo obtiene a través de la educación, de sus experiencias con las personascon las que se relaciona, etcétera. Por eso, es normal que el gradode conciencia varíe de un individuo a otro. En este sentido, algunosestudios han encontrado que <strong>los</strong> hablantes de sociolectos bajossuelen tener un grado de conciencia lingüística menor que <strong>los</strong> de <strong>los</strong>altos. Un ejemplo apropiado para mostrar esto es la forma haya, delpresente de subjuntivo del verbo haber. En diferentes países del mundohispánico, en su lugar es frecuente el uso de la variante haiga entre <strong>los</strong>hablantes de nivel social bajo. Muchos de esos hablantes no alternanambas palabras, sino que usan exclusivamente haiga, porque a pesar deque comprenden la forma haya cuando la escuchan, no disponen activamentede ella para usarla como hablantes. En este caso particular, notienen conciencia de que haiga es una solución mal vista en ambientessociales medios y altos.Por tratarse de un conocimiento adquirido, también de un lugar a otropuede haber diferencias en cuanto a la conciencia que se tiene de ciertosfenómenos.Así como por razones religiosas el beber café es ‘malo’para unos y no lo es para otros, un mismo hecho lingüístico puede serevaluado positivamente en una comunidad y negativamente en otra.En la zona del Caribe, la pronunciación aspirada de la /s/, parecida auna jota, en frases como laejcuela (‘la escuela’), sonlajcuatro (‘son las cuatro’),es una opción aceptada como válida por la comunidad culta, y seescucha en la televisión, en discursos formales de políticos. En otros lugaresno sucede lo mismo. De igual manera ocurre con el uso del voseo(vos querés, en vez de tú quieres), que en Argentina es valorado muchomás que en países como Ecuador o El Salvador.1|12 Prestigio y estigmaCon relación al tema de la conciencia lingüística, es necesario hacer referenciaa <strong>los</strong> conceptos de prestigio y de estigma. Si la comunidad valoray aprecia un fenómeno lingüístico, se concluye que tiene prestigio,es decir, estimación, buena reputación. Cuando lo rechaza, recibe el estigmay se suele decir que está estigmatizado.Generalmente se reconoce que un hecho tiene prestigio, si su frecuenciaaumenta en <strong>los</strong> esti<strong>los</strong> formales, si es común en el habla de las personaseducadas, y se toma como modelo en la enseñanza escolar. Alcontrario, se sabe que está estigmatizado si es más usual en el habla de<strong>los</strong> grupos bajos que en la de <strong>los</strong> altos de la sociedad, su frecuencia disminuyeen la medida en que el estilo se hace más formal y suele ser objetode corrección en la escuela. Como ejemplo para ilustrar las ideasanteriores puede pensarse en estas dos versiones de la misma oración:1|Hace mucho calor. 2| Jace mucha calor.Resulta evidente que la primera es aceptada y reconocida como correctaen cualquier ambiente.Así podría decir una persona educada enuna situación formal. Pero la segunda versión se asocia enseguida conun hablante rural, de baja escolaridad. Dos rasgos propios del hablacampesina, que se encuentran fuertemente estigmatizados, invalidan la

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