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El Deseado de Todas las Gentes E. G. White [Nueva Edicion]

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

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Mientras bajan <strong>de</strong> lo alto nueva vida, luz y po<strong>de</strong>r sobre los discípulos <strong>de</strong> Cristo, una nueva vida<br />

surge <strong>de</strong> abajo y da energía a los agentes <strong>de</strong> Satanás. Cierta intensidad se está apo<strong>de</strong>rando <strong>de</strong> todos<br />

los elementos terrenos.<br />

Con una sutileza adquirida durante siglos <strong>de</strong> conflicto, el príncipe <strong>de</strong>l mal obra disfrazado. Viene<br />

como ángel <strong>de</strong> luz, y <strong>las</strong> multitu<strong>de</strong>s escuchan "a espíritus <strong>de</strong> error y a doctrinas <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios."* En<br />

los días <strong>de</strong> Cristo, los dirigentes y maestros <strong>de</strong> Israel no podían resistir la obra <strong>de</strong> Satanás. Estaban<br />

<strong>de</strong>scuidando el único medio por el cual podrían haber resistido a los malos espíritus. Fue por la<br />

Palabra <strong>de</strong> Dios como Cristo venció al maligno. Los dirigentes <strong>de</strong> Israel profesaban exponer la<br />

Palabra <strong>de</strong> Dios, pero la habían estudiado sólo para sostener sus tradiciones e imponer sus<br />

observancias humanas. Por su interpretación, le hacían expresar sentidos que Dios no le había<br />

dado. Sus explicaciones místicas hacían confuso lo que él había hecho claro. Discutían<br />

insignificantes <strong>de</strong>talles técnicos, y negaban prácticamente <strong>las</strong> verda<strong>de</strong>s más esenciales. Así se<br />

propalaba la incredulidad. La Palabra <strong>de</strong> Dios era <strong>de</strong>spojada <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r, y los malos espíritus<br />

realizaban su voluntad. La historia se repite. Con la Biblia abierta <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sí y profesando<br />

reverenciar sus enseñanzas, muchos <strong>de</strong> los dirigentes religiosos <strong>de</strong> nuestro tiempo están<br />

<strong>de</strong>struyendo la fe en ella como Palabra <strong>de</strong> Dios. Se ocupan en disecarla y dan más autoridad a sus<br />

propias opiniones que a <strong>las</strong> frases más claras <strong>de</strong> esa Palabra <strong>de</strong> Dios, que pier<strong>de</strong> en sus manos su<br />

po<strong>de</strong>r regenerador.<br />

Esta es la razón por la cual la incredulidad se <strong>de</strong>sborda y la iniquidad abunda. Una vez que Satanás<br />

ha minado la fe en la Biblia, conduce a los hombres a otras fuentes en busca <strong>de</strong> luz y po<strong>de</strong>r. Así se<br />

insinúa. Los que se apartan <strong>de</strong> la clara enseñanza <strong>de</strong> <strong>las</strong> Escrituras y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r convincente <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios, están invitando el dominio <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios. Las críticas y especulaciones<br />

acerca <strong>de</strong> <strong>las</strong> Escrituras han abierto la puerta al espiritismo y la teosofía -formas mo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong>l<br />

antiguo paganismo-para que penetren aun en <strong>las</strong> iglesias que profesan pertenecer a nuestro Señor<br />

Jesucristo. Al par que se predica el Evangelio, hay agentes que trabajan y que no son sino<br />

intermediarios <strong>de</strong> los espíritus mentirosos. Muchos tratan con ellos por simple curiosidad, pero al<br />

ver pruebas <strong>de</strong> que obra un po<strong>de</strong>r más que humano, quedan cada vez más seducidos hasta que<br />

llegan a estar dominados por una voluntad más fuerte que la suya. No pue<strong>de</strong>n escapar <strong>de</strong> este po<strong>de</strong>r<br />

misterioso. Las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong> su alma quedan <strong>de</strong>rribadas. No tienen val<strong>las</strong> contra el pecado. Nadie<br />

sabe hasta qué abismos <strong>de</strong> <strong>de</strong>gradación pue<strong>de</strong> llegar a hundirse una vez que rechazó <strong>las</strong><br />

restricciones <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> su Espíritu. Un pecado secreto o una pasión dominante<br />

pue<strong>de</strong> mantener a un cautivo tan impotente como el en<strong>de</strong>moniado <strong>de</strong> Capernaúm. Sin embargo, su<br />

condición no es <strong>de</strong>sesperada. <strong>El</strong> medio por el cual se pue<strong>de</strong> vencer al maligno, es aquel por el cual<br />

Cristo venció: el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la Palabra. Dios no domina nuestra mente sin nuestro consentimiento;<br />

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