Revista de prueba servidor

Entramos en el patio donde
aparece una fuente dominada por un
personaje mítico de piedra y adornada
por lotos en flor. Después se descubre
la larga piscina, como un manantial
natural y cristalino donde se vierten
las aguas sagradas por una cascada.
Un pozo para sobrevivir el calor.
El jardín se pinta con flores
y orquídeas, una selva ordenada
desborda de las orillas, aparece un
mundo de aventuras que sale de la
imaginación de un arquitecto con
conocimiento sobre el bienestar del
pasado.
Las habitaciones juguetean con la luz,
las diferentes maderas, el lujo, la elegancia
y unos adornos dan una vida que recuerda
los templos de Angkor. Son 62 habitaciones
y suites que acogen los huéspedes con
placentero entorno. Estamos en un
verdadero palacete de madera con sabor a la
grandeza del imperio Khmer.
Disfruto de exquisitos masajes con
aromas en el Kong Kea Spa de la Residence,
donde medito sobre todo lo que hay que
descubrir en Angkor. Hay varios tipos de
tratamiento que nos inician en las delicias
de la vida de antaño, aceites aromáticos
e incienso que hacen viajar en un nirvana
donde se instala el placer.
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