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Territorio - Maristella Svampa

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Los movimientos sociales han elaborado conceptos,temas, consignas que trazan o diseñan un horizonte emancipatorio,pero que no van más allá de eso. Y en este diseñar unhorizonte emancipatorio hay ciertas nociones que de algunamanera nuclean este nuevo lenguaje latinoamericano centradoen la defensa del territorio. Y en la valoración del territoriocomo tal, no sólo como punto de partida de las nuevas resistencias,sino como un espacio a partir del cual producir nuevasrelaciones sociales y políticas. En ese sentido hay ciertasnociones que vemos recorrer el lenguaje político latinoamericano,como el buen vivir, la de bienes comunes, soberanía alimentariao justicia ambiental.–¿Cómo hacer que esas nociones penetren en la ideologíaurbana?–Ese es un tema fundamental. De eso se trata de colocarestos debates en la agenda pública política y social. De explicary traspasar esta barrera que divide las zonas rurales de laszonas urbanas, porque efectivamente estos proyectos de corteextractivista sobre todo afectan a pequeñas y medianas localidades,cuando no a veces aisladas, porque estos proyectos sebasan en la expansión de la frontera agrícola, forestal, minera…Entonces es muy difícil hacer entender en las grandesciudades la problemática y su dimensión, su envergadura.Volvemos a caer nuevamente hoy en AL en esta división entrecampo y ciudad, donde los habitantes de la ciudad no sonconscientes de que estamos frente a una problemática general,que si hablamos de la Ley de Glaciares, estamos hablando deproteger las fuentes y reservas de aguas de las cuales dependetoda la población y no sólo algunas provincias o zonas en particular.A veces la población urbana tiende a creer que el aguaes algo mágico que basta con abrir la canilla, que no viene deninguna parte, Hacer consciente a la gente de estos problemases bastante complicado y efectivamente es uno de los grandesdesafíos. Las organizaciones socioambientales no están encondiciones de poder hacerse presente en las grandes ciudadesporque están avocadas de manera urgente y exclusiva a ladefensa de su territorio. Esa es una tarea que tienen que hacerdesde los periodistas a los expertos e intelectuales, y porsupuesto los representantes políticos, que son los verdaderosarticuladores de esta lucha y que tienen la capacidad de crearesa resonancia en la sociedad para que se incorporen los debatesde estas cuestiones.–¿Muchas de estas cuestiones tienen también que ver conel consumo?–El modelo de consumo no ha sido suficientemente cuestionadoen esta sociedad. Es curioso: en Europa uno encuentraque efectivamente hay un cuestionamiento al modelo deconsumo por parte de las organizaciones ambientalistas y enla sociedad, pero al mismo tiempo la gran paradoja o cinismoes que los países del norte apelan a los países del sur dondeefectivamente se desarrollan las primera fases del procesoextractivo. Es decir que expulsan las problemáticas a los paísesdel tercer mundo. Eso es una falsa salida. Por otro lado, enAL hay un cuestionamiento muy grande del modelo de explotaciónde la naturaleza, pero no hay un cuestionamiento clarodel modelo de consumo. Eso requiere un cambio cultural quepasa por las grandes urbes. Ahí es donde se advierten sus efectosmás perversos. Es muy paradójico el escenario a nivel globaly también en AL, donde los gobiernos progresistas buscanlegitimar su política extractivista haciendo uso de la renta queprovee este tipo de actividad en la implementación de proyectoso reformas sociales destinados a los sectores más vulnerables.Ahí también es muy complicado discutir los límites mismosdel extractivismo por cuestiones de índole social, por unlado, y porque lo que falta es un eje a partir del cual llevar acabo este proceso de cambio cultural en las grandes ciudades.Mientras las ciudades no reconozcan estos problemas no va aser posible discutirlos.–También se hace difícil para los gobiernos avanzar enestos temas sin apoyo social.–Hay que generar conciencia y ese es un trabajo arduo yque lleva tiempo. Han habido ciertos avances en la comprensiónde lo que son los efectos del avance indiscriminadodel modelo sojero o minero. La Argentina es un paíssuficientemente rico como para tener que apelar a la destrucciónde su territorio. Habría que revalorizar muchaseconomías regionales que están sumergidas, crear unaestructura pensada a la producción de alimentos y el controlde la expansión de las fronteras productivas. Haymanera de pensar una salida poco a poco, una transición enla cual se marquen límites y se piense estratégicamente eldesarrollo a largo plazo. Hoy asistimos en Argentina, comoen otros países de AL, a que hay una suerte de engolosinamientopor parte de los gobiernos que gracias a la entregade sus recursos naturales tienen rápidamente una rentabilidadextraordinaria que les permite tener caja y hacer lo quequieran con ello, ya sea hacer negocio o redistribuir. Peroes una política que tiene un límite a largo plazo. Para cambiarlaes cierto que también implicaría un cambio en la culturade las clases medias y altas, que son las que tienen másacceso al consumo, y muy fuerte con respecto a su estilo devida. Es muy complejo, pero sobre todas las cosas, yo creoque no aparece este debate en la agenda del Gobierno.Pareciera, si bien hay muchas cosas en la matriz económicaextractivista que los K siguen apoyando, en algunosotros frentes, quizá más ligados a lo sindical urbano, queoperan abriendo el juego o efectuando ciertos señalamientos.Por ejemplo la pelea en relación con el trabajo ennegro y rural no surgió de una lucha concreta de los trabajadoresrurales. Yo siempre he puesto matices en la evaluacióndel gobierno kirchnerista. Yo creo que habría que serciego para no ver ciertos avances importantes en diversasdimensiones que apuntan un reconocimiento de los derechoseconómicos, sociales y culturales. Pero tampocopodemos ver la realidad con un solo ojo y ese el gran problemadel kirchnerismo y tantos intelectuales que lo apoyan,que están desestimando lo que ocurre en relación conla explotación de los recursos naturales. Que el Gobiernohaya puesto en agenda por sí mismo son muy pocos lostemas. La agendas de derechos humanos es una reivindicaciónhistórica de las organizaciones, y la AsignaciónUniversal por Hijo fue promovida tanto por la CTA comoel ARI, en sus momentos más progresistas. En el caso delas condiciones de trabajo en el ámbito rural ustedes tendríanque incorporar una visión desde las provincias. Enlos últimos cuatro años se han hecho cortes de rutas y sehan paralizado los grandes centros de acopio exigiendo elcumplimiento de sus derechos y mejores salarios. No hayque desestimar la acción de la Federación de TrabajadoresRurales que ha tenido un rol muy importante en ciertaseconomías regionales.

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