capitalismo- parece que no es tal. No sólo por lo nocivo, destructivo y antivital queha resultado <strong>se</strong>r gran parte de dicho desarrollo, sino porque es totalm<strong>en</strong>te falso queesto <strong>se</strong>a una cualidad <strong>en</strong> sí del capitalismo. El capitalismo <strong>en</strong> sí lo único que producees valor, acumulación, ganancia, es decir, explotación del hombre por el hombre yhambre (la primera <strong>en</strong> dejar muy claro esto fue Rosa Luxemburgo: el capital comoverdadera barbarie). Ejemplos por miles hoy t<strong>en</strong>emos de distintas sociedades (reinosislámicos, India, China, imperio africano) que por muy preca-pitalistas y supuestam<strong>en</strong>tesumergidas <strong>en</strong> la barbarie precivilizatoria, fueron sociedades de abundancia ycon una fabulosa capacidad de desarrollo de tecnologías, cultura e infraestructuras.La tecnología bajo control del capital solo <strong>se</strong> ha utilizado para mejorar y acrec<strong>en</strong>tarsu maquinaria bélica imperialista, quebrar la resist<strong>en</strong>cia obrera y social, y acrec<strong>en</strong>tarla productividad del trabajo como producción exclusivam<strong>en</strong>te de valor. Por tanto,para nada necesitamos de la “inversión de capital”, del “desarrollo capitalista” paracrear las condiciones positivas para una transición socialista. Hoy <strong>en</strong> día más bi<strong>en</strong> laimpid<strong>en</strong>, quiebran esa transición posible, destrozando toda comunidad humana <strong>en</strong>medio de su barbarie esclavista y consumista. Veamos nada más lo que la “inversióncapitalista” supone hoy <strong>en</strong> el norte de México, Brasil y mil lugares del <strong>Sur</strong> del mundodonde más bi<strong>en</strong> estamos regresando al trabajo esclavo. El conocimi<strong>en</strong>to, la lucha pornuevas relaciones de producción, la tecnología <strong>en</strong> sí como producto del ing<strong>en</strong>iohumano, hoy por hoy son uno de los núcleos c<strong>en</strong>trales de la lucha global deliberación de los pueblos, una lucha quizás definitiva.El <strong>se</strong>gundo b<strong>en</strong>dito problema es el del Estado-nación, y, por negación revolucionaria,el del internacionalismo proletario, la revolución perman<strong>en</strong>te, etc. En esto tambiénestamos vi<strong>en</strong>do una gran farsa y es el problema del espacio nacional. Por másdeterminante que aún su<strong>en</strong>an, y son, las realidades nacionales, la misma globalizacióndel capital, el desmoronami<strong>en</strong>to de las soberanías nacionales, el surgimi<strong>en</strong>to deuna suerte de soberanía imperial del capital mucho mas allá de los clásicos imperialismos,la formación de dos grandes bloques hegemónicos (euro-norteamericano,euro-asiático) del capital, hace volar por pedazos las utopías nacionalistas, muchomás si son socialistas, colocándonos d<strong>en</strong>tro de una obligada “visión de mundo”-“visiónde espacio”, ya no sólo “internacionalista” (la lucha del proletariado no ti<strong>en</strong>efronteras) sino donde los límites nacionales, y por <strong>en</strong>de del Estado nacional, no sonmás que un refer<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre otros del espacio donde <strong>se</strong> habrá de pelear y construir esasociedad socialista. Un refer<strong>en</strong>te que <strong>se</strong>guram<strong>en</strong>te con el paso del tiempo <strong>se</strong> irá debilitandode más <strong>en</strong> más dándole paso a otra geografía, otra ing<strong>en</strong>iería y otra arquitecturade las relaciones humanas, del poder y por tanto, de la revolución socialista.Quinta premisa: Luego si el problema de la transición ya no <strong>se</strong> puede predeterminartemporalm<strong>en</strong>te como una homologación progresiva y desigual de niveles dedesarrollo, garantía y condición sine qua non de la revolución anticapitalista, ni <strong>se</strong>puede ubicar como un transito espacial de la nación donde <strong>se</strong> produce la revolución<strong>en</strong> primera instancia, para luego ext<strong>en</strong>der<strong>se</strong> hacia otras naciones y otros territorios,VIENTO SUR Número 90/Enero 2007 53
