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Thule 38-41

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26 Valeria Bellomia<br />

En el caso de las víctimas de la guerra o sacrificados, cuya muerte era<br />

considerada una de las más honorables, el fallecido tenía que alcanzar el Sol en<br />

su Casa, y para llegar allá tras de su largo viaje por el Inframundo necesitaba<br />

de la ayuda de sus familiares, jóvenes y ancianos, a través de un ritual preciso<br />

que incluyera el canto y el baile con el sonido “triste y sombrío” del<br />

omichicāhuaztli. Aun la misma ausencia del cuerpo material era símbolo de su<br />

“muerte especial”: el guerrero había dado su vida luchando para convertirse, a<br />

través del sacrificio, en alimento para los dioses. Con la presencia de la “momia<br />

falsa”, que permitía su rematerialización temporal, se obviaba la ausencia del<br />

cuerpo y se aseguraba su tratamiento habitual. Podemos imaginar que, a pesar<br />

de la “tristeza” percibida por los Españoles en la música producida por el<br />

omichicāhuaztli, el instrumento sí tenía un papel decisivo en el cumplimiento<br />

de todo el rito, como emisor de fuerza vivificante, destinada a acompañar el<br />

difunto en su camino hacia el Sol. Quien moría de esta manera, un guerrero<br />

noble o incluso un comerciante que muriese durante uno de sus viajes, se<br />

llamaba Tonatiuh ilhuicac yauh o tonatiuh iixco yauh (traducido como “el<br />

que va en el paraíso del Sol” o “ante la cara del Sol” (SELER 1898, véase<br />

SAHAGÚN III, apéndice del capítulo 3).<br />

Cabe recordar que estamos utilizando fuentes españolas de finales del siglo<br />

XVI, que tienen que ser leídas críticamente, pero podemos afirmar que estamos<br />

frente a unos instrumentos musicales muy particulares, de manera llamativa<br />

ausentes en la descripción de las ceremonias que nos proporciona Sahagún en<br />

el libro II de su Historia General, dedicado justamente a las fiestas, y por eso,<br />

de uso quizás muy restringido y específico para las ceremonias de las que nos<br />

informan los cronistas citados.<br />

Pero es razonable suponer que el vínculo entre este instrumento y los contextos<br />

funerarios descritos fuese más complejo: de hecho, no sólo podemos suponer<br />

que el uso del omichicāhuaztli era, quizás, exclusivo de estos contextos sino<br />

que, también, por lo menos en algunos casos, la adquisición de la materia<br />

prima para realizarlo ocurría inmediatamente después del sacrificio.<br />

Sacrificio humano y tratamiento del cuerpo<br />

En la fiesta del mes de Tlacaxipehualiztli, descrita por Sahagún (II.21), para<br />

cumplir con el sacrificio se elegían entre los cautivos de guerra unos individuos<br />

para impersonificar a la deidad, en este caso Xipe Totec. Los cautivos

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