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Azkintuwe - Centro de Documentación Ñuke Mapu

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Taiñ <strong>Mapu</strong>che Chewta Muley Kiñe Rüpü / Análisisel año 1830 hasta la Primera Guerra Mundial. Suscaracterísticas esenciales fueron la certeza absolutacerca <strong>de</strong>l progreso linear, <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>lconocimiento científico y técnico, la expansión <strong>de</strong>la producción, el diseño racional <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n social,la creciente satisfación <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s humanasy el creciente control sobre la naturaleza incluyendola naturaleza humana.La reacción indígena contra esta religión <strong>de</strong>l AltoMo<strong>de</strong>rnismo no es explícito. Por un lado, comomuestra el caso Ralko en Chile, los mapuchepehuencheestán dispuestos, quizás bajo presión, aaceptar el <strong>de</strong>sarrollo planteado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba. Por otrolado, están también dispuestos a rechazar este<strong>de</strong>sarrollo. A pesar <strong>de</strong> este rechazo no hay que pensarque ellos están en contra <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo y <strong>de</strong> lamo<strong>de</strong>rnización. Sólo quieren ser quienes tomen las<strong>de</strong>cisiones sobre qué tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo aceptar y quétipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo rechazar.ConclusiónSi estamos <strong>de</strong> acuerdo que tanto la etnicidadcomo el nacionalismo fueron productos <strong>de</strong> lamo<strong>de</strong>rnización, quizás podamos también estar <strong>de</strong>acuerdo que su revitalización en los últimos tiemposes el producto <strong>de</strong> la globalización. Varias socieda<strong>de</strong>stradicionales y mo<strong>de</strong>rnas están pasando por rápidosprocesos <strong>de</strong> cambios sociales y culturales, pero laetnicidad y el nacionalismo - contra las expectativas- no <strong>de</strong>saparecen como resultado <strong>de</strong> estos procesos,sino que surgen en una nueva forma, a veces máspo<strong>de</strong>rosa y más claramente articulada. Estos procesossugieren que tales conceptos, lejos <strong>de</strong> ser rigidos,reciben alta flexibilidad que les permite a<strong>de</strong>cuarsea las transformaciones sociales y culturales (Eriksen1993). Sin embargo, esta flexibilidad <strong>de</strong> las categoriasétnicas y nacionalisticas no es tan facil <strong>de</strong> percibir,por lo menos no para todos. El caso <strong>de</strong> loshistoriadores <strong>de</strong> los estados-naciones mo<strong>de</strong>rnos pue<strong>de</strong>servir como un ejemplo. Primero, ellos se esforzaronpor <strong>de</strong>mostrar la antiqüedad <strong>de</strong> sus naciones, aunqueusualmente fueron creadas en el siglo XIX. En elcaso <strong>de</strong> Chile, los historiadores conservadoresbuscaron las raices <strong>de</strong> la nación chilena en los pueblosindígenas que habían vivido en el territorio. Loshéroes mapuche pasaron a ser héroes nacionales.Hoy los mismos historiadores atacan larevitalización <strong>de</strong> los pueblos indígenas argumentandoque las muestras <strong>de</strong> su cultura hoy en día son sólorespiración artificial <strong>de</strong> las tradiciones ya hace tiempoperdidas, en las palabras <strong>de</strong> Hobsbawn (1983)tradiciones inventadas. En otras palabras, loshistoriadores y sus comitentes, los gobiernos <strong>de</strong> losEstados-naciones, son capaces <strong>de</strong> aceptar al indio<strong>de</strong>l museo pero no al indígena mo<strong>de</strong>rno, no pudiendoadmitir que los indígenas se han mo<strong>de</strong>rnizado juntocon el resto <strong>de</strong> la sociedad, pero sin per<strong>de</strong>rnecesariamente su i<strong>de</strong>ntidad étnica. Todo esto muestrauna vez más que la historia no es un producto <strong>de</strong>lpasado sino una respuesta para los requisitos <strong>de</strong>lpresente.La preocupación <strong>de</strong>l siglo pasado fue lasupervivencía <strong>de</strong> las culturas indígenas frente laspolíticas <strong>de</strong> asimilación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Estado-nacióny luego su posibilidad <strong>de</strong> sobrevivir a la globalización.Ahora, sin embargo, podríamos invertir la preguntae interrogar: ¿Los estados-naciones pue<strong>de</strong>n sobreviviral