por tanto la visión del problema revolucionario mismo (sus espacios, sus tiempos, suslugares, sus sujetos, sus instrum<strong>en</strong>tos, sus tácticas, sus estrategias) necesita cambiarprofundam<strong>en</strong>te. Allí sí es necesario retomar a fondo el problema dialéctico fuera detodo misticismo, todo finalismo, toda visión teleológica de la historia, tan caros a lasortodoxias revolucionarias. Al tiempo y el espacio el propio capitalismo los ha hechoestallar. Para el capital, <strong>en</strong>tramos <strong>en</strong> un mundo de tiempo cero, vacío, improductivo,letal, donde la ganancia no espera <strong>se</strong>gundos <strong>en</strong> hacer<strong>se</strong> bajo la hegemonía de losmonstruos financieros mundiales, el dinero cibernético y la especulación pura. Elespacio capitalista ya no ti<strong>en</strong>e límites, ni barreras vitales, ni sacralidades naturales arespetar. Todo, desde los grandes territorios que son tomados para el monocultivoexportador, hasta las células animales, vegetales, el cuerpo humano, sus <strong>en</strong>fermedades,<strong>se</strong>nsibilidades, de<strong>se</strong>os y reflejos, el subsuelo de la tierra, los mares y climas,hasta el espacio sideral, <strong>en</strong>tran <strong>en</strong> sus planes y sus cálculos de inversión y ganancia.Si el capital es esquizofrénico por naturaleza, aquí ya <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> su mayor locura y sinvuelta atrás. Su problema: cómo mant<strong>en</strong>er bajo control sociedades que han de <strong>se</strong>rvircomo borregos trabajando para <strong>se</strong>mejante locura, cómo hacer<strong>se</strong> de los recursos necesariospara alim<strong>en</strong>tar su máquina industrial y económica. El problema como nunca paralos propios capitalistas y Estados capitalistas <strong>se</strong> convierte, por tanto, <strong>en</strong> un problemaestrictam<strong>en</strong>te de guerra contra la sociedad, lo que produce automática-m<strong>en</strong>te un caosplanetario descomunal y que ya empezamos a vivir (<strong>en</strong>, por ejemplo, Caracas).Sexta premisa: Ante <strong>se</strong>mejante panorama y si el problema es realm<strong>en</strong>te el deubicarnos <strong>en</strong> una decidida lucha anticapitalista, pues no nos queda más que situarnosde manera radical <strong>en</strong> lo que esto implica. Si queremos recuperar el tiempo y el espacio(nuestros recursos, nuestros mom<strong>en</strong>tos, nuestras tierras, nuestras comunidades) para lafelicidad, para la verdadera resolución de problemas sociales, para el mejorami<strong>en</strong>toindividual y colectivo, para el poder <strong>se</strong>r y poder estar d<strong>en</strong>tro de un mundo real y derelaciones que ti<strong>en</strong>dan a la fraternidad <strong>en</strong>tre pueblos (aún sin paraí-sos ni perfeccionessantas), necesitamos primero deslastrarnos de los fetiches y las ley<strong>en</strong>das de la políticaburguesa. Sus repre<strong>se</strong>ntaciones, sus mandos, sus continuos cantos de sir<strong>en</strong>a, su demagogia,su politiquería. El caos va a <strong>se</strong>r o es gigantesco, pero igual la resist<strong>en</strong>cia de lospueblos. Esa resist<strong>en</strong>cia ti<strong>en</strong>e que organizar<strong>se</strong> <strong>en</strong> términos de tal, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do como objetivode su política no los “derechos” del mundo burgués (su democracia, sus partidos,sus formas de mando y lo que la rodea) sino la recupe-ración, <strong>en</strong> primer lugar, del valorde uso del trabajo y de los valores de uso productos del trabajo y la b<strong>en</strong>dición de lavida: del agua, de la tierra, los recursos naturales e industriales, la producción de conocimi<strong>en</strong>tos.Una lucha sin tregua por la autovaloración del trabajo (valor del trabajo postuladoy def<strong>en</strong>dido por los trabajadores), los derechos sociales; <strong>en</strong> fin, la guerra contrala guerra, el terrorismo del capital y la explotación.Así mismo <strong>se</strong> trata de una “otra política” que supone un esfuerzo <strong>en</strong>comiado a favorde la fabricación progresiva de una sociedad distinta con claros visos anticapitalistas;articulaciones sociales que permitan liberar múltiples terr<strong>en</strong>os productivos y culturales,54 VIENTO SUR Número 90/Enero 2007
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