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Enseñanzas del maestro:Una inspirada obra maestra del ... - Plough

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<strong>Enseñanzas</strong> <strong>del</strong> <strong>maestro</strong> • Dyva vileenamdura de una ola las haría añicos. Son tan sensitivas a la atmósfera de su alrededorque, si se produjera cualquier cambio en el tiempo, se sumergirían enlas profundidades <strong>del</strong> océano para escapar <strong>del</strong> alcance de tormentas y olas.Nosotros también somos sensibles a la atmósfera que nos rodea. Cuando latormenta <strong>del</strong> mal nos amenaza con apartarnos de la rectitud, debemos sumergirnosprofundamente en el océano <strong>del</strong> amor de Dios, en cuyo seno reinaeternamente la calma.El hombre que busca: ¿Es pues verdad, sadhu bienamado, que uno puedeexperimentar una protección milagrosa a través de la plegaria?Sadhu: He sufrido muchos peligros durante mis viajes, a menudo porquepersonas intolerantes deseaban encontrar la forma de lastimarme. <strong>Una</strong> vez, enKailas, pregunté por la dirección de unos amigos. la gente <strong>del</strong> pueblo, <strong>del</strong>iberadamente,me dirigió hacia el peligroso camino de la jungla. Conforme sehacía de noche, vi un río que me cerraba el paso. más allá no se veía ningunaaldea. Casi ya en plena oscuridad, podía oír los sonidos de los animales salvajesmoviéndose cerca de mí. Como no había forma de cruzar el río, me senté y oré,pensando que tal vez habría llegado mi hora. Cuando levanté la mirada, vi a unhombre en la otra orilla, junto a un fuego. El hombre me dijo: «¡No se asuste!voy a ir en su ayuda». yo estaba atónito viéndole caminar decidido sobre lasrápidas aguas <strong>del</strong> río. llegó a mi orilla y dijo: «Súbase a mis hombros y no tengamiedo». y tan fácilmente como antes, conmigo a sus hombros, caminó sobre lacorriente de las aguas y cruzamos el río. me soltó en la orilla y caminé a su ladohasta que de pronto vi que el hombre y el fuego habían desaparecido.otra tarde, una multitud enfurecida, armada con palos, trataba de echarmede un pueblo. me empujaron hacia la selva hasta que una roca me cortó elpaso y no pude ir más allá. Allí, se agazaparon entre las piedras a la espera deatacarme y golpearme hasta morir. Pero nada sucedió. Después de permanecerquieto un rato, miré a mí alrededor y no vi señal de mis enemigos. Encendífuego, limpié mis heridas y me eché a dormir en aquel mismo lugar. Por la71

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