Revista P.T.J. Cuerpo Especial

costumbre, al despedirse le dijo que la esperaba
temprano al día siguiente, pero el día lunes cuando
llegó a la quinta xxxxxxx a las 07:00 horas de la
mañana y tocó el timbre, nadie vino a su encuentro,
percatándose que la camioneta del magistrado
no estaba en el estacionamiento, decidió esperar
frente a la casa, ya que podía ser que su jefe haya
salido a comprar la prensa o a desayunar en el lugar
de costumbre dentro de la urbanización, pero
al ver que las horas pasaban y no llegaba, decidió
irse a su casa y desde allí le efectuó varias llamadas
a los teléfonos celulares y a su casa, no
logrando ninguna respuesta.
El día martes se fue de nuevo a la casa de su
patrón, bien temprano, pero se regresó a media
mañana, ya que nadie contestó a su llamado, a
las 06:00 de la tarde intentó de nuevo ponerse en
contacto con el magistrado, y se emocionó cuando
por fin le atendieron, solo para darse cuenta que
la señorita Mirna tampoco sabía nada de su padre,
y le contó los últimos acontecimientos. La detective
la entrevistó de manera minuciosa, procurando
obtener alguna pista para encaminar la investigación,
pero hasta ahora solo había incertidumbre
alrededor de la desaparición del jurista.
Esa tarde se ubicó por teléfono a Mirna Hurtado,
quien se percibió taciturna, sin embargo, hablando
con su hermano Wilson pudo establecer con algunas
llamadas de las amistades de la familia, que
su padre se había reunido el día domingo en un
restaurant en la Castellana, con una ciudadana de
nombre Esperanza Barrera, suministrando el número
de teléfono. El día 14 de enero, el Fiscal 87º
del Ministerio Público abogado Nelson Miguel Rodríguez,
estaba dando la orden de inicio de investigación,
y abocándose al caso. Ahora se podían
realizar pedimentos especiales con el respaldo del
Ministerio Público, como la telefonía y los registros
fílmicos a la Dirección de Ven911, desde el 10
de enero hasta el 12 de enero, desde la avenida
Boyacá, urbanización Miranda y avenida principal
de la Castellana. Ya a las 09:00 am, el Inspector
Agregado José Ortiz estaba entrevistando a Mirna,
muy consternada le informó que desde el día
lunes ella y su hermano Wilson han tratado de comunicarse
con su padre por todos los medios y no
ha sido posible ubicarlo, y habían ido a la Dirección
de seguridad del TSJ para indagar sobre su
padre, habían ido incluso a la casa materna de su
padre ubicada en la calle Perú de Catia, pero no
se tenían noticias de él, ese día lunes recibió una
llamada del señor Abel, vecino de la familia, quien
estaba preocupado por la ausencia de su amigo
Rigoberto Alcides Hurtado en la casa, y los perros
ya estaban muy inquietos por falta de alimento, razón
por la que los hermanos se trasladaron a la
residencia de su padre y decidieron al siguiente
día formular la denuncia, se sabía que su padre no
había querido acompañar a su esposa a Panamá,
argumentando problemas de salud, tenía en su
haber tres matrimonios, y su camioneta no poseía
sistema satelital, según informaron sus hijos.
Los investigadores insistían en algún detalle
importante que orientara las pesquisas, y es cuando
Mirna menciona que el día miércoles se enteró
por su hermano Wilson que la señora Bertha lo
había llamado preguntando por su padre, ya que
no sabía de él desde el día domingo que se habían
reunido para almorzar junto con Esperanza en el
Restaurant la Estancia, ubicado en la Castellana,
y siendo las 09:00 pm se retiraron del lugar y Esperanza
le pidió que se quedara en su casa para
evitar problemas de inseguridad, a lo que él respondió
que debía irse a su residencia para darle
comida a los perros, y que las escoltaría hasta su
casa, pero algo pasó en la vía, ya que nunca llegó
a la residencia de Esperanza, y ella pensó que venía
a más velocidad que él y lo había dejado en la
vía, sabía que Rigoberto no acostumbra a conducir
a alta velocidad, siendo la última vez que tuvo
contacto con él, ya que al llegar a su residencia lo
llamó para ver cómo había llegado y los teléfonos
estaban apagados.
Esa información era relevante para empezar
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