este caso, aparece la cuestión que es necesario separar, entre lo que pasó consu marido alcohólico, que aunque no era violento había una lucha constantepor que dejara la bebida... Ella la sitúa también como consumidora de hachís yotras sustancias e intenta un tratamiento con la psicóloga de la UPC, que nofunciona. Cuando se consigue ver que la chica no es una adicta, que fumaesporádicamente, como una gran parte de los adolescentes actuales, puedeempezar a separar y desubicarla de este lugar y podrá entonces intentar tenerotra relación con ella. Esta desidentificación de la que hablaba al principio deeste capítulo, es importante hacerla para lograr que se mueva algo la relaciónmadre-hija, y permita la intervención. En este proceso también a raíz de estetema, se aprovecha para hablar de cuestiones que mostraban una falta deasimilación de la separación, no solo por parte de la madre, sino también porparte de la hija. Había en esta separación muchas cosas tapadas por la madre(y el hermano mayor como cómplice), para que sus hijos pequeños nosufrieran. De esta forma el alcoholismo paterno estaba muy mitigado al igualque las disputas y violencia de la pareja. Este ocultamiento favorece siempreciertas idealizaciones y preguntas que no tienen respuesta. En este sentido lajoven reprochaba que no se le hubiera hablado de su enfermedad que lecondujo a la muerte. No le perdona que se enterara tan tarde.Surgen en este momento por tanto cuestiones que no se habían hablado de laseparación, favorecidas también por haber otro hombre nuevo compañero de lamadre, no porque éste las impidiera sino por que no era cómodo hablar deaquello delante de él.Momento de apertura de la comunicaciónDespués de este momento de cierta apertura en la relación general con el otro,donde se tratan cuestiones pendientes de la separación, disminuye laagresividad, se pasa a una fase de mayor comunicación, bajo una tensión quesigue existiendo, temiendo todos la aparición de nuevos episodios de violencia,que nadie en el fondo desea. En esta fase se abre la comunicación a los otroshermanos, para evitar la confrontación directa madre-hija, y que ésta últimaaprecie que hay otros adultos que también opinan sobre la situación, así seevita la polarización del caso y se posibilita de que puedan subjetivarse loscontenidos hacia una simbolización, en la escena familiar, saliendo de unarelación imaginaria paterno-filiar, de dos.En esta fase también es importante manejar el tema de la relación afectiva, esdecir que todo lo que se ha dicho antes bajo un estado de crispación seatempere, y se vuelva a un discurso donde exista el cariño y la demostraciónde éste y su verbalización, en los momentos de buena relación. Aquí esimportante decir que se la quiere (a pesar de todo), y que no se desea que semarche. Esta manifestación verbal tiene también efectos, cuando además dehacerla la madre, la hace el compañero de ésta, de forma sincera.10
Esto no impide que se hable de todo incluso de la emancipación, pero esimportante que se diga que esta no se desea por parte de los padres, si este esel caso.Esta renovación del deseo de paternidad, supone a veces un momento deinflexión, como reconoce la pareja de la madre, un cambio importante en eltratamiento donde ya se empiezan a abrir otros caminos diferentes a laviolencia.De forma paralela el grupo de iguales funciona en muchos de estos casoscomo un importante sostén de la posición de fuera del adolescente,permitiendo cierto amparo e incluso un lugar de estancia temporal algunasnoches. Este es un tema delicado y debe de tratarse sin mostrar hostilidadhacia ellos, ya que esto lejos de mermar la relación, la fortalece. Más bien setrata de incidir en ver las limitaciones de éstos, confrontando en todo lo posiblelas cosas con la situación real social, trabajo, formación, amistad, etc...11