Una Apuesta A La Vida Nº 261

Una experiencia transformadora
Los dos dólares
Esta experiencia está narrada en el libro “Millonario en un minuto” de Mark Victor Hansen
y Robert Allen en el capítulo titulado “Las palabras transforman”.
“Chasquéate” con la goma del millonario
durante varios días cada vez que pienses
algo negativo. Luego fíjate en las palabras
que dices: la palabra hablada tiene un tremendo
impacto en tu realidad tanto externa
como interna. Las palabras tienen poder,
todo lo que dices acaba volviendo a ti como
un búmeran; de ahí que sea fundamental
usar bien las palabras.
Marshall Thurber, socio de una de las inmobiliarias
más prósperas de San Francisco,
contó un gran experimento que realizó con
su personal de la oficina.
“Toda mi organización se transformó de
inmediato con una medida que surgió de
una reunión semanal de lunes por la mañana,
de la empresa en pleno. En esta reunión
leí una página de un libro sobre la vida del
chamán indio americano Rolling Thunder”.
La gente tiene que hacerse responsable
de sus pensamientos, ha de aprender a
controlarlos. Sin duda no es fácil, pero se
puede. En primer lugar, si no deseas pensar
ciertas cosas, no las digas; igual que
no hay por qué comerse todo lo que uno
ve, tampoco hay por qué decir todo lo que
se piensa. Por eso hay que empezar por
vigilar nuestras palabras y hablar sólo
con un buen propósito en mente.
Al leer esta cita, todo el personal de Thurber
se comprometió a hablar sólo con un
buen propósito en mente: “Si decirlo no vale
para nada, me callo”. Según sus reglas, si se
sorprendía a alguien incumpliendo el precepto
de hablar con un buen propósito en
mente, el infractor tenía que echar dos dólares
en un frasco guardado en la oficina; y al
final del mes, el dinero del frasco se donaba
a obras benéficas.
El simple acto de echar dos dólares en un
frasco fue una experiencia que transformó
toda la empresa. Según Thurber, nada que
hubiera hecho antes o haya hecho después
ha tenido un impacto tan fuerte sobre un
grupo de personas.
Tómatelo como un reto: escoge bien las palabras,
no hables más que con un buen propósito
en mente. Si no vale para nada, no lo digas, si
te sorprendes diciendo palabras que no sirven,
mete dos dólares en un frasco, y observa los
efectos en tu propia vida.
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ABRIL 2017 - AÑO 23 - Nº 261