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mismo periodo del año anterior, la reducción llega al -17,9%.<br />
Y las noticias de la recesión en Brasil y sus efectos sobre la exportación<br />
de autos de Argentina a ese país, hace prever una continuidad del deterioro,<br />
al menos hasta la recuperación de Brasil.<br />
Políticas instrumentadas en el Mercosur<br />
Respecto a las políticas instrumentadas, y en el contexto de una dinámica<br />
arrolladora de verdaderos gigantes del comercio mundial, percibimos<br />
un Mercosur impotente y al margen de las corrientes del comercio mundial.<br />
A esta problemática podemos observarla en la agudización de sus conflictos<br />
internos, la indecisión en acuerdos con otros bloques regionales, no<br />
producir de manera conjunta para terceros mercados, y ausencia de avances<br />
en temas institucionales y sectoriales del proceso de integración. Desarrollamos<br />
cada uno de estos factores en particular.<br />
Los conflictos entre socios del Mercosur afectan la cohesión interna.<br />
Surgen de la crisis de la economía mundial frente a la cual los países<br />
miembros adoptan medidas restrictivas. Aunque la lógica de la integración<br />
regional supone que de esas limitaciones, debería exceptuarse a los socios<br />
estratégicos, ha sucedido lo contrario. Se aplicaron de manera indiscriminada,<br />
afectando profundamente la relación. Las pujas entre Argentina y Brasil,<br />
culpándose mutuamente por las trabas, y las quejas hacia ambos, por parte<br />
de Uruguay y Paraguay, dan cuenta de esta situación.<br />
La dinámica del comercio mundial, sumado a la lógica de creación de<br />
áreas regionales, genera flujos de bienes y servicios. Éstos no son ni “libres”<br />
ni “regulados”, sino “administrados”. La forma de avanzar en este marco,<br />
es intensificar el comercio intra-bloque y realizar acuerdos inter-bloques.<br />
El Mercosur sólo ha cumplido, y en el pasado, el primer aspecto, pero está<br />
afectado por graves indecisiones para negociar “áreas de libre comercio” con<br />
otros agrupamientos ya consolidados. Una prueba la encontramos en las idas<br />
y vueltas registradas alrededor del acuerdo “Mercosur-Unión Europea”, en negociación<br />
desde hace dos décadas. Si, leyó bien, son veinte años sin resultado<br />
alguno. Esta relación podría otorgar al Mercosur ventajas comparativas en su<br />
ya natural relación “atlántica” y negociar así, en mejores condiciones, con otros<br />
bloques imposibilitados de cerrar acuerdos de ese tipo.<br />
Otro factor paralizante del Mercosur resulta de haber incluido como<br />
objetivo fundamental sólo el mero incremento del comercio intrarregional,<br />
cuando una de las metas de la conformación de bloques regionales resulta<br />
de su utilización como plataforma para el desarrollo conjunto de productos<br />
de alta tecnología, permitiendo la penetración en terceros mercados. Aunque<br />
la posibilidad del Mercosur de trabajar en forma asociada sobre nichos<br />
tecnológicos de avanzada y competitivos en los mercados mundiales existe,<br />
lo realizado en este campo han sido iniciativas aisladas de sus países miembros.<br />
Nunca se intentó una estrategia del grupo regional para desarrollos<br />
tecnológicos conjuntos y ganar nuevas áreas.<br />
También han estado ausentes líneas de acción para profundizar<br />
el proceso de integración, tanto en lo institucional como en los sectores<br />
abarcados. En el aspecto institucional, el Mercosur quedó “congelado” en la<br />
variante de origen: una unión aduanera “imperfecta”. Esto implica un área<br />
de libre comercio con más un arancel externo común para cada producto. Y<br />
decimos “imperfecta” porque debieron introducir excepciones en la reducción<br />
de aranceles hacia adentro, y en el arancel externo común.<br />
Y esas excepciones no fueron tocadas en décadas, es decir, ni siquiera<br />
