CONSPIRACIÓN DESDE MÉXICO
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uzos — 19 de septiembre de 2016<br />
34<br />
OPINIÓN<br />
Perfil<br />
www.buzos.com.mx<br />
Abel Pérez Zamorano es Doctor en Desarrollo Económico por la London School of<br />
Economics y AUTOR DE LOS LIBROS MARGINACIóN URBANA E INDUSTRIA AZUCARERA Y TENENCIA<br />
DE LA TIERRA.<br />
{<br />
Abel<br />
Pérez pérez abel<br />
}<br />
zAmorAno zamorano Estructura agraria<br />
abel.perez.zamorano@buzos.com.mx<br />
y desarrollo económico<br />
La estructura de la tenencia de la tierra es<br />
factor clave del desarrollo económico; determina<br />
las relaciones de producción, la organización<br />
del proceso productivo y la apropiación<br />
de la riqueza en el sector agrícola. En la infancia<br />
de la Humanidad difícilmente podía concebirse la<br />
propiedad en su acepción moderna; existía, sí, el<br />
uso comunitario de tierras y bosques, basado en<br />
un vínculo natural entre tierra y hombre. Pero la<br />
marcha de la economía, movida por sus propias<br />
leyes, no se detiene; y conforme la sociedad progresó,<br />
aquellas formas naturales de relación hombre-tierra,<br />
decayeron, por no responder ya a las<br />
exigencias de sociedades cada vez más complejas.<br />
El mundo entraría así a la propiedad privada en su<br />
primera forma, la esclavista, donde la tierra y los<br />
trabajadores esclavos eran, por igual, propiedad<br />
de los terratenientes; florecerían en estas nuevas<br />
circunstancias civilizaciones como Egipto, Grecia<br />
y Roma. Y, precisamente, a la caída de esta<br />
última, vendría el régimen agrario feudal, donde<br />
el gran terrateniente (hacendado en nuestro caso),<br />
subdividía parte de su heredad para permitir a los<br />
campesinos trabajar en ella a cambio del pago de<br />
una renta en especie, trabajo o, finalmente, dinero.<br />
Esta forma de propiedad y su correspondiente<br />
régimen de relaciones de producción prevaleció<br />
hasta la instauración del capitalismo, que dio fin<br />
a la relación de servidumbre y a la adscripción del<br />
hombre a la tierra.<br />
En México, antes de que esto ocurriera, habría<br />
de transcurrir un tortuoso, y a veces violento, proceso<br />
de desarrollo de las relaciones capitalistas<br />
en el campo, inacabado todavía en muchos aspectos.<br />
Con la conquista llegaría el orden feudal,<br />
que maduró desde repartos, mercedes reales y<br />
encomiendas, hasta la gran hacienda, eje económico<br />
del sistema, en su versión tanto laica como<br />
eclesiástica. Ciertamente, desde mediados del siglo<br />
XIX se registraron denodados esfuerzos por<br />
terminar con aquel ineficiente sistema, por abrir<br />
paso a la propiedad propiamente capitalista y, con<br />
ella, a la economía de mercado. Uno de los hitos<br />
en este proceso fue La Ley de desamortización de<br />
las fincas rústicas y urbanas de las corporaciones<br />
civiles y religiosas de México, del 25 de junio de<br />
1856, conocida como Ley Lerdo (redactada por<br />
don Miguel Lerdo de Tejada), expedida durante el<br />
gobierno de Ignacio Comonfort y fruto del proceso<br />
iniciado por la Revolución de Ayutla de 1854.<br />
Dicho corpus jurídico establecía que: “Todas las<br />
fincas rústicas y urbanas que hoy tienen o administran<br />
como propietarios las corporaciones civiles<br />
o eclesiásticas de la República se adjudicarán<br />
en propiedad a los que las tienen arrendadas, por<br />
el valor correspondiente a la renta que en la actualidad<br />
pagan, calculada como rédito al seis por<br />
ciento anual… Tanto las urbanas como las rústicas<br />
que no estén arrendadas a la fecha de la publicación<br />
de esta ley se adjudicarán al mejor postor, en<br />
almoneda…”. Ésta y otras legislaciones agrarias,<br />
como la Ley Juárez y, en general, las Leyes de<br />
Reforma, respondían a los intereses de la burguesía<br />
ascendente; pretendían crear un mercado de<br />
tierras y consolidar una clase burguesa eficiente<br />
y productiva en el sector agrícola, superior al sistema<br />
ineficiente de la gran hacienda, de agricultura<br />
extensiva. Fueron intentos por abrir paso al<br />
desarrollo capitalista, para cuya implantación y<br />
consolidación definitiva, sin embargo, no estaban<br />
aún dadas en ese tiempo todas las condiciones necesarias.<br />
Y la gran hacienda siguió prevaleciendo