levantamiento <strong>de</strong> los pueblos indígenas? y ¿Elmovimiento indígena es una amenaza para lasoberanía <strong>de</strong>l Estado-nación?. En varios paises lasetnias han colisionado con el nacionalismo estatal.Las <strong>de</strong>mandas para la autonomía han crecido y mucho<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> como los Estados-naciones manejenestos temas. Los ejemplos <strong>de</strong> Escandinavia y <strong>de</strong>Canadá enseñan que la autonomía <strong>de</strong> los pueblosindígenas no es incompatible con la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>Estado-nación, aunque esta requiera muchaflexibilidad y algunas reconsi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>la sociedad dominante.NOTAS1. Como ejemplo <strong>de</strong> protonaciones Eriksen (1993)menciona los Kurdos, los Sikh, los Palestinos y losTamiles <strong>de</strong> Sri Lanka. Lo común para estos grupos esque sus lí<strong>de</strong>res sostienen que ellos tienen <strong>de</strong>recho a supropio Estado-nación y que ellos no <strong>de</strong>berián sergobernados por otros. Los movimientos <strong>de</strong> Euskadi yQuébec también caen a esta categoría. Foerster (1999),siguiendo Hobsbawn, ve que el nivel étnico ya esequivalente al nivel protonacional. Sin embargo, Eriksenhace una distinción entre los pueblos indígenas(relativamente sin fuerza política y sólo parcialmenteintegrados al Estado-nación) y las protonaciones.* Texto originalmente presentado como ponencia en laConferencia Regional <strong>de</strong> la Asociación Internacional <strong>de</strong>Sociología (AIS) para América Latina y el Caribe. IslaMargarita, Venezuela. 7-12 <strong>de</strong> Mayo <strong>de</strong> 2001.Rakizuam / OpiniónEl nacimiento <strong>de</strong> una naciónPor Fernando VILLEGASSociólogo. Columna publicada el 16<strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1999 en el Diario LaTercera, Santiago <strong>de</strong> Chile.De súbito nos está tocando ser testigosinconscientes <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los dosfenómenos históricos más importantesque le hayan sucedido a nuestro país eneste siglo y el que tendrá las mayoresrepercusiones en el próximo. Estáocurriendo frente a nuestras narices,pero no lo vemos, se nos viene encimay no nos apercibimos. Distraídos porproblemas políticos, económicos yenergéticos importantes, miramosapenas <strong>de</strong> reojo un proceso que lo esaun más y cambiará el paisaje social <strong>de</strong>Chile para peor o mejor <strong>de</strong>pendiendo<strong>de</strong> cómo lo enfrentamos. Ese fenómenoes el nacimiento <strong>de</strong> la nación mapuche.Digo nacimiento por mucho que dichacolectividad parezca haber existido<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los albores <strong>de</strong> la república y enverdad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la colonia. Y sin embargo,un Pueblo <strong>Mapu</strong>che propiamente tal nisiquiera existía antes <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong>los españoles. Había tribus con<strong>de</strong>terminadas características entredistintivo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>lobservador, pero no <strong>de</strong> sus propiosmiembros.Eran, pero no lo sabían o sólovagamente; a<strong>de</strong>más, rara vez vivían enconcierto, casi siempre más bien enconflicto o al menos sin contacto. Lospequeñísimos ejércitos españolespudieron prevalecer precisamente <strong>de</strong>bidoa ese <strong>de</strong>smenuzamiento. Es sólo hoy queesa nación comienza a existir para símisma, aunque sus primeros balbuceostengan la apariencia <strong>de</strong> los reclamos <strong>de</strong>siempre. Es ya, o será, una nación porquese <strong>de</strong>scubre al pasar <strong>de</strong> la existenciainconsciente <strong>de</strong>l en sí a la existenciaconsciente <strong>de</strong>l sí, a la existenciaconsciente <strong>de</strong>l para sí. Y en esenacimiento no importa si los hechos queesgrimen acerca <strong>de</strong> agravios sufridos amanos nuestras no sean siempre exactoso incluso erróneos; nada <strong>de</strong> todo eso<strong>de</strong>muestra nada, porque un fenómenocomo éste no pue<strong>de</strong> refutarse a base <strong>de</strong>razones académicas.Si una importante agrupación <strong>de</strong>individuos se siente unida, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> crearsu propia historia -la historia siempre esretrospectiva, un seudo recuerdo <strong>de</strong> loque pudo