se intentó pasar a una versión completa de unión aduanera y menos aún a<br />
su lógico paso siguiente: el mercado común, donde a la par de una apertura<br />
total de bienes y servicios se incorpore el libre flujo de personas y de capitales.<br />
Pero el problema es aún más grave. Tras el planteo de algunos miembros<br />
de rediscutir el Mercosur, se advierte la intención de una vuelta atrás<br />
respecto a las condiciones originales, es decir, reconvertir al Mercosur en<br />
una mera área de libre comercio, donde perdería gran parte de sus exiguas<br />
capacidades actuales. La cumbre del Mercosur realizada en el mes de julio,<br />
con reclamos de flexibilidad para buscar acuerdos de cada integrante por<br />
fuera del bloque, expresó claramente esa tendencia.<br />
Respecto a sectores, no se avanzó en materia de servicios (educativos,<br />
profesionales, financieros, transferencia de tecnología, etc.) y los sectores<br />
de bienes quedaron “congelados” en su versión original de intercambio de<br />
manufacturas. No fueron introducidos sectores críticos de la infraestructura<br />
económica tales como transporte, energía y comunicaciones.<br />
Los únicos cambios fueron la incorporación de Bolivia y Venezuela,<br />
con una justificación ambigua. Va desde la capacidad de producción de hidrocarburos<br />
hasta estrategias geopolíticas. Justamente, en este sentido se<br />
realizaron cambios en América Latina. Aparecieron UNASUR para Sudamérica<br />
y CE-LAC para América Latina, pero aún lejos de convertirse en bloques<br />
económicos regionales operativos.<br />
Tanto en materia de tendencia comercial como en las políticas realizadas,<br />
encuentra al Mercosur en un estado de profunda fragilidad, sobre<br />
todo en un contexto de un nuevo empuje al regionalismo en el comercio<br />
mundial, cuyo vértice es el T.P.P.<br />
Alternativas del Mercosur frente a los bloques del Pacífico<br />
La firma del acuerdo T.P.P. y su versión latinoamericana, Alianza del<br />
Pacífico, ha puesto al desnudo la disyuntiva en la estrategia de integración<br />
al comercio mundial. O bien hacerlo a los encadenamientos productivos<br />
mundiales o bien seguir dependiendo del comercio de materias primas tal<br />
como sigue haciendo Argentina desde el inicio de sus exportaciones masivas<br />
hace ya más de un siglo.<br />
Altos precios de commodities durante casi una década crearon una<br />
gran confusión acerca de las políticas de largo plazo. Se abandonaron los<br />
criterios de diversificación de las exportaciones, conduciendo la región hacia<br />
la reprimarización de sus exportaciones, y alejándola de la posibilidad de<br />
cumplir con las exigencias actuales del proceso de integración.<br />
La crisis internacional y la vuelta de los precios de las materias primas<br />
a su cota histórica, hace necesario retomar el debate abandonado. Pero esta<br />
vez, desde la perspectiva de los bloques regionales, único instrumento disponible<br />
para terciar en el mercado mundial.<br />
Los nuevos acuerdos han conmovido los cimientos del Mercosur. Y se<br />
produce en el marco de una coyuntura mundial que ha puesto sobre la superficie,<br />
las profundas debilidades de este bloque regional. Las tensiones<br />
provocadas en su seno son de gran magnitud y ha generado posiciones<br />
extremas respecto al papel futuro del Mercosur. Se debate en términos de<br />
aislamiento y desaparición.<br />
Aislamiento: algunos sectores han confundido la tendencia a realizar<br />
acuerdos comerciales en el área del océano Pacífico (T.P.P. y Alianza del Pacífico)<br />
con la continuidad del proyecto ALCA (Área de Libre Comercio Americana),<br />
rechazada por la mayoría de países sudamericanos en la Cumbre de<br />
las Américas de 2005 en Mar del Plata. Bajo este criterio, el Mercosur debería<br />
proseguir su camino actual y evitar todo contacto con dichos proyectos.<br />
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