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que tienen quién las conozca y dé razón de ellas, entonces las<br />
chicas ya no roban a los clientes y menos les tienden celadas<br />
para paseos millonarios, burundanga, etc.<br />
<strong>La</strong>s chicas pico y placa. Corren muchísimo peligro a veces<br />
dan con tipos que aparentan ser muy bacanos, muy decentes,<br />
bien vestidos y con buena chequera y a más de un grupo lo<br />
han encerrado, violado, abusado por todas partes y las han<br />
dejado amarradas, y tiradas en sus propios apartamentos.<br />
Naturalmente que aquí nadie denuncia”.<br />
Mi cuarta cita con Madame Rochy había concluido. <strong>La</strong><br />
señora tenía muchas otras historias por contar. Cada vez que<br />
avanzábamos en la larga entrevista surgían nuevas cosas.<br />
Quiero que nos veamos pronto. Voy a atender unos asuntos<br />
personales y apenas me desocupe de esas diligencias<br />
volvemos a reunirnos. Madame salió dejando el cenicero llenó<br />
de colillas de cigarrillo. Pronto nos veremos periodista me<br />
dijo. Chao.<br />
<strong>La</strong> quinta reunión con Madame Rochy se produjo<br />
nuevamente en la Tienda de Café Gourmet OMA de la carrera<br />
15 con calle 82, en el norte de Bogotá. Cuando llegué al sitio a<br />
la hora de la cita a las once de la mañana, ya Madame estaba<br />
cómodamente sentada en el mismo lugar donde sostuvimos<br />
nuestra primera reunión.<br />
“Hola periodista, hoy le madrugué, tuve que ir al Banco,<br />
aquí a un par de cuadras y me desocupé muy rápido, ¿qué<br />
te vas a tomar?” Un café claro, solicité, acompañado de un<br />
vaso con agua.<br />
Bueno periodista no perdamos tiempo, aprovechemos<br />
antes que se llene demasiado el lugar y el ruido no nos deje<br />
dialogar, además porque la grabación se puede dañar.<br />
Bueno manos a la obra, le dije, encendí la grabadora y ella<br />
se despachó a hablar.<br />
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