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Territorio - Maristella Svampa

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EL SUELO DEBAJO DE NUESTROS PIES //////OPINIÓN / POR ADRIÁN MOYANO*El colonialismo gozade muy buena saludLos zumbidos de los balazos ganan el aire de la radio conagudeza que contagia el miedo. La emoción atenaza la gargantaporque entre quienes corren para esquivarlos, haygente querida. Después de un trawün (parlamento), la comunidadPaichil Antreao resolvió impulsar una acción para resguardar surewe, espacio ceremonial de importancia central para la espiritualidaddel pueblo mapuche. Pero las fuerzas de ocupación no reparanen cosmovisiones. Sus antecesoras las ignoraron en 1492, en1536 y en 1879, ¿por qué iban contemplarlas en los tiempos dela especulación inmobiliaria y el turismo depredador?El primero de los ámbitos en los cuales la lógica delcolonialismo se manifestó históricamente, fue el económico. Enefecto, la llegada de los españoles a las islas del Caribe y a losespacios continentales implicó la apropiación de esas tierras, endesmedro de los pueblos que allí residían a fines del siglo XV.Casi en forma simultánea, sus integrantes se vieron forzosamentealejados de sus prácticas económicas tradicionales paracomenzar a funcionar como mano de obra de los recién llegados.En general, en condiciones de esclavitud... Pero además, elorden colonial extendió su control sobre la administraciónfinanciera de esa producción, a la que convirtió en acumulaciónde capital.Todos los rasgos que apuntamos se pusieron en práctica en elnorte de la Patagonia y en el resto del territorio mapuche a finesdel siglo XIX. Pero los invasores ya no venían “montados enbestias y cubiertos de metal”, ondeaba al frente de las columnasla misma enseña que hoy flamea frente a la Casa Rosada o en elCentro Cívico de Bariloche. Las decisiones que tienen que vercon los yacimientos de petróleo, los ríos o las reservas mineralesque se desparraman al interior de las comunidades, no seadoptan en las instancias organizativas de los mapuche sino enlas instituciones estatales, ya sean nacionales o provinciales. Oen su defecto, en el marco de las sinuosas oscilaciones de losmercados, sean el inmobiliario o el turístico.No sólo de una manera material se manifiesta el colonialismo,la práctica presenta un costado político e institucional imposiblede soslayar. Con la llegada de los expedicionarios europeos alAbya Yala – Wallmapu (América y Patagonia) también arribaronlas capitanías generales, las gobernaciones y más tarde losvirreinatos. Donde España pudo terminar con la soberanía políticade los mapuche, se acabó la autoridad de los lonko y se echópor la borda con la organización tradicional, que no sabía decentralización ni de jerarquías. En el espacio del Nahuel Huapi, elsistema que se estructuraba en derredor de los lonko principalescomo Sayweke, recién se desmoronó hacia 1885, con lacapitulación. Ahora bien, en los últimos 20 años asistimos a unainnegable consolidación del movimiento mapuche que seevidencia de varias maneras, entre ellas, la multiplicación deinstancias organizativas en las ciudades y en la recuperación dela organización tradicional en el interior de las comunidades. Perocomo constatamos prácticamente a diario y a pesar de lalegislación que está en vigencia, fue el gobierno de Neuquén elque resolvió impulsar la explotación minera en el espacioterritorial de la comunidad Mellao Morales, en la zona deLoncopué, nunca el lonko o el trawün. Fue el dispositivo estatalde la misma provincia el que prorrogó concesiones petrolerasque operan sobre una decena de comunidades, en abiertacontradicción con la idiosincrasia mapuche, en cuyo ideario nofigura la noción de recursos naturales susceptibles deexplotación. Y para volver al caso que nos ocupa, fue laMunicipalidad de Villa La Angostura la que loteó y aprobó losemprendimientos turísticos que martirizan la existencia de losPaichil Antreo, sobre el cerro Belvedere y las costas del NahuelHuapi. Los dividendos que resultan de tales explotacionesmineras, petroleras o turísticas se traducen en acumulación decapital para las trasnacionales, en regalías para el Estado en susdiversas jurisdicciones y en beneficios para los inversores. Lacontrapartida es el progresivo empobrecimiento mapuche... Ensíntesis, prácticas coloniales imposibles de disimular.El leguleyo que asiste a uno de los recién llegados en elconflicto con los Paichil Antreao, admitió públicamente díasdespués de aquella balacera de mano única, que según susinformaciones, el rewe