Logo Carozzi AZ.pdf 1 04-04-14 15:52
UN CAFÉ CON MARIO PUMARINO: Los 35 años del “Puma” en Carozzi Innumerables son las historias de Mario Pumarino, el “Puma”, como lo conocemos todos. 35 años de anécdotas, de momentos inolvidables y de los otros, que él mismo dice que lo hicieron crecer profesional y personalmente. Para él, el compromiso con el trabajo y sus cercanos es muy importante. Así se resumen los 35 años que Mario Pumarino –el “Puma”- ha estado en Carozzi, una historia que él mismo nos contó en una conversación que tuvo de todo: momentos emocionantes, anécdotas secretas y el recuerdo de algunos que ya no están. De carácter fuerte, pero muy cercano con su gente, el “Puma” es uno de los grandes embajadores de Carozzi, el hombre tras el desarrollo y la implementación del Pasta Móvil, la coordinación de cada feria o actividad donde está alguno de nuestros Food Trucks o las múltiples actividades del equipo de Eventos Especiales, que él lidera hace varios años. P R P R ¿Cómo era Carozzi cuando llegaste? Yo llegué a Carozzi en 1981. Me contrató don Guillermo Boffil, que en esa época era Gerente General. Llegué a Costa, que en esa época era una marca chica que no vendía mucho, hasta que hubo un proceso donde creció y llegó a tener en cuatro años cerca del 51% del mercado, mientras que antes teníamos cercano al 1%. Eso se vivió como consumidor, y fue porque Costa hizo algunas cosas concretas, como matar la estacionalidad del chocolate y comenzar a promocionarlo en verano. Por tu trabajo te ha tocado viajar mucho dentro y fuera de Chile. ¿Cuáles son los viajes que más recuerdas? El año 90’ me fui a vivir a Argentina. Allá estuve un poco más de tres años trabajando en el entonces proyecto Bonafide. Además, por un negocio de jugos en polvo, fui a Finlandia y Moscú y aunque iba por siete días, me quedé cinco meses. Recuerdo que a ese viaje me acompañó mi señora, la Flaca. Luego volví y me tocó viajar tres veces a Cuba, donde aprendí mucho acerca de ese país y su gente. Fuimos a varias ferias y nos trajimos algunos premios como Carozzi, al mejor stand o la mejor degustación. P R ¿Cuándo se creó el equipo de Eventos Especiales? El año ‘94 se armó el equipo de Eventos Carozzi para hacer las tallarinatas. Fue el año en que llegaron Marilú, Mónica y Sergio. En 1998, la Compañía cumplió 100 años. Para entonces, estaba la idea de salir a celebrar ese cumpleaños con la mayor cantidad de chilenos posible y así se decidió hacer el Pasta Móvil, que nos permitía recorrer el país con un camión que decía “somos Carozzi y estamos cumpliendo 100 años”. Mi señora dice que es mi tercer hijo, porque fueron tres meses en que sagradamente me dedicaba todos los días a ese proyecto. En ese minuto dijimos: “con este camión podemos llegar donde queramos”. El primer año nos fuimos al sur. Me acuerdo cuando subimos el Pasta Móvil a esos lanchones que transportan autos y camiones. Era muy entretenido, llegar y decirle al cura de Ancud y Castro: “Mire, tenemos un camión de pastas, nosotros se las vendemos y con esa plata usted puede recuperar iglesias”. Ese primer año fue para ir descubriendo que teníamos una herramienta que casi no tenía límites. Ahora hay muchos, pero en ese tiempo era muy imponente. P R ¿Cómo se transformaron en embajadores de Carozzi frente a la sociedad? Un día nos pidieron el camión para auspiciar una competencia deportiva en Papudo y fuimos a un lugar que se transformó en toda una aventura. Nuestro lugar estaba al lado de un arbolito, no había nada más. Ahí estacionamos el camión, teníamos el agua y energía. Nos dimos cuenta que podíamos armar todo este cuento para 200 personas al lado de un arbolito, sin nada más. Fue un momento especial, porque nos mostró que éramos autónomos, que podíamos hacer lo que quisiéramos. Después vinieron algunas situaciones en que nos dimos cuenta que el Pasta Móvil servía para ayudar a las personas en casos de catástrofes o cualquier problema con la naturaleza. En el 2010, para muchas personas fuimos la salvación, hubo situaciones en que nos llevaban el agua en helicópteros. Nosotros lloramos de emoción. Una vez en Llico, en medio de la catástrofe, la gente que estaba paleando y sacando la arena de sus casas nos empezó a aplaudir. Yo iba con Marco Moreno, los dos estábamos muy emocionados por esa situación. UN CAFÉ CON | 51