ser o <strong>de</strong>bió haber sido-,reafirma el valor <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad yfinalmente habla con una voz común,entonces es o será un pueblo. Y el asuntoes prodigioso en sus consecuencias sise piensa que se trata potencialmente <strong>de</strong>un millón <strong>de</strong> individuos en dicho estado<strong>de</strong> ánimo, por más qué ahora sólo unpuñado <strong>de</strong> jóvenes dirigentes y algunascomunida<strong>de</strong>s aparezcan manifestándoloa plenitud.Sobre esto <strong>de</strong>beríamos ser másperspicaces; los procesos históricos <strong>de</strong>lsiglo XIX y <strong>de</strong>l presente nos han dadouna enorme cantidad <strong>de</strong> informaciónrespecto <strong>de</strong> la dinámica <strong>de</strong>l origen y<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los nacionalismos; ¿cómopo<strong>de</strong>mos entonces ser tan ciegos ylimitar nuestra mirada a una visiónpolicial que sólo ve activismo y a unavisión jurídica y benefactora que sólove problemas <strong>de</strong> títulos <strong>de</strong> propiedad?.Los movimientos nacionales nonecesitan justificarse ante la policía ylos políticos <strong>de</strong> turno para llegar a serlo que son y en especial lo que serán.Ni siquiera necesitan un pasado: la fiebrenacionalista que <strong>de</strong> pronto sacu<strong>de</strong> a unacolectividad hasta entonces sumida enel seno <strong>de</strong> otro pueblo y Estado es menosla expresión <strong>de</strong> re<strong>de</strong>scubrir una i<strong>de</strong>ntidadpreexistente que la creación <strong>de</strong> una nuevacon el material a la mano. ¿Lo hace esoun fenómeno menos importante y<strong>de</strong>cisivo?. No podremos hacer que esteinmenso cataclismo sociológico enmarcha se <strong>de</strong>svanezca simplementediciéndonos que aquí sólo hay chilenos<strong>de</strong> cierta etnia que han sufrido abusosreparables. Alguna vez eso fue así, ahoraya no lo es más.Se dirá que este análisis es una completaexageración. Se dirá haber menos unmovimiento nacionalista mapuche quela acción <strong>de</strong>saforada <strong>de</strong> una docena <strong>de</strong>activistas. Que tales y cuales clanes ofamilias ni siquiera han participado. Queel número <strong>de</strong> involucrados es ínfimo.Etcétera. Pero ¿cuándo no ha sido asíen los albores <strong>de</strong>l nacionalismo?. Y aunen su clímax son minorías las que lopromueven, organizan y dirigen. No nosengañemos: no creamos que los sucesos<strong>de</strong>l sur nada significan sólo porque nohay en ellos la presencia <strong>de</strong> 200 milpersonas vociferando. Lo <strong>de</strong>cisivo, lo<strong>de</strong>finitorio, lo que pone en evi<strong>de</strong>nciaque nos hallamos ante un fenómenocompletamente distinto a lasreclamaciones tradicionales es ellenguaje ahora usado, sus pretensionespolíticas y culturales, sus nexos conorganizaciones nacionalistas internacionales,su exacerbado orgullocomunal, su referencia a la historiaverda<strong>de</strong>ra o hechiza, que los une, susincipientes formas <strong>de</strong> lucha y sobre todosu rotundo rechazo a ser mapuchechilenosen vez <strong>de</strong> mapuche-mapuche.No <strong>de</strong> otro modo se iniciaron losmovimientos nacionalistas <strong>de</strong>l siglo XIXen Europa y los Balcanes, como los <strong>de</strong>este siglo en España e Irlanda, etc.Un fenómeno <strong>de</strong> tal escala por muchoque ahora, en pañales, sea todavía cosaque disfraza su verda<strong>de</strong>ra naturaleza-,no pue<strong>de</strong> ya ser enfrentado ni por mediospoliciales ni por medio <strong>de</strong> entrega <strong>de</strong>tierras. Cada uno <strong>de</strong> esos caminos tuvosu momento, pero han sidosobrepasados. No es posible ahogarlocon represión, método inviable en esterégimen e improductivo en cualquiera;tampoco lo es cediendo generosasextensiones <strong>de</strong> tierra, suponiendo quese <strong>de</strong>seara hacerlo. El camino que losmapuche han recorrido es distinto eirreversible. Si no sabemos integrar esaaspiración <strong>de</strong> modo constructivopo<strong>de</strong>mos enfrentar un alto nivel <strong>de</strong>conflicto entre dos y tres años plazo.Repito: hablamos <strong>de</strong> un millón <strong>de</strong> sujetospotencialmente conquistables por elllamamiento nacionalista. Ese solonúmero <strong>de</strong>biera llamar a la reflexión.Nº 3 - Küyen / Enero - Febrero <strong>de</strong> 2004 Mari Meli 14

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