no era más que una especie de palo oaltar. Sin espacio para profundizar, digamos que estamos aquífrente a una tercera faceta del colonialismo: la del control delconocimiento y la subjetividad. No sólo el dominador colonial seasigna la atribución de construir una narración histórica quesoslaye y prevalezca sobre las demás, sino que además lleva acabo idéntica maniobra en el plano de la espiritualidad. ¿Por quéun abogado que –suponemos- se formó en una universidadargentina, considera que tiene aptitud para re-significar laespiritualidad de un pueblo de paradigma distinto al occidental?El interrogante no tiene que ver con el plano individual, más bienbusca apuntar que la perspectiva de los pueblos que sufren lasujeción colonial jamás se contempló orgánicamente y conseriedad en las casas de altos estudios, medios de comunicacióny demás ámbitos constructores de saber o sentido común.Desde fines de los 80, las organizaciones mapuche másactivas se muestran muy concientes del lugar que ocupan en elordenamiento colonial. A comienzos de los 90, con énfasis enNeuquén, Chubut y Río Negro, se empezó a reclamar elestablecimiento de otra relación entre el Estado y el pueblomapuche, que dejara atrás la dialéctica opresor-oprimido. Enaquellos tiempos, la terminología que se traía a colación hacíareferencia al carácter “multiétnico” y “plurirracial” de la sociedadque comprende la jurisdicción estatal argentina. Muy pocosámbitos de la actuación política, gremial o social quisieronentender cuál era el contenido de la demanda e inclusivesectores supuestamente progresistas, prefirieron hacer oídossordos, ante el “peligro” para la integridad nacional que entrañanvocablos como autodeterminación o autonomía. Llamativamente,tuvo que irrumpir en escena la experiencia de la Confederaciónde Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE) y sobre tododel MAS boliviano, para que el elenco estable del progresismo“nacional y popular” se dignara mirar hacia adentro y constataraque entre nosotros, también rigen losmecanismos del “colonialismo interno”que suele denunciar Evo Morales.Los balazos y lasgranadas de gaseslacrimógenos que todavíase disparan siempre vanen la misma dirección.Los cuerpos que recibenlos proyectiles y lospulmones que respiran elveneno siempre sonmapuches. Pero algunaspuertas ya se abrieron yparece muy difícil que sevuelvan a cerrar. > esa línea, Tedeschi considera que “pormás que se invierta en construcción deviviendas, no se llega a cubrir el déficitnuevo que se genera. Además, el problemano es solo levantar viviendas sino ver cómola gente accede a las ya construidas".“Las Naciones Unidas estiman que más del50% de la población mundial vive en las ciudades.Y para el 2050 va a ser el 78%.Algunas capitales están empezando a tomaren serio estos informes para hacer un diseñourbano distinto, de inclusión, no de exclusión,que son los que hay ahora y generan cordonesurbanos de miseria. En Buenos Aires tenés120.000 propiedades vacías. Pero parece quela única política posible es el desalojo. Encambio, en Torino, una casa vacía paga el triplede impuestos. Entonces los dueños se juntancon las cooperativas y el gobierno parahacer proyectos”, explica Fernando Ojeda, dela Cooperativa el Ceibo y la Red Hábitat, ungrupo de organizaciones de la sociedad civilque busca “una solución integral al problemahabitacional a través de asentamientos humanossocial, económica y ambientalmente sustentables”.Su organización surgió en losochentas entre los habitantes de casas tomadasen Palermo, tras los desalojos y el fallidointento de la construcción de la AU3 por partedel intendente de la dictadura, OsvaldoCacciatore. Se dieron cuenta que la primeratarea a desarrollar para proteger su vivienda(habitat, territorio) era solventarse económicamente.La mayoría de ellos eran cartoneros.Hoy la cooperativa está concentrada, ademásde la Red Habitát, en planes de vivienda, recicladoy promoción ambiental.En la Red estiman en medio millón el totalde la población con falta de acceso a unavivienda digna en la ciudad de Buenos Aires.Según la agrupación Prisma del MTL, se realizanalrededor de 5 mil desalojos por año.Los desalojos no solo cubren personas particulares,sino también organizaciones sociales.En mayo del 2009, la Huerta Orgázmica,el emprendimiento de agricultura urbana dela Asamblea Gastón Rivas, que funcionabaen un espacio recuperado al lado de las víasdel FF.CC. Sarmiento, fue violentamentedesalojado por el gobierno de la Ciudad.PETRE10 OTOÑO 2011 #1 UNDERGROUND

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