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ómo hablamos los dominicanos - Grupo Leon Jimenes

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Capítulo 2|Rasgos fonéticos: la pronunciación|48||49|Rasgos fonéticos: la pronunciación|Capítulo 2es utilizado sin distinción por <strong>los</strong> diversos sectores sociales. Su relacióncon molinillo parece haberse perdido en la conciencia de <strong>los</strong> hablantesque probablemente lo asocian más con la forma fonética de moler.Tresde <strong>los</strong> casos que aparecen citados (escrebir, medecina, dispués) constituyenuna ilustración de la pronunciación campesina y popular, y son negativamenteevaluados por la norma culta del país. En cambio, coyonturano resulta tan rechazada y aparece a veces en el habla de personas instruidasque tal vez no están conscientes del cambio (coyuntura > coyontura)por tratarse de una palabra menos frecuente.En otras ocasiones, sucede lo contrario y una vocal se hace igual a otradentro de la palabra, como en el nombre Félix, que en el habla campesinasuele convertirse en Fele. En este caso influye probablemente el hechode haber tan pocas palabras españolas que terminan con una /i/ inacentuada.Tambiénse añaden sonidos al principio de ciertas palabras, comoen <strong>los</strong> verbos rascar, empujar, prestar y recostarse, que en el habla popular seconvierten en arrascar, arrempujar, emprestar y arrecostarse, respectivamente.En cuanto a la pronunciación de algunas secuencias de vocales que noforman diptongo, se escuchan en el habla campesina formas ocasionalesen las que el acento se traslada de una vocal a la otra. Ilustran estefenómeno raíz, convertida a veces en rái,y maíz en mái. La última tambiénadopta la variante mají. De modo similar ocurre con las palabrasamoníaco, cardíaco, policíaco, período, pronunciadas a veces con diptongoen el habla popular: amoniaco, cardiaco, policiaco, periodo. Es pertinente señalarque en <strong>los</strong> grupos sociales medios y altos de la sociedad dominicanase prefiere en todos estos casos el mantenimiento del hiato (amoníaco,cardíaco, policíaco, período), a diferencia de la práctica común enotros países hispanoamericanos.Con el adverbio ahí, en la construcción por ahí, sucede el mismo fenómenode la diptongación. Sin embargo, en este caso el cambio está muchomás generalizado en el habla espontánea de todos <strong>los</strong> niveles sociales.Así, es normal escuchar porái, en lugar de poraí.2|7 Las consonantesEl español dominicano utiliza un conjunto de diecisiete consonantes:b:be,p:pe,d:de,t:te,g: gue, k: ka, ch: che, f: efe, s: ese, y:ye,j: jota,m: eme, n: ene, ñ: eñe, l: ele, r:ere,rr:erre.La enumeración anterior deja en claro que ni la zeta (z) ni la elle (ll)forman parte del sistema de sonidos empleado por <strong>los</strong> <strong>dominicanos</strong>.Igual que en el resto de <strong>los</strong> países hispanoamericanos, en la RepúblicaDominicana es general el seseo, que consiste en pronunciar /s/ en lugarde la zeta. El sonido interdental zeta, que se representa normalmenteen la ortografía con la letra c ante las vocales e, i (cena, cinco), y conz en <strong>los</strong> demás contextos (zapato, pozo, zumo, luz), se articula introduciendosuavemente la punta de la lengua entre <strong>los</strong> bordes de <strong>los</strong> dientesincisivos. Su pronunciación solo se conserva de manera regular enel habla de una parte de España, no en todo su territorio. En Hispanoaméricase ha establecido como normal en cualquier estilo de hablael seseo, que no solo es un hecho aceptado social y académicamente, sinoque constituye un rasgo importante de la identidad lingüística ycultural de más de 300 millones de hablantes que considerarían afectadoy cursi el empleo de la zeta.En este sentido, conviene aludir a la práctica ridícula de ciertos intelectuales<strong>dominicanos</strong>, especialmente políticos y abogados, que en situacionesmuy formales de discursos solemnes, tratan de pronunciar lazeta.Al intentarlo, muestran una actitud alienante que posiblemente seael resultado de un estado de inseguridad lingüística y de ignorancia desu propia identidad cultural.Y para colmo, lo hacen incoherentemente,porque unas veces las pronuncian, otras no y en ciertas ocasiones lascolocan donde no corresponde.Algo similar podría comentarse también con respecto a <strong>los</strong> esfuerzosque realizan algunas personas, sobre todo en <strong>los</strong> medios de comunicacióny en el ámbito escolar, por pronunciar como labiodental la v conque se escribe, por ejemplo, la palabra vaca. Desde hace varios sig<strong>los</strong>, yasí lo suscribe la Real Academia Española, esta letra representa el mismosonido que simboliza la b. Por tanto, en español resulta artificial insistiren esta pronunciación labiodental que sí tienen el francés, el italiano,el inglés y otras lenguas. Lo que motiva dicho fenómeno es, sinduda, el peso de la conciencia ortográfica en personas con cierto nivelde instrucción que procuran refinar su modo de hablar tomando comomodelo la forma escrita de las palabras. Pero cuando esos mismoshablantes dejan de poner atención a su pronunciación, regresan a la articulaciónnatural, bilabial, de la ve